Publicación: 1975 (2008)
Editorial: Planeta
ISBN: 9788408081333
Sinopsis: En Mortal y rosa el poeta Francisco Umbral gira y gira en la trituradora de una impotencia y de una pena descabelladas: está mirando la lenta muerte de su hijo. El escritor, el poeta, tambaleándose en los territorios de la calamidad, rebotando contra los paredones de un destino completamente despiadado, descifrando con los ojos desamparados el abecedario de lo absolutamente indescifrable, habitante ya para siempre en el abismo al que abrazó cuando resolvió convertir en palabras su humillación y su pena de nacido en este planeta desalmado, le dice a la ausencia de un niño: "... quién eras, quién eres, a quién hablo, qué escribo...". Estaba tan aturdido de dolor que no se daba cuenta de que escribía un monumento a la literatura.
A este libro llegué primero por una reseña de U-topia. Confío en ella y en su mirada lectora, así que pese a la antipatía que me despertaba Paco Umbral, lo anoté. Y anotado se quedó. Quién sabe cuánto tiempo hubiera permanecido ahí, en esa lista tan larga de lecturas probables que todos tenemos. Necesitaba un empujón. Y me lo dio alguien que hasta cuando te empuja lo hace con un abrazo. Sé que siempre podré contar con esos empujones y sus abrazos. Y más.
A veces confundes obra y autor. Piensas que son lo mismo. Que hay quien no puede captar y transmitir belleza y ternura porque no forma parte de ellas, al menos en tu cabeza no forma parte de ellas. Si me hubieran dicho que iba a leer a Paco Umbral, que iba hasta llorar leyendo tanta belleza, tanto dolor, su alma desnuda, poética e intensa, no me lo hubiera creído. Me encanta saber que tengo mucho que aprender, mucho que reaprender, y que podré rectificar no con rencor, sino con alegría y admiración.
Si no hay transparencia no hay escritura.Quizá la literatura sea eso. Desaparecer en la escritura y reaparecer, gloriosamente, al ser leído.
Nunca dudé de la prosa de Umbral. Pero la tirria que le tenía nunca me dejó valorarle como escritor, no me encontraba con él, no me sentía cómoda en sus libros, casi hasta me irritaba, aunque admiraba su sabiduría, su manejo de las palabras. Y qué magnífica lección he aprendido. Quién diría que fuera Umbral el que me la iba a dar.
Cuando me arranco al bosque de los sueños, a la selva oscura del dormir, y me cobro a mí mismo, me voy lentamente completando. Porque he dejado de interesarme por mis sueños. A la mierda con Freud.
Así empieza este Mortal y rosa. Y, caray, no puedo estar más de acuerdo con él. Hace mucho (y muchas veces) que he mandado a la mierda a Freud. Y no hace menos que he dejado de interesarme por los sueños, los sueños del dormir (bueno, algunos sí me interesan…). Los otros, los sueños del vivir son irreductibles y los necesito como el respirar. Soñarlos y convertirlos en realidad, como quien da forma al barro, despacio, con paciencia, con mimo y delicadeza. Y así, desde el primer párrafo, Umbral me ganó, y consiguiendo sortear las esquinas laberínticas en las que siempre está esa mirada obsesiva de Umbral por el sexo, la mujer y el erotismo, encuentro una mirada sobre su dolor, su dolor como padre, que converge con la mía (que no soy madre).
Un niño es una lámpara de vida. Un niño es un aceite inextinguible.
Umbral, en este libro, se nos muestra como un hombre desnudo. Un padre desnudo. Deja atrás al egoísta lírico y nos enseña sus cicatrices, esas imborrables que dejan la muerte de un hijo. De su hijo. Resigue con palabras el camino trazado por el amor, la vida, la enfermedad, la pérdida y el dolor. Lo hace con una honestidad brutal y sin concesiones, digna de quitarse el sombrero, con el impudor que le caracterizaba, desgarrador y tierno a la vez. Un Umbral transparente, bello (sí ¡bello!), con una mirada valiente hacia sí mismo justo cuando su epicentro es el desgarro.
Qué torpe para lo sencillo, qué hábil para lo inesperado. Crueldad y ternura son en él una misma cosa, y destripa el mundo porque lo ama.
Y así, Umbral se destripa a sí mismo porque amaba a su hijo. Nos ofrece sus tripas y el lector, donde hay entrañas, ve la belleza de ese ofrecimiento. Él se reencuentra con su hijo a través de este libro y nosotros nos reencontramos con el escritor, con el hombre, con el padre. No hay atajos, no hay caminos cortos, todos son sinuosos, los paisajes cambian, pero igualmente haces el recorrido con él.
Estoy oyendo crecer a mi hijo.
A lo largo de las páginas, Umbral entra y sale, va y viene, porque el dolor, la muerte, necesita de rodeos para mirar a la cara, la muerte como ausencia irreparable y desgarradora tiene pocos caminos que se transiten en línea recta. Y nos cuenta todo, no sólo la enfermedad y la muerte del hijo. Y yo, que estoy en un momento en el que tengo todos los sentidos a mil (hasta el olfato se esfuerza, encomiable, en estar a la altura), entro y salgo con Umbral, le sigo sin rechistar, oyendo como él mismo crece palabra a palabra. Viendo cómo mis propios ojos han cambiado su mirada reconociendo un espejo que parecía imposible a priori.
La imaginación es el vuelo de un sentido a través de todos los otros. La imaginación es la sinestesia, el olfato que quiere ser tacto, el tacto que quiere ser mirada.No basta con mirar. Hay que sobremirar, sobrever.
No basta con mirar, no. Sobremirar, sobrever, sobreleer, sobrevolar, es así como se alcanza a ver dentro, adentro… Este libro es de una belleza inusitada, inesperable de encontrar en un espacio de dolor y derrumbe. Enferma el hijo y enferma el padre. No es una novela, no es un ensayo, es un poema íntimo, un desgarro hacia fuera, no hay dramatismo, es la desnudez de Umbral, su raíz, su tronco y sus ramas en el otoño de su vida. ¿Un monólogo intimo? Eso dicen… Yo lo veo como un diálogo, fluido y desordenado (como lo son todos los diálogos del alma), de Umbral con él mismo, con su hijo, con la vida, con cada cosa que le rodea, con lo vivido, con lo sentido, con lo amado, con lo cotidiano…. Y no pude hacer otra cosa que escucharle y darle las gracias por su desgarradora y sensible pureza.
