martes, 3 de agosto de 2021

Truca

 

Has sido mi equilibrio, mi sostén, mi refugio, mi mar, mi cielo y mi tierra, mi faro, mi calma, mi cordura. Has sido mi pértiga, haciendo de contrapeso y a la vez siendo el punto de apoyo necesario para el impulso y saltar, una vez más, por encima de todas las barreras (reales o ficticias). El apoyo que sostiene, cobija, empuja, acoge y propulsa.

Cómo decir que cuando ya no quería vivir, viví para cuidarte. Que cuando tu corazón se quiso parar, tú dijiste: “no, ahora no, tengo algo que hacer”. Y tu corazón hizo lo impensable: siguió latiendo durante más de cuatro años. Y viviste para cuidarme a mí y nos cuidamos las dos, pero la vida siempre estuvo de tu lado, era tu mensaje para mí, tu enseñanza: vive, Ana, vive. Y nos vivimos ambas mientras yo aprendía de ti, de tu generosidad, de tu bondad, de tu paciencia, de tu amor calmo y sereno. Vivir sin rencor, sin culpas, sin dolor, vivir cada segundo con el corazón lleno de agradecimiento por, simplemente, respirar.

Cómo decir que hasta el último suspiro me has estado dando una lección de vida: para aprender a morir hay que saber vivir. Y cuando eso se aprende, cuando se aprende la vida, puedes irte en paz. Aquí, ahora, el ayer pasó, no existe y el mañana es siempre hoy.


Cómo decir que estoy arrasada pero llena de agradecimiento, que aprendo lento pero que cuando lo hago es ley para mí. Que lloro mucho porque sé que sabes que estoy lista para asimilar todo lo vivido y todo lo que me has enseñado. Que ya te echo de menos y que te querré siempre.


Cómo decir que no hay espacio físico en el que quepa todo mi amor y agradecimiento por ti, gracias a ti. Que siento un vértigo inhumano pero que me has dejado lista, preparada para todos los abismos, para hacer de ellos cimas, mares y llanuras.


Que se vuelva a abrir la puerta de luz: Truca va y sé (lo SÉ) que Candela y Blas están esperándote. Las tres me enseñasteis, de las tres aprendí. Os quiero a las tres y ya estáis juntas y sé que felices por mí. Prometo hacerlo bien, que nada sea en vano. Prometo vivir como me habéis enseñado y cuidarme y agradecer mucho. Te lo debo. Os lo debo. Gracias por tanto amor. Gracias, gracias, gracias.

Sit tibi terra levis, Truca.

©AnaBlasfuemia

domingo, 1 de agosto de 2021

Oceanografía (Mircea Eliade)


Me parecen mucho más oscuros y complejos estos sencillos actos que cada uno de nosotros repetimos durante toda una vida sin cuestionarnos su validez o eficacia, por estar convencido de que deben ser así y de que han de seguir siéndolo

Esos gestos automatizados, superficiales e inmediatos que repetimos día a día sin cuestionarnos (por miedo, por hábito, por comodidad) y esas realidades que no examinamos ni ponemos en duda ni intentamos siquiera argumentar, son para Mircea Eliade (y para una servidora) actos oscuros, complejos y peligrosos. No tanto por los gestos en sí como por el hecho de no cuestionarlos nunca.

Y porque dudar y hacerse preguntas es algo que me interesa, es por lo que he disfrutado tanto y durante tanto tiempo de esta recopilación de textos de Mircea Eliade que ya me hizo aplaudir y me ganó para esta lectura desde el prólogo en el que nos pide colaboración: no quiere nuestra aceptación, sino nuestra comprensión, así que ni siquiera espera de nosotros un espíritu crítico. Pide una escucha desde la confianza, no tanto en él como en sus palabras. Y yo confiada soy un rato, así que me entrego con calma, aún sabiendo que el propio Eliade reniega de muchas cosas que ha escrito en este libro.

Confianza, lucidez, comprensión, empatía, paciencia y tiempo es lo que puse por mi parte. Acepto los errores, las palabras que no le pertenecen, sus divagaciones, mis discrepancias. Y lo acepto porque entiendo que no me exige sólo que escuche: me pide también que no me quede en la forma, en la semántica. Así que me centro en el núcleo, al centro puro del objetivo que Eliade tiene en su punto de mira: examinar la vida.

Oceanografía” ha sido un estímulo e incluso un juego divertido en el que leer es como un diálogo que admite diferencias y matices. Eliade es un provocador muy ameno, que argumenta y explica incluso sus propias contradicciones. Porque una cosa es saber, incluso saber mucho, muchísimo, y otra comprender lo que se sabe. Una diferencia sutil pero decisiva.

Oceanografía” da lo que promete: una invitación a reflexionar. Y a fe que, pese a mis diferencias en algunos puntos con Eliade, me ha hecho cavilar a base de bien.

©AnaBlasfuemia