miércoles, 31 de enero de 2018

Kanada (Juan Gómez Bárcena)

Páginas: 196
Publicación: 2017
Editorial: Sexto Piso
Sinopsis: Kanada comienza donde la mayoría de las novelas de la Segunda Guerra Mundial terminan: con el fin del conflicto. Porque en 1945 se interrumpen las matanzas, pero se inicia otra tragedia: el imposible regreso a casa de millones de supervivientes. El protagonista de Kanada lo ha perdido todo. Sólo le queda su antigua residencia, un improvisado refugio en el que acabará encerrándose para protegerse de una amenaza indefinida. Rodeado por unos vecinos que tan pronto parecen sus salvadores como sus carceleros, emprenderá un viaje interior que lo llevará muy lejos, hasta el oscuro país de Kanada de donde afirma proceder. 

Si se piensa con detenimiento es tan asombroso el milagro de la lectura […] Encadenar una reata de signos y armar con ellos un sentido que puede entretenernos o aburrirnos, conmovernos o hacernos desgraciados.
Ese milagro de la lectura me mantiene viva. Al igual que el milagro de la escritura mantiene vivos a muchos escritores. 

Qué libro. Impresionante. Cuando terminas una lectura y miras atónita el libro y vuelves a la primera página, y vuelves a leer, cada frase cobrando todo su sentido, cada pieza encajando milimétricamente, mientras vas tomando conciencia de la maquinaria perfecta, del impresionante diseño, de la imagen final… Sí, es un milagro la lectura, pero aún más que alguien escriba… así. Juan Gómez Bárcena: ¿de dónde has salido? ¿Hasta dónde vas a llegar? 
Tu casa sigue en pie. Tenías la esperanza de que se hubiera venido abajo. Tal vez esperanza no sea la palabra apropiada, pero si no es ésa entonces cuál […] Tu casa no es tu casa.
Cuando todo parece estar contado, hay que dar un paso más allá. Contarlo diferente, tener un mensaje que transmitir, hacerlo de forma tan contundente como bella.

Un superviviente de la II Guerra Mundial y, al igual que en El chal, nos encontramos con un duro proceso de reconstrucción de la identidad. Si me fascinó el planteamiento de Ozick, Gómez Bárcena me ha dejado impactada y admirada con su ingeniería literaria y su forma de relatar, escenificando de forma virtuosa e inteligente la soledad del superviviente.
Así sucede siempre: es más fácil recordar a los asesinos que a sus víctimas.
Nada hay casual en la compleja estructura narrativa que pone en marcha Gómez Barcena. Para el superviviente ya no hay casa, no hay hogar, no hay espacio de seguridad, no sólo se les arrebata a sus personas queridas, sus pertenencias, su trabajo. Ya no son nadie, ya no se les recuerda. Es cierto que recordamos más a los verdugos que a las víctimas. Y en este maravilloso libro se explica el porqué: nadie es inocente. Tú tampoco. Ni yo.

Una escritura serena, que invita a que la historia se asiente dentro del lector, que no busca el efecto inmediato, sino el sosegado, el que lleva a la reflexión. Nos está contando algo, quiere llevarnos a algún lugar, no hay prisa, tampoco pausa. El ritmo es impecable: capítulos cortos, cada capítulo un goteo, un arañazo, una rasgadura. Frases cortas, rápidas, vibrantes, bellas, latigazos poéticos que tensan el estómago.
A lo mejor el mundo está hecho para ser contemplado así, en la distancia. Tal vez la moral es una enfermedad que consiste en ver las cosas demasiado cerca; tanto que comenzamos a sentir compasión o piedad por algo que debería producir únicamente risa. Un leve encogerse de hombros. Indiferencia. Porque la humanidad es de hecho ridícula, y el chiste es ese relámpago de lucidez en que por un instante lo comprendes.
No hay nombres propios, al protagonista sólo se le nombra una vez, el resto de personajes son el Vecino, la Esposa, la Hija, el Estudiante… etc. ¿Para qué nombrar lo que no tiene nombre? ¿Para qué poner nombre cuando a ti te han quitado el tuyo, te han quitado tu identidad y ya no eres nadie porque eres todos? ¿Para qué constreñir en los límites de nombres propios lo que es universal y atemporal? Apenas unos datos, reales y esparcidos como migas de pan para no perdernos en el camino, nos sirven para ubicarnos dónde estamos, cuándo sucede, qué sucede. Gómez Bárcena renuncia a nombres, localizaciones, fechas, al vocabulario del Holocausto. Pero no renuncia a una idea: 
Si hay algo que has aprendido es que nada termina nunca.
Y como nada termina nunca, todo es posible: cometer los mismos errores, volver a los mismos horrores. Porque no aprendemos, ¿será esa la esencia del ser humano? ¿no aprender de los errores?

