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lunes, 8 de mayo de 2017

Renacida: Diarios tempranos 1947-1964 (Susan Sontag)


Título original: Reborn
Traductor: Aurelio Major
Páginas: 312
Publicación: 2008 (2011)
Editorial: Mondadori
Sinopsis: Ensayista, novelista, Premio de la Paz de los libreros alemanes, Premio Príncipe de Asturias de las letras, Susan Sontag fue una de las intelectuales más implacables e inconformistas del siglo XX. Renacida es el primer volumen de sus diarios personales, editados por su hijo David Rieff.
Es tan fácil dejar que mi soledad me derrote, amoldarme a lo que (de alguna manera – pero no del todo) pueda mitigarla. Soy infinita – nunca debo olvidarlo… Quiero sensualidad y sensibilidad, ambas…
Sí, estoy leyendo muchos diarios. Es real. Y las comparaciones son inevitables. El marcador está así: Renacida 1 - Diario de infancia 0; Renacida 0 – Retrato de un matrimonio 1 El cómputo total, porque yo soy de letras, es que Renacida gana por goleada. Y me explico.

Anaïs Nin comienza sus diarios con 11 años, Susan Sontag con 14. Pero es que los comienza con este impactante credo personal:
23/11/47
Creo:
(a) Que no hay un dios personal o vida después de la muerte.
(b) Que lo más deseable en el mundo es la libertad de ser fiel a uno mismo, es decir, la Honradez.(c) Que la única diferencia entre los seres humanos es la inteligencia
(d) Que el único criterio de una acción es su efecto último en la felicidad o infelicidad de una persona.
(e) Que está mal privar a cualquiera de la vida.
[Faltan las entradas «f» y «g».]
(h) Creo, además, que un Estado ideal (además de «g») debería ser fuerte y centralizado con control gubernamental de los servicios públicos, los bancos, las minas,+el transporte y la subvención de las artes, un salario mínimo satisfactorio, ayuda a los discapacitados y anciano[s]. La asistencia del Estado a las mujeres embarazadas sindistinciones como las de hijos legítimos+ilegítimos.
Bestial. Nada más empezar a leerlo te das cuenta de a) la extraordinaria e intensa inteligencia de Sontag, b) su compromiso y su ética c) su afición/obsesión por las listas.

De una manera más soslayada en las primeras páginas, pero más evidente según avanzaba en la lectura, empiezo a constatar que la inteligencia es un arma de doble filo, no en vano cualquier arma puede servir lo mismo para defenderse, para atacar… o para agredirte a ti misma. 
Qué cobarde es la gente que se involucra, más bien se deja involucrar pasivamente, por convención, en relaciones estériles – llevan vidas tan horribles, deprimentes y tristes…
¿Por qué Retrato de un matrimonio sale ganador de la confrontación? Entre ambos diarios, los de Vita Sackville-West y los de Susan, sigo quedándome con Sontag. Pero hay un aspecto en el que sale perdedor: la edición. Y no, no tiene que ver con la editorial, sino con el editor. En ambos casos el hijo de ambas. Las circunstancias son las mismas: al fallecer sus madres, se encuentran con los diarios ¿qué hacer con ellos? Coinciden en lo esencial: publicarlos. Y ahí se acaban las coincidencias. La forma en que Nigel, el hijo de Vita, decide sacar a la luz los diarios de su madre es un acierto. Sin embargo, David, el hijo de Susan Sontag decide mostrar los diarios de su madre tal cual, sin apenas edición, quitando algunos fragmentos y ubicando otros sin fechar. 

Error.

El hijo de Vita tuvo la habilidad de editar los diarios de su madre, respetando el contenido, pero ubicándolo en la vida y la personalidad de su madre y el peculiar matrimonio de sus padres. Pero David, el hijo de Susan, decide dejarlos tal como están. Y la sensación final es que si Susan hubiera retocado esos diarios, los hubiera convertido en una narración, o si su hijo hubiera editado los diarios y los hubiera novelado, nos encontraríamos con unos diarios monumentales.

Y estos diarios tempranos de Sontag “ganan” a los de infancia de Nin porque aunque Anaïs fue una gran narradora de sí misma, algo que no hacía tan bien Sontag, sin embargo para el lector hay un abismo entre las reflexiones provocadas por la inteligencia desbordante de Sontag y las reflexiones más inocentes y circulares del primer diario de Anaïs. En cualquier caso, ambas apasionadas y apasionantes. Ambas con una terrible y dolorosa conciencia de sí mismas. Las amo a las dos.

