Título original: Dept. of SpeculationTraductor: Eduardo JordáPáginas: 176Publicación: 2014 (2016)Editorial: Libros del AsteroideSinopsis: Cuando se conocieron eran jóvenes y estaban llenos de esperanza. Aunque ambos vivían en Nueva York, solían enviarse cartas en las que imaginaban cómo sería su futuro. El remitente era siempre el mismo: ‘Departamento de especulaciones’. Se casaron, tuvieron un hijo y sortearon como pudieron los pequeños obstáculos de la vida familiar. Pero algo ha ido cambiando. Han aparecido miedos y dudas que ponen en cuestión todo cuanto tienen. En un intento de encontrar el punto en el que se equivocaron de rumbo, la esposa echa la vista atrás para tratar de adivinar qué se ha perdido y qué puede salvarse todavía.Puedes leer las primeras páginas AQUÍ.
Hora de retomar el blog, de abrir las ventanas y airear las lecturas, blasfuemiadas y otros males. Porque sí, mientras permanecía en la oscuridad de mi cuarto propio donde, deliberadamente, no llegaba la luz, he leído y hasta he escrito sobre lo leído y mis cosas. Sigue el encierro, necesario, pero abro las ventanas. La puerta cerrada, si acaso ligeramente entornada. Continúa el aislamiento, se llama supervivencia. Iré dejando las lecturas de verano y las que vendrán. O no. Quién sabe lo que se cuece en esta penumbra.
Tenía buenas referencias de este libro. Había insistencia en que lo leyera (¡Offill, Offill, Offill...!) Y por alguna lectura había que empezar el tórrido verano. Leído. Y esto escribí al terminar la última página:
Lo cierto es que no tengo muy claro qué pienso de este libro. Estoy a caballo entre la decepción y el agrado. A decir verdad lo que estoy es muy al borde de ser injusta con esta lectura, porque sé que en el fondo lo que llevo leído últimamente no ayuda a que reme a favor de viento con Jenny Offill y su Departamento de especulaciones. Las buenas lecturas hacen que a veces no aprecie otras que podría valorar más y mejor… si no hubiera leído bien antes. Es una extraña sensación. Y me la ha producido este libro. Así que supongo que eso es un mérito.
Tenía buenas referencias de este libro. Había insistencia en que lo leyera (¡Offill, Offill