Título original: The Cry of the SlothTraductor: Ramón BuenaventuraPáginas: 272Publicación: 2009 (2009)Editorial: Seix BarralCategoría: NarrativaISBN: 9788432228520Ilustración de cubierta de: Josep BagáSinopsis: La vida de Andrew Whittaker se derrumba: la revista literaria que dirige está a un paso de la bancarrota, el edificio que posee se cae a trozos y su mujer lo ha dejado. Sin embargo, Andrew no abandona. Es una máquina de crear proyectos, ilusiones y deseos vanos. Y escribe sin parar: bocetos de relatos o novelas; cartas de rechazo a aspirantes a escritores, a periódicos fingiendo ser otro, a antiguos compañeros con más éxito que él; listas de la compra; carteles para sus incívicos vecinos... El lamento del perezoso se compone de los textos que Andrew escribe durante cuatro intensos meses. De ellos emerge el retrato de un entrañable visionario, un verdadero Don Quijote de nuestros días, empeñado en ser feliz y en defender pluma en mano su visión del mundo.
Estoy triste. Con esa tristeza que te produce la decepción. Una tristeza casi otoñal, de esas de “yo quería quererte pero no... no pudo ser”.
Los que hayáis leído mi reseña de Firmín, sabréis que su lectura me gustó mucho. Que tocaba palmas con las orejas, vaya. Encantada estaba con ese ratón amante de los libros. Le quería, bueno, aún le quiero, a Firmín. Así que cuando me puse a leer El lamento del perezoso, lo hice dispuesta a (cuanto menos) enamorarme del perezoso, a disfrutar de la lectura de un autor que me había encandilado.
Yo quería, pero no, el perezoso Andrew Whittaker no me ha enamorado. Me ha cabreado, me ha enfadado y hasta me ha irritado. El lamento del perezoso es exactamente lo que dice su título: el lamento (escrito a través de distintas cartas) de un perezoso y las misivas de un deterioro, progresivo, decadente, enfermizo.
Firmín leía. Andrew escribía. Como si fueran dos caras de la misma moneda. Para ambos esa actividad (leer, escribir) es un refugio, una forma de huir de la soledad, pero también una búsqueda, tal vez una búsqueda de uno mismo. Y hasta ahí las similitudes. Porque Firmín se me hizo entrañable y Andrew antipático.
Concebida como una novela epistolar, sólo conocemos las cartas y notas del protagonista (Andrew Whittaker), no lo que le responden, si es que le responden. Porque hablamos de una mente enferma. Brillante, ingeniosa, pero enferma. Lo que sabemos, pues, lo sabemos desde su punto de vista. Y así, asistimos al deterioro de esa mente brillante pero perezosa.
Pero hay que sacar oro de debajo de las piedras, porque siempre lo hay: Sam Savage mantiene su humor árido e irónico y también la (en este caso más soterrada) crítica implacable a una sociedad injusta y despiadada con el diferente.
Hay algo que me ha desasosegado de forma imperceptible pero contundente: Andrew es un activista... un activista pasivo. Sus airadas protestas no traspasan el folio en el que escribe, aunque llegue a enviar sus notas. ¿Qué es lo que me ha desasosegado? El parecido con el activismo actual: ese que se queda en las redes sociales, en las firmas por internet solicitando justicia para esto y para lo otro. Todo desde el salón de casa. Todo desde el teclado.
Sí, ha sido una decepción. Pero con matices: me encanta como escribe Sam Savage, su forma de usar y combinar palabras, de descubrirme palabras nuevas y hermosas (como cantilena, que pensaba era un error ortográfico, pero no), me gusta su forma de construir frases, lo que proyecta su escritura, las imágenes que me evoca, me gustan sus metáforas, sus juegos de palabras, sus descripciones. Con los dos libros que he leído de este autor me ha pasado que he tenido la evidencia clara de que es un autor que amplía mi vocabulario, que lo enriquece. Su estilo es muy personal y original. Es un autor diferente. Y me gusta esa diferencia. Me gusta mucho en verdad. Por eso, decepción con matices. Porque además admiro a los autores que arriesgan. Sam Savage aún tiene crédito en mi mundo de libros. Y mucho.
“Siempre me ha parecido que la gente que se aburre es porque no se fija en los detalles“ (Andrew Whittaker dixit)
Aunque no lo parezca, sigo fiel a Sam Savage, porque además me fascina su aspecto (muy Valle-Inclán) y lo intuyo en Firmín y en Andrew.
A mí también me gustó mucho más "Firmin"; y con diferencia!!
