Traductor: Ismael Attrache
Páginas: 288
Publicación: 2017
Editorial: Blackie Books
Sinopsis: Para muchas personas que padecemos depresión o ansiedad, el mero acto de resistencia, de aparentar «normalidad», es algo desalentador, doloroso y al mismo tiempo heroico. Levantarse de la cama, llevar a los niños al colegio, ir a trabajar, preparar algo de comer… Todo esto puede representar un logro increíble para aquellas personas que tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano solo para mantenerse en pie. ¿Cómo puedes seguir adelante? ¿Cómo haces lo que haces, día tras día, según la idea que la gente tiene de ti y como la sociedad espera que lo hagas, cuando lo que realmente deseas es esconderte y desaparecer? A lo largo de cinco meses de agotadora gira musical, tocando frente a miles de personas y con la incesante compañía de las torturadoras voces de su cabeza, a James no le queda otro remedio que lidiar con una mente salvaje y llena de recovecos.
Puedes empezar a leer las primeras páginas AQUÍ.
Para muchos de nosotros, el mundo exterior es la puta selva.
Cuando leí Instrumental me pareció tan intenso, violento y duro, que no pude comentarlo de la forma habitual, sino tal y como lo sufrí.
Me gustó el inicio de Fugas, ese reconocimiento de la fragilidad, la propia y la ajena, el fingimiento, la depresión, el juego de aparentar… Pero este acuerdo con lo que leía duró poco y, cuando quise darme cuenta, leía en vertical como hacía tiempo que no leía.
Es que no quiero sentir tanto. Todavía no dispongo de los mecanismos necesarios para ello.
A veces no sabemos qué hacer con el dolor, si ignorarlo, si gritarlo, si disimularlo, si compartirlo o acallarlo, si convertirlo en un motor o, directamente, ningunearlo. A James Rhodes le rompieron la infancia, la espalda y la vida. Ese es un dolor colosal. ¿Qué hacer con él? Hizo Instrumental. Y ahora ha convertido ese dolor en un filón.
De Instrumental se comentó por activa y por pasiva que era una historia de superación. A mí me pareció un libro cruelísimo de leer, y también me pareció imprescindible que se oyera su voz, su desgarro, pero sin embargo tuve todas las dudas del mundo sobre que se tratara de una historia de superación. No. Rhodes seguía deshecho, la música no le había salvado. Solo le había permitido seguir respirando cada mañana. Y eso no es estar a salvo. No es vivir, sobrevivir si acaso.
A lo mejor la perfección no es algo a lo que aspirar. A lo mejor lo que interesa es mejorar.
Y cuando leo frases como la anterior, me doy cuenta que Rhodes sigue diciéndose cosas a sí mismo, por si se las cree. Y quizás también porque el guion dice que hay que añadir dosis de positividad, de lucha que consigue algún resultado. De superación, vaya. Una moralina innecesaria. Y ese es el problema. Rhodes se habla a sí mismo para convencerse de algo que son voces externas, no internas.
A Rhodes le admiro que no se haya callado, que haya visibilizado una situación feroz e inhumana que aún sigue sucediendo. También que haya hecho de la música clásica una música más cercana, que la haya desnudado de todo el engolamiento innecesario que la vuelve inaccesible y clasista. Que escriba como hablamos, sin trucos literarios, sin literatura, directamente desde las entrañas. Que muestre la lucha infernal que tiene consigo mismo.
La cuestión es que yo necesito un montón de caricias. Nunca recibo las suficientes, sin contar las mías propias, porque cuando me las dan no me las creo, así que no cuentan.
Todo lo anterior, muy evidente en Instrumental, sigue estando en Fugas. ¿Cuál es el problema entonces? Exactamente ese: que sigue estando lo mismo. Que es más de lo mismo. Me golpea la primera vez. Me destroza. Pero ahora agita sobre lo agitado, remueve sobre lo removido. No avanza.
En tres años ha escrito tres libros. Para un pianista que escribe yo diría que es bastante prolífico. Muy productivo sin duda. Pero a estas alturas no puedo evitar sentir que lo están sobreexponiendo y sobreexplotando. Que Rhodes se ha convertido en la gallina de los huevos de oro y que seguirán exprimiéndole hasta que sólo quede la cáscara. La nada. Me pregunto si alguien piensa en él. Si alguien lo cuida. En la página 240 tengo claro que no. Que sus editores estarán contentos. Pero a él no le siento muy feliz. Ni curado ni salvado.
Debo seguir promocionando productos para que los editores estén contentos.
Lo que me pregunto es quién lo cuidará si algún día deja de ser la gallina de los huevos de oro... Ese momento va a ser crucial. Espero que tenga alguien a su lado. No me he estrenado aún con el autor, pero ahí está, en la lista de pendientes esperando su momento.
ResponderEliminarBesotes!!!
Supongo que el primero que tiene que cuidarse es él a él mismo, pero no sé yo...
EliminarUn abrazo
Ana, yo creo que Rhodes participa en esa sobreexposición o torbellino mediático de forma deliberada, bien consciente de lo que hace, todo ese frenesí de conferencias, conciertos de piano, la escritura, su colaboración en la radio (en la ser), etc, etc, le mantienen con la mente ocupada en eso, tal vez los demonios regresen por la noche, no lo sé, pero si encima le persiguen por el día,uff.
ResponderEliminarSi Rhodes tuviese todo el tiempo del mundo y la mente desocupada para rememorar su terrible pasado... a lo mejor ya no estaba aquí.
No, no está ni curado ni salvado, simplemente está vivo... lo que no es poco.
Un fuerte abrazo!!