Cuando se escribe un diario ¿se escribe para que sean leídos? ¿para que sean publicados? En el caso de Nin está claro, escribía para su padre, quería que la leyera. Y, más tarde, para que la leyeran, así en general. Que el mundo entero la leyera. Pero en el caso de Susan Sontag es todo lo contrario: acérrima defensora de su intimidad y privacidad hasta el último día de su vida, es evidente que no escribía pensando que esos diarios serían publicados algún día.
Descubro en mí una veta de ternura imposible de erradicar y muy peligrosa. Aunque admiro la crueldad y la arrogancia, no puedo despreciar del todo mi propia debilidad.
Esa intencionalidad diferente a la hora de escribir un diario marca de forma ostensible el cómo se escriben. Nin se narra. Sontag va dejando citas, listas, reflexiones, sucesos… muchas veces sin desarrollar, sólo apuntados, porque era una forma de construir un recuerdo, registrándolo. El resto, estaba dentro de ella. Sus diarios son más fotográficos: una imagen basta para recordar un momento, todo lo que hay en la fotografía y que solo quien está en ella o la ha hecho conoce. Los diarios de Nin son una narración. Los de Sontag son fotografías.

[Anoto como anécdota que me emociona que el 8 de abril de 1949 Sontag acudió a una conferencia de Anaïs Nin, de la que dice “se tiene la sensación de que, de tocarla, se desmoronaría hasta convertirse en polvo de plata”. Nin y Sontag durante un breve momento juntas en el mismo tiempo-lugar… Brutal]
Ser marica me hace sentir  más vulnerable. Aumenta mi deseo de ocultarme, de ser invisible –que he sentido siempre de todos modos.
Los diarios de Sontag son inmensos, asombrosos e impresionantes. En cuanto te acostumbras al estilo de Sontag, es como si entraras en su inteligencia, en la maquinaria de una mente tan imponente e increíble que no puedes evitar embelesarte, pese a la dureza de sus críticas y a cierta pedantería que solo chirría si no admiras la inteligencia en cualquiera de sus expresiones y manifestaciones.
Mi  necesidad es tan abrumadora y el tiempo, en mi obsesión, tan breve…
La inteligencia de Sontag era demoledora. Para con los demás, pero también para con ella misma. Exigente, pero también autoexigente. Sólida, pero también quebradiza. Contrarios. En grandes mentes es donde las contradicciones lidian, conviven y batallan. Mente vs emociones. Mente vs sentimientos. La mente de Sontag era portentosa, inquieta, rebelde, discrepante, compacta… Pero sus emociones, ay, eran frágiles, quebradizas. Dolían. Por eso, probablemente, las intelectualizó y las protegió con una defensa feroz de su intimidad, para evitar la parálisis emocional. Una parálisis producida por el desbordamiento de las emociones, rebeldes, libres, poderosas, copiosas, ingobernables. 
… Mi vida emocional: dialéctica entre el anhelo de privacidad y la necesidad de sumergirme en una apasionada relación con otro. Ni el aumento de la identidad que solo se conquista mediante la privacidad y la soledad, ni la espléndida, heroica y hermosa pérdida de identidad que acompaña la pasión.
Y, nuevamente, me vuelvo a encontrar (también porque lo busco) con un tema transversal en las personas que admiro: la identidad. Y en este sentido, estos diarios son grandiosos, porque asistimos a la construcción de esa identidad en Sontag, cómo se hace a sí misma, metódica y laboriosamente. Muchas entradas de su diario son marcas que indican la dirección que ha de seguir para esa construcción de sí misma. Es verdad que son los diarios tempranos (hay otros dos) y que, por tanto, no es todavía la Sontag que llegó a ser, sino la que se va construyendo, la que está creando a la que será. 

Sontag fue una persona compleja, lúcida, penetrante, comprometida, reflexiva, analítica. Y mantuvo una lucha brutal consigo misma. Se consideraba especial, se construyó especial, lo quiso todo, hasta sus mentiras y contradicciones, una cosa y la contraria. Y qué voy a decir yo al respecto: que es magnífico y que la adoro.
Quiero tanto conocimiento como pueda obtener de mí misma - no me dejo engañar- pero ese conocimiento no es el fin que persigo. Fortaleza, fortaleza es lo que quiero. No la fortaleza para resistir, la tengo y me ha hecho débil, sino la fortaleza para actuar.
Amén, Sontag. Te beso y te abrazo tan largo como mi admiración.

Definitivamente, a la inteligencia la carga el diablo. Especialmente cuando hay una inteligencia, una sensibilidad y una mirada más allá de lo que la mayoría ve. Hay combinaciones que son explosivas.
La mente es una puta.
Mucho... muy puta. Doy fe.

