Traductor: Mario Merlino Tornini
Páginas: 160
Publicación: 1978 (2011)
Editorial: Siruela
Sinopsis: Escrita poco antes de morir e inédita en castellano, Un soplo de vida es la última indagación literaria de Clarice Lispector y, quizá, su más intensa meditación sobre el sentido de la vida y del acto de escribir libre de toda atadura. Para todos aquellos lectores de esta gran escritora brasileña, esta obra póstuma arrojará, sin duda, una nueva luz sobre lo más íntimo de su escritura.
Podéis empezar a leer las primeras páginas AQUÍ
Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él saco sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras, ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada en lo hondo del pozo.
De vueltas con la vida, era inevitable llegar a Lispector. Sus pulsaciones. Las mías. Si hay pulsaciones, hay vida. Pero entre pulsación y pulsación ¿qué hay? ¿La ausencia de pulsaciones es ausencia de vida? ¿O es precisamente en ese momento efímero entre pulsación y pulsación cuando realmente la hay? Si algo hace Lispector es buscar, interrogarse. Se interroga y tú con ella. Te arrolla, te arrasa, te rasga. No hay nada que escape de su indagación, de su búsqueda, de su mirada. Nada. Y nada es nada, porque la vida lo es todo y todo es vida.
¿Qué hago yo aquí hablando de Lispector? Ella es de otra galaxia, de otra dimensión. Su prosa es poesía irreductible. Intento ordenar ideas y sensaciones, pero no se dejan, son inaprensibles. Y leer a Lispector es estremecimiento. Leer siempre es personal. Constantemente lo que lees te dice algo a ti. No a uno ni al otro ni al de más allá. No. A ti. Da igual lo que lea. Sé que me va a arañar. Y llega Lispector. Del tirón. Sin respirar. Y lo cotidiano, lo insignificante, transciende.
Vivir es mi código y es mi enigma.
Desarmada completamente (es una elección). Mi única “arma” para enfrentarme a este soplo de vida es mi alma inquieta y un lápiz. Subrayo sin parar. Cada párrafo. Cada línea. No hay respiro. Hasta los espacios en blanco entre párrafo y párrafo están llenos de sacudidas. Todo es transversal en Un soplo de vida: atraviesa, cruza, corta. Ramifica y expande. No hay línea en la que no te detengas, párrafo en el que no reflexiones, sombra en la que Lispector no ponga luz ni luz en la que no ponga sombra. Es campana y vibración. Absolutamente sublime.
Introspección. Pulsación. Movimiento. Vida. Si alguien ha sido capaz de escudriñar todas las caras poliédricas de la realidad, esa es Lispector, consciente de que no hay una sola realidad ni una verdad única y que las palabras encierran, acotan, limitan, son insuficientes. ¿Cómo apresar la percepción, el pensamiento, el sentimiento, la marea interior, las intimas sensaciones, el desgarro? ¿Cómo apresar la VIDA? No se puede.
Qué crujido.
Este libro es una paloma mensajera. Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su propia cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo el paso del tiempo. El resultado fatal de que yo viva es el acto de escribir. Hace tantos años que me perdí de vista que vacilo en intentar encontrarme. Me da miedo comenzar. Existir me da a veces taquicardia. Me da tanto miedo ser yo. Soy tan peligroso.
Marisma, ciénaga, miasma… Es lodo. Y a partir del barro se origina la vida. Eso es Lispector y eso hace: Abiogénesis, el proceso natural por el que se origina la vida a partir de la no existencia de la misma, es decir, de la materia inerte. Lispector exprime las palabras hasta límites asombrosos para reflexionar sobre el proceso de creación, el lenguaje, la vida…
Cada libro es sangre, es pus, es excremento, es corazón recortado, es nervios fragmentados, es choque eléctrico, es sangre coagulada que se escurre después como lava hirviendo montaña abajo.
