Traductora: María José Chuliá García
Páginas: 29
Publicación: 1983 (2008)
Editorial: Nórdica
ISBN: 9788493669522
Sinopsis: Secuelas de una larguísima nota de rechazo es el primer relato que, con 24 años, escribió Charles Bukowski y fue publicado en Story Magazine. Como todos sus textos, este relato es claramente autobiográfico. De hecho, al poco tiempo de escribirlo se desilusionó con el proceso de publicación y dejó de escribir durante una década. Cuenta de manera magistral los sentimientos de un escritor que continuamente ve cómo son rechazados los originales que envía a revistas y editoriales.
Aprender a leer y leer todo lo que había a mi alrededor fue todo uno. Y a mi alrededor había mucho que leer. Mucho. Y nadie me puso ninguna barrera, ningún freno, nadie me dijo “esto no es para una mocosa como tú”. Afortunadamente. Así que empecé a leer muy fuerte. Sin medida. Todo. Nunca agradeceré lo suficiente a quienes me rodeaban esa ausencia de filtro.
Cuando llegué a Bukowski ya me limpiaba los mocos sola, eso es verdad. De hecho, tendría unos 19 años. La máquina de follar y Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones cayeron en mis manos. El desparpajo morboso, la degradación, el vacío existencial… Unas lecturas muy apropiadas para una adolecente que ya andaba perdida por este mundo desde hacía años. A estas alturas ya ni os cuento lo perdida que estoy. De aquellas lecturas recuerdo especialmente haberme encontrado una deliciosa sensibilidad que subyace, subterránea, a todo lo soez que sugerían los títulos. Por debajo de la piel. O sea, por dentro.
Cuando pude, años después, me empapé de la poesía de Bukowski, pasando muchos de sus poemas a formar parte de mi guarida de lecturas en las que me encuentro y soy capaz de abrazar, literalmente, cada vez que vuelvo a ellas.
Hacía mucho que no leía ningún relato o novela de Bukowski, aunque siempre tengo su poesía a mano, y en la biblioteca vi este pequeño relato, ilustrado por Thomas M. Müller. De la mirada a las manos en un zasca. Veo que es su primer relato. Demasiado tentador como para dejarlo pasar, además un vistazo a las ilustraciones terminarían por decidirme (ya lo estaba, decidida).
Y me encontré… a Bukowski. Joven, sí (24 años), pero el Bukowski que recuerdo: desolador, satírico, oscuro, idealista, desgarrado, instintivo… Sin la insolencia que luego fue más constante en sus escritos (sobre todo en sus novelas), pero ese Bukowski estaba ahí, su fuerza inusitada, siempre alejado de la mirada más racional. Bukowski y sus entrañas. Desde lo cotidiano a lo absurdo. La mirada sarcástica, atenta a las minucias y los detalles.
29 páginas que se leen de una sentada (una sentadita, ideal para culos inquietos como el mío). Las imágenes de Müller y las que crea con sus palabras Bukowski te introducen con facilidad en ese ambiente de desilusión, de optimismo rechazado. Se aprecia ya en este relato el personaje que fue construyendo de sí mismo, ya sabéis, el Bukowski mujeriego, borrachín, jugador, reaccionario, libre… Un curioso relato del siempre genial Bukowski.
Es verdad, adoro a Bukowski. No soy objetiva con él. Pero nunca he querido ser objetiva con quienes amo. Quizás la objetividad esté sobrevalorada. O el amor. Pero ¿cómo ser objetiva con alguien que ha escrito (entre otras muchas cosas) un poema como este?:
Pájaro azul (Charles Bukowski)
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro,
no voy a permitir que nadie te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo,
¿es que quieres hacerme un lío?
¿es que quieres mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
Le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas triste.
Luego lo vuelvo a meter,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar a un hombre,
pero yo no lloro,
¿lloras tú?
Y con Bukowski quiero cerrar el año en el blog. Adiós 2015. Aunque ahora cuando ya agonizas has intentado recomponer tantos días infames, te pateo el culo y te digo adiós. Bienvenido 2016. El 16 es mi número preferido. Y es un año bisiesto. Le recibiré con los brazos abiertos y mirada de faro. Sigo leyendo. Siguen los libros. Siguen las lecturas. Os deseo a quienes por aquí pasáis que la vida y los libros os den amor, equilibrio, salud, latidos... Que la vida os dé VIDA. Y que nada se interponga.