De forma deliberada sí, pero bien consciente no lo tengo yo tan claro, salvo que esté haciendo un papelón y resulte que al final ni pianista ni escritor: tremendo actor. Es verdad que es una forma de mantener la mente ocupada, pero al modo "pollo sin cabeza", sin afrontar ni solucionar. No sé, de verdad pienso que esta sobreexposición no le ayuda aunque ahora misma le mantenga activo y vivo...
EliminarUn abrazo
No he leído Instrumental porque sé que es muy dura y no me ha apetecido hacerlo.
ResponderEliminarMe ha parecido excelente Ana el análisis que has hecho y como dice Paco toda esta sobreexposición del escritor parece que intente distraerse de ese malestar interno que sigue ahí, que necesita tiempo y trabajo para poder vivir con ello. Me parece un hombre muy valiente, desnudar sus sentimientos, su fragilidad, exponerse ante todos y ante todo y eso como bien matizas lo ayuda a sobrevivir que no a vivir porque aún no parece estar en esa fase. Y sí espero que no esté solo, que encuentre quien lo sostenga en sus momentos a solas porque dudo que aquellos que ahora lo elogian y utilizan se acuerden de él o de ninguno cuando no venden.
Besos
A mí también me parece valiente, pero una vez hecho el ejercicio de vomitarlo todo, de hacerlo público, hay que dar un paso más allá, un paso que tenga que ver con uno mismo. En verdad siempre estamos solos aunque tengamos a personas al lado. Y es ahí, desde esa soledad inevitable, desde donde hay que construirse. Ojalá lo consiga.
EliminarUn abrazo
Supongo que una vez que ha iniciado el camino de contarlo, de compartirlo, que es el primer paso para superarlo, debe seguirlo. Será él, espero, quien vaya viendo cuándo ya no lo necesita. Que haya quien se aproveche de esa necesidad, de eso estoy segura. Sólo deseo que cuando crea que ya está bien encaminado, sepa y le dejen parar. (Tengo 'Instrumental' en espera.
ResponderEliminarBesines.
Sí, pero es que la sensación no es que ha seguido el camino, sino que se ha quedado en el sitio (más de lo mismo). Le deseo que sepa cuándo dar un giro a todo y ponerse él mismo por delante, sanar por dentro y no sólo "mediaticamente".
EliminarUn abrazo
Rhodes es muy consciente de lo que hace y de cómo lo hace, parar y respirar no creo que entre en sus planes...por ahora. Ya veremos que ocurre, yo no puedo dejar de pensar en el Quijote y el momento en que Alonso Quijano recobró la "cordura"
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
No sé, si realmente es tan consciente de lo que hace y cómo entonces me parece que sería bastante falso, creo. Debiera respirar o al menos dejar de hurgar en la herida, hurgar de esa forma en la que no se cicatriza.
EliminarUn abrazo
Me salí de mi zona de confort y leí "Instrumental", menudo espanto me llevé. Es tal como comentas, no es un libro que se lee sino que se sufre. Creo que para sobrevivir a la lectura me agarré fuerte a toda su pasión por la música, cómo habla de los compositores clásicos, de los conciertos, de los instrumentos, de sus prácticas diarias. Pero sí, me pareció un libro necesario: para llamar la atención a la sociedad pero también porque Rhodes necesitaba escribirlo ¿cómo seguir viviendo con tanto dolor?
ResponderEliminarNo sé si leeré "Instrumental", me gusta lo que cuentas de este libro y las frases que destacas (es Rhodes en estado puro) pero temo que no sea más que un intento de los editores de aprovechar el tirón (como tú bien señalas), por no hablar de que no sé si me atrevo a volver a entrar en esa biografía. Besos.
Sí, se sufre tela con Instrumental. Él hizo lo mismo: agarrarse a su pasión por la música. Como dije, Instrumental es un libro necesario (por lo que cuenta), sin embargo Fugas ya me pareció innecesario, más de lo mismo.
EliminarUn abrazo
Creo que escribió lo que tenía que escribir en Instrumental. Para mí Rhodes no es escritor sino un magnífico divulgador de la música clásica. En Instrumental me convenció más cuando hablaba de música que cuando contaba todo lo terrible de su vida. No quiero decir con esto que no me lo haya creído que por supuesto que sí, sino que para mí es un libro sobre su pasión por la música clásica. Pero está claro que su brutal experiencia vital vende mucho más, de ahí que haya que explotar el filón. Me gustó Instrumental pero cuando lo terminé pensé que con él ya había leído todo lo que necesitaba sobre Rhodes, por lo que no me pilla de sorpresa tu decepción con este libro.
ResponderEliminarUn abrazo
Tal cual. Fugas es estirar Instrumental, pero sin necesidad. Su experiencia era necesario contarla, hay que denunciar esas situaciones, y en ese sentido tiene valor Instrumental. Pero Fugas ya es estirar el filón e incluso desmerecer Instrumental.
EliminarUn abrazo
Sospecho que cuando un autor se repite, obedece a una sugerencia editorial que conviene a ambos. 'Instrumental' me pareció rotundo pero nada espectacular. Por otra parte, su trabajo como músico no alcanza ni a Zimmermann, Gould o Ashkenazy, por no hablar de Rubinstein ni otros virtuosos del piano...
ResponderEliminarLo dejo pasar.
Gracias por tu sinceridad, siempre presente.
Un gran abrazo.
Está claro, él mismo lo dice, que hay "sugerencia editorial" pero también que algo más tendrá que contar, si quiere seguir escribiendo. Instrumental es brutal, pero dejará de serlo si lo está reescribiendo en cada libro que escribe. Musicalmente también es muy cuestionado por los profesionales, ahí tengo menos elementos técnicos para juzgarle.
EliminarUn abrazo