Traductor: Antonio Prometeo MoyaPáginas: 156Publicación: 1978 (1982)Editorial: TusquetsCategoría: NarrativaISBN: 9788472232044
Web del autor: http://www.ianmcewan.com/Sinopsis: En una casa de los suburbios de Londres, vive un familia como cualquiera otra, hasta el día en que fallece el padre y en que los hijos deben asumir la gestión de la casa y de sus propias vidas, ya que la madre padece una grave enfermedad que la obliga a permanecer encerrada en su cuarto. Esta repentina e inesperada ausencia de la autoridad, del punto de referencia que siempre es un padre, lleva esta pequeña comunidad de adolescentes a crear una nueva organización, un nuevo sistema de vida, que, gracias a una gradual escalada de insólitas situaciones, los convierte en seres extraños, que actúan de un modo poco usual, ajenos a las normas que rigen una sociedad patriarcal como la nuestra. ¿Serán pequeños monstruos, o simplemente seres de otra galaxia? ¿Cómo afrontarán el despertar del sexo, la muerte, la convivencia, la justicia, la violencia?
Los protagonistas de esta historia quedan huérfanos no sólo de padres, sino también de referencias sociales y, por tanto, libres de tabúes y códigos. Cuando el libro termina, probablemente podría empezarse otro en el que se nos describa cómo, una vez que el "orden" se reestablece se adaptan a las convenciones sociales.
Un libro valiente y una lectura dura, a la par que sensible. Narrativamente impecable, pero una lectura cuya sensación posterior persevera durante días. Hacer cotidiano hechos que no lo son pone los pelos de punta. A partir de una situación controvertida (cuanto menos), terminamos por ver los acontecimientos posteriores como cotidianos, o al menos dotados de cierta naturalidad que, no obstante, invitan a la reflexión: ¿qué puede suceder si se va en “dirección contraria”? ¿si nos saltamos las normas? ¿si desconocemos las reglas no escritas pero férreamente establecidas?
Son varios los temas tabúes que aborda Ian McEwan en este (no muy extenso) relato. Y lo hace con tal habilidad que dudo que pueda ofender o escandalizar, pero sí hacer reflexionar sobre hasta qué punto se aceptan ciertas cosas porque vienen “de serie” y no nos las cuestionamos. La naturalidad con que sucede todo viene provocada por la falta de sentimiento de culpa. La culpa, esa mano negra e invisible que nos atenaza tantas veces de forma innecesaria y que en muchas ocasiones ha ido asociada a todo aquello que se relacione con el placer (especialmente el placer carnal).
Os invito a una lectura reposada de este libro, breve, que aborda el incesto desde la perspectiva de la ausencia de culpa por “desconocer” la norma. El relato es ameno, no hay juicios de valor, hay naturalidad, hay humanidad, hay normalidad y hay ausencia de hipocresía.