19 comentarios:

  1. ¡Hola carinyet!
    Retrato de un matrimonio fue una de mis obras favoritas durante un tiempo, luego pues otras lecturas la han desbancado, pero hoy todavía la tengo en un lugar especial de la estantería. Este no lo he leído pero lo ví no hace mucho en casa de una amiga, me resultó desconocida la autora y de ahí que me llamara la atención, pero no hice nada por saber más. Ahora la tendré más en cuenta.

    Y si, yo también doy fe que la mente es muy puta, pero mucho.
    Un besito.

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    1. Sí, recuerdo que comentaste lo de "Retrato de un matrimonio". A mí también me pasa, nuevas lecturas que no es exactamente que desbanquen otras anteriores, pero sí que se suman a ellas y les dan otra perspectiva. A mí me ha apasionado leer estos diarios, conocer más en profundidad a Sontag, una mujer que ya me fascinaba de antes.

      Putísima, es putísima.

      Un abrazo

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  2. Uff, vaya reseñón... Imposible no sentir curiosidad, imposible no querer acercarse a las potentes letras de esta escritora. Apuntada no, apuntadísima!
    Besotes!!

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    1. Sontag era una persona muy atractiva, muy interesante. Hace muchísimo que me atraía, así que la oportunidad de leer estos diarios tempranos ha sido todo un lujo. De los que me enriquecen.

      Un abrazo

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  3. La inteligencia en una jaula se vuelve contra una misma.
    Pena lo de la edición, pero aun así pienso que lo disfrutaría. Anoto.
    Un abrazo

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    1. Una mala puta, la inteligencia. Sobre todo según con qué se combine. Creo que su hijo no ha estado acertado con la edición, pero aún así te acostumbras y es una lectura muy enriquecedora, muy interesante.

      Anota y cuenta ;)

      Un abrazo

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  4. Si ya me habías convencido con los diarios de Anäis, ahora sí que me dejas subyugada por tu pasión hacia Sontag.
    Ya estoy tardando en adentrarme en ambos diarios.
    Un beso, Ana.

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    1. La verdad que casi sin darme cuenta estoy leyendo muchos diarios y libros autobiográficos. No sé cómo me he metido en esto, jajajaj...

      Sontag es que era apasionada y apasionante, por eso leerla ha sido todo un lujo.

      Un abrazo

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  5. Lo primero, admiro tu capacidad para hacer visible, dar forma, a la naturaleza de este libro (y de cualquiera). Una obra compleja, brillante como ésta, merece una exposición a la misma altura, siempre lo logras con “aparente” facilidad.

    Por lo general se leen pocas memorias, o diarios mejor dicho, cuando lo hago (debería ser más a menudo) soy selectivo.

    He leído libros geniales de autores cuyas vidas no revestían gran interés, por lo que fuera. Sin embargo, como es el caso de Sontag, hay escritor@s cuyas existencias tienen un enorme interés humano, una manera de ser y estar en este mundo fuera de lo convencional, que desafían lo políticamente correcto, esos no se pueden desestimar, son sabia nueva para la mente, la mantienen lubricada, a salvo de la oxidación.

    Entonces no he dudado en acudir a este género cuando se trata de Karen Blixen, o Mary Wollstonecraft, o Clarice Lispector, o María Zambrano, o Simone de Beauvoir, o Virginia Woolf, o Clara Campoamor, o Katherine Mansfield, Marina Tsvetáyeva, o el “Diario de guerra” de Ingeborg Bachmann, o Pavesse, también Pessoa, por supuesto Kafka, I. Calvino.
    Incluso el último que he leído hace nada, el irlandés Walter Starkie… Y la lista se alarga.

    Fíjate cuántas miradas para observar el mundo, ventanas marginadas en un rincón, y que uno puede abrir con solo leer la voz de los citados, y muchos más que omito por no saturar al personal.

    Si todas las personas tuviesen un credo como el que expones de Susan Sontag, el mundo no tendría necesidad de gobiernos.

    Te dejo una frase de Virginia Woolf:

    "El diario es tan privado y tan instintivo que incluso permite que otro yo se desgaje del yo que escribe, que se separe y observe al primero cuando escribe. El yo que escribe es un yo extraño; a veces nada le induce a escribir".

    Un abrazo, Ana :)

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  6. Ayy, no quería omitir a mi querida Rachel Carson, con su bellísimo y cautivador libro "La primavera silenciosa".
    Ya sí, me voy, jaja.