La risa de mi hijo. He perdido la risa de mi hijo.
Ya, lo sé... ¿Duele leerlo? Sí. Rotundamente sí. Duele. Pero dolería más no leerlo. No voy a hacer un debate sobre los libros que duelen y qué hacer con ellos. Cada cuál sabrá cuándo y si transitar por este libro. Cada cuál sabe cómo enfrentarse y cómo aprender del dolor. Es una lectura que deja huella, conmueve, te rasga, te desgarra, pero también te ilumina. Yo lo he leído y lo he contado, que es lo único que sé hacer. Contar. A mi manera.
Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú
Gracias por el empujón. Y por el abrazo. Y por existir(se). Y por todo.
A mí me encantó... Y mira que tenía reticencias con el autor pero fue toda una experiencia. Los intentos por ensuciar la pena, los momentos en los que libera sus sentimientos, las teorías sobre el arte y la creación al ver a su hijo enfermo dejar este mundo. Fue uno de los libros que más me impactaron, lo pasé francamente mal, no le pude reprochar el uso de sentimentalismos y tuve que sufrir solo. Me alegro de que te haya gustado a ti también. Fuimos pocos los que terminamos satisfechos aunque destrozados. Un beso :)
ResponderEliminarEl presi melancólico
Ay, Yossi, qué gustazo encontrarte de primer comentarista, y con este libro :) Sin duda, toda una experiencia, y muy enriquecedora, ha sido este libro. Por todo. Es que lo leía y no daba crédito. Y ojo, que venía bien avalada, y eso me daba confianza, pero oye, leerlo, pum, pum, pum... y todo el rato la imagen de Umbral en mi cabeza, que no hacía otra cosa que disculparme con él. Que también te digo, que el tío escribía bien no lo dudaba. Pero ya sabes. No me pareció que tirara de sentimentalismos, ya ves, no como recurso, quizás como experiencia de vida sí... Siento que lo sufrieras solo. Yo he tenido suerte. Destroza, sí, pero hay destrozos que son constructivos, necesarios, vitales...
Eliminar¡No quiero ver a mi presi melancólico!... Un abrazo...
Pues eso te digo, no había sentimentalismo alguno en el libro, más bien, a riesgo de ello, Umbral ensucia el estilo y la prosa en un ejercicio de fuerza consigo mismo. Impactante cómo defiende que hay que liberarse del intelecto y volver a la infancia para crear... tantos temas, es un libro especial, siempre lo tendré como libro de cabecera.... y bueno, ayuda a entender un poco la actitud del autor ante la vida, siendo honestos.
EliminarEl presi que acaba de ser tío por segunda vez.
Sentimiento sí, sentimentalismo no. Es verdad que intenta ensuciar, o le sale ese monstruo de las galletas que habitaba en su interior. Es un libro impactante. Y también honesto.
EliminarFelicidades presi: ya eres bi-tio (yo lo soy, dos veces tía) :)
¡Hola! Recuerdo esta recomendación de Laura, y mira que lo anoté, pero hasta ahora no me he decidido a ir por él, no estoy segura de si es solo por todos los anticuerpos que me provoca Umbral o es que también me da un poco de miedo que no me guste; pero algo es seguro y es que me lo has traído a la memoria y con esta nueva recomendación ya va siendo hora de que me anime :)
ResponderEliminarBesos.
Me ha hecho gracia lo de los anticuerpo que te provocaba Umbral... Pobre... Cuánto daño le ha hecho su propia imagen. Y cuanto daño nos ha hecho a nosotros, lectores, que le hicimos la cruz :( Me alegro de haber rectificado (en cuanto al autor, al hombre, porque no sé si leeré más libros suyos, eso es verdad).
Eliminar¡Animate! :)
Besos
Comparto contigo la antipatía personal por el autor. Soy lectora de biblioteca pública, y recuerdo haber traído a casa este libro para darle una oportunidad y haberlo devuelto sin abrir.Pero tu recomendación me ha convencido.Las expectativas son muy buenas.
ResponderEliminarSaludos.
Parece que somos legión.... Hizo bien su personaje Umbral. Me pregunto si lo volvería a hacer. Mostrar esa imagen y contener otra dentro... Es un libro... muy especial, de gran sensibilidad. Tremendamente humano. Y duro.
EliminarSaludos Helena!
Con Umbral, me pasa lo mismo que con Cela: por muy buenos que sean no entran en mis lecturas pendientes. Lo dejo pasar. Besos.
ResponderEliminarNunca se sabe, Lady... la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...
EliminarBesos!
Este libro está en casa de mis padres y esto es raro porque en la familia todos compartimos la tirria a Umbral. El caso es alguien debió recomendárselo a mi padre, el cual superó sus prejuicios, lo leyó, le encantó y sé lo recomendó a mi madre, a la que también le encantó, y a su hija, la cual sigue pasando y, aunque tu reseña me remueve y me empuja un poquito hacia él, lo más probable es que cuando vuelva a casa por Navidad ya se me hayan pasado las ganas. O no... ya te contaré.
ResponderEliminarBesos
Manuela, lo tuyo con este libro ya es generacional ¡no puedes romper la cadena!! Nada sucede por nada, así que si padre, madre y aquí la menda te estamos empujando al libro ¡por algo será! . Las navidades están ahí a la vuelta de la esquina (ggrrrrr) así que.... ya nos contarás.
EliminarBesos!
A mi me pasa lo mismo que a ti con Umbral, (creo que es bastante generalizado, por lo que estoy leyendo en los comentarios), y si, lo siento, se que igual me estoy perdiendo mucho, pero cuándo un escritor me cae mal (o un cantante, o un actor...) soy incapaz de ponerme con sus novelas (o discos, o pelis..) porque se que ya iría predispuesta a que no me gustaran, y aunque fuera la octava maravilla, por cabezonería no me gustaría. Ya sé que no debería hacerlo, pero soy así.
ResponderEliminarMe alegro de que tu hayas podido separar el escritor de la obra, yo de momento no lo he logrado :)
Besos!
