Zelda Fitzgerald (Montgomery, Alabama, Estados Unidos, 1900 - 1948)… ¿Quién es Zelda? ¿Qué hace aquí?. Zelda Fitzgerald, nacida Zelda Sayre fue una escritora estadounidense. ¿Escritora? ¡Pero si sólo escribió un libro, Ana!. Pues yo digo que un libro ya hace a una escritora. Incluso ninguno. Pero como Zelda escribió uno, opté por incluirla en la lista de Escritoras Únicas. Una escritora única que escribió un único libro.
Que no se me olvide deciros que fue esposa y musa de Francis Scott Fitzgerald, escritor que espero sea más conocido por los visitantes de este blog. Relación que, inevitablemente, marcó su vida. La de ambos.
Zelda fue una mujer única también, moderna y adelantada a su tiempo, a sus tiempos, vivió y reivindicó la vida desenfadada de los años 20: fiestas, bailes, alcohol, literatura, jazz, viajes, pintar, creatividad… Una vida vivida a tope, cada día una aventura. Sin freno. No fue él el infiel. Fue ella. ¿Infidelidad? Cuántas cosas se podrían decir de lo que significa ser fiel o infiel. En cualquier caso, sería el amante quien deja a Zelda y Scott Fitzgerald el que la acoge de nuevo, disculpándola. Y retoman su ritmo frenético de fiestas, peleas, escándalos, alcohol…
Zelda era una mujer llena de energía, energía que necesitaba ser liberada y vivida. Y eso hace: vivir al día, como si no hubiera mañana. No lo hay. No hay futuro. Con 30 años sufre una depresión. Más tarde, le diagnosticarían esquizofrenia. Tuvo dos intentos de suicidio: el primero cuando la abandona su amante. El segundo cuando, celosa de la estrecha relación entre Scott y Hemingway, acusa a su marido de homosexual y de tener el pene pequeño… Scott se acuesta con una prostituta para demostrar lo hombre que es y Zelda se tira por unas escaleras (no se rompe nada, el corazón ya lo llevaba roto).
La depresión de Zelda cada vez es más grande, comienza a ingresar en psiquiátricos. Le diagnostican esquizofrenia. Curiosamente la enfermedad y los sucesivos ingresos despiertan su creatividad. Escribe Resérvame el vals, el único libro que escribió. Algo que no sentó nada bien a Scott Fitzgerald, porque el libro de Zelda (autobiográfico) contiene mucho material del que él estaba usando para escribir Suave es la noche. Scott la obliga a eliminar capítulos y la ayuda a reescribirlo. Aunque, digo yo, si ambas novelas eran autobiográficas y hablaba de ellos ¿no es normal que hablaran de lo mismo?. Pues no lo sé. Habrá que leer ambos libros para saber. En cualquier caso, una vez que Scott dio el visto bueno a la novela de Zelda, él mismo escribiría a su editor: “Aquí está la novela de Zelda. Ahora es una buena novela, quizá una muy buena novela. Tiene los defectos y las virtudes de una primera novela… Se trata de algo absolutamente nuevo.”
Scott y Zelda seguirían teniendo encuentros y desencuentros. Ella intentaría volver a pintar. Entra y sale de psiquiátricos. Entra y sale de la vida de Scott. En 1940 fallece Scott, víctima de un infarto. Zelda no acudirá a su entierro. Sus ataques e ingresos a los psiquiátricos cada vez son más frecuentes. En 1948 en el hospital psiquiátrico en el que está ingresada se produce un incendio. Fallecieron 9 personas, Zelda era una de ellas.
Y como diría mi madre: así se escribe la historia.
Con Zelda Fitzgerald termina mi lista del Reto de Escritoras Únicas. Todas ellas mujeres, escritoras y únicas. Para mí ha sido un lujo y un placer conocer más a alguna de ellas y mejor a otras que ya conocía. Cualquiera de las 30 escritoras en total (de las tres listas), todas, deben de ocupar un lugar en nuestras estanterías.
Nota: Tengo el blog ligeramente en standby. Y, os habréis dado cuenta (o lo mismo no…), que no visito vuestros blogs ni, por tanto, os comento. Iré retomando poco a poco. Ahora las manecillas del reloj son de plastilina y el tiempo tiene otro compás. Volveré. A ritmo de plastilina.