¿Qué es Un soplo de vida? Para cada lector será un libro distinto, muchos libros en un libro. Tenemos dos personajes: un escritor y su personaje (Ángela). Un yo y su otro yo. Una metaLispector. Una Lispector desdoblada que es a la vez maza y pájaro, puño y brisa, buitre y mariposa, la creadora y la creada. Un diálogo interior brutal, una introspección feroz. Una reflexión magistral sobre la vida, la muerte, el lenguaje y la escritura. Es el canto de la moneda, ese que deja ver las dos caras al mismo tiempo. Tres, si pensamos que el canto es también otra cara de la moneda (y tres es el número: Lispector -1- creando al personaje llamado “autor” -2- que, a su vez, crea al personaje llamado Ángela -3-). Miento. El número es el cuatro: el lector (lectora -4- en este caso) es el cuarto personaje.
Siempre quise alcanzar un estado de paz y de no-lucha. Pensaba que era el estado ideal. Pero ocurre que... ¿qué soy yo sin mi lucha? No, no sé tener paz.
Una autora que crea a un autor que, a su vez, crea un personaje con el fin de concebir un espejo que devuelva una imagen nítida sobre la propia identidad. Imposible, los espejos siempre nos devuelven distorsión. Y los metaespejos una deformación de la distorsión. Y además la vida es aire, es oscilación y es movimiento, no hay una foto fija de nuestra alma y nuestra identidad, somos extranjeros de nosotros mismos. Somos nuestra propia lucha. Lo oculto. La única magia posible es aquella que derrote la incomunicación porque el lenguaje es imposible. Hacer esa magia es el reto, es la vida, es la conexión.
Contexto: Poniendo los pies en tierra (leve, breve y fugazmente) diré que Lispector escribió Un soplo de vida (que no llegó a ver publicado) a la vez que La hora de la estrella y que, según sus propias palabras, fue “escrito en agonía”. Un libro que no pudo detener. Necesitó escribirlo justo en ese momento, al final de su vida, aquejada de un cáncer de ovario. Y sé que estoy diciendo sin decir que si no has leído nada de esta autora mejor dejar Un soplo de vida para el postre.
El desierto es un modo de ser.
Termino el libro derrotada. Felizmente derrotada. ¿He dicho “termino”? Pues miento otra vez, este libro nunca se termina. Nunca. Despego los pies de la tierra, nuevamente (… ¿qué soy yo sin mi lucha?...)
¡¡Ufff, madre mía!!! creo que yo también he acabado felizmente derrotada leyéndo tus impresiones y los párrafos de Lispector, una escritora que tengo en mente conocer desde hace tiempo nunca le saco hueco.
ResponderEliminarPuede que este sea el momento
Me encanta cono has redactado tu reseña
Besos
Hola Ana.
ResponderEliminarTú no te sorprenderás si te digo que al acudir a tu blog y ver a Clarice con “Un soplo de vida”, un gesto de complicidad contigo me ha brotado instantáneamente, pues ya conoces como fue mi encuentro con Clarice y esta obra en concreto.
Recuerdo que al abrir la primera página del libro me encuentro con la frase que te dejé a propósito de la entrada anterior:
“Vivir es una especie de locura que la muerte comete”
Y me dije… ¡Ostras!
Cerré inmediatamente el libro, y me fui raudo como un rayo a pagarlo en caja, creo que ni siquiera miré el precio.
Y qué te voy a contar a ti, al concluir la lectura, casi me vi en la necesidad de inventarme palabras para describir el mundo de Clarice, las sensaciones que revoloteaban a mi alrededor… Parecía que acababa de atravesar el Amazonas, salvaje, visceral.
Tu escrito es sencillamente espectacular, eres la lectora total para el mundo deslumbrante, y desconcertante, que nos descubre Clarice.
Un abrazo Ana!!
Tengo pendiente a Lispector desde hace tiempo, no con este libro precisamente, tengo “Cerca del corazón salvaje” en la estantería de libros pendientes, es una autora que me da cierto respeto. Pero estoy en una situación de curiosear otras vidas más que de explicarme la mía, aunque de alguna manera lo que lees y observas también te interpela, como bien dices en tu, como siempre, magistral reseña (también intensa). Ahora acabo de empezar “L’aniversari”, de Imma Monsó, de la que he leido todas sus novelas. Y estoy terminando “Siete casas vacías”, que reseñaste hace tiempo.
