Título original: Kommer aldrig mer igen
Traductor: Mayte Giménez | Pontus Sánchez
Páginas: 336
Publicación: 2011 (2012)
Editorial: Planeta
Categoría: Novela Negra
ISBN: 9788408013945
Sinopsis: Mike,
su esposa Ylva y su hija Sanna viven en una casa en Helsingborg, en el sur de
Suecia. Una tarde, tras el trabajo, Ylva no vuelve a casa. A medida que pasan
las horas su preocupación va en aumento. Pasados unos días, al darla por
desaparecida, la policía comienza a investigar. Ylva está secuestrada a pocos
metros de allí, en la casa de sus vecinos; esa pareja mayor que se mudó hace
unos meses al barrio y que parece tan normal. La máxima crueldad es que la pareja
ha instalado una cámara en la casa de Ylva, y esta puede ver todo lo que
acontece allí en la pantalla que corona su precaria habitación. Impotente,
grita ante una pantalla que le muestra en directo la que hasta ahora era su
vida cotidiana, una vida de la que ha dejado de ser protagonista.
No se puede decir que no tenga “ritmo” a la hora de elegir lecturas
este mes: una de cal, una de arena, una de cal, una de arena. Tocaba arena y me
he encontrado con toda una playa. Y el caso es que alguna de las personas que
visito asiduamente su blogs, y que visitan este, han reseñado últimamente Nunca volverás de Hans Hoppel y parece
que (estas cosas pasan) con muy distinta impresión de esta lectura.
No me ha gustado. Lo dejo claro ya desde el principio, e intentaré
ahora explicar las razones.
Es un libro muy poco narrativo,
en él no aparecen apenas descripciones ni del entorno (evidentemente no me
refiero a la precaria habitación en la que permanece encerrada la protagonista)
ni de los personajes. Es difícil hacerte una imagen mental del lugar donde
transcurre la historia (Helsingborg). Y lo que es más curioso aún: apenas hay
descripciones del físico de los personajes, con lo que también cuesta recrearlos
mentalmente. No es que sea importante a efectos de la narración, pero sí lo es
a efecto de la “atmosfera” que el autor crea (supongo que sin querer): no hay
relación lector-personajes. No estableces vínculos con ellos. No llega a haber
ningún tipo de “afecto” por ellos, ni sientes lástima por Ylva y su familia, ni
desprecio por los secuestradores. Ni frio ni calor.
Es cierto que hay escenas en las que sientes repulsión. Justo en
aquellas en las que el autor pone la carne en el asador, relacionadas con
escenas de violencia sexual y verbal bastante explícitas a las que someten los
secuestradores con Ylva. Salvo en esos momentos puntuales, que resultan más
chocantes y desagradables precisamente por la ausencia de escenas que de una
forma u otra consigan “mover” algo en el lector, el resto de la lectura se me
ha hecho bastante plana y diría que hasta aburrida. Porque no pasa nada.
Sabemos lo que va pasando porque el narrador nos lo dice, y así sabemos el
tiempo que va pasando o cómo se sienten los personajes o lo que va sucediendo.
Como si fuera un apuntador que nos ayuda a situarnos porque probablemente de
otra forma no entenderíamos nada.
Doy mucha importancia a los personajes, da igual cómo sea el narrador
(protagonista, secundario, observador, omnisciente…). Y en este caso la
construcción (o no construcción) de los personajes es uno de los puntos más
débiles del libro.
Bastante avanzado el libro,
casi en su última parte, de repente todo se precipita y cobra vida, todo lo que
no pasaba durante casi 300 páginas de repente, zas, ¡¡acción!!. Es lo que se
diría un final precipitado, pero en mi caso, que me estaba pareciendo una
lectura plana me vino hasta bien porque me espabiló ligeramente y eso hizo que
al final consiguiera terminar el libro.
Hay algo que chirría sobremanera. Y es que si yo fuera policía sueco
probablemente dejaría de leer a Hans Koppel de por vida. Hay policías, sí,
incluso un comisario. Pero de investigación policial nada de nada. Está claro
que el autor no quería contarnos esa parte de la historia. Son otros aspectos
los que quería hacernos llegar: cómo se sienten las víctimas. Porque en este
libro (y eso me ha llamado la atención) todos son víctimas. No me han llegado
mucho las emociones de todos estos personajes, porque el autor (según mi
criterio) no ha sabido transmitirlos. Pero sí tengo claro que era el mensaje
sobre el que quería poner nuestra atención, y por eso no le interesaba
transmitirnos todo el procedimiento policial. No era ese el objetivo. Pero de
ahí a que su papel en la narración es que aparezcan como unos ineptos
absolutos, con una dejadez y una inmadurez que les hace parecer absolutamente
tontos, pues dista mucho. Y dice poco de recursos narrativos.
Que, por otro lado ¿qué sabré yo de recursos narrativos?. Pues nada
en verdad. Pero estas son mis sensaciones y las comparto. Y de mis sensaciones
sí sé.
No obstante, cuando un libro no me gusta y lo comento, también me
gusta valorar los aspectos positivos. Porque todo libro lo tiene, aunque sólo sea
por el esfuerzo del autor en escribirlo. Y en este caso también hay aspectos
positivos.
Por ejemplo, el ritmo de lectura es muy ágil. Aunque los primeros
capítulos está dedicado cada uno a la presentación de los distintos personajes
y en principio esto podría desconcertar, sin embargo aquí Koppel maneja el
tempo estupendamente, imprimiendo a
cada capítulo la extensión justa para que sigas avanzando y te sitúes en lo que
quiere contarte hasta que la relación de los distintos personajes queda
establecida.
La temática: el secuestro prolongado de una mujer, a la que se
esclaviza sexualmente y se denigra constantemente, es un tema que (por
desgracia) está muy de actualidad y no hay más que ver en los últimos años
todos los casos que se han ido descubriendo, el último de ellos además de un
secuestro múltiple. Que Hans Koppel haya querido poner la mirada sobre cómo se
sienten las víctimas me parece loable. Aunque otra cosa es que lo haya
conseguido y al final el libro ni llegue a ser una novela negra ni una novela
denuncia.
Quiero comentar también que Hans Hoppel es el seudónimo utilizado por
el autor de novela infantil Petter Lidbeck. Y lo comento no por casualidad ni
por curiosidad o como anécdota, sino porque el estilo de este libro me ha
parecido en ocasiones muy próximo a la literatura juvenil. Y al hacer esta
entrada y buscar información del autor fue cuando he visto tanto lo del
seudónimo como lo del tipo de novelas que escribe (además de novela negra).
Ahora lo entiendo mejor.