Kanada es un relato áspero, reflexivo, compacto, delicado. Un relato claustrofóbico que, de forma mágica, constantemente visualizas. En blanco y negro, monocromático. Y tan lleno de matices.
Qué puede esperarse de una especie que desde el mismo instante en que viene al mundo ya lo hace sufriendo.
No quiero despistarme, son muchas las razones por las que Kanada me ha entusiasmado, pero hay dos razones por las que he caído rendida ante este magnífico libro:

1) La estructura narrativa. Es absolutamente magistral. Nada hay casual. Ni una frase, ni una metáfora… todo está encajado a la perfección, todo tiene su sentido, todo suma para conseguir una armazón sólida y en absoluto vacía. Nada ocupa un espacio para adornar, engañar, rellenar. 
El fin es empezar de nuevo. El fin es remontar el tiempo a contracorriente, como un río que el océano escupiera hacia la tierra, en busca de su diminuta desembocadura en las montañas.
Y vas comprendiendo. Y entonces ves: Kanada es una cinta de Moebius literaria perfectamente construida. Una sola cara, un solo borde, una superficie no orientable. Así es el tiempo también, el tiempo para nuestro protagonista. Una cinta de Moebius. Y así también es el alma humana. No hay principio ni fin. Salvo que cortes la cinta.
La inocencia es una carga muy pesada, casi insoportable. La culpabilidad puede arrastrarse de un modo a otro. Ser inocente, en cambio, es un peso que te aplasta: la inocencia compromete al mundo entero. […]Eres culpable, lo has sido siempre, y lo descubres ahora.
2) El sentimiento de culpa. La inocencia. Las obsesiones. La bondad. La maldad. Estos conceptos, pasados por la cinta de Moebius… ¿dónde empiezan y dónde terminan? ¿es una cosa o es otra dependiendo de dónde cortemos la cinta? ¿se puede ser una cosa -inocente- sin ser la contraria -culpable-?

Cómo plantea Gómez Bárcena el origen, o las razones del Holocausto, las secuelas del superviviente, ha sido la segunda razón. Porque no es casual que en algún momento llegues a cuestionarte si realmente está hablando de un superviviente de la II Guerra Mundial o de otra época, un superviviente que ve cómo sus liberadores pasan a ser sus opresores y sus delatores pasan a ser los presuntos “salvadores”. No, no es casual. Nada es casual en este libro.
Kanada no tolera el pasado: es un lugar en el que se está o en el que no se está, pero que de ninguna manera puede recordarse. Hacerlo es cruzar otra vez su puerta de hierro, del mismo modo que sólo una herida puede recobrar el dolor de otra herida.
Kanada no solo es un retrato tremenda y desoladoramente lúcido del sufrimiento y el sentimiento de culpa del superviviente. Es muchísimo más que eso: es una crítica colosal y contundente a la sociedad, a la obediencia ciega, a la sumisión, a la ausencia de crítica y rebeldía, y especialmente al cinismo social que convierte al inocente en culpable ¿culpable de qué?: no importa, algún día terminarás siendo culpable de algo, tal vez de sobrevivir.
Y tú les obedeces, porque es lo que siempre has hecho.