Muy generalizado. Demasiado, en verdad. Pero he aprendido muchas cosas de este libro. Entre ellas a no ser tan tiquimiquis con autores con los que no simpatizo. Y en verdad, de cómo escribía Umbral no dudaba, eso siempre me gustó de él... era sólo sus ideas, no coincidíamos...
EliminarMerece la pena, Laura. No sólo por hacer las paces con Umbrarl. Por enseñarme a seguir mirando más allá...
Besos!
Este libro me supera, no por Umbral sino por el tema. Me lo recomedaron muchas personas, también a pesar del autor, pero no creo que pueda con tanto dolor.
ResponderEliminarSaludos
Agnieszka, no te puedo decir que no sea duro. Lo es. Y yo no soy madre. Pero hay muchas formas de aceptar el dolor que otro muestra. Yo encontré la forma de aceptarlo, de recogerlo, de un Umbral además con el que no simpatizaba. Creo que tú sabes leer muy bien... y estoy segura que un día podrás...
EliminarSaludos!
Supongo que ésas sensaciones con Umbral son un poco de casi todos, creo que no conozco a nadie que confiese abiertamente su admiración y cariño por el autor. Yo pertenezco a ésa inmensa mayoría que le tiene "tirria" (me encanta ésa palabra xD).
ResponderEliminarNo conocía este libro, pero los fragmentos que nos han dejado me han convencido de que no voy a leerlo por el momento. Soy madre reciente, y una tiene ciertas sensibilidades. Hay ciertos caminos de dolor que ahora mismo no estoy capacitada para transitar (no te cuento el vuelco que me ha dado en el estómago la frase "He perdido la risa de mi hijo").
Besotes.
Bueno, hay personas que han conseguido rascar detrás de la pantalla, del personaje. Yo reconozco que hasta ahora no me tomé el tiempo ni el esfuerzo. Pero todo tiene su momento y las cosas suceden cuando tienen que suceder.
EliminarEntiendo que, siendo madre reciente ahora estás en otras cosas (¡disfruta!, estoy segura que lo haces con todos los sentidos).
Perder una risa siempre duele. Pero también te digo, leer libros así ... aprendes. Te hacen más fuertes.
Pero ahora toca llenarte de esa risa :)
Besos!
No puedo estar más de acuerdo contigo, Ana. Lo leí no hace mucho, pero tú lo expresas todo mucho mejor. Me rindo ante la evidencia y me alegra muchísimo haber coincidido. Es una lectura dolorosa, desgarradora, (aún más si eres madre, lo reconozco), pero única y bellísima. Guardo párrafos y párrafos del libro en mi cuaderno; y es que cuando algo es bueno, hay que reconocerlo. Por mucha "tirria" que me diera el autor. ;)
ResponderEliminarBesicos
No soy madre, no puedo ponerme en ese lugar, aunque (creo) sí acercarme mucho... Me alegro que lo hayas leído y sentido igual, porque resulta difícil entender el concepto de "belleza" cuando se está exponiendo ese desgarro, pero es que precisamente en ese acto está lo bello, y también en la forma de contarlo... ¿verdad?
EliminarBesos
Pues me ocurre lo mismo con este autor, me cae tan mal que nunca me ha dado por acercarme a sus libros pero leyéndote creo que tengo que cambiar esa perspectiva y darle una oportunidad porque seguramente me acabaré llevando una sorpresa
ResponderEliminarBesos
No deja de ser una experiencia agradable, rectificar... cambiar de perspectiva. Yo me he llevado una sorpresa, no tanto por la prosa, por cómo escribe, sino por encontrar al Umbral más cercano e intimo...
EliminarBesos
Confieso que nunca he leído nada de este autor precisamente por lo que comentas; la antipatía que me produce. Pero visto que te ha encantado, lo reconsideraré.
ResponderEliminarBesos!
Reconsiderarlo es una opción que no estaría nada mal, aunque cada cual sabe cómo lee y lo que lee...
EliminarBesos!
¡¡Ufff, Ana, que complicado!!!
ResponderEliminarEmpiezo por el rechazo que también a mi me produce Francisco Umbral, si no hubiera leído ahora mismo tus palabras, te diría que no me apetece vencer ese rechazo, pero claro, es difícil leerte y seguir en mis trece. Pero... el tema creo que me siento incapaz de abordarlo, más cuanto que no hablamos de ficción, sino de una vivencia real. No quiero enfrentarme a ese dolor, no puedo.
Voy a dejarlo pasar ahora mismo, pero no lo voy a dejar en el olvido. Estoy convencida de que merece la pena y a lo mejor un día soy capaz de afrontarlo.
Besos
No tan complicado, Jara. Todo tiene su ritmo y su tiempo. Hace mucho que tengo el libro, de hecho ni siquiera lo tengo aquí, creo que está en Asturias, en casa de mi madre... Hace muchisimos años que este libro está. Y llega cuando tiene que llegar, esto es así. Cuando yo también podía afrontarlo, disfrutarlo, compartirlo... Así que tú también serás capaz, cuando sea ;)
EliminarBesos!
Me alegra ver que recomiendas este libro (al que hay que acercarse sin ningún tipo de prejuicio hacia su autor) y es que me parece una joya digna de ser reivindicada, de los que he leído de Umbral es el que más me ha gustado, mucho además. Desgarrador, sí, todo un ejercicio de catarsis para él, necesario para expiar sus necesidades artísticas a través del dolor que provoca la ausencia… imagino que como Clapton componiendo su “Tears in heaven”.
ResponderEliminarAy, la muerte, la muerte, tan jodidamente puñetera ella… puede que en fondo sólo haya venido hasta aquí para ¡vendernos la vida!
Saludos.-
En realidad ni recomiendo ni dejo de recomendar. Lo cuento. Y cada cual que decida. No lo he leído con prejuicio, quiero decir, sé cómo veía a Umbral antes de leerlo, pero no me metí en el libro con el hacha dispuesta a poner trabas, no. Al contrario. Y qué curioso que menciones Tears in heaven, porque en un momento de la lectura también recordé esa canción y me la puse... (bueno, no tan curioso, en realidad es el mismo ejercicio catártico, conociendo ambas es normal que las relacionemos).
