“Jamás se vengaba de una injusticia padecida, y tal vez así se vengaba suficientemente”
Robert Walser siempre mantuvo intacta su capacidad de desconcierto y asombro, de contar cada detalle de aquello que observaba con la mirada profunda de quien tiene la paciencia y el matiz para descifrar todas las posibilidades que ofrece la vida y siempre elige sorprenderse.
No hay nada trivial en Walser porque nada lo era para él, con su inmensa capacidad para transformar en poesía lo banal y para concebir la felicidad bajo otras formas que no sean únicamente las del buen humor y el buenrollismo
Walser, “melancólico, aunque también alegre, desprejuiciado y a la vez tímido”, mira a su alrededor y parece no comprender comprendiéndolo todo. Noble de mirada triste, triste de mirada noble, deliberadamente torpe, intentando escabullirse del terrible sobresalto que provoca ser capaz de descifrar palabras y señales. Alma sensible abierta al azar y el detalle, el plácido prodigio de la fatalidad y la escritura destilada que perpetúa lo volátil.
Leer a Walser y su literatura improvisada es dejarte llevar por su mente errante, observadora y clarividente en el detalle y con capacidad para detectar multiversos en las cosas pequeñas.
“No me asusta el ruido ni el silencio. Solo hay que temer los temores”
Leí el paseo y para mí fue un gran descubrimiento.
ResponderEliminar"El paseo" es seguramente su libro más conocido y en el que se respira la esencia de Walser. Yo lo adoro...
EliminarUn abrazo