viernes, 29 de enero de 2021

Cuentos de la periferia (Shaun Tan)

 


De hecho, cuanto más os cuente, menos cosas entenderéis. Algunas cosas son así en esta vida. Pero eso lo descubriréis vosotros mismos

Y así pasa con los libros ilustrados, que si intento hablaros de ellos no entenderéis nada. Porque los libros ilustrados se sienten, se disfrutan, abren miles de puertas y ventanas en el corazón. Porque es la historia (historias, en este caso) del texto pero también las sugestivas historias de las imágenes. Y ahí ya todo es personal porque si las ilustraciones son como las de Shaun Tan (el mismo de esa preciosa delicatessen llamada “Emigrantes”) el grado de embobamiento, magia, imaginación y disfrute que provoquen ya es algo absolutamente íntimo y engarzado, con probabilidad, a la historia e introspección de quien las contemple.

Shaun Tan es australiano. Eso ya lo coloca un poco en la periferia, en la extrañeza: la australiana es una sociedad respetuosa con la diversidad, honesta e impulsora de la igualdad ¿puede haber algo más extraño que eso actualmente?

Ese respeto por las personas sin importar su origen, procedencia, religión, raza, características… atraviesa también estos “Cuentos de la periferia”. La hospitalidad, la compasión, el respeto a las tradiciones y la cultura siempre están presentes en este autor, comprometido con temas políticos y sociales. Los mundos de Shaun son insólitos y maravillosos y una invitación a que no nos quedemos dormidos en la conformidad: siempre hay un misterio en todo aquello que nos rodea

©AnaBlasfuemia

martes, 26 de enero de 2021

Daniel (Chantal Maillard, Piedad Bonnett)


La superficie no resiste. Huyo hacia delante llevando llevando el dolor cosido a los talones. Ninguna acequia en la que ahogarlo, ninguna huella en la que perderlo. Decido enfrentarlo como se enfrenta el cielo a la llanura: a descubierto” (Chantal Maillard)

Basta mirar fijamente la cicatriz,
sus imperfectas costuras,
para que la herida empiece a abrirse
y a contar sus historias.
Cuida la sal de tus ojos” (Piedad Bonnett)

Las montañas y cordilleras nacen de erupciones volcánicas y violentos temblores de tierra. ¿Qué nos dice esto?: que de algo catastrófico nace un acto de creación. No se me ocurre otra forma de describir este libro: “Daniel” es una cordillera, una sucesión de montañas enlazadas y conectadas entre sí a partir de una catástrofe (Daniel, Chantal, Daniel, Piedad)

Daniel se llamaba el hijo de Chantal Maillard. Daniel se llamaba, también, el hijo de Piedad Bonnett. Dos mujeres, dos escritoras, dos hijos, un mismo nombre, una decisión común: suicidarse. Casi la misma edad. “De idéntica manera, desde la misma altura”. En el mes más cruel: abril (“Abril es el mes más cruel: engendra lilas de la tierra muerta, mezcla recuerdos y anhelos, despierta inertes raíces con lluvias primaverales” decía T.S. Elliot).

De la pena volcánica de una madre y los hondos temblores de otra madre surgió un acto de creación. La noche de un 28 de octubre de 2018, un lluvioso día en Málaga, “en el escenario a oscuras, dos sillas frente a frente. En medio, el abismo”, Piedad y Chantal, Chantal y Piedad, establecieron un diálogo con sus voces, se entregaron poemas una a otra, un duelo del duelo. Como en la colisión de dos placas tectónicas nació un Himalaya, una cordillera tan bella y elevada que conecta cielo y tierra: “Daniel

Crear belleza desde el dolor sólo es posible cuando sentimientos tan puros y limpios son compartidos desde el vértigo y desde el epicentro mismo de ese dolor, dándole una voz desnuda y sin paños calientes.

Al borde de la herida mueres, naces” (Piedad Bonnett)

Escribo porque tal vez no hablo. No me sueltes” (Chantal Maillard)

©AnaBlasfuemia

sábado, 23 de enero de 2021

Señor de las periferias (Jesús Montiel)


Una sola palabra dicha con amor a un niño, lanzada con amor a la diana de su corazón infantil, puede curar un infinito número de futuros

Soy carne de periferia. Si la masa me acorrala, busco los márgenes. Ahí encuentro tesoros que no necesito ni desenterrar: otras personas acorraladas, arrinconadas, ilegibles para los demás. Las reconozco, nos espejeamos, construimos una camaradería amorosa, tácita, unos lazos invisibles, conexiones que no necesitan explicitarse.

Que me gustan las periferias, que ahí veo lo esencial (no todo lo esencial es invisible a los ojos). Y me gusta el lugar, me gustan las personas que encuentro ahí. Miro su mirada, siento que la mía no se pierde, incluso la encuentro, en un guiño silencioso que es una complicidad íntima, secreta, sólida. Incluso callada.

Dicho lo anterior, ¿cómo no leer este libro, una biografía literaria, sobre el señor de las periferias por excelencia: Robert Walser? Y con un extra: descubrir a este autor sensible y delicado que es Jesús Montiel. Que sí, que interpreta y ficciona muchas cosas sobre Robert Walser, pero como coincido tanto con su interpretación, con sus percepciones, con su mirada… pues entonces es una lectura de asentimientos, de connivencia.

Amadme”.