EliminarMe ha gustado eso, Krust... La muerte vendiéndonos la vida... Sí, es algo así. Hay que entenderlo así, y ¡VIVIR! :)
Un abrazo, caballero Krust
Tenía muchas ganas de leer lo que había provocado en ti este libro. Quería tocar tu emoción.
ResponderEliminarUmbral no es santo de la devoción de casi nadie. Sabes que yo tampoco simpatizaba con él. Se puede decir que le tenía tirria a lo que él mostraba y yo alcanzaba a ver, que era poco.
No me gusta definir a las personas empleando términos absolutos. No me gustan los prejuicios. No me gusta quedarme con un par de rasgos de alguien y a partir de ahí, crear una imagen y sentenciarla con el tú eres o dejas de ser.
Porque creo que todos, Umbral incluido, somos muchas cosas. Muchísimas. Y mostramos muy pocas, a veces por miedo, otras porque no nos dejan opción. Esa dichosa tendencia a etiquetarnos...
Umbral es arrogante, déspota, insoportable. Cuando lo es. No siempre. Umbral es delicado y tierno. También cuando lo es. No todo él. No una cosa y la otra no.
Mortal y Rosa es una obra brillante. Intensa como pocas. Escrita de modo impecable. De una belleza abrumadora. Dolorosa, sí, mucho. Pero qué forma tan bella de abrirse en canal y arrancarse las entrañas.
No hay gesto que me parezca más valiente que ese.
(Tú sabes Ana)
Me alegra mucho que lo hayas compartido aquí y que de tu mano, muchos se animen a descubrirlo.
Gracias a ti por esto, por eso, por aquello, por el resto.
Por mirar desde dentro hasta lo más hondo.
Te abrazo (ahora no te empujo) :)
M.
¿Y qué te digo yo a ti ahora?
EliminarCreo que paso turno... :)
(bromeo)
No era tanto definir o no a Umbral como acercarme a él o no... No me gustan las etiquetas. Todos somos muchas cosas, lo sé. Y también que hay que mostrarlas. No todo el mundo las verá. No siempre las verán. Pero como un libro (este) que de repente encuentras el momento y la mirada y lees, fácil, cómoda, fluyendo... igualmente alguien mira y ve. Reconoce. Y ya.
Y cuando un libro y quien lee se dan la mano, pues es casi como un milagro ¿verdad?. Leer a Umbral, (porque lo he leído a él, no sólo al libro) ha sido muy intenso, una mezcla de dolor y belleza. Un amasijo de entrañas, las suyas y las mías. Y aunque cueste entenderlo (sé que tú no) hay tanta vida en cada línea de este libro. Quizás por lo que comentas, abrirse en canal, arrancarse las entrañas y ofrecerlo... es vida, siempre es vida.
Me he encontrado a un Umbral tan honesto.... Y la honestidad es algo que valoro mucho. Me rindo a su transparencia, a su catarsis, a su esencia...
Gracias. Si empujas tampoco pasa nada :) Una abraçada!
Con este, aunque no lo he leído, tengo cierta relación. Hace mucho tiempo leí unas pocas líneas y me cautivó cómo estaban escritas, prosa poética en toda regla. Así que me propuse leerlo algún día, y todavía no lo he hecho. Al autor no le conozco mucho en lo personal pero sí que me cae un pelín mal. Y al libro, pese a todo, me da miedo enfrentarme porque pienso que por muy poético que sea puede hacérseme pesado. Aunque a lo mejor, leyéndolo poco a poco, se lleva mejor.
ResponderEliminarUn beso!
Prosa poética, es cierto. El dolor siempre tiene mucho de poético ¿verdad?. A mí no se me hizo pesado, aunque también es verdad que me gusta la poesía y también eso que se dice "prosa poética", pero bueno, siempre está la opción de alternarlo con otra lectura. Yo no podía (ni quería) ;)
EliminarBesos!
La máscara Umbral no caía bien a casi nadie. Pero había un ser humano detrás de la máscara y es evidente que sufría con la pérdida de un hijo. Dicho lo obvio, me voy a tu reseña (que me encanta como siempre): creo que leyéndola he captado el inmenso dolor de Umbral. Que más se puede decir? (ante tus reseñas a veces me quedo sin saber qué añadir...) Así que me lo apunto pero no es la lectura ni el autor que en estos momentos me llama.
ResponderEliminarAbrazo.
Ay... las máscaras... Qué tremendo usarlas... y para encima usarlas en tu contra :( Deberíamos de buscar más a los seres humanos detrás de las máscaras. Pero claro, si a veces ni una misma es capaz de mirarse hacia dentro, no se podrá esperar a que lo hagan los demás...
EliminarSiempre añades, elvirar ;)
Abrazo!
Pero si hablamos del libro reseñado, Umbral sí se miró adentro... y sacó afuera su desgarro. A veces ese mirarse se hace público, como en este caso, y en otras, no.
EliminarUmbral, creo yo, cuando construyó su máscara, su personaje, lo hizo sabiendo bien qué tenía adentro... Y la brecha que abrió la enfermedad y muerte de su hijo fue una fuga necesaria para que sacara afuera ese desgarro.
EliminarClaro, a veces público, a veces privado, a veces intimo, a veces sólo para quien quiere y sabe ver...
Yo también soy de las que tiene prejuicios. Y no me importa reconocerlos, con tanto que hay por leer, si no me entra un autor o un libro por los ojos, no me preocupa.
ResponderEliminarY Paco Umbral es uno de esos autores que no, que no. Pero también sé dejar esos prejuicios atrás, si alguien me convence para darle una oportunidad. Y como para no dársela a este libro después de leerte. Así que me lo anoto, para animarme con él en un futuro.
Un beso!
No siempre podemos esquivar e ignorar los prejuicios, aunque no queramos tenerlos... Pero la opción está ahí: se pueden dejar atrás, doy fe ;) (espero que lo hagas y redescubras a Umbral).
EliminarBeso
Comparto la antipatía con este autor. Leí también la reseña que te ha empujado a leer esta obra y a pesar de caerme mal, incluí el autor a la lista de autores por leer. Con tu emotiva y sentida reseña, le subo puestos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Jo, me está dando hasta cosilla las antipatias que provocaba este hombre. Es verdad que lo buscó, es verdad que además se potenció esa imagen de él. Pero eso lo convertía en un hombre solo.
