Título original: Thérèse et Isabelle
Traductor: Delfín G. Marcos
Páginas: 128
Publicación: 1954 (2015)
Editorial: Mármara Ediciones
ISBN: 9788494391323
Sinopsis: El internado ha sido el escenario en el cual autores tan relevantes como Robert Musil, Fleur Jaeggy o Robert Walser han ambientado sus obras y dado a conocer sus experiencias de juventud. Con «Thérèse e Isabelle» Violette Leduc viene a incrementar ese elenco de autores; entre las cuatro paredes de un internado descubrió por primera vez la amistad, el amor, el sexo y los prejuicios sociales.
¿Qué me has hecho, Violette Leduc? Termino de leer Thérèse e Isabelle y tiemblo. He temblado en cada página. He llorado al llegar a las dos frases finales, mientras decía ¡mierda, mierda, mierda…!
Este libro me ha agitado de principio a fin. Y me ha excitado. Sí, eso ha hecho. El cuerpo, la piel y las entrañas.
Violette Leduc fue la protegida de Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre. Ahí es nada. Gracias a ellos, que la animaron a escribir (y a Mármara Ediciones), podemos disfrutar hoy en día de una autora de gran calidad, que escribe desnuda, sin protección ni cortapisas, hablando de sí misma, de sus relaciones sexuales, de su dramática vida familiar, sus miedos, sus obsesiones… Valiente Leduc. Admiro (sí, admiro) a personas así. Y cómo sufren, maldita sea. Qué vida más injusta.
Thérèse et Isabelle es un texto que formaba parte originalmente de Ravages, pero la censura (ay, la censura) se cargó directamente gran parte de su contenido por sus escenas eróticas. Ese texto censurado es el que compone Thérèse e Isabelle.
¿No está de moda la literatura erótica? Pues pasen y lean. Literatura. Erótica. Nivel: categoría “te quedas boquiabierta”. Abierta te quedas.
No necesita preámbulos Leduc. Frases cortas. Zas, zas, zas… Enseguida deja clara la mirada de Thérese (que es la mirada de Leduc, puesto que estamos ante un texto autobiográfico). Y Thérese mira a Isabelle. Concretamente a su escote. Y yo deslizo la mía también por escotes, espaldas, las curvas y las líneas de las nalgas, los pechos, las manos, hombros, cuello, vientre, pubis, lengua… No hay un centímetro del cuerpo que no recorra ni me recorra.
Me volvía loca anotando, subrayando (“Te veo en todo lo que miro”, “Ella no sabrá jamás lo que me ha entregado”, “Habríamos hecho grandes cosas juntas: nos bastaríamos”, “La palabra que había pronunciado era demasiado grande”, “- ¿Qué tienes? - Ganas de ti”, “He deseado tanto nacer en sus ojos”, “Ella daba tantas palabras como callaba”, “Cuando se ama siempre se está en el andén de la estación”, “Yo estaba enamorada: no tenía abrigo”, “Respiré, me reconocí, me abandoné”, “Conectamos tanto que desaparecimos”, “Eres preciosa, no quiero perderte”, “Ella ignoraba desde qué lugar la amaba”, “Tuve ganas de deshacerlo todo y recomenzar”, “Al conocerte, mi abismo cobró sentido”, “Veo el mundo, sale de ti”...) Vale, paro… podría seguir, podría reseguir cada línea de este libro con mis dedos, con mi mirada, una y otra vez, una y otra vez. Y volvería a sentirme viva, volvería a sentir, volvería a llenarme de fascinación, de deseo, de amor, de dolor. Sublime y brillante Leduc.
Y llego a la última página. Y antes de leerla me pregunto cómo puede terminar el libro ahí, no puede pasar nada en tan sólo una página, me quedo sin aliento pensando que lo va a terminar mal, así, sin más. ¿O le faltan páginas a mi libro? Qué imbécil soy a veces. Llevaba páginas y páginas admirada, asombrada, emocionada y excitada y no sé cuántas cosas más… ¿cómo iba a terminar mal Leduc? Sólo necesita dos frases, las dos últimas frases para que todo se convierta en bocanadas por coger aire y lágrimas que brotan sin nada que se lo impida. Y el libro me estalla dentro. Y me arrasa.
Llenarse de siempres, de jamases, de siemprementes, de nuncas, de promesas. Y vaciarse. Devastador. Cruel.
PD: Tengo muchas dudas sobre este blog y su futuro. Sobre si seguir o no en este cuarto propio en el que tanto me cuento a través de lo que leo y lo que escribo. Me leo a mí misma, en cada entrada, en cada lectura que cuento, en cada blasfuemiada, incluso en los comentarios, y me asusta lo que veo. Es posible que me tome un tiempo, un paréntesis, en el blog y en las redes. Estoy indecisa y ligeramente desnortada. Quizás un período de reflexión sea necesario. Y tomar decisiones.
Le debo muchas cosas buenas a "Lo que leo lo cuento". Le debo lo mejor que hay en este mundo: personas. Personas que han llegado a mí. Personas maravillosas que nunca hubiera conocido si no hubiera sido por este blog. Algunas de ellas (que no necesito nombrar) son auténticos faros en mi vida, me iluminan y evitan que me golpee contra acantilados y rocas. Nunca agradeceré lo suficiente en esta vida todo lo que me ha dado este cuarto propio, pese a lo que también me ha quitado.
Un abrazo agradecido a todos y cada uno de los que por aquí pasen y lean, porque sin vosotros, tanto si comentáis como si no, si os identificáis como si no, nunca hubiera sido posible este blog.
Leed, leed, leed por encima de todo. No dejéis de leer. Lo que queráis y como queráis. Los libros nunca, jamás, fallan. Jamás. Que seguiré leyendo cada día es la única certeza que tengo.
Siempre me encontraréis en blasfuemia@gmail.com
*(Comentad del libro, no quiero que esta PD distraiga de lo importante: Violette Leduc y su Thérèse e Isabelle. Es sólo que de vez en cuando me gusta pensar a tecla alzada y en letra alta.)
(©AnaBlasfuemia)
Traductor: Delfín G. Marcos
Páginas: 128
Publicación: 1954 (2015)
Editorial: Mármara Ediciones
ISBN: 9788494391323
Sinopsis: El internado ha sido el escenario en el cual autores tan relevantes como Robert Musil, Fleur Jaeggy o Robert Walser han ambientado sus obras y dado a conocer sus experiencias de juventud. Con «Thérèse e Isabelle» Violette Leduc viene a incrementar ese elenco de autores; entre las cuatro paredes de un internado descubrió por primera vez la amistad, el amor, el sexo y los prejuicios sociales.
