viernes, 30 de julio de 2021

Lejos del bosque (Chris Offutt)


 “-¿De dónde eres?
-De Kentucky
-¿De qué parte?
-De la parte de la que se va la gente


Este diálogo es el más citado al hablar de “Lejos del bosque” e incluso se recoge en la contraportada del libro. Obvio, porque refleja a la perfección el espíritu de los relatos recogidos en “Lejos del bosque. Pero todo se entiende mejor cuando se acompaña de su complemento, su contrario, el guante que se acopla a la perfección con la mano, como si fuera piel sobre piel, piel que se ajusta a carne y huesos. Este magnífico libro de relatos de Offutt se entiende mejor si a la cita anterior le añadimos esta otra:


Al final, había logrado volver a casa, mientras que yo seguía aquí atrapado, en el mundo


Y, voilà, ya tenemos la panorámica completa, el arco que siguiendo el recorrido de un extremo a otro abarca una realidad extensa y tensa, completa y compleja. Las personas estamos hechas de costuras (y costurones) de las que no somos conscientes. Hasta que un día esas costuras crujen, se descosen, se abren y de ellas mana una nostalgia paradójica: añoramos los lugares de los que hemos huido.

Los sitios que abandonamos, los lugares y paisajes que somos, donde nacimos, la historia de tu familia, la historia de tu tierra y muchas generaciones, una cultura y una forma de ser… nos explican mucho más de lo que pensamos. Son lugares que tienen sus propios códigos, que solo entienden y comprenden quienes allí vivieron. Y huyes de esos códigos, quieres ser el verso suelto, el eslabón que se rompa aspirando a una libertad más imaginada y soñada que real. Eliges.

La escritura y los personajes de Offutt tienen un algo indefinible, un halo que tiene que ver más con la saudade portuguesa que con el orgullo norteamericano. Una morriña que pretende acortar la distancia con lo más primario, con la naturaleza recordada, tal vez imaginada; con las raíces que nos sostienen y su fragilidad y su fortaleza. Porque tal vez no añores un lugar que fue, sino un lugar que quisiste que fuera. Sabes porqué te has ido, pero cuando comprendes porqué quieres volver todo adquiere un sentido que refleja lo absurdo de muchas decisiones y cómo la libertad, al igual que la esperanza, puede ser una trampa endemoniada.

©AnaBlasfuemia

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