EliminarEl libro te llama, Margari ;)
Besos
Yo siempre le he tenido simpatía, me ha parecido un columnista y escritor imprescindible pero, siempre tiene que haber un pero, como escritor no he conseguido conectar con él mientras que como columnista me parecía magnífico. Este libro lo tengo pero sé que nunca lo leeré, ya sé que tiene muy buenas recomendaciones, pero el tema del que trata me parece tan duro que me siento incapaz, tampoco soy capaz de leer Paula de Isabel Allende y la adoro como escritora. Soy "asín" de raro.
ResponderEliminarUn beso.
Aleluya! Estaba un poco apesumbrada con tanta antipatia que se le tiene.... Es verdad que era buen columnista. Siempre me gustó cómo escribia, me parecía un artista con las palabras, pero cuando las juntaba no me gustaba siempre el mensaje que me transmitía... No digas nunca, Enzo... ¿quién sabe? (tampoco eres tan raro...)
EliminarBeso
Con este libro tengo un poco de tira y afloja. Veo muy buenas opiniones, pero entre que el tema no me acaba de seducir, y que como tú le tengo una tirria a Umbral... No he leído nada suyo, y no sé si lo haré.
ResponderEliminarUn beso!
Quién sabe Atalanta. Quien sabe nada... :) Yo tampoco pensaba y mira... leído y rendida...
EliminarBeso
Guau Ana, me dejas sin palabras y casi convencida, porque nunca me he acercado a él por los mismo motivos que tú y eso que también yo he visto alguna reseña que ahora no recuerdo dónde, me impone lo que cuentas, pero me puede la tentación, a la lista de cabeza. Un besote!
ResponderEliminarAy, el "casi"... :) Pero tampoco hay tentación que se te resista, así que... ;)
EliminarBesos!
Es lo que nos queda después de algo así, contarlo para tí, para el resto, para sacar. Las lecciones que no son tal, es decir, aquellas que vienen sin ganas de adoctrinar sino de simplemente compartir o ser, ayudan de algún modo pero sin jactancia, así me ha sonado esta reseña. Quizá por eso no descarte leer este libro (también apuntado por más de una y dos recomendaciones) aunque requiera su momento que no sé cuando será porque aquí no mando yo. Los prejuicios están para superarlos y mira, no pasa nada porque Umbral no caiga en gracia, a veces olvidamos que además de escritores son personas y oye, cada cuál puede ser insoportable en su casa y yo decido si me traigo el libro a la mía. Parece que esta vez sí que has dado con la horma.
ResponderEliminarPD: Respecto al Nosotras, no lo repite tanto, es la fórmula una y otra vez que termina pareciendo todo un poco lo mismo aunque no lo sea, es para leer sin bullas, yo es que a veces me paso de velocidades. Tiene momentos muy buenos, creo que le sacarás jugo.
Besos!
Además en este caso se va a quedar un rato largo, me parece... (sospecho que sin quererlo mi blog se queda en standby...).
EliminarEsas lecciones, no las buscas, tal vez te hagan falta, pero no las buscas... llegan así, como llega todo, con pasos necesarios que se dan sin saber dónde te llevan... Luego todo encaja, eso sí. Y llegó cuando tenía que llegar, de la única forma posible. Y como tenía que llegar, ya sabes cómo leo, me levanto, me vuelvo a sentar, con cara de ¿cómo es posible?. Cómo es posible que no viera a este Umbral... Con las mismas te digo, no sé si leeré más de él. Creo que quiero quedarme aquí, con esta imagen nueva que ahora tengo. Y sospecho que en otras lecturas volvería a encontrar un Umbral que me chirría.
PD: Vale, releí lo que escribiste y en verdad estaba claro clarinete. No leí bien la primera vez :( (gracias por contestar y ojito -o no- con las velocidades).
Besos
No he leído nada de Umbral, y si, también por prejuicios... Se que posiblemente me equivoque y que posiblemente existirá algún momento mas adelante para leerlo, peor ahora no quiero libros que duelan, solo quiero mundos de piruleta y unicornios!
ResponderEliminarBesos
Yo había leído cosas suyas, algún libro, sus columnas, artículos... Me dejé llevar por una imagen-trampa. Que también es él, pero no vi más. Y zas... pues bueno. Sumo a lo que tenía.
EliminarMundos de piruleta y unicornios!! (me gusta).
Besos
A Umbral le pasa lo que a Cela o Céline: que derspierta antipatías personales que han perjudicado a su obra, pero habrá que reconocer que, comparado con los dos que he nombrado, Umbral resulta un tío majo. De todos modos, pienso que la imagen personal de Umbral se ha visto lastrada por el que fue en los últimos años: un tío seco, endiosado, despectivo, que no respetaba a nadie (todos recordamos aquella anécdota de "mi libro"), alcoholico y bastante amargado. Creo que en esto útimo hay una clave: hubo un momento, allá por mediados o finales de los ochenta, en que se debió de desengañar del mundo de la política y de la cultura y descargó su rabia y su pluma sobre ese progresismo al que, como mínimo, había estado próximo. Umbral fue colaborador de "Hermano Lobo" en los años 70, una revista muy contestaria, y en los primeros años de "El País", en sus columnas solía zurrarle a la caspa y la caverna de la época, no lo olvidemos. Y entonces tenía gracia. Por lo que fuera, luego cambió y hasta se hizo antipático. De todos modos, ojo con esto, porque serían muchísimos los grandes personajes y los grandes escritores que se nos caerían del pedestal si conociéramos sus vidas privadas. En cuanto a "Mortal y rosa", Ana, empezando por felicitarte por tu estupendo artículo, yo lo leí hace tiempo y también porque alguien me dijo que era, no ya lo mejor de Umbral, sino quizás lo mejor que había dado la prosa española de la última mitad del siglo XX. Es un libro fuera de serie, empezando por lo original e inclasificable que es estilísticamente. Umbral se retrata desde muchas perspectivas y a la vez da una visión también poliédrica del mundo que le rodea. Se nos escapa. Y en el centro, el asunto de la muerte de su hijo, tratado con una contención que también es muy digna de encomio, algún comentarista ha señado que no cae en el sentimentalismo, cosa que hubiera sido muy fácil. Un libro extraordinario, sin duda. Disculpad la extensión.