Una de las cosas que me ha gustado de este libro es que Jesús Montiel no esconde la realidad que había detrás de los escritos de Walser: la necesidad, no de reconocimiento, sino de una pizquita de felicidad, de amor... El alarido de la soledad en un paraje interior intenso, de una sensibilidad exacerbada y certera.

Hay ciertas herramientas que se necesitan para vivir en la vida real, una astucia torticera e injusta. Si no la posees, si tu corazón es puro, sin dobleces, es posible que camines y camines y no dejes de andar y pasear (“como una revolución”) y un día encuentren tu cadáver en la nieve. Y que, muchos años después, esa fotografía de tu cadáver sea un símbolo que muchos observan con más morbo que comprensión. Una muerte, la de Walser, que parece no morirse nunca.

La vida no está hecha para adoradores de flores"

©AnaBlasfuemia

miércoles, 20 de enero de 2021

Biografía provisional de Mose Eakins (Evan Dara)


 “Recuerda que el envoltorio visible de la verdad es el silencio

Hay quien reza para aliviar el dolor. Yo digo tacos (joder, coño, hostiaputa, mecagoenlaleche), uso palabras, las callo, las mimo, las regalo. El lenguaje es mi religión. Las palabras como un misterio, íntimas dentro, ajenas fuera, daño o sosiego, caricia o puñalada. Las palabras son incontrolables ¿quién las domestica? Somos historias y palabras. Pero… ¿qué valor tienen? ¿y si tus palabras no significaran nada para los demás?

En esta sociedad de cultura de masas, competencia, capitalismo, palabrería vacua… ¿qué valor tienen las palabras? ¿cotizarán algún día en la Bolsa?

Biografía provisional de Mose Eakins” es un desafío para el lector. Me chiflan los escritores que arriesgan, que experimentan con el lenguaje y las estructuras narrativas. Pero no como un adorno, sino con un fin. De hecho algunos fragmentos de este libro son como un ensayo teatralizado. Hay una idea que se quiere transmitir y para ello se utiliza el propio lenguaje y sus límites, sus juegos, nada de zona de confort ni el disfraz de lo comercial y lo superfluo. Es una apuesta dura, para lectores que acepten ciertas aventuras. No hay reglas conocidas ni patrones familiares.

Hay un compromiso por parte de Evan Dara que evidentemente nada tiene que ver con lo comercial y lucrativo de la literatura, sino con la parte más experiencial (tanto para el escritor como para el lector). Fascinante ver cómo el protagonista de esta obra se desgarra porque nada de lo que dice parece tener sentido para los demás. Esa sensación de que, en verdad, te oyen pero no te escuchan. Y que todo lo que hablan los demás es yoismo en estado puro y duro.

Mi sensación es que Evan Dara no sólo habla de la degradación del lenguaje tanto en su aspecto comunicativo como creativo, sino también que, de forma más o menos sutil, todo esto sucede bajo el yugo de una sociedad capitalista que ha empobrecido y vaciado el lenguaje.

Se puede hablar mucho y mucho tiempo sobre esto, pero que se ponga este tema sobre el tapete de la forma que hace Dara me parece deslumbrante. Parodia experimental, sí, pero transmite verdad. Y exige complicidad.

©AnaBlasfuemia

domingo, 10 de enero de 2021

Una Odisea (Daniel Mendelsohn)

 


Una concepción rotunda de cómo es nuestra familia, cuáles son sus puntos débiles y cuáles sus puntos fuertes, los grados relativos de su convencionalidad o excentricidad, su normalidad o su patología, a menudo es imposible de alcanzar mientras no somos lo suficientemente mayores para compararla inteligentemente con las familias de otros; algo que solo empezamos a hacer cuando percibimos que nuestra familia no es, de hecho, el mundo entero

Las familias no son el mundo entero, pero cada una de ellas es un mundo. Con los años he ido creando en mi mente un sentimiento sobre lo que sería para mí esa abstracción, “familia”, cuyo concepto convencional resulta bastante dañino para la sociedad occidental. O dejémoslo en mal gestionado. No voy a enredarme con esto, hablemos del libro, que estará en mi top del 2021.

Si hay un libro que esté en las raíces más profundas de la literatura universal es la “Odisea” de Homero. Cuánto habría cambiado la literatura si no existiera la “Odisea” es algo que nunca sabremos, lo que sí parece claro es que su influencia, miles y miles de años después, es evidente. Y esto es así porque es de esos libros en cuyo vientre se gestó la literatura universal. La verdadera literatura.

El libro de Mendelshon es una revisión de la “Odisea”. Pero no sólo eso, hace algo más intrincado y deliciosamente bello, sin dejar de ser ameno: es también la relación del propio autor con su padre además de una crítica literaria y un comentario lúcido, erudito y enriquecedor de la “Odisea. Y sin renunciar a las emociones, que impregnan todo.

Todos los pilares de la “Odisea” de Homero están en esta odisea de Mendelshon: la nostalgia, las relaciones de pareja, las relaciones padres-hijos, la identidad, el hogar, las historias y los recuerdos que compartimos, el paso del tiempo, los aprendizajes. Análisis literario e historia personal de Mendelshon están entrelazados con una inteligencia y una elegancia tal que convierten su lectura en una lectura tan épica como gozosa.

Si no habéis leído la “Odisea”, no importa: Mendelshon os la cuenta de una forma tan inteligente que deseareis leerla. Y si ya la habéis leído es fácil que hagáis lo que yo: releerla.

©AnaBlasfuemia