27 comentarios:

  1. Magnífica tu reseña. Me ha gustado lo que has contado de los personajes sin nombre, de que te lleva a la reflexión, de acabarlo y releer encontrando entonces todo el sentido, y tantas otras cuestiones que has planteado. Así que libro y autor que apunto.
    Un abrazo

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    1. A este autor hay que seguirlo muy de cerca. Es brutal cómo escribe.

      Un abrazo

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  2. Pues un libro en el que no me hubiera fijado pero después de leerte me parece tremendamente interesante. Me lo llevo.
    Un beso

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    1. A mí la temática siempre me ha gustado, pero es que ha sido toda una sorpresa cómo está contada la historia y cómo está escrita. Una genialidad.

      Un abrazo

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  3. Lo tengo anotado desde hace unos meses, mientras ojeaba El Cultural en la biblioteca y me encontré con una entrevista a este escritor. Me llamó bastante la atención la temática (por Kanada) que había abordado siendo tan joven, y su manera de plantearla narrativamente, como bien ilustras, Ana.

    Las guerras, los campos de concentración, el Holocausto… no dejan indemnes a la mayoría de las víctimas que sobrevivieron, las sometieron a un aniquilamiento sistemático de su dignidad, es casi imposible que uno no se sienta despojado de su humanidad cuando es víctima de algo así, y vive y ve lo que ellos vieron… reconstruirte como persona (¿se logrará sin recuperar la confianza en la humanidad?), nada más y nada menos, no te queda otro objetivo en la vida.

    Bonita foto del libro :) Un abrazo!

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    1. La temática a mí siempre me ha gustado, por mucho que se haya escrito sobre esa época siempre hay algo que contar. Juan Gómez Bárcena me ha admirado. No suelo fijarme en la edad del autor, pero es que es joven y menudo libro se ha marcado.

      Si muchas veces ya personas que tenemos vivencias más o menos "normales" nos cuesta manejar el tema de la identidad ¿qué te voy a decir de personas que viven experiencias tan bestiales? El autor recrea de una forma muy vívida esa experiencia, y lo hace con una estructura narrativa de chapeau.

      Abrazo grande.

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  4. Me gusta que se centre en otro "momento" de la SGM, en el después del que no se suele hablar... Me la llevo =)

    Besotes

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    1. Es que las guerras nunca acaban cuando dicen que acaban. Los supervivientes tienen que seguir viviendo y es terrible la soledad desde la que lo tienen que hacer.

      Un abrazo

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  5. No no no noooo, una reseña magnífica y un libro que me atrae ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Así no hay quien aligere la lista de lecturas... ☺️☺️☺️

    Besitos 💋💋💋

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    1. La lista de lecturas pendientes está condenada a alimentarse más rápido de lo que la vamos despejando. Es inevitable :)

      Un abrazo

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  6. Vaya, al igual que Paco también lo tenía fichado por El Cultural. Este no se me escapa después de la estupenda reseña que has hecho. Me apasiona el tema, aunque sufra!!! Mil gracias Ana

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    1. Si ya le habías echado el ojo es que te está llamando :) A mí también me atrae mucho esta temática, desde siempre. Nunca se escribirá lo suficiente sobre ella.

      Un abrazo

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  7. Vaya tela. Y vaya reseña. Es que casi no se puede ni comentar, porque es como, qué voy a decir. Pues que íbamos muy bien, sobre todo porque nunca he terminado un libro y de inmediato lo he empezado de nuevo, qué sensación. Pero claro, topamos con el tema, y con la comparación que tampoco se queda corta. Es que cada vez que veo un niño de dos años pienso qué haría su madre si viera lo que vio la de la novela, me digo "imagina" y se me hace el alma pedazos. Así que creo que aquí no lo voy a intentar y me gusta mucho el estilo depurado, pero tengo fe en que cambie de tema y aunque no se vaya a poner a escupir arco iris, sea más llevadero.
    Besos