ResponderEliminarEn honor a la verdad si me das a elegir entre Cela y Umbral me quedo con Umbral, ya ves, estoy de acuerdo contigo :) La anécdota del vengo a hablar de mi libro está sobredimensionada, más por interés de la sobreactuado y egocéntrica presentadora que por la actitud del propio Umbral.
EliminarRecuerdo el Umbral que mencionas, el de antes del desencanto. Pero es verdad que el cambio, quizás su propia amargura, le llevo a construirse un personaje al que era muy difícil acercarse.
Es verdad. Autor y obra no tienen que ser lo mismo. Y seguramente muchos autores los tengamos en un pedestal que no les corresponde (como personas). Esto es así, vamos, como la vida misma. La imagen pública y la imagen privada. La imagen exterior y la interior. Lo que se muestra, lo que se ve. Todo complejo y fascinante, por otro lado.
Mortal y rosa es un magnífico libro al que me alegro de haber llegado.
No hay nada que disculpar. Me encantan los comentarios largos, son muy... "sabrosones" (aprendo).
Gracias y un abrazo!
Ana, me emocionó este comentario, es magnífico, en él sacas a la luz, además del talento de Umbral el tuyo propio, que por cierto es muy grande.
ResponderEliminarLlevo días con ganas de comentar y algunas cosas las ha dicho ya Guachimán, el comentarista que me precede, pero bueno, creo que algo puedo poner de mi cosecha. Umbral es un escritor poliédrico que, además de novela y artículos periodísticos, tiene libros de reportajes, un diccionario sobre argot, crítica literaria, no sé cuantas cosas más, y sabe adaptar su estilo a cada contenido como un guante.
Cuando salió "Valle Inclán - Los botines blancos de Piqué", Umbral aún estaba vivo. Leyéndolo me enteré, no de que era un gran admirador suyo porque ya lo sabía, pero sí que esa imagen caricaturesca que fue consiguiendo poco a poco se la labró el solito pues era una de las cosas que admiraba de su ídolo. Teniendo en cuenta que el estilo y los contenidos de su escritura acompañaban, era muy libre de exagerar sus rasgos físicos como le viniese en gana. Lo malo es que esa imagen suya no le quedó nada simpática. Y, de acuerdo, bebería, estaría triste y amargado, todo lo que queráis, pero una persona que trabaja tanto y con tanto rigor está en su derecho de protestar cuando le llevan a un programa chorra a escuchar estupideces bajo el pretexto de que "van a hablar de su libro". Lo que pasa es que su fuerte no era la diplomacia y que la Milá es una publicista magnífica (no tiene mucho más pero solo con eso puede hundir a cualquiera, cosa que hizo en parte). Me parece que tenía derecho el hombre a exigir lo que le habían prometido y a no hacer el papelón con las tonterías de la entrevistadora. Si quería emplear su tiempo escribiendo o divirtiéndose o tocándose las narices, todo esto es muy sano e inspirador de una obra literaria. Una entrevista cabreante, en cambio, es esteril y deprimente. A lo mejor por su culpa nos hemos perdido una decena de buenas páginas.
No hay más que repasar la trayectoria posterior de uno y de otro para poner las cosas en su sitio. Dejo aquí una reseña que escribí hace ya bastante, no es tan emocionante pero en ella expresé lo que sentía.
http://unlibroaldia.blogspot.com/2010/02/francisco-umbral-mortal-y-rosa.html
Gracias, me emociona que te emocione :) (aunque discrepo de la parte de mi talento...).
EliminarTe agradezco mucho el comentario que complementa de lujo el de Guachimán. Así da gusto :) No sabía lo que comentas respecto a la imagen caricaturesca que se construyó Umbral como admiración a Valle Inclán... Nunca reprocharé a nadie que sea una persona triste y amargada, menos a Umbral, pese a que tantas veces (y durante tanto tiempo) me despertó antipatia. Siempre me gustó de él cómo escribia, su manejo del lenguaje, su inteligencia. Pero no el uso que hizo de ello, o cómo lo utilizó. Ahora, después de leer este libro, todo lo veo de otra forma, por eso no me duele rectificar. Al contrario, me alegro de hacerlo y lo hago a manos llenas.
No simpatizo mucho con la Milá tampoco, que como comento arriba, creo que sacó provecho de aquella entrevista. Que, en el fondo, lo provocó y lo buscó y, sí, hizo daño a un Umbral que ya estaba tocado y hundido.
Vi hace días tu reseña (no sabía que habías colaborado en el blog de Un libro al día).
Gracias y un abrazo!
Suscribo al cien por cien lo relativo a esa manipuladora de Mercedes Milá, incluido lo de aquella famosa entrevista. El papelón de Umbral se debió sobre todo a las dilaciones de esa señora.
ResponderEliminarYo lo suscribo incluso al doscientos por doscientos :)
EliminarMe pasa parecido, que Umbral me daba un poco de tirria. ¡Ay! Los prejuicios. Como que si conociésemos a todos los escritores que nos fascinan, nos iban a caer bien...jeje.
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña, y tenía justo este libro, "Mortal y Rosa" , apuntado para empezar con el autor, aunque percibo una dureza que no sé si me viene bien ahora mismo.
Besos!
Los prejuicios los vamos a desterrar ya mismo! Mejor no conocer a algunos autores, aunque ahora hago apuestas conmigo misma sobre cómo es la persona que hay detrás del autor (o autora) :)
EliminarGracias Saramaga. Sabrás cuándo tienes que leerlo, seguro (pero has de hacerlo).
Besos!
Tomo nota,...me ha gustado mucho leer esta entrada...creo que eso que dices sobre el dolor es cierto. Hay libros que duelen y a veces no puedes leerlos...cada quien tendrá que encontrarse con ellos, pero sin duda, suelen ser muy bellos. No digo los más...porque también lo son aquellos otros que no llevan tanto dolor.
ResponderEliminarA veces el autor/a y el libro se confunden...nunca sabes que habrá de él o de ella,...seguramente hay más de lo que imaginamos...
Tomo nota del libro, para leerlo por el día...
