Título original: Sleepless nights
Traductora: María Alcaraz
Páginas: 128
Publicación: 1979 (2009)
Editorial: Duomo
ISBN: 9788492723171
Sinopsis: En Noches insomnes una mujer repasa su vida -la galería de personajes, los variados telones de fondo de los lugares- y elabora un cuaderno de recuerdos, reflexiones, retratos, cartas y sueños. En una vivificante fusión de hechos y ficciones, este libro lírico, endurecido y perfectamente construido, no es sólo una de las mejores obras de Elizabeth Hardwick sino una de las grandes contribuciones a la literatura estadounidense de los últimos cincuenta años.
Podéis empezar a leer el libro AQUÍ.
Una lectura inusual, ante la que mis ojos tuvieron que reajustarse a lo que estaba acostumbrada últimamente. Como estoy en plan esponja, absorbo muchas cosas de mi alrededor y, por supuesto, también de lo que leo, así que he sacado mucho de este libro, exigente para el lector, con una estructura aparentemente caótica, cartas, personas, reflexiones, idas y venidas, cambios de ubicación, personas que aparecen (¡Billie Holliday!!, impresionante el lúcido retrato que hace de ella), análisis de mentes y situaciones, sátira a un país, crítica descarada, cambios temporales, tal vez algún ajuste de cuentas, compromiso… No parece haber conexiones en lo que lees, aunque claro que la hay, la conexión es la memoria y quien recuerda.
No, no es una novela. Es un ejercicio literario, un esfuerzo para el lector, incluso un esfuerzo intelectual, que aprovechas y disfrutas si lo lees más como un ensayo y con un espíritu de apreciar el arte y la creatividad. Y si aceptas que hay que entender la literatura como un universo en el que ficción y realidad no tiene, en verdad, límites ni fronteras. Entonces ahí se amplía el prisma y, con él, la mirada.
El proceso de escritura es un misterio incluso para esta inteligentísima mujer, que tiene claro que un primer escrito decepcionante, que incluso debe de ser decepcionante, es sólo el principio de algo; incluso después de varios borradores decepcionantes, seguirá siendo el principio de algo que hay que continuar. Me ha gustado ese planteamiento, que debe de ser aleccionador para quien desee escribir. Incluso como filosofía vital: insistir, persistir, continuar. Nunca abandonar, todo son principios de algo que hay que continuar.
Como digo, no es una lectura fácil, ni por estructura ni por contenido. Hardwick recrea fragmentos de su memoria, una memoria que no es muy de fiar, porque es una memoria transformada, tamizada por una mente inteligente. Como muchos escritores, es una observadora analítica y casi obsesiva de lo que le rodea, y creo que principalmente en este libro se recogen muchas reflexiones que le surgen a partir de aquello que observa. A veces cruel, pero siempre inteligente. Seguir sus pensamientos muchas veces obligaba a los míos a expandirse, algo que siempre agradezco, ensanchar mi percepción de las cosas.
Un libro que leí casi del tirón, aunque en determinados momentos lo tuve que dejar descansar y reposar, porque sentía que no podía seguir expandiendo mi mente para alcanzar lo leído, una tiene los límites que tiene... Pero me pilló en buen momento y conseguí no alternarlo con otras lecturas. Un libro para mentes inquietas que quieran exigirse a sí mismos como lectores, no es una lectura que pueda recomendar salvo por inquietud y curiosidad intelectual o creativa.
Traductora: María Alcaraz
Páginas: 128
Publicación: 1979 (2009)
Editorial: Duomo
ISBN: 9788492723171
Sinopsis: En Noches insomnes una mujer repasa su vida -la galería de personajes, los variados telones de fondo de los lugares- y elabora un cuaderno de recuerdos, reflexiones, retratos, cartas y sueños. En una vivificante fusión de hechos y ficciones, este libro lírico, endurecido y perfectamente construido, no es sólo una de las mejores obras de Elizabeth Hardwick sino una de las grandes contribuciones a la literatura estadounidense de los últimos cincuenta años.