Supe entonces que había estado privada de ella desde antes de conocerla.Ufff… Suspiro. Resoplo. Suspiro.
Isabelle llegó del país de los meteoros, de las conmociones, de las catástrofes, de los estragos.
¿Qué me has hecho, Violette Leduc? Termino de leer Thérèse e Isabelle y tiemblo. He temblado en cada página. He llorado al llegar a las dos frases finales, mientras decía ¡mierda, mierda, mierda…!
Este libro me ha agitado de principio a fin. Y me ha excitado. Sí, eso ha hecho. El cuerpo, la piel y las entrañas.
El escalofrío es a la caricia lo que el relámpago a la noche.A ver, vamos a situarnos, y así dejaré de temblar. ¿Quién era Violette Leduc? Una pionera, sin duda. Una mujer, como tantas otras, a quien la historia no hace justicia porque vivió en un tiempo que no le correspondía. Se adelantó. Y eso la sociedad no lo perdona. Adelantarte a tu época, siendo mujer además, ¿a quién se le ocurre? Precursora, exploradora de tiempos por venir, habitante del futuro. Decía de ella misma que era un desierto que monologa. Yo me tatuaría esa frase: soy un desierto que monologa. Porque es de las que contiene todo. Me contiene a mí. Tomo nota. Cuando done mi cuerpo a la ciencia se encontrarán con que el cuerpo en cuestión es un libro lleno de frases y cicatrices que me cuentan.
Violette Leduc fue la protegida de Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre. Ahí es nada. Gracias a ellos, que la animaron a escribir (y a Mármara Ediciones), podemos disfrutar hoy en día de una autora de gran calidad, que escribe desnuda, sin protección ni cortapisas, hablando de sí misma, de sus relaciones sexuales, de su dramática vida familiar, sus miedos, sus obsesiones… Valiente Leduc. Admiro (sí, admiro) a personas así. Y cómo sufren, maldita sea. Qué vida más injusta.
Thérèse et Isabelle es un texto que formaba parte originalmente de Ravages, pero la censura (ay, la censura) se cargó directamente gran parte de su contenido por sus escenas eróticas. Ese texto censurado es el que compone Thérèse e Isabelle.
Seguíamos estrechándonos, nos queríamos engullir. Nos habíamos liberado de nuestra familia, del mundo, del tiempo, de las certezas. La estreché contra mi pecho, contra mi corazón abierto en canal: quería que Isabelle entrase. El amor es una invención agotadora.Así que sí, estamos ante un libro erótico. Vaya, vaya. Y a fe que lo es. Es erótico, bello, poético, excitante, demoledor… Agitó mi cuerpo, mi piel, mi sexo, mi alma. Me agitó de arriba abajo, de dentro a afuera. Y viceversa.
¿No está de moda la literatura erótica? Pues pasen y lean. Literatura. Erótica. Nivel: categoría “te quedas boquiabierta”. Abierta te quedas.
No necesita preámbulos Leduc. Frases cortas. Zas, zas, zas… Enseguida deja clara la mirada de Thérese (que es la mirada de Leduc, puesto que estamos ante un texto autobiográfico). Y Thérese mira a Isabelle. Concretamente a su escote. Y yo deslizo la mía también por escotes, espaldas, las curvas y las líneas de las nalgas, los pechos, las manos, hombros, cuello, vientre, pubis, lengua… No hay un centímetro del cuerpo que no recorra ni me recorra.
Lo hicimos de memoria, como si ya nos hubiésemos acariciado en otro mundo antes de nacer, como si volviésemos a encajar las piezas de un engranaje. La mano de Isabelle, la que me turbaba la cadera, era la mía; mi mano sobre el costado de Isabelle era la suya. Se reflejaba en mí, me reflejaba en ella: dos espejos se amaban.Brava Leduc. Bella y valerosa. El deseo sin concesiones, sin barreras. La pasión desbordada, sentida, derramada. Erotismo lírico. Con las palabras hace poesía sin perder de vista la pasión, la sensualidad, el deseo, la fantasía, el sexo... Hasta ahora creo que sólo Anaïs Nin conseguía estremecerme así, de deseo (aunque Nin me hace estremecer por muchísimas más razones). Y Leduc sube a mi olimpo particular como un águila dorada en esplendoroso vuelo, centelleante. Me ha hecho vibrar. No se le puede hacer esto a mi imaginario, Leduc. No.
Me volvía loca anotando, subrayando (“Te veo en todo lo que miro”, “Ella no sabrá jamás lo que me ha entregado”, “Habríamos hecho grandes cosas juntas: nos bastaríamos”, “La palabra que había pronunciado era demasiado grande”, “- ¿Qué tienes? - Ganas de ti”, “He deseado tanto nacer en sus ojos”, “Ella daba tantas palabras como callaba”, “Cuando se ama siempre se está en el andén de la estación”, “Yo estaba enamorada: no tenía abrigo”, “Respiré, me reconocí, me abandoné”, “Conectamos tanto que desaparecimos”, “Eres preciosa, no quiero perderte”, “Ella ignoraba desde qué lugar la amaba”, “Tuve ganas de deshacerlo todo y recomenzar”, “Al conocerte, mi abismo cobró sentido”, “Veo el mundo, sale de ti”...) Vale, paro… podría seguir, podría reseguir cada línea de este libro con mis dedos, con mi mirada, una y otra vez, una y otra vez. Y volvería a sentirme viva, volvería a sentir, volvería a llenarme de fascinación, de deseo, de amor, de dolor. Sublime y brillante Leduc.
Y llego a la última página. Y antes de leerla me pregunto cómo puede terminar el libro ahí, no puede pasar nada en tan sólo una página, me quedo sin aliento pensando que lo va a terminar mal, así, sin más. ¿O le faltan páginas a mi libro? Qué imbécil soy a veces. Llevaba páginas y páginas admirada, asombrada, emocionada y excitada y no sé cuántas cosas más… ¿cómo iba a terminar mal Leduc? Sólo necesita dos frases, las dos últimas frases para que todo se convierta en bocanadas por coger aire y lágrimas que brotan sin nada que se lo impida. Y el libro me estalla dentro. Y me arrasa.
