Páginas: 128
Publicación: 2014
Editorial: Cálamo
ISBN: 9788496932876
Sinopsis: A veces se produce el encuentro entre dos grandes escritores y de esa conmoción surgen risas, relatos, poemas, cartas, viajes, diálogos chispeantes y fascinación mutua. En la última década de su vida, Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi se encontraron y vivieron una relación intensa, llena de complicidades, de humor y de amor, de literatura y de seducción entre dos ciudades: París y Barcelona. Julio Cortázar le dedicó Quince poemas de amor a Cris y, muchos años después de su muerte, Cris escribe la crónica de esa amistad amorosa irrepetible.
Las historias tienen dueños, tienen destinatarios
Amo a Julio Cortázar. Amo a Cristina Peri Rossi. Amé este libro antes de que Peri Rossi lo escribiera. Una vez escrito, era un ineludible en mi biblioteca. Y en mi corazón. Esta historia tenía sus dueños, Julio y Cris, y tenían una destinataria: yo (la receptora de historias). Cuéntame una historia, Cris.
Cuando tardas mucho tiempo en terminar una lectura suele ser por dos razones: no hay conexión entre lector y libro. Algo no va bien y cada vez que lo dejas cuesta un mundo volver a él. La otra razón es justo lo contrario: no quieres salir del libro, no quieres que se termine, quieres permanecer en él, vivir en él. Incluso quieres SER el libro. Y es esta segunda razón la que ha hecho que leyera Julio Cortázar y Cris despacio, recreándome en cada página, volviéndolo a leer una vez terminado. Como si transitara por un paisaje lleno de belleza, que sientes en la piel, en la mirada, en las entrañas, en el alma. No quería irme. No quería volver (fuera del libro). Lo llené de subrayados, asteriscos, signos de admiración, notas al margen; anoté autores, libros, canciones, citas…
Amistad amorosa. No se me ocurre mejor definición para la relación entre Cortázar y Peri Rossi, aunque soy poco (nada) dada a encasillar en etiquetas los sentimientos. A ambos les gustaban las mujeres. La relación entre ellos, sin embargo, estaba plena del amor más profundo y eterno posible: el de (tal y como lo define la propia sinopsis) la amistad amorosa.
Morir es la forma más definitiva de estar
30 años (la misma diferencia de edad que había entre ambos) después de la muerte de Cortázar, Cristina Peri Rossi escribe sobre su relación, cómo se conocieron, su intercambio de correspondencia, sus encuentros, sus conversaciones… No es un libro triste ni mucho menos, está lleno de recuerdos compartidos, de complicidad, de sintonía, de humor, de reciprocidad, coincidencias, juego... Cristina no ha dejado que Cortázar se fuera, no ha dejado que la muerte le arrebatara a Julio. Porque cuando se quiere de veras ni la muerte consigue desbaratar esa unión, el granítico vínculo de dos grandes cronopios. Julio es inmortal y, conocedora de la relatividad del tiempo (y del espacio), Cristina sabe que se volverán a encontrar y, mientras, mantiene un diálogo intimo e interno con Cortázar que lo mantiene vivo en ella, haciendo de la relación entre ambos una relación tan inmortal como indestructible.
En cambio, lo que tengo ahora quizás es un terror antiguo que antes oculté entre algodones. Nadie con quien identificarme, he ahí la clave.
Dos escritores enormes, Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi, y más allá del perfil como escritor de Cortázar, Cristina nos presenta el perfil más (taaaan) humano de Cortázar. E inevitablemente, el suyo propio, el de Cristina Peri Rossi. Contradictoria, sensible, cronopia, tierna, temerosa, honesta, sin poder identificarse (Vaya por Dios, nadie con quien identificarse… El médico le decía a mi abuela “Carece de capacidad de identificarse”… Y yo no me podía identificar… Y yo, sin tener con quien identificarme). ¿Por qué será que me identifico con esto?
No hay página ni párrafo en el que no te llegue el cariño entre ambos. El amor. La magia cronópica de encontrarse. Y aunque el amor más convencional entre ambos era un imposible, Cortázar dedicó a Cris Quince poemas de amor. Cortázar en su vertiente menos conocida como escritor (la de poeta) y, sin embargo, tantas veces citado (incluso por quienes nunca han leído su obra):
Creo que no te quiero,que solamente quiero la imposibilidadtan obvia de querertecomo la mano izquierdaenamorada de ese guanteque vive en la derecha. (Julio Cortazar)
Porque el amor es un poliedro infinito y hay muchas formas de amar, y Julio y Cris encontraron la suya propia. En el amor también se puede crear (y no sólo creer).
El azar no existe, es una de las formas que tenemos de encontrarnos o separarnos, yo tenía que encontrarte como fuera, la carta era el vehículo de un deseo muy fuerte, una conjunción, de modo que hizo lo que tenía que hacer: buscarte donde ella sabía que vos estabas (Fragmento de una carta de Julio Cortazar a Cristina Peri Rossi)
Una carta, un correo, les unió para siempre. A veces lo que tiene que suceder, inevitablemente sucede. Estaban destinados a encontrarse, y tuvieron la fortuna de hacerlo: encontrarse y vivirse, fascinarse, existirse, amarse, ser (ambos) y fluir. Que Cristina Peri Rossi lo comparta con los lectores es de una generosidad enorme, porque el pudor y la honradez le impedían (hasta ahora) que escribiera y compartiera esta relación tan especial. Por eso, no es sólo un libro, es un regalo desprendido y honesto para cualquier lector. Para cualquier persona.
Delicioso, tierno, entrañable, mágico. Los ojos se me llenaban (se me llenan) de emoción. Cristina Peri Rossi recorre como agua cristalina el torrente que va del libro al corazón del lector. Una lectura con la que vibré (me alivió, me impactó, me conmovió, me agitó, me reavivó, me acogió...me dio vida). Joya. Gracias, Cristina. Gracias, Julio. Las casualidades existen por algo y yo tengo un Seat León.
Estamos llovizna
Delicioso, tierno, entrañable, mágico. Los ojos se me llenaban (se me llenan) de emoción. Cristina Peri Rossi recorre como agua cristalina el torrente que va del libro al corazón del lector. Una lectura con la que vibré (me alivió, me impactó, me conmovió, me agitó, me reavivó, me acogió...me dio vida). Joya. Gracias, Cristina. Gracias, Julio. Las casualidades existen por algo y yo tengo un Seat León.
Hay transiciones muy lentas. Hay cambios muy largos, como caminos.