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    1. Es que es un libro que me ha dejado boquiabierta. Tenía buenas referencias de él, pero no sabía muy bien qué me iba a encontrar. Y lo que me encontré es de quitarse el sombrero. Ahora bien, es una temática muy clara, aunque universal, y lo mismo que a mí me atrae, entiendo que haya quien le pase lo contrario, que prefiera evitarla. La libertad del lector ;)

      Un abrazo

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  8. Me atrae muchísimo este libro por todo lo que cuentas y porque, además, el apellido es muy cántabro y me he metido en Google a indagar y he visto que el autor, en efecto es de Santander, pero lo que me ha alucinado es que tiene 33 años y me parece muy joven para una novela tan redonda por lo que cuentas. Hay chicos de una enorme madurez, capaces de asimilar y analizar hechos históricos que les son lejanos en un mundo que no se caracteriza precisamente por esa sensibilidad hacia su historia.
    La apunto porque me ha quedado una enorme curiosidad.
    Un beso.

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    1. Es que el autor es de Santander, efectivamente. Y sí, ya digo que aunque no me suelo fijar en la edad del autor o autora, porque pienso que no hay edad ideal para escribir un buen libro, pero es verdad que pienso en el futuro que tiene por delante y ¡madre mía!. Me encanta.

      Un abrazo.

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  9. ¡Qué "peazo" de reseña!!! Así es imposible resistirse. No me sonaba de nada este título ni su autor, pero me lo llevo bien apuntado.
    Besotes!!!

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    1. Es un pedazo de libro, y un autor a seguir muy mucho.

      Un abrazo.

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  10. En el sufrimiento siempre se recurre a la distancia: “deja que el tiempo pase” “el tiempo todo lo cura” “ya se te pasará con los días”, pero cuando el sufrimiento es parte del mundo, no de una persona o dos, de un grupo, de una comunidad, de una raza, de un país, eso no es posible, de forma que se recurre al olvido; al olvido o al obligatorio olvido, de forma que te desprenden de tu miedo, de tu horror, de tu dolor o tu ira, para ocultarse en las cloacas de la razón bien pensante, o lo que es peor en la espiral de lo beneficioso para el mundo, -la vida sigue- de tal modo que miles, millones de nazis o de torturadores argentinos o chilenos, o agentes de la stasi o la kgb, o lo que fuesen, fueron absorbidos por el bien común; lo malo y lo bueno no tienen ya fronteras, el olvido y la verdad se confunden , porque así debe ser. EL mundo se derrumba para los que sufren, no tienen ni el derecho a la venganza, ni al resarcimiento, ni a la pena; no ha habido culpables, solo unos pocos...
    Y pasan los años y en Alemania ascienden los partidos pro nazis, y se aplaude el dolor, y se atacan a refugiados, a judíos, a pobres, a enemigos políticos, y aquellos rescoldos sin apagar, por beneficio de su mundo , crearán estos incendios.
    Y ocurre que lo que se perdonó se convierte, por razón de un mal entendida curiosidad, por una creación de intereses bastardos (económicos o empresariales o, sospecho políticos) digo lo que se perdona o se convierte en espectáculo, y muchas cadenas de televisión crean, repiten, y vuelven a crear espectáculo sobre el terror: Hitler como artista de cine , de documentales, y para evitarnos la mirada del sufrimiento de los campos de exterminios, no aparecen apenas imágenes , no vayamos a sufrir en balde; y pasa que habrá legiones de jóvenes que vean a patéticos periodistas o historiadores de tres al cuarto, dando admirables y admirativos discursos sobre la creatividad del III Reich, de su poder, de su imaginación, su espacio.... Con hábiles reproches al final o principio de la frase, pero como vende hablan, y no callan, y crean del terror un espectáculo, y banalizan lo que pasó, por puro ¿puro? Interés de venta ¿venta? Que ellos solitos se han creado..
    .
    Seguiría días hablando sobre esto que me preocupa, y que me ha llegado con lo que hablas del libro, ese dolor que no acaba y que no comienza, de esa culpabilidad impuesta, por la sociedad y la política.
    perdón por el tocho
    un abrazo
    cuidate