ResponderEliminarAbrazo
Es que Firmín, a quienes gustó...¡¡gustó mucho!! :D Pero me gusta mucho Sam Savage, me parece que aporta cosas diferentes. Aún tengo por ahí rondando "Cristal", pero dejaré pasar un tiempo.
EliminarSaludos!
Leí tu reseña de Firmín y la tengo anotada para leerla y esta que reseñas hoy, al verla, pensé que también iba a ser igual de buena. Es igual me quedo con Firmín.
ResponderEliminarUn beso.
Yo también pensé que sería igual. Pero Firmín es mejor. Recomiendo al autor, pero de las dos novelas, recomendaría Firmín sin dudarlo.
EliminarBesos
Vamos, que no lo voy a leer después de tu reseña. A mi también me gustó mucho Firmín, pero está claro que en esta ocasión no han vuelto a sonar las campanas para el autor.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno, el estilo del autor está intacto, y esa es su genialidad. Pero a mi me costó bastante la lectura de "El lamento del perezoso", mientras que a Firmin lo leí casi con avidez :D
EliminarSaludos!
Tenía ganas de leer una resña de otro libro de Savage que no fuera la de Firmín (que por cierto a mí también me encandiló) y veo que ésta no es para nada lo mismo, aunbqye sí que con su buena prosa que a mí me pareció genial.
ResponderEliminarËsta no la leeré.
Besos
Efectivamente, la prosa que a mi me cautivó de Savage sigue intacta y en ese sentido disfrutas de la lectura, pero la trama se me hizo pesada y repetitiva. Veremos qué pasa con "Cristal", me tomo un tiempo.
EliminarBesos
Tengo muchas ganas de leer Firmin, y más visto lo que mucho que te gustó, en cambio este creo que de momento lo dejaré pasar.
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Besos!
Mejor empezar por Firmin, sin duda, al menos si tengo que elegir entre ambos.
EliminarBesos!
Pues creo que lo dejo pasar, y más cuando tengo pendiente Firmin todavía. Un besote!
ResponderEliminarMe da apuro, en verdad, porque me gusta Sam Savage. Pero si te tuviera que regalar un libro, sin duda sería Firmin ;)
EliminarBeso!
Bueno, es verdad que no siempre aciertan, pero cuando se le rinde el gusto a un autor, hasta lo malo "se disfruta". Siento lo de ese perezoso. No sé si me animaré, Firmín me dejó en buen lugar y no quiero decepciones. Besos
ResponderEliminarVeamos, es decepción, pero menos porque, insisto, el Savage que escribió Firmin está ahí. Quizá menos sorprendente, pero sí con su peculiar forma de escribir. Es mejor leerlo sin el recuerdo de Firmín. Y eso, para quien nos enamoró esa ratoncillo lector va a ser difícil.
EliminarBesos!
Bien yo empezaré a la inversa leeré el Lamento del Perezoso y después Firmin, más que nada por llevar la contraria.
ResponderEliminarSaludos
Es buena decisión. Porque disfrutarás más de "El lamento del perezoso". Creo. Aunque tal vez luego no te "sepa" tan bien "Firmin". Saludos!
EliminarPues yo he leído "Firmín" así que es la que apunto y empezaré con ella. Un beso
ResponderEliminarPues comentamos cuando lo reseñes (esperaré impaciente). Besos!
EliminarYo leí Firmín que me gustó aunque dista de ser la gran obra maestra que todo el mundo nos cuenta.
ResponderEliminarY este... no tengo claro si lo haré
Besos
Pues casi me arriesgo a decirte que si tienes una larga lista de libros pendientes de leer y Firmín te gustó sin más... entonces prioriza otras lecturas. ;)
EliminarBesos!
Prefiero leer Firmín antes, la verdad. Esta no me atrae demasiad y si encima te ha decepcionado...
ResponderEliminarUn beso!
Pues me encantará leer tu reseña si te animas a leer Firmin.
EliminarBeso!
Descubrí hace poquito a Firmin y me gustó, me gusto bastante. Por tanto al ver Sam Savage me he abalanzado sobre tu crítica, ya que no sabía que el barbas Savage tenía más libros escritos.
ResponderEliminarTomo noto de tu pequeña decepción pero espero encontrar el libro para leerlo con las mismas ganas que tu lo cogiste.
Muchas gracias.
Que recuerde hay otro libro traducido, Cristal.
EliminarEl lamento del perezoso no es mal libro, pero no es Firmin, no me sorprendió tanto, me dió... pereza :)
Un abrazo y gracias a ti por comentar