ResponderEliminarCon Lispector empezaré con el que tengo ya en casa y si me llega su escritura (parece muy de sensaciones) entonces quizás me atreva con éste.
Abrazo.
Era muy intensa, no me extraña que la devorara su talento, tiene que ser un desgaste emocional terrible escribir así, leerlo sale un poco más barato pero también hay que pagar peaje. Es por eso que a esta mujer no se puede leerla de seguido, me quedan cosas suyas por leer, de momento he leído La hora de la estrella y su colección de relatos Silencio, que no he sabido reseñar. Lo próximo iba a ser el libro del placer. El soplo también está apuntado.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola !
ResponderEliminarSoy fan de Lispector , espero que este bueno, muchas gracias por la reseña :)
Aquí me quedo, te sigo!
Me gustaría que te pases por mi blog literario para ver qué te parece y si te gusta, sígueme :).
saludos nos leemos!!
Tu entrada me ha recordado que tengo esta autora muy recomendada y muy abandonada. Algún día me pondré con ella. Besos.
ResponderEliminarTu reseña de este libro es, por sí sola, un ejercicio precioso de creación sobre una obra ya creada. Quiero leer algo de la autora hace un tiempo, pero ante sus comentarios de esta obra, se me hace imprescindible. ¿Dices que mejor empezar por otra cosa? ¿Tal vez "La hora de la estrella"?
ResponderEliminarGracias por la información. Un abrazo.
Ana,
ResponderEliminarMuy intensa tu reseña como intensa parece la escritora y su obra,
Por como lo cuentas me ha parecido uno de esos libros que te dejan tan agotada como una imagina que debe haber quedado la autora escribiéndolo, ese despojarse tan intenso que hace de espejo en uno mismo y que me parece un ejercicio muy interesante aunque también que debe hacerse en el momento en que el cuerpo te lo pida.
Me he quedado con ese "Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su propia cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo el paso del tiempo."
De momento, creo que no es mi momento para leerlo.
Un saludo
Qué grande eres para recomendarnos un libro, se nota que has disfrutado muchísimo. Tengo que leer a esta autora ya.
ResponderEliminarBesitos
Ay... Cómo me gusta Lispector a pequeñas frases, pero "Cerca del corazón salvaje" (mi primera aproximación a ella) tuve que devolverlo a la biblioteca incapaz de terminarlo entero. Algún día tendré que volver a intentarlo, cuando sea el momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Voy a hacerte caso y como tengo a Lispector pendiente, me haré con cualquier otro título para empezar. Eso sí, no he podido resistir la tentación de pinchar en el link y leer las quince páginas de muestra con el corazón en un puño. Es de una intensidad sofocante y esa relación tan extrema con el acto de escribir, despojada de cualquier vanidad o mercantilismo, me parece la típica del artista para el que cuenta tanto la motivación y el proceso para crear como el resultado. Así que te agradezco la recomendación, un gustazo leer unas líneas con las que sentirse identificado, lo digo tanto por Lispector como por tus no-reseñas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que los libros son para acabarlos derrotados. Derrotados por la perdida, vencidos por la nostalgia de los personajes que se fueron, por las palabras que olvidarás. Derrotado por tu envidia por no poder ser el que compuso esa obra. Nada más agradable que la acidez de esa perdida cuando has acabado una obra maestra; porque aunque no hay nada que pueda compararse a la orfandad de haber perdido esa voz que te habla desde el papel, no deja de ser una virtud de lo que te ha llegado dentro, de lo que has disfrutado, de lo que has ganado, de lo que has guardado en tu caja de caudales, para tiempos de perdida o de ignorancia. Hay derrotas que duelen y hay derrotas sin vencidos.
ResponderEliminarCuídate Ana
gracias por este escrito
Debe estar muy bien, pero por ahora, a corto plazo, lo dejo pasar... hay unos títulos a los que les tengo muchas ganas y quiero quitármelos de encima.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ays, otra de esas autoras eternamente pendientes. Y con esta intensa reseña me has dejado con unas ganas tremendas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Otra reseña absolutamente impecable. Te adoro :)
ResponderEliminarEl libro no lo conocía, pero después de leer una experiencia tan abrumadora, me lo apunto sin dudarlo.