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    1. Claro, el tiempo, ese gran "sanador". Pero como comentas, al final la cura es el olvido porque sino caes en la locura. Y porque hay una soledad enorme en esas situaciones. Es inhumano sobrevivir así. Porque el mundo no se para, ni además le interesa, es mejor pasar rápido por encima de ciertas cosas. Y mira que también hay que reconocer que los alemanes no ocultan su pasado, y eso es algo que he visto por mí misma. Aquí en España manejamos mucho peor aún ese tema, hay menos desvergüenza en ocultar y tapar.

      Claro que es un tema preocupante. Y produce tantísima impotencia.

      No te disculpes...

      Un abrazo grande.

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  11. Lo tengo apuntado para cuando llegue. Tus líneas refuerzan mi decisión de leerlo.
    Mientras te leía, Ana, vino a mi el recuerdo de lo que contaba Milosz en 'El poder cambia de manos', o el de Otsuka, en 'Cuando el emperador era Dios' sobre dominación y campos de concentración. Y, sin ir más lejos, lo que Solzhenitsyn marcaba en 'Archipiélago Gulag', de todos aquellos que habiendo caído prisioneros, han vuelto a su poblado... y no quedó nada ni nadie conocido. Y terminan siendo culpables por haberse dejado atrapar! No, la realidad supera la ficción.
    Gracias por tu reseña tan honesta como emotiva.
    Un abrazo grande.

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    1. Sexto Piso tiene sede en México, supongo que eso debiera de hacerlo más accesible por allí, pero no manejo tampoco los intríngulis del mundo editorial y ni siquiera sé la conexión que tienen entre la editorial Sexto Piso de España y la de México. Espero que tengas acceso a él y te sorprenda como a mí.

      Un abrazo.

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  12. Ana...suena de maravilla. Ya le eché el ojo hace un tiempito...y pensé que sería una lectura estupenda para el invierno. Creo, por lo que cuentas, que es un libro que despierta. Que te hace estar alerta, porque el mundo sigue siendo el que es: injusto, sin perdón, con victimismo...de ese que se queda anclado y sin opción a una etiqueta diferente...Por eso, a pesar de que me gusta y mucho un libro como este...me da algo de "pereza"...porque últimamente, lleno mi cabeza de libros que hablen de lo pequeño...del "oasis" que hay en este mundo...en esos pequeños arco iris, me quedo de momento.
    Un abrazo enorme, Ana. Que disfrutes de la nieve, si ha llegado donde vives.

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    1. Ya sabes que a mí la zona de confort me es esquiva, aunque también es verdad que yo pongo lo mío para que sea así. Creo que merece la pena leer a este autor, no sólo por la temática, sino por el cómo. Escribe de una forma fascinante. Enorme.

      Abrazo grande (la nieve fue muy efímera por aquí)

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  13. Querida Ana, como han comentado otros ya, el tema me supera, pero entiendo tu admiración si te has encontrado con alta literatura. Los libros pueden ser el refugio de muchos de nosotros cuando te pierdes ahí fuera, o pueden ser el latigazo para otros que necesitan sentir sacudidas. Otra vez más, enhorabuena por una impactante entrada. Abrazos.

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  14. Pronto lo tendremos en nuestro club, ya que hemos organizado un encuentro con Juan Gómez Bárcena y despues de esta reseña tan maravillosa comprendo como estamos todos los que componemos el club, maravillados ante una narrativa tan magistral y deseando hacerles nuestras preguntas, seguro sera una tarde maravillosa. Gracias Ana tu si que sabes

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  15. Brillate la definición que das en la reseña. Igualmente el resto de todos los comentarios son muy prolijos, lo detallan como muy bueno. Me lo recomendó mi profesora de literatura; Jemima Carolina Robles a qué lo lea. Felicidades un abrazo

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer