Título original: Schopenhauer's Telescope
Traductor: José Luis López Muñoz
Páginas: 328
Publicación: 2003 (2005)
Editorial: Tusquets
ISBN: 9788483102961
Sinopsis: Una gélida mañana, en un pueblo de un país de Europa donde siempre parece ser invierno, un hombre cava un hoyo en la tierra helada mientras otro le contempla. El escenario es ominoso: ventisca, nieve, un campo aislado, soldados, camiones que traen a civiles ateridos, ecos sordos de una guerra cercana... El panadero –que cava y narra– y el maestro –que fuma y mira– hablan, recuerdan, y sus palabras desvelan poco a poco quiénes son, cómo han llegado hasta ahí, qué aciaga sucesión de acontecimientos ha sumido a su pueblo olvidado de la historia en una guerra fratricida. La conversación, entrecortada y tensa, se desliza entre la confesión personal y la reflexión histórica, entre la búsqueda de certidumbres y la renuncia a toda certeza.
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Hace más o menos un año comentaba El Sunset Limited, de Cormac McCarthy, como una lectura que me había sorprendido y que leí prácticamente del tirón en pleno mes de Julio, cuando el calor suele achicharrar mi concentración lectora. Un año después, la historia se repite. Casi como un calco.
Calor, calor, calor… Las lecturas se suceden como las gotas de sudor por el cogote: se deslizan y no consigo atraparlas. Busco libros que se adapten a mi resbaladiza atención y, no sé muy bien cómo ni porqué, este libro llega a mis manos. No sé, tal vez buscara la sensación de frío y la sinopsis habla de ventisca, nieve…
Una cosa que se aprende acerca del frío muy intenso es que tiene un primo llamado silencio que lo acompaña cuando viene de visita. Incluso el golpe de una pala contra las piedras no sobrevive al frío mucho tiempo. Nada lo consigue. El aliento se detiene y se congela en el aire, la voz se desintegra un segundo después de abandonar la garganta, las palabras se rompen en el envoltorio de las frases.
Además de frío, mucho, tenemos al panadero y al profesor. El panadero cava y el maestro mira. Hablan. Quieres saber porqué están ahí. Y lees. Y no paras de leer (¿pero de qué va este libro?) Y sigues leyendo.
Siempre que me encuentro en una crisis acudo a mis libros. He aprendido mucho de ellos, siempre en secreto y encima gratis: es la experiencia que uno adquiere sin necesidad de vivirla. Alguien tuvo que pasar por ello y a ti te dan las lecciones sin pagar un céntimo. ¿Quién rechazaría semejante ganga?
Un panadero que lee y que, leyendo, comprende cómo funciona el poder. Leyendo, busca su personalidad, escoge su máscara. Y también llega a la indiferencia: no le interesan los porqués, sino lo que sucede. Lee mucho sobre estrategia. El capítulo en el que aplica El arte de la guerra de Sun Tzu en la panadería con una clienta es… formidable.
El profesor, obvio, también lee. Pero a él sí le interesan los porqués. Habemus enfrentamiento. Y nosotros, lectores, vamos a asistir a este combate épico entre el maestro y el panadero. Dos hombres tremendamente inteligentes. Dos inteligencias enfrentadas. Nuevamente el Bien y el Mal…
A mí la nieve nunca me ha quitado nada. Camino sobre las huellas de otros y de esa manera no dejo las mías. Ésta es mi teoría de la nieve.
Hablaba antes de El Sunset Limited (2006), y quiero volver a él. Porque al igual que en el libro de Cormac McCarthy, en El telescopio de Schopenhahuer (2003) nos encontramos también ante un duelo dialéctico. El paralelismo no termina aquí. Si allí había dos personas encerradas en una habitación, aquí tenemos a dos personas en torno a un hoyo: uno dentro, el otro fuera. Tampoco sabemos el nombre de los protagonistas. Ni el lugar. Ni en qué época transcurre la historia. Sabemos que hay una guerra (hay soldados). Podría ser la antigua Yugoslavia. O Ucrania ahora mismo. Quién sabe. Y qué más da. Lo que transcurre en ese agujero que se cava, lo que allí se habla, es atemporal. Filosofía. Historia. Gengis Khan, la conquista de los mongoles, el reinado de Leopoldo en el Congo, la masacre de Wounded Knee, el bombardeo de Dresde, Schopenhauer, John Locke, David Hume… Un repaso por la filosofía y la historia de la humanidad. Moral. Pautas. Guerras. Amor. El Bien. El Mal. ¿Y qué hacen allí el panadero y el maestro?. Y sigues leyendo.
El gran filósofo del siglo XIX dijo que, para ver cualquier problema con perspectiva, debíamos viajar unos cincuenta años en el futuro e invertir un telescopio, mirar por el extremo equivocado, desde esa época en el futuro, para vernos tal como somos ahora, y tomar decisiones con la ventaja de las cosas vistas a posteriori.
El telescopio de Schopenhauer es la primera novela de Gerard Donovan (anteriormente escribía poesías). Y yo aún estoy sorprendida de no haber oído hablar de este libro antes, ni de su autor. Termino de leerlo y según van pasando las horas me doy cuenta de lo asombroso que es este libro. Sorprendentemente maravilloso, no me encuentro en él y sin embargo sé que, al igual que dije del libro de Cormac, debo de decir: señores y señoras, esto es LITERATURA. Con mayúsculas. Porque hay muchas formas de contar las historias, pero sólo dos de escribir un libro: con valentía o haciendo concesiones. Gerard Donovan es valeroso, no ha escrito un libro del (ni para el) montón, ni fácil, ni cuenta algo como se espera que se cuente. Es impredecible y arriesga, no busca masas lectoras, sino lectores que quieran mirar por el telescopio de Schopenhahuer.
Un libro inteligente y de gran profundidad, que gustará a quienes les interese la literatura, la historia y la filosofía. Y a quienes ha gustado El Sunset Limited. Si no os gusta algo de lo anterior es probable que se te atraganten muchos fragmentos del libro y que te resulte bastante opaco. Está muy bien escrito y facilita mucho la lectura, pero también está lleno de alegorías, envuelto de una narrativa absurda que no permite una lectura pasiva por parte del lector, aunque a veces Gerard Donovan echa un capote para que el telescopio no se te caiga de las manos. No me he encontrado en él pero me ha hecho reflexionar, pensar, conocer… No es un libro “de entretenimiento”, pero es un libro que te desafía y que tiene mucho que decir.
Va para mi sección de prefes, por la agradable sorpresa que ha supuesto su lectura. Por ser un libro diferente y arriesgado. Porque cuando terminas de leerlo te das cuenta de que has subrayado mucho, muchísimo. Y vuelves hacia atrás y compruebas que nada es casual, y adviertes entonces el significado exacto de lo que dicen uno y otro, panadero y maestro. Enorme. Fascinante.
Ah, no os leáis la sinopsis entera de la editorial. Quienes las escriben deberían de tener un manual de cuánto no desvelar o decir en una sinopsis. A mí me hizo un poco la puñeta.
El perro negro, panadero, es la depresión. Como si a uno le chuparan el espíritu. El perro roba a la gente su fuerza vital, como un ladrón roba un bolso en una calle concurrida. Miras a tu alrededor y dices: “¿Dónde se ha ido?". Te encuentras en medio de la niebla y no tocas el mundo real. Tienes prácticamente el mismo aspecto que antes, la misma voz. Pero te has convertido en un fantasma. Te has ausentado de tu propia vida. A unos centímetros de distancia, a un paso de la felicidad.(©AnaBlasfuemia)