Podéis empezar a leer el libro AQUÍ.
Junio. Esto es lo que he decidido hacer con mi vida en este preciso mejor momento: me entregaré a este ejercicio de memoria transformada, distorsionada incluso, y viviré esta vida, la que vivo hoy.Novela, autobiografía, ensayo, experimento literario… No se sabe muy bien, incluso después de haberlo leído, dónde ubicar esta lectura. Sí, usa su propio nombre, sí, está escrito en primera persona. Pero no es muy confesional ni muestra mucho de sí misma, aunque sí de otros. Ella misma reconoce que muchas veces la tercera persona es un disfraz de la primera persona y que mucha ficción es autobiográfica, algo que muchos lectores son capaces de percibir. Así que directamente se quita el disfraz y lo hace en primera persona.
Una lectura inusual, ante la que mis ojos tuvieron que reajustarse a lo que estaba acostumbrada últimamente. Como estoy en plan esponja, absorbo muchas cosas de mi alrededor y, por supuesto, también de lo que leo, así que he sacado mucho de este libro, exigente para el lector, con una estructura aparentemente caótica, cartas, personas, reflexiones, idas y venidas, cambios de ubicación, personas que aparecen (¡Billie Holliday!!, impresionante el lúcido retrato que hace de ella), análisis de mentes y situaciones, sátira a un país, crítica descarada, cambios temporales, tal vez algún ajuste de cuentas, compromiso… No parece haber conexiones en lo que lees, aunque claro que la hay, la conexión es la memoria y quien recuerda.
No, no es una novela. Es un ejercicio literario, un esfuerzo para el lector, incluso un esfuerzo intelectual, que aprovechas y disfrutas si lo lees más como un ensayo y con un espíritu de apreciar el arte y la creatividad. Y si aceptas que hay que entender la literatura como un universo en el que ficción y realidad no tiene, en verdad, límites ni fronteras. Entonces ahí se amplía el prisma y, con él, la mirada.
El proceso de escritura es un misterio incluso para esta inteligentísima mujer, que tiene claro que un primer escrito decepcionante, que incluso debe de ser decepcionante, es sólo el principio de algo; incluso después de varios borradores decepcionantes, seguirá siendo el principio de algo que hay que continuar. Me ha gustado ese planteamiento, que debe de ser aleccionador para quien desee escribir. Incluso como filosofía vital: insistir, persistir, continuar. Nunca abandonar, todo son principios de algo que hay que continuar.
Como digo, no es una lectura fácil, ni por estructura ni por contenido. Hardwick recrea fragmentos de su memoria, una memoria que no es muy de fiar, porque es una memoria transformada, tamizada por una mente inteligente. Como muchos escritores, es una observadora analítica y casi obsesiva de lo que le rodea, y creo que principalmente en este libro se recogen muchas reflexiones que le surgen a partir de aquello que observa. A veces cruel, pero siempre inteligente. Seguir sus pensamientos muchas veces obligaba a los míos a expandirse, algo que siempre agradezco, ensanchar mi percepción de las cosas.
Un libro que leí casi del tirón, aunque en determinados momentos lo tuve que dejar descansar y reposar, porque sentía que no podía seguir expandiendo mi mente para alcanzar lo leído, una tiene los límites que tiene... Pero me pilló en buen momento y conseguí no alternarlo con otras lecturas. Un libro para mentes inquietas que quieran exigirse a sí mismos como lectores, no es una lectura que pueda recomendar salvo por inquietud y curiosidad intelectual o creativa.
El tormento de las relaciones personales. Nada nuevo ahí, excepto el disimulo y la huida a lomos de los adjetivos. Cuán dulce verse atravesada por los puñales al final de los párrafos. Por lo demás, me gusta que las personas a las que quiero me conozcan.(©AnaBlasfuemia)