Título original: Suicide
Traductor: Julia Osuna AguilarPáginas: 201Publicación: 2008 (2010)Editorial: 451 EditoresCategoría: NarrativaISBN: 9788492891078Sinopsis: Un sábado del mes de agosto sales de tu casa vestido para jugar al tenis y acompañado por tu mujer. En medio del jardín le haces saber que se te ha olvidado la raqueta en casa. Vuelves a por ella pero, en vez de encaminarte hacia el armario de la entrada donde sueles guardarla, bajas al sótano. Tu mujer no lo ve, se ha quedado fuera, hace buen tiempo, disfruta del sol. Unos instantes después oye la descarga de un arma de fuego.
Un libro extraño y desconcertante. Cuesta olvidar que Edouard Levé se suicidó tres días después de entregar la novela a la editorial y eso condiciona totalmente la lectura, porque lees con sus ojos, no con los tuyos; no puedes desligar la lectura de la realidad del autor y la estrecha simetría entre la relación de la vida y la muerte y la propia obra de Edouard Levé.
Al principio me gustaba la forma en que Levé relata la vida de un amigo que se ha suicidado, cómo lo recordaba, las reflexiones, las contradicciones, los recuerdos,… todo ello transmitido con un lenguaje muy real y cercano; pero al final tanta tristeza adoptada parece una impostura, la imagen del suicida tan impoluta resulta forzada y, sobre todo, me parecía estar leyendo las mismas ideas una y otra vez (lo cual no deja de ser la forma en que Levé proyectaba sus propias obsesiones). Se me hizo tan repetitivo lo que leía que supuso un obstáculo prácticamente infranqueable para seguir leyendo.
(©AnaBlasfuemia)
Al principio me gustaba la forma en que Levé relata la vida de un amigo que se ha suicidado, cómo lo recordaba, las reflexiones, las contradicciones, los recuerdos,… todo ello transmitido con un lenguaje muy real y cercano; pero al final tanta tristeza adoptada parece una impostura, la imagen del suicida tan impoluta resulta forzada y, sobre todo, me parecía estar leyendo las mismas ideas una y otra vez (lo cual no deja de ser la forma en que Levé proyectaba sus propias obsesiones). Se me hizo tan repetitivo lo que leía que supuso un obstáculo prácticamente infranqueable para seguir leyendo.
(©AnaBlasfuemia)