Un besito y gracias por esta entrada
Gracias a ti Maria por comentar. Lo que duele siempre tendemos a esquivarlo, pero en verdad siempre hay caminos para llegar donde se tiene que llegar y saber sacar de ello lo que necesitamos. Dolor y belleza, es curioso la de veces que van de la mano...
EliminarBesos!
No he leído nada de este hombre, pero creo que dejaré prejuicios de lado y me animaré =)
ResponderEliminarBesotes
Prejuicios a la basura!! (nos limitan)
EliminarBesos
Me regalaron este libro, y ya confiaba que era bueno, que iba a hablarme directamente a mí, como lectora. creo que has motivado la urgencia de su lectura con tu reseña y las citas!
ResponderEliminarUn beso! :)
Pues este libro si se regala es porque quien lo hace sabe cómo llegará. Vuelve y cuenta cuando lo leas ¿sí?
EliminarBeso
Yo también lo había apuntado, pero lamentablemente no encuentro una edición del libro por estas costas. Imagino que, siendo tan célebre el título, aparecerá alguno de estos días.
ResponderEliminarDebe ser muy difícil para un padre acompañar el camino de la muerte de un hijo, pues debe generar una impotencia absoluta el perder aquello que ha estado cargado de significado desde su concepción. Si además del desgarro interior y la pena, puedes hacer de ello una obra literaria, sobran los méritos para conocerla.
Gracias por hacernos conocer tus apreciaciones y tu sentir al respecto, los que conjugan bastante bien con los de Utopía.
Un beso grande!
Ay Marcelo, qué rabia. Siempre con lo mismo, qué mal os tratan por ahí con los libros... Aparecerá, seguro ¿cómo andan las bibliotecas por ahí?
EliminarPara un padre, o una madre, no puede haber nada peor en este mundo que ver a un hijo irse. No soy madre y se me vacia el estómago sólo de intentar pensarlo.
Besos!
Pues tienes toda la razón cuando dices que solemos relacionar autor y obra y que no siempre van de la mano. Y te doy la razón porque me ha pasado con mucho autores y porque me pasa con este. Jamás se me ha pasado por la cabeza leer a Umbral, será que lo tengo estigmatizado pero leyéndote, aims.. por un lado no me importaría probar con este libro porque aunque duela eso no me echa para atrás pero por otro, no sé si se me apetece leerlo ahora. Quizás se convierta en unos de esos libros que se quedan esperando, como te ha pasado a ti hasta que te ha llegado el empujón definitivo. A ver si alguien me lo da mi. Besos.
ResponderEliminarNo siempre van de la mano. Aunque relativamente, ya ves. En otros libros de Umbral no lo habría encontrando, pero sí en este. Luego aquí sí que iba de la mano... Yo tampoco habría imaginado leer a Umbral a estas alturas... y que para encima me conmoviera y me pareciera tan hermoso...
EliminarPuede esperar, los libros saben hacerlo. Espero que alguien te de a ti también un empujón como a mí me han dado...
Besos!
Hola, ANa... yo soy de los que leyeron el libro en la tanda de Yossi. Creo que fuimos unos cuantos, bastantes en esa ocasión. Sabía que tenía que separar autor de libro, pero aún así (que creo que lo logré) mee costó horrores terminarlo. No lo disfruté por el tono que imprime a sus palabras. Me producía algo parecido al rechazo y eso provocaba que no terminara de concentrarme en la lectura. Pocas veces me ha estorbado tanto el tono en una narración.
ResponderEliminarLo curioso es que me empeñé en leerlo y al final fuimos unos cuantos los que salimos más o menos trasquilados de este libro. En todo caso, no me arrepiento en absoluto de la lectura. Soy plenamente consciente de su calidad.
Besos
Hola guapa! :) Qué pena que te costara este libro. Yo podría haberlo leído así, sintiendo rechazo, pero ya de entrada fui con otra predisposición, digamos que sabiendo que iba a encontrar algo que me gustaría (confío en quien me empuja). A mí el tono no me disgustó, aunque a veces Umbral quisiera embarullarlo todo (desnudarse no es fácil).
EliminarCreo que de la calidad no se puede discrepar, guste o no, Umbral era muy buen escritor. Magnífico. Lo demás, como todos los libros, siempre son sensaciones personales. A mí me caló. Hondo.
Besos!
Pues a pesar de que el dolor que te ha dejado es casi lo que me convence...es que no demás no me acaba de convencer, así que la dejo en duda.
ResponderEliminarUn beso!
Pues al limbo con él, Lesincele ;)
EliminarBeso
Ana:
ResponderEliminarAcabo de llegar a tu blog a través de Bloglovin. Tras marcar el 'Follow' me he puesto a mirar alguna de tus reseñas y me he detenido en ésta poruq e a mí Umbral me tuvo encandilado ya hace unos años. Estoy contigo en que a veces el personaje público (mediático: "¡Yo he venido a hablar de mi libro!") perturba el disfrute del creador literario. Umbral lo es y con mayúscula. Yo quedé petrificado al leer este monumento a la literatura (poesía con mayúscula, en prosa, pero Poesía). Yo sí he leído alguna otra cosa suya y casi todo me gusta porque maneja el lenguaje como pocos, desde "La noche que llegué al Café Gijón" hasta -cito de memoria- "Leyenda del César visionario" pasando por, por ejemplo, "Los helechos arborescentes". Todos los recomiendo, aunque superar a "Mortal y rosa" no es nada fácil.
Un saludo cordialísimo
Hola Juan Carlos: Pequé de eso, de que el personaje público comiera al gran escritor que era Umbral. Pero nunca dudé de eso, de que era un gran escritor, pero no me gustaba aquello de lo que hablaba ni el tono en que lo hacía. Su manejo del lenguaje era impresionante y me da rabia que encaminara su vida como lo hizo. O que la vida le encaminara a lo que fue. No sé si volveré a leer algo más suyo. Creo que me quedaré en este libro.
EliminarUn saludo y gracias por comentar
Lo leí hace años, y también destaco su prosa riquísima y el dolor subyacente. Una gran novela, sin duda.
ResponderEliminarTambién es cierto, que no le he vuelto a dar otra oportunidad a Umbral.
Umbral escribía bárbaro. Lo sabía. Que me fuera a gustar tanto es lo que no esperaba. Es una gran novela. Y creo que me quedaré aquí también. Aunque ¿quién sabe?