Llenarse de siempres, de jamases, de siemprementes, de nuncas, de promesas. Y vaciarse. Devastador. Cruel.
Hablamos. Una pena. Cosa que decimos, cosa que asesinamos. Las palabras que no medren, que no embellezcan, acabarán marchitándose en el interior de nuestros huesos.(No, no son estas las últimas frases del libro. Hay que leerlo todo, cada página. Y llegar a las dos últimas frases. Y romperse).
PD: Tengo muchas dudas sobre este blog y su futuro. Sobre si seguir o no en este cuarto propio en el que tanto me cuento a través de lo que leo y lo que escribo. Me leo a mí misma, en cada entrada, en cada lectura que cuento, en cada blasfuemiada, incluso en los comentarios, y me asusta lo que veo. Es posible que me tome un tiempo, un paréntesis, en el blog y en las redes. Estoy indecisa y ligeramente desnortada. Quizás un período de reflexión sea necesario. Y tomar decisiones.
Le debo muchas cosas buenas a "Lo que leo lo cuento". Le debo lo mejor que hay en este mundo: personas. Personas que han llegado a mí. Personas maravillosas que nunca hubiera conocido si no hubiera sido por este blog. Algunas de ellas (que no necesito nombrar) son auténticos faros en mi vida, me iluminan y evitan que me golpee contra acantilados y rocas. Nunca agradeceré lo suficiente en esta vida todo lo que me ha dado este cuarto propio, pese a lo que también me ha quitado.
Un abrazo agradecido a todos y cada uno de los que por aquí pasen y lean, porque sin vosotros, tanto si comentáis como si no, si os identificáis como si no, nunca hubiera sido posible este blog.
Leed, leed, leed por encima de todo. No dejéis de leer. Lo que queráis y como queráis. Los libros nunca, jamás, fallan. Jamás. Que seguiré leyendo cada día es la única certeza que tengo.
Siempre me encontraréis en blasfuemia@gmail.com
*(Comentad del libro, no quiero que esta PD distraiga de lo importante: Violette Leduc y su Thérèse e Isabelle. Es sólo que de vez en cuando me gusta pensar a tecla alzada y en letra alta.)
(©AnaBlasfuemia)
Comentarios a la entrada: Me maravilla leerte como cada vez, queda anotado este libro, y son auténticas ganas las que despiertas a leerlo. El personaje de Violeta me cautivó en la pelicula que se hizo, pero no he leido nada de ella y ahora creo que es hora de conocerla.
ResponderEliminarComentario a la posdata: Entiendo perfectamente lo que dices, y de hecho todos los que participamos en redes sentimos esta necesidad en algún momento lo hagamos o no, desaparezcamos o no, pero aunque suene egoista, probablemente lo sea, echaré muchísimo de menos tu participación, pues a mí como a ti, lo que me interesan son las personas, y te sigo y me encanta encontrarte por la red. En cualquier caso sea lo que sea lo que decidas, aquí estaremos esperándote para cuando regreses. Abrazo grande.(Yo es que a veces también pienso en alto ;) )
Olga.
La película no la he visto. La veré. Violette me ha fascinado. Quiero más.
EliminarGracias por tus palabras, Olga. Necesito un alto en el camino. Precisamente porque necesito personas. Eso es lo que voy a buscar. Personas, personas que pueda estirar el brazo y tocar. Voy a buscar mar y faros, libros. Y a escribir. No sé si volveré. No sé que pasará dentro de un día, dos, un mes, varios, un año, una vida. Sé que echaré de menos más que nadie este rincón porque mejor que yo nadie sabe qué ha significado y significa este cuarto propio en el que he reído, llorado, gritado, vomitado... Me he dado como nadie alcanza a ver. Necesito volver a llenarme de nuevo.
Muchas gracias por tus palabras, Olga. No dejes de pensar en alto. Pensamos demasiado en silencio. Demasiado.
Un abrazo
Hay una pelicula sobre Violette Leduc (http://www.filmaffinity.com/es/film189204.html), muy interesante, personaje fascinante, intenso también.
ResponderEliminarNo he leido nada de Violette, me anoto éste para leerlo en momento más propicio.
Respecto al P.D., te comento algo en la reseña de Plath. En tiempos de tibulación, no hacer mudanza, pero éste es tu cuarto y tú decides. Me llevo una larga lista de títulos (algunos ya los tengo) de las grandes reseñas que nos has regalado. Y seguiré comentando cuando los haya leído.
Te deseo lo mejor.
Gracias, Elvira. La voy a buscar ya. Había visto de refilón que existía, pero a veces me dan miedo este tipo de películas, con lo embelesada que estoy con Leduc me haría polvo que una película me deshiciera la imagen que me he creado de ella. Pero intuyo por tus palabras que no.
EliminarTe había visto abajo... Sé que no es el momento de tomar decisiones. Pero llevo demasiado tiempo desangrandome. Demasiado tiempo gritando. Hay un límite que no debo de cruzar. Voy a buscar el mar y los faros. Leer y escribir. Decidir. Intentar sobrevivir(me). No es un cierre definitivo. Nunca podré cerrar este espacio. Seguramente volveré. O no. Pero aquí se quedará todo.
Gracias, sé que lo deseas de corazón.
Un abrazo
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EliminarAbrazo.
Brutal Ana. Se nota que lo has disfrutado intensamente. Y eso es lo mejor que le puede pasar a un libro. No conocía a Leduc, así que gracias por acercárnosla.
ResponderEliminarCon respecto a la posdata. Echaremos de menos leerte si finalmente decides hacer una pausa, pero ten la seguridad de que estaremos con los brazos (y los ojos) bien abiertos a tu regreso.
Un abrazo enorme,
Rebeca.
Boquiabierta lo he leído Rebeca. Cómo lo cuenta. Brutal, brutal y hermoso. Es una joya. O al menos lo ha sido para mí. Qué rabia, tanto libro y autor desconocidos. Tanta belleza oculta...
EliminarMe quedo con los brazos, Rebeca, también con la mirada. No quiero otra cosa que eso: abrazos y miradas.
Un abrazo grande
En cuanto al libro, me gusta las frases que has compartido, pero no creo que sea un libro para mi biblioteca junto al fuego :-)
ResponderEliminarSé que has dicho que no comentemos del PD, pero solo quiero que sepas que echaré de menos tus entradas y tus blasfuemidas. Tengo grandes libros apuntados gracias a ti, y seguro que me gustarán cuando llegue su turno, como El Bigote de E. Carrere
Un beso muy grande!