Este lo tenía apuntado ya, lo vi en una librería y me llamó la atención =)
ResponderEliminarBesotes
Qué bien describes cómo es leerla! Yo sólo he leído La hora de la estrella y me dejó tocada, impresionadísima. Tengo que seguir y, como tú dices, dejar éste para el postre. Besos!
ResponderEliminarTengo que leer alguna otra obra de Lispector, esta me atrae a través de tus vividas palabras. A Lispector le interesa más remarcar las sensaciones que los hechos en sí, por eso sus obras recuerda a un diario, pero un diario de percepciones. Esa manera que tiene de partir de lo cotidiano retorciendo su sencillez al mostrar el interior de sus personajes, ralentizando el tiempo o agitándolo y recorriéndolo con rapidez según las emociones y pensamientos interiores, deja a quienes la leen exhaustos pero con ganas de regresar a ella por su intensidad.
ResponderEliminarAbrazos!!
A Lispector llegué por una novela de Carla Guelfenbien, pues uno de los personajes está basado en la escritora brasileña, así que me interesé por ella y leí alguno de sus cuentos. Podría decirse pues que voy por los aperitivos, pero por lo que cuentas de este libro ganas me dan de saltarme primero, segundo y tercer plato para lanzarme directamente sobre el postre. Ya te imaginarás que me atrae muchísimo los temas que trata y desde la primera cita que nos has dejado ya me estoy relamiendo. Veremos cuando llega la hora del festín.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Ana!
ResponderEliminar¡Cuánta densidad en Lispector -y en tu reseña!-. Tienen mucho en común, se nota. Ese escribir en carne viva...
Ese primer párrafo que copias de ella hizo mucho eco dentro mío.
"Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar." Lo copio, y no dudo en decirte que creo en su veracidad en un ciento por ciento. Será porque me pasa tal cual. Y con esto no quiero ponerme a la altura de la autora, quiero decir que ha descripto magistralmente algo es profundamente cierto, y hasta perturbadoramente cierto, por momentos. Un autor pasa a ser un gran escritor cuando descubre esas cuerdas, y las pulsa con maestría, con poesía, aunque sea una poética del dolor. Ella hace ambas cosas.
Hay que tener mucho coraje para enfrentarse a las palabras cuando intentamos ser veraces. Mucho. Los que no escriben no lo saben, no perciben esta dimensión, este riesgo. Lo homologan a otros artes, más cándidos o inofensivos.
Bueno, dejo estas palabras solamente. Todo el mérito sea para Clarice y su alma gemela bloguera.
Un abrazo!
Creo que me volveré fan de Lispector de sólo leerte. Su prosa es sentida, con mucha sustancia para reflexionar y un ritmo lento de lectura si quieres asumir su escritura.
ResponderEliminarTambién sospecho que Lispector ha tenido suerte en tener una lectora como tú, capaz de darle la entonación adecuada a cada una de sus frases; esa cadencia propia que sólo pocos descubren.
Gracias por la reseña, tan emotiva como es tu costumbre.
Un gran beso.
Cada vez que te dejas caer por aquí aumentas mi lista... Habrá que echarle un vistazo
ResponderEliminarbesos
Preciosa reseña, como siempre. Tomo nota, aunque de la autora tengo otros libros que esperan antes en la lista. 1beso!
ResponderEliminarAna mándame un Whatsapp. Perdí los correos y los contactos
ResponderEliminarAna, me ha encantado tu encuentro con este libro...y lo que rescatas de él. Imagino que suscribirías casi todo... Estoy contigo en que su prosa es poesía y que es de otra dimensión...que está fuera de cualquier límite...no se la puede arrinconar en una sección de lectura...Tendría que tener la suya propia.
ResponderEliminarCreo que es un libro que tendré que buscar, porque me ha despertado...Frases pequeñas...como "el desierto es un modo de ser", me atrapan...porque dice con palabras, y más allá de las misma...mucho de lo que querríamos expresar.
Un abrazo y espero que estés disfrutando mucho del verano...con lecturas refrescantes...