EliminarBesos
En ocasiones he pensado acercarme a Umbral, porque me constaba que detrás del personaje publico odioso había un gran escritor. Me sirve de referencia tu reseña para elegir titulo y comenzar con el, porque después de leerte me queda claro que merece la pena. Gracias y un beso!
ResponderEliminarCreo que es una buena opción. No quisiera decir que la única opción, porque tal vez tenga más libros que gusten, personalmente para mí Umbral va a ser este libro...
EliminarBesos!
Cuanto me alegro que te haya gustado, es un libro inolvidable, lo has descrito estupendamente.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Gracias :) Me ha gustado más que mucho. Sorpresas te da la vida...
EliminarAbrazo!
No he leído nada de Umbral, tal vez porque yo también le tengo algo de tirria, pero es verdad que hay que separar al autor de su obra. Me gustan los libros que duelen, no sé, seré masoquista en cuanto a lectura se refiere. Tengo ahora una época complicadilla respecto a tiempo para leer, así que tendré que postergar la lectura de este libro para poder dedicarle los cinco sentidos.
ResponderEliminarMe encanta lo que dices de empujar con un abrazo. Besos!!
Mucha tirria producía Umbral, está claro. No creo que sea masoquismo que te gusten los libros que duelen. La vida es también esto ¿no?. La tristeza, el dolor... es humano. Cuando lo leas volaré a leerte :)
EliminarY así a que da gusto que te empujen ¿verdad? (soy afortunada) :D
Besos!
Has calcado mis sentimientos hacia este escritor. Espero acabar de raíz con ellos después de leer este libro. Ya te contaré. Abrazos.
ResponderEliminarEs que los sentimientos que producía este hombre eran claros... Pero ya ves, me encanta haberme equivocado. No, no me había equivocado, sólo había mirado mal, o poco... Ya nos contarás.
EliminarAbrazo!
Tema duro donde las haya tratado, al parecer, con brillantez. Al igual que tú me comentabas en el blog, yo tampoco rehuyo, más bien acepto de muy buen grado, estas lecturas. Me lo llevo para leer además en breve.
ResponderEliminarBesines y gracias, Ana!
Posiblemente el más duro. Y Umbral, aunque fuera o pareciera antipático, escribia como pocos. De estas lecturas se aprende mucho. A mí me mantienen alerta y viva. Te vigilaré, si lo vas a leer en breve ;9
EliminarBesines (y gracias a ti por comentar)
Así es, Ana, hasta el personaje más altivo e hiriente, lleva puesta una coraza. Nadie es de piedra y en concreto este prototipo de hombre prepotente, es el más vulnerable de todos. Ver morir a un hijo, languidecer lentamente... Es lo más atroz. Personalmente, siento muchísimo que alguien tenga que pasar por eso. Rezo para que algo así no me ocurra.
ResponderEliminarPosiblemente, este sea uno de los libros de Umbral más intimistas de todos. De algún modo has estado ahí, con él. Amparándole, el el peor momento.
Gracias, Ana. Eres una mujer además de culta, sensible. Me gusta tu empatía. Un beso
Y detrás de la coraza siempre está el corazón (no será por casualidad que se parecen ambas palabras). Ni siquiera las piedras son de piedra :) Ver morir es atroz, a un hijo tiene que ser la muerte propia. Lo he visto y no se supera.
EliminarMere, me halagas ¿lo sabes? (lo mismo hasta me sobrevaloras) :P (empatía tengo, eso sí).
Un abrazo (sigue esperándome, que no me olvido)
Uy, Ana: estoy un tanto peleado con mi tocayo Paco Umbral en cuanto a lecturas se refiere. Ya sea en sus artículos periodísticos o en novela me fue totalmente imposible terminar su lecura. Besos.
ResponderEliminarNo te peleos, Paco, y menos con tocayos ;)
EliminarBeso!
Lo leí hace unos años y me gustó mucho, Umbral era un auténtico maestro de las letras.
ResponderEliminarMortal y rosa merece una relectura.
besos!
Yo siempre he separado obra de autor, así que tenía este libro pendiente desde hace tiempo (porque además lo tengo en casa), pero nunca me ponía a ello. Tu crítica es una más que he leído y que, como el resto, es elogiosa. Tal vez este 2015 me anime, porque ya va siendo hora, y además así me estreno con Umbral. Y hablando de Umbral... creo que es el caso más extremo de antipatía que he conocido de un escritor. Decía una biógrafa suya que le pasó algo inaudito con Umbral: no había conocido a ni una sola persona que hablara bien de él. Por muy antipático que seas, siempre hay alguien que te aprecia, digo yo. Pues con el Umbral se ve que no.
ResponderEliminarUn saludo!
Una breve reseña de "Un Hombre de Lejanías" que bien pudiere ser del interés de ese blog. Más propiamente de su responsable. Muy grande Pacoumbral.
ResponderEliminarhttp://julianbluff.blogspot.com.es/2016/05/deslumbrante-francisco-umbral-un-ser-de.html
¡Un fuerte abrazo! Y... gracias.
Estoy flipando, ¿se me paso la lectura de tu texto sobre esta novela? No lo entiendo.
ResponderEliminarSintonizo completamente con lo que dices, senti la autenticidad de un dolor profundo, sin paliativos, lo admiré por atreverse a contarlo y pensé que quizás esa imagen de prepotencia que daba era la imagen que se construyó o le construimos entre todos/as.
Un libro inolvidable.
Me alegro de que te empujaran finalmente. Un fuerte abrazo.
Es verdad!! Y no te puse falta! Fue una lectura maravillosa que me descubrió un Umbral que me emocionó conocer. La persona, no el personaje.
EliminarTiempo después de aquel empujón esta lectura es de las pocas cosas buenas que me quedaron.
Un abrazo
Es un libro increíble. De los que mejoran a las personas. Han pasado años de su lectura y todavía recuerdo cómo describe la habitación o los juguetes de su hijo.
ResponderEliminarHay que leerlo.
De verdad.
Soy madre y perdí a mi hija de cinco años espero encontrar en este libro un poco de Consuelo a mi dolor
ResponderEliminarHace mucho que leí Mortal y rosa y desde entonces amo a Umbral para siempre.
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