Pues junto a una chimenea... y una buena compañía... pocos libros mejores habrá que este, te lo aseguro.
EliminarGracias Atalanta. Ojalá disfrutes de los libros que te hayas anotado de aquí como yo lo he hecho. Los libros me han dado, me dan, mucho. Leer así es una fortuna.
Un abrazo
No soy muy aficionada a la literatura erótica, aunque por lo que cuentas esta obra es mucho más que eso y quizá me anime a leerla.
ResponderEliminarRespecto a lo otro... Haz lo que sientas que necesites. No te olvidaremos y seguiremos aquí, para cuando vuelvas.
Hay literatura erótica que es precisamente eso: literatura. Este además, es poesía. Me gustaría que te animaras, creo que te gustará.
EliminarSé lo que siento, aunque no tengo tan claro lo que necesito. Gracias por estar ahí, Teresa.
Un abrazo
¡Qué maravilla de entrada! No suelen atraerme los libros que giran en torno a una relación de amor/desamor PERO este parece que lo compensa con esa forma de narrar y el ambiente que crea. Me lo apunto.
ResponderEliminarMe da muchísima pena que te vayas. Llevo unos meses bastante desaparecida de los blogs por falta de tiempo y ahora que lo estoy recuperando quería seguir disfrutando de blogs como el tuyo (de mis favoritos, y eres de las que más engrosan mi lista de pendientes) Pero bueno, espero que sea temporal, que cojas aire y vuelvas con más fuerza y ganas. Diría que te escribiría algún email pero no sé si lo cumpliría... soy demasiado tímida y tengo la sensación de que puedo molestar xD
Si cambias de rincón me gustaría saberlo, eso sí :)
Un beso!
A mí me atraen los libros que me hablan de la vida, de lo que reconozco. Este libro es una delicia, y cómo lo cuenta Leduc me ha cautivado totalmente.
EliminarSeguramente sea temporal. Ojalá lo sea. Y que vuelva, definitivamente (porque vaya añito llevo), con fuerzas y ganas. No dejaré de leer, ni de escribir sobre lo que lea, aunque lo haga para mí. Así que si vuelvo ponte en lo peor :P
Yo soy una gran tímida Naialma. No molestarás si quieres escribirme. Ni mucho menos.
No cambiaré de rincón, eso seguro. No tengo ni quiero mejor rincón en la red que este.
Un abrazo
Ana… no sé muy bien por dónde empezar. Presiento que me va a costar de igual modo sea por el principio, el medio o el final, creo que va a ser por ahí, el final.
ResponderEliminarSi sientes que debes ir hacia un faro más lejano del que estás ahora, solo me queda desearte buen viaje, amiga. Lo bueno de los faros, por mucha distancia a la que se encuentren, es que siempre tienen un brillo en la lejanía, entre la bruma, y eso siempre nos augura la promesa de un reencuentro. Sé que te fascinan los faros, y percibiendo lo que irradias, no me extraña, el faro más que un lugar de partida, es un punto de retorno, tienen algo de inhóspito y misterioso en su soledad, o de mágico. Así te veo desde la lejanía, un destello luminoso al que uno siempre se quiere dirigir. Si es lo que te pide la mente y el cuerpo, búscate un faro, y entre los libros, contempla el mar y el cielo.
Ahora por el principio, en cuanto al libro de Violette Leduc…
Lo que yo pueda decir, después de lo que tú has contado y cómo lo has contado, lo resumo en este bonito proverbio árabe :
“Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, cállate”
Y discúlpame si no he seguido tu indicación, por esta vez.
Un fuerte abrazo y cuídate, Ana
Faros, faros... justamente eso voy a hacer, Paco. Literalmente. Buscar faros. Reales. Al mar que mejor conozco y más mar vivo. Personas faros también. De las de verdad, de las que su brillo ilumine y no ciegue. Me llevo los libros, mis libretas y cuadernos, y leeré y escribiré como si no hubiera mañana.
EliminarCreo que lo mismo en la lejanía no se me ve igual que en la cercanía, Paco :P
Quiero darte las gracias muy especialmente, Paco. Te he dicho muchas veces que leerte era un bálsamo para mí. Lo eres, balsámico. Me alegra mucho haberte conocido por este mundo virtual en donde todo es un poco irreal, pero tú has sido, por alguna razón, muy cercano y verdadero. Gracias por eso.
Un fuerte y largo abrazo
Unknown, he borrado sin querer tu comentario. Lo recupero desde el mail:
ResponderEliminarUnknown ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Thérèse e Isabelle (Violette Leduc)":
Te cuento una cosa Ana...yo te descubrí por amor. La melancolía me hizo buscar el rastro de alguien que te sigue a ti, alguien con quien creo que comapartes (o compartías) una amistad y la fascinación por los faros, yterminé aquí, en este cuarto tuyo que tan generosamente compartes con quien comparte contigo y con quien no. Para mí, eso mismo, exactamente eso es el amor, Ana. Dar sin escatimar, sin medir, sin apuntar... dar a discreción, dar a manos llenas lo que emana de la pasión por algo o alguien. Yo vine detrás del amor, y amor me he llevado Ana. Me llevo el amor con el que has empapado muchas de las palabras que has dejado aquí y que he hecho mías (te confieso); me llevo el amor por las palabras que "medran" y "emebellecen", por las que van cincelando las almas hasta conventirlas en silenciosas e íntimas obras de arte. Ana, gracias por compartir algo tan valioso. Gracias por tu amor.
...
EliminarNo sé muy bien qué decir. He entrado en modo tsunami. No puedo escribir aquí lo que me ha provocado dentro leerte.
Lloro...
Gracias por tus generosas y bellas palabras. No sé qué más puedo decir ahora mismo. Gracias, a ti, seas quien seas. Eres.
Un abrazo agitado, pero muy agradecido y emocionado
PD: Supongo que no querrías escribirme y que preferirás seguir en el anonimato... Yo necesitaba saber. Pero me basta, en cualquier caso, con lo que aquí has escrito.