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    1. Como acabo de comentar, últimamente es que me voy a ese terreno: diarios, libros autobiográficos. Libros en los que hay mucho del autor o autora, aunque no sean explícitamente autobiográficos, pero sí de forma implícita. Quizás es que me resulte más fácil encontrarme en ellos. O encontrar, sin más (ni menos).

      En el caso de Sontag, de quien me atraen más sus ensayos que su narrativa, su personalidad siempre me ha resultado muy atractiva, conocía bastante de ella, pero claro, esto es algo más íntimo, más directamente Sontag. Más interiormente, también. Y con una mente como la que tenía... ¿cómo no va a ser fascinante leerla?

      Miradas para observar el mundo, como tu dices. Y siempre encuentro en esas miradas muchas cosas en común. Entre sí...y conmigo.

      (Y seguro que te has dejado a alguien en el tintero) ;)

      Un abrazo, Paco

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  7. No suelo leer diarios, no van conmigo en general, pero este parece que pudiera incluirse en mi lista de libros por leer, más que nada, o sobre todo, porque siempre me ha caído bien Sontag, me parece una mujer soberbia, de esas que impresionan. Lo que no me gusta, y probablemente eso hará rechazar la lectura es que con el respeto que le tengo por ella y por lo leído, si ella no quería que se publicasen esos diarios, no creo que su hijo hubiera debido hacerlo... al menos no tan pronto, al menos no por...(qué ganaba la figura de Susan con ello...pero él si ganaba)
    cuídate
    gracias

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    1. Pues yo estoy muy por esa labor. Es verdad que no todos los diarios me atraen, evidentemente, sino los de personas que, de una forma u otra, me atraen. Ciertamente, Sontag era impresionante. Ya lo era antes, pero después de leer sus diarios tempranos me es más impresionante todavía.

      Sobre si su hijo debería haber publicado o no sus diarios... Es complejo, es verdad que está el respeto que se pueda tener hacia la persona que los ha escrito... pero después de haberlos leído, y siendo consciente de lo que ha supuesto para mí leerla, la respuesta es clara: agradezco que se hayan publicado.

      Un abrazo

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  8. Leí, en un momento complicado de salud, “La enfermedad como metáfora”, sobre cómo el tratamiento social (la aceptación o el rechazo, incluso la ocultación) de la enfermedad, en este caso el cáncer, se convierte en metáfora de otros males sociales. Me interesó mucho el tratamiento que hace de la connotación punitiva del cáncer (relacionado con la represión de las emociones, con malos hábitos de alimentación y con la dejadez en el cuidado personal, entiéndase lo que cada uno quiera entender).
    Indagué sobre su vida y es un personaje que siempre me interesó, ahora tu reseña me la trae y me devuelve las ganas de leerla más. No este diario, que según cuentas tiene cierto descuido en la edición, como si no hubiera intención de entenderla, sino sólo de mostrarla, parece que de forma descarnada y descuidada.
    Así que vuelvo a Susan Sontag para degustar sus pensamientos sobre este mundo absurdo.
    Abrazo

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    1. Tengo el libro que mencionas por aquí. Pero antes leeré (a saber cuándo) el resto de los diarios de Sontag. Sí que hay intención de que se entienda a Sontag, el problema es que cuando escribes alejada de pensar que lo que escribes será publicado, no hay un esfuerzo por hacer una construcción narrativa, sino de registrar y reflexionar con una misma. Y eso hace que haya cosas que son absolutamente prescindibles, más aún cuando quien escribe el diario tiene una afición rayana en la obsesión por las listas (eso sí: la de libros y películas que he anotado)

      Un abrazo

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  9. Para leer un diario (en mi caso)debo haberme empapado previamente del que lo escribe, y no es el caso, aunque ganas no me faltan :-) Un besote!

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    1. Bueno, leer un diario de alguien también es una forma de empaparse en quien lo ha escrito :) Pero entiendo lo que quieres decir, yo normalmente llego a los diarios porque ya conozco algo de quien los escribió y es una persona que me interesa...

      Un abrazo

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  10. hola! que lectura interesante y profunda, un giro en las lecturas que estamos viendo actualmente, nos gusta porque escarba en el interior, saca cosas a la luz y trata de ocultar otras. lectura mas que interesante, gracias! aun no se me cruzo, saludosbuhos, estaremos atentas y quedas pegada en el muro, sino no se sabe! abrazosbuhos.

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    1. Ultimamente estoy leyendo mucho libro autobiográfico, autoficción, cosas cercanas a la realidad, y así van cayendo los diarios (varios). COnocer a algunos autores a través de sus diarios, su correspondencia... me ayuda mucho a entender su obra.

      Un abrazo

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