¿Yo emocinandote a ti? No imaginas lo halagada que me hace sentir tu "tsunámica" reacción Ana. Pero basta de empalagarnos con tanto "gracias a ti, no a ti, no a ti más, no, no a ti...". Y si te soy sincera, mucho menos esperaba leer que "necesitas saber", pero por supuesto será un placer escribirte y contarte lo que necesites saber Ana. 0 problema. De momento, desde aquí te mando un abrazo de esos tipo "sé que te estoy espachurrando la cara pero no puedo hacerlo más flojito" y así pongo mi gotita de gasolina en ese depósito que ahora parece estar "en reserva". Estoy absolutamente convencida de que se llenará mucho antes de lo que crees y tendrás que volver aquí otra vez a vaciarlo. Ya verás ;)
EliminarHasta pronto Ana.
Quien me conoce algo sabe que soy material humano altamente sensible. Quizás es que esté equivocada y por eso te haya sorprendido el "necesito saber". En cualquier caso, me haya equivocado o no, siempre me alegra el día que mi buzón, el virtual y el real, no esté vacio.
EliminarNo concibo los abrazos sin espachurrar. Y si algo es energía para mí son los abrazos. Nunca renuncio a ninguno, jamás.
Iba a darte las gracias, pero...
Hasta pronto
¿? ¿?...
EliminarEs que con la erótica pasó como con los vampiros, que parece que los inventó la de Crepúsculo.
ResponderEliminarVeo que el libro se te ha metido dentro, es una sensación muy intensa que a la vez te emociona y te da miedo porque es como algo que no puedes manejar.
No sé cuánto hace que leíste el libro pero la reseña está escrita con mucha pasión.
Estaos sentimientos con los libros son muy particulares y a lo mejor a otros lectores no nos marca tanto, aun así es una buena lectura a tener en cuenta.
Un abrazo.
Pd haz lo que necesites respecto a tu cuarto. Si decides cerrarlo, te esperaremos.
Cierto. Y mira tú que Lisístrata es de casi el 400 a.C. Ahí es nada. Y creo que la última buena erótica que se escribió es de (voy a ser generosa) finales del s. XX. La sombra de la literatura erótica es demasiado alargada como para que la inventen ahora...
EliminarMiedo en las lecturas tengo más bien poco, de hecho cada vez voy más al centro de todo lo que en los libros pueda encontrar y me vaya a dar un zarpazo. En realidad el libro lo terminé de leer antes que el de Plath. Es que estoy haciendo que hasta ahora nunca había hecho: leer varios libros a la vez. Siempre he combinado poesía con otras lecturas, pero ahora voy a saco. Hasta tres a la vez. Y ninguno ligero. Me está resultando una experiencia muy curiosa...
Cierto que lo que provoca cada libro es único para cada lector. Incluso gustándonos el mismo libro no necesariamente lo provocado puede ser lo mismo. Esa es la magia de los libros. Nada cambia en su interior. Mil veces lo abras en una página, mil veces las palabras escritas serán la misma. Mil personas leamos esa página, mil matices de lo leído habrá...
Gracias, Norah. Tomaré un poco de aire. Necesito oxígeno. Quizás también le venga bien al blog que se airee un rato, dejaré la puerta abierta. Que corra el aire.
Un abrazo
Esa es la literatura erótica que se debería publicar y leer, no esos productos libroizantes asombrados.
ResponderEliminar¡No te vayas, Ana! Ya sabes que es aquí donde está el faro y Pew preparado para contar más historias.
Un abrazo
Las benditas editoriales pequeñas. Que por cierto, Mármara Ediciones tiene por ahí algún otro libro muy interesante que no tardaré en leer.
EliminarMe voy un tiempito de las redes, Agnieszka. No dejaré de leer, así que si vuelvo ya podéis volver con la libretita llena porque traeré mucho para comentar. O tal vez no. Porque tengo pensado meterme con libros que algunos son un poco extensos (los Diarios de Pizarnik, por ejemplo)...
Aquí está el faro, es verdad. Lo dejo encendido, que nadie se me pierda. Yo voy a buscar otros que me den luz a mí y que pueda tocar.
Un abrazo
Si tuviera que definir este blog con una palabra sería "Pasión", una pasión desmedida por estos micromundos de letras, cada entrada es como un estremecimiento, un nuevo descubrimiento.
ResponderEliminarPor lo que cuentas, la historia me recuerda un poco a la peli "Criaturas celestiales", solo que no tan fatalista, y sí más luminosa y profunda. Suena muy atractivo.
Respecto a la posdata... Suena a despedida, y odio las despedidas, así que está decidido, te quedas con el blog, jajaja. No puedes privarnos de tan buenas recomendaciones.
Decidas lo que decidas, por aquí estaremos.
Un beso ;)
Hay que poner pasión en todo, Ray. Sin pasión la vida es descafeinada... Y hay libros que no se pueden leer de otra forma. Tal vez sea yo, que me excedo de intensidad. Pero no concibo leer de otra forma, no concibo todo lo que rodea a los libros de otra forma... Desmedido tal vez, pero ¿para qué medir nada?.
EliminarQue conste que a veces me gusta que decidan por mi, que alguien se haga carga de ciertas elecciones, de ciertas encrucijadas. Pero me temo que esta vez me corresponde a mí. Volveré, aunque sea para limpiar el polvo de este rincón. Pero primero, necesito coger aire, fuerzas, encontrar claridad. Por eso buscaré faros.
Gracias por estar, Ray.
Un abrazo
Un libro que te hace temblar... ¿no es por eso por lo que leemos, al fin y al cabo? La mayor parte del tiempo, bueno, así que me lo llevo para cuando sienta que puedo apreciarlo como merece. Y sobre tu posdata, me da mucha pena, claro, pero entiendo la sensación, me resulta dolorosamente familiar. Solo espero que, decidas lo que decidas, eso te haga feliz; quizá tengamos suerte y algún día podamos leerte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarBesotes.
Pues sí, Aglaia, al menos yo leo por eso, para eso: para estremecerme, para temblar, para vibrar, para agitarme, para cuestionarme... para tantas cosas. Los libros son como regalos infinitos, es verdad que hay mucho libro que me es ajeno, pero hay tantos, tantos, que parecen escritos para mí...
EliminarGracias Aglaia, no creo que en este receso encuentre la felicidad, pero al menos espero desprenderme de la infelicidad, del ahogo.
La suerte será la mía si vuelvo y os encuentro de nuevo por aquí. Será más que suerte. Será un orgullo.
Un abrazo
Si te agitó de arriba abajo y de dentro afuera... hay que leerlo! Me lo llevo apuntado y con asterisco.
ResponderEliminarGracias por tu reseña, y por tentarme. Besos
No todos los libros provocan lo mismo en quienes lo leen, está claro. Pero sí que creo que todos apreciaréis el cómo está escrito, con qué belleza y profundidad.
EliminarGracias a ti por dejarte tentar, Cristina ;)
Un abrazo
No puedo pedirte que te quedes, sólo me queda esperar que la ausencia sea breve y el retorno pleno. Perderte aquí me deja un poco huérfana. Sabes que soy adicta a tus palabras y a tu manera de contar lecturas. Te lo he dicho muchas veces, tanta pasión, tanta verdad, tanta honestidad, provocan una irresistible adicción. Droga dura, Ana. No te dejes engañar por lo poco que últimamente me prodigo comentando, creo que está más relacionado con mi sequía lectora, para nada con el efecto que tus entradas siguen produciendo en mí. Voy a echar terriblemente de menos tus palabras que, normalmente, más que leer, engullo.
ResponderEliminarLeeré a Violette, no sé cuándo, pero lo haré, y volveré a contártelo. La intensidad que nos has regalado en esta entrada de "hasta luego" es impagable, pura vida. Sólo alguien tan especial como tú puede escribir así, ¿cuándo aprenderás a verte, Ana?
Te abrazo con el alma.
No te quedas huerfana Beatriz. Tú eres una de esas personas faro que mencionas. Sería yo la que me quedaría huerfana.
EliminarSé de tu sorprendente adicción a esta forma mía de contar. La droga dura en verdad son los libros y yo sólo una transmisora. Curioso, porque en un libro que leí hace nada, escribí precisamente que los libros eran una droga dura. Cuando vuelva ya lo contaré ;)
No me dejo engañar, te conozco bien. Mis palabras las seguirás teniendo, para bien o para mal :P
Pues si tiene que ser este el libro que interrumpa tu sequía lectora, bienvenido sea. Sé que lo apreciarás.
Yo creo que me veo demasiado bien, Beatriz. Y tal vez ese sea el problema, no lo sé.
Te abrazo con el alma y con amor.
Apunto y subrayo! =)
ResponderEliminarBesotes
Apunta, subraya y lee.
EliminarUn abrazo
Ana, escribe un libro, cuéntanos que te ha pasado, cuéntalo como solo tu sabes contarlo. Gracias por todos los buenos momentos que nos has regalado, gracias por tu generosidad.
ResponderEliminarAntes decía que seguiré leyendo y que eso es una certeza. Que seguiré escribiendo es otra certeza. Leer y escribir es algo que he hecho siempre, no sé hacer otra cosa, no me veo a mí misma de otra manera. Quizás ahora se pierdan más cosas que escribo, porque tengo tendencia a no atarme a lo que escribo y deshacerme de ello, pero escribiré, claro. ¿Un libro?... eso no entra en mis planes, estoy convencida de que no hay editor que se interesara por nada de lo que escribo. Mi libro es este blog.
EliminarGracias Carolina, por tus palabras, y por estar ahí. Para mí ha sido, es, muy importante todas y cada una de las personas, más visibles o absolutamente invisibles, que os habéis pasado por aquí.
Un abrazo
"Pero poder escribir sobre aquello en lo que creo, aquello que me ha dado fuerza para vivir, poder desarrollar ideas que tengo desde hace un montón de años, responder a las críticas y proponer soluciones para algo que es inquietante y urgente, creo que constituye una labor que tiene sentido" James Rhodes, "Instrumental" Memorias de música, medicina y locura.
ResponderEliminar"La música me ha salvado la vida de una forma muy literal... Ofece compañía cuando no la hay, comprensión cuando reina el desconcierto, consuelo cuando se siente angustia, y una energía pura y sin contaminar cuando lo que queda es una cáscara vacía de destrucción y agotamiento"
Eliminar"Había algo en mi interior que me daba zarpazos, que luchaba por salir por todos los medios, y yo ya no podía contenerlo".
James Rhodes, "Instrumental"
Un abrazo de mi hasta tí, Querida Juliet
Algunos que estamos vagos para leer aprovechamos tu espacio para dejarte elegir por nosotros.
ResponderEliminarDecirte que te quedes es egoísmo puro. Y va contra una de mis verdades verdaderas; esa que me empuja a apoyar las decisiones de cualquier persona que sepa lo que mas le conviene en cada momento.
Vale, te hago caso y comento; sabía de esa mujer por su cercanía a Simone, que me encanta, pero no la tengo leída. Me la pongo como deberes voluntarios para este mes.
El mundo iría mejor si hubiera más vagos que leyeran como tú...
EliminarMe voy sin irme (esto es muy mío), es decir, la puerta queda abierta, el faro encendido. Volveré. Espero.
Los deberes voluntarios siempre son un placer, y la vida está para darnos placeres.
Un abrazo, Guille
El libro me lo llevo, sin duda. En cuanto a tus sentimientos, son respetables. Por ahora, nunca me he planteado dejar el blog, pero por circunstancias he tenido que tomarme "vacaciones" en más de una ocasión. Es por lo que comentabas, el blog da muchas satisfacciones, aunque también quita tiempo para otras cosas. Yo espero que no lo dejes, pero la decisión es tuya. Muchos besos.
ResponderEliminarNo es tanto el tiempo que me quita, que más bien muchas veces me lo ha dado. Es sólo que necesito desconectar de ciertas cosas. Aunque reconozco que me es muy difícil leer un libro y no contarlo aquí...
EliminarUn abrazo
Siguiendo tu petición, primero hablaré del libro, que debe de ser impresionante según la pasión que has derrochado para hablar de él. No es un tema que me guste, la verdad, pero tu entusiasmo hace que no lo eche en saco roto. Segundo, hablaré de tu P.D. ¿Qué te tomas un tiempo? Bien, si es lo que necesitas. ¿Qué nos dejas muy solas? Pues también, porque, yo al menos, no paso por aquí por casualidad, sino porque me gusta leerte, porque aprendo de lo que nos cuentas, porque he conocido a autores gracias a ti. Si preguntas qué haces, yo, egoistamente, te digo que no te vayas; pero quien importa eres tú y no yo, así que... lo que necesites ;). Un abrazo largo.
ResponderEliminarNo había leído nada de Leduc, de quien sólo tenía referencia a través de Beauvoir, y la verdad que ha sido impresionante el descubrimiento.
EliminarGracias Marisa, por no pasarte por aquí por casualidad :) Importo yo, y a veces (muchas) soy mala asesora de mí misma, me impongo decisiones que sé necesarias pero que me duelen un mundo. Por eso a veces prefiriría que otros, o la vida, decidiera por mí.
Un abrazo, largo también.
Otra vez lo has vuelto a hacer. Tan apasionada siempre en tus reseñas. Y yo, o me intento convencer de que esta novela no me gustaría, o me angustio porque me quedan muchas cosas bellas por leer y no hay tiempo. Pero es que no puedo convencerme de que no me gustaría una novela que habla de amor...
ResponderEliminarEspero que no te estés despidiendo para siempre. Tu blog es uno de los más especiales que sigo, por esa parte de ti que siempre dejas en tus reseñas (supongo que dolerá a veces dejar trozos de uno por ahí).
Hasta pronto o hasta tarde, pero hasta algún momento (espero).
Un abrazo.
No soy yo, que son los libros... Dentro de ellos (de algunos de ellos) es donde está la pasión, la fuerza, la belleza, el dolor, la vida, todo... Vale, yo leo así, de esta forma, y en verdad pienso que es una de las pocas cosas buenas que tengo, poder leer así. Porque hay libros que no se pueden leer de otra forma.
EliminarNo sería para siempre. Creo. Seguramente no. Es más una necesidad de desconectar de lo virtual que del blog, me voy dando cuenta de eso. Pero es que estoy confusa, qué le voy a hacer. Duele, sí, no por dejar esos trozos de una misma. Más bien porque los trozos que dejo sean esos, y no otros. Eso es lo que me duele.
Un abrazo fuerte
uf, hace tiempo que un libro no me provoca esas sensaciones, precisamente creo que trato de huir inconscientemente de dicho tipo de lecturas, prefiero algo que me entretenga más que otra cosa. No puedo con tanta intensidad, al menos en estos momentos.
ResponderEliminarbesos.
Sí, no parece que la intensidad venga bien. No siempre.
EliminarAquí hace tiempo que no aparecen libros de entretenimiento, voy a tener que hacérmelo mirar ;)
Un abrazo
Sobre el libro de vez en cuando me gustan estas historias asi que lo dejo apuntado para el futuro.
ResponderEliminarY nada como dicen los demás comentarios que te esperamos si decides venir y que te deseo lo mejor. Besos
El futuro siempre es incierto... ;)
EliminarGracias por tus deseos
Un abrazo
"El amor es una invención agotadora" y así caí enamorada de un libro que de primeras ya había descartado...
ResponderEliminarYa se que has dicho que no comentemos sobre eso, pero me gusta saltarme las normas. No soy nadie para decirte lo que tienes que hacer, pero si no te lo digo reviento y eso no me vendría bien jajaja. ¡No me dejes! Tómate el tiempo que quieras-necesites, pero vuelve.
Besos
Vaya frase, eh... Es lo que tiene el amor, un detalle y zas, estás pillada. Una frase y libro que no puedes eludir :)
EliminarEres un cielo Carax, gracias. Me tomaré un tiempo, sí. Volveré, claro, este blog es mi libro, mi casa, mi yo...
Abrazo
Me he tomado el tiempo para escribirte esto, Ana. He notado -quizás, a partir de 'La niña del faro'- que los textos que has elegido leer y comentarnos gozan de un denominador común: logran conmoverte; tú resuenas con ellos -y nosotros, con tus líneas-. Pareciera ser que tu búsqueda obedece más a una necesidad de sentirte envuelta por las letras que por el placer mismo de la lectura o las palabras. Ya no te alcanza conque ocupen cierto vacío; necesitas vibrar con ellas. Basta leerte con Leduc, o Rhodes, o Winterson o Plath y tu sensibilidad a flor de piel, tu emoción, se instalan en cada una de nuestras pantallas. Es justamente eso lo que hace la diferencia, del por qué volvemos constantemente a tu casa. Lo que decidas hacer con ella, estará bien para nosotros. Pero no te pierdas; más bien, encuéntrate. Anda, toma tus acuarelas, tela y caballete; busca un lugar donde puedas tener mayor perspectiva, y sigue pintando, como en cada una de tus reseñas, tus poemas o tus blasfuemiadas. Nosotros seguiremos aquí, esperando por nuevas y renovadas telas.
ResponderEliminarP.S.: ¿Leduc? Hay mucho libro de su autoría usado por aquí, aunque no éste. Lo apunto. Pero sólo es una excusa más para seguir queriéndote, ¿OK?
Un fuerte abrazo.
No me voy a tomar tiempo para escribirte esto, Marcelo: Gracias... Te quiero, por esto. Y por tu mirada. Ya nada alcanza, pero esto, lo que acabas de decirme... llega.
EliminarIntento encontrarme, de momento el caballete, pintar, me salva. De momento. Los libros, también... de momento. Escribir... ya no... (de momento)
Gracias.
Abrazo inmenso.
Acabo de llegar y no quiero que te vayas. Con permiso , diría que eres necesaria.
ResponderEliminarEn verdad ya me he ido, no se lo digas a nadie... Ando todavía entre bambalinas, pero...
EliminarNecesarios no somos nadie. Volveré. Algún día.
Un abrazo
Ana, una vez más, gracias por la reseña. Pero hoy quiero decirte que tus letras y tu especial mirada son uno de mis faros literarios. Así que no te diré adiós, sino hasta luego. De vez en cuando es necesario parar, tomar aire, descansar, desenfocarse y mirar a tu alrededor porque ¡sorpresa! Hay vida más allá. También he pasado por ello (y cada cierto tiempo me retiro un poquito, lo necesito)así que te deseo una feliz desconexión. Te comprendo. Te apoyo. Te espero.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Será un hasta luego, Izaskun. Hay cosas que nunca cambiarán, y mi pasión por leer, y contarlo, es una de ellas. Pero necesito... bueno, necesito muchas cosas, y creo que muchas de esas cosas pasan por la realidad, más que por lo virtual. No quiero vida más allá, la quiero más acá ;)
EliminarGracias por esperar.
Mil abrazos
"Cosa que decimos cosa que asesinamos..." Guauuu
ResponderEliminarAdmiro la generosiadad y la valentía de los autores que se cuentan en sus libros. SI
iendo esta mujer adelantada a su tiempo aún más. Me gustan cuando transmiten sinceridad y honestidad, y creo que este libro lo hace a tenor de lo que nos cuentas, amén de muchas cosas más.
No comento más, respetando tus deseos.
Un abrazo.
Sí... guauuu... Vaya libro... Increible Leduc. Pero ya sabes cómo leo. Cada vez más fan de autores que se cuentan, tal vez porque si yo fuera escritora sería lo que haría: contarme. En cualquier caso, se cuentan, y ellos y ellas me cuentan a mí. Esos son los libros que leo ahora, los que me cuentan a mí o cuentan de aquellas cosas que me importan, tengo curiosidad, me hacen aprender...
EliminarGracias, Lorena.
Un abrazo
Ana:
ResponderEliminarmuchas gracias por esta habitación tuya que ha servido para airear, descansar, pensar y alimentar mi alma. Espero que el receso sea temporal (ya he leído otra entrada más nueva).
Nada, que pienso como Agniezka: esta es la literatura erótica que deberían publicar ;)
Agradezco que me presentes en la autora, y voy a buscar el libro.
Un beso,
Ale.
Gracias a ti, Ale, por tu paciencia leyéndome, acudiendo aquí. Si de verdad este cuarto propio ha servido para todo eso que dices (airear, descansar, pensar y alimentar mi alma) me haces sentirme mejor conmigo misma.
EliminarHay nueva entrada, pero es la última. Tenía que dejarla antes de "irme".
Gracias, Ale.
Un abrazo
¿Me despisto diez días y resulta que te vas? Igual te sorprende saber que pensaba que se acercaba esa despedida. Te leo reseña tras reseña y veo el sufrimiento demasiado a flor de piel para que sigas aquí.
ResponderEliminarTu decisión seguro que ha contado con vueltas, revueltas y zirrivueltas, así que ¿quién soy yo para opinar? Hay algo en que concordamos: mejor lo real que lo virtual. Para mi, desde mi experiencia fue importante la paz, el silencio, limpiar mi cabeza de emociones que me hacían mal. Pero cada una es un mundo y cada una tiene que buscar el camino.
El libro que comentas... no lo conozco aunque sí a su autora, conocía su relación con Simone de Beauvoir y además vi la película que me pareció una buena película. Me impresionó la lucha de Violette para afrontar la vida en soledad y para aceptar su bisexualidad, las difíciles relaciones con sus amistades en el mundo literario del existencialismo (Maurice Sachs, Jean Genet Jacques Guérin) y, especialmente, con su madre.
Tengo todas (creo que todas) las novelas eróticas de Anaïs Nin que leí (y disfruté, jajaja) de veinteañera, igual tengo que volver a leerlas. Para mi, Simone, Anaïs y Virginia Woolf, siempre fueron unidas y siempre lo estarán, me enseñaron mucho y las admiré, y admiro, mucho.
Ya sabes cuantas veces te he dicho impotente: "CUÍDATE, ANA". Y ahora te lo repito de nuevo igual de impotente. Te deseo lo mejor y espero que vuelvas pronto. Un fuerte, fuerte abrazo!!
No me sorprende, no. Hasta donde te "conozco", creo que has sabido leerme bien y atenta y que serás de las pocas personas que han percibido el sufrimiento que por aquí he dejado... Mi decisión es instinto de supervivencia. Tengo que volver libre de algunas cicatrices, de esas que borras aunque sea con aguarrás... Lo real es real, lo virtual es eso... virtual. Un teatrillo con muchos personajes y pocas personas. Tu experiencia es la que tiene que ser la mía ahora. Ese camino es el que tengo que buscar.
EliminarLa película ya la he visto, no me disgustó, pero creo que me hubiera gustado más si no hubiera leído el libro primero. Aunque la película no va del libro, va de la autora, pero igualmente hay esa sensación de que el libro transmite más cosas (en este caso de la autora). La película me gustó como acercamiento.
Ay, Nin... Leer a Nin a mí me ha dado mucha luz, de veinteañera y también ahora. Curioso. Simone, Anaïs, Woolf, Plath... ese es mi poker ;) Ahora añadiría alguna más, evidentemente. Winterson (¡lo siento!), Lispector, y unas cuantas poetas...
La impotencia es una sensación molesta y no me agrada que la sientas... Intento hacerlo... lo intento (cuidarme).
Yo también espero volver pronto.
Un fuerte y agradecido abrazo
Hola, Ana. Me gustan las novelas francesas, creo que tienen una sensibilidad especial y esta, por lo visto, está en esa línea: rebosa erotismo y sublima el sentimiento.
ResponderEliminarHe leído tu despedida, me gustaría pensar que solo es un impás. Solo espero, amiga mía, que en esta tregua que te concedes encuentres mucha paz y sea lo que sea que decidas o emprendas en adelante lo hagas con energía renovada.
Feliz viaje, Ana, a donde te lleve el corazón.
Un besazo y ya sabes donde estoy :)
Hola Mere. Mis despedidas son siempre un "hasta luego". Sospecho que es más una despedida de la red que del blog. Al menos si sigo leyendo libros que me mueven a venir corriendo a contarlo. Al fin y al cabo este es MI espacio. No quiero renunciar a él. Lo que sí, de momento, es dejar en pausa todo lo demás... Porque la energía la necesito, renovada no. Necesito energía nueva, limpia, sin estrenar. Y empezar a andar. De una puta vez.
EliminarSé donde estás, gracias Mere.
Un abrazo
Continúa con el blog Ana, sin duda, merece mucho la pena. Aunque es de entender que también quita tiempo y a veces es mejor destinarlo a la lectura de más libros. Con todo, compartir opiniones y experiencias nunca está de más. (Me encanta tu blog).
ResponderEliminarNo renunciaré al blog, Tensy, aunque me tome un respiro por las redes. No es tanto un problema de tiempo (el blog en sí no me quita mucho, los comentarios de lo que leo salen solos) como de respirar otros aires.
EliminarDe momento el blog está así, raro, en realidad desde hace tiempo, pero no me agobio. Es mi lugar y no me iré de él.
Gracias ;)
Un abrazo
No, No, No, ahora que te encontré !
ResponderEliminarMaría en Buenos Aires
Sigo aquì. Más o menos. Más menos que más, pero sigo. De momento.
EliminarUn abrazo... María en Buenos Aires
Hola, te saludo desde México, sabes, hace unos días me enteré de la película,la busqué y se me salió una lágrima al final luego busqué el libro y di con tu blog, con tu reseña me han dado aun mas ganas de leerlo, y aunque me salga algo caro el libro, lo compraré, creo que debe estar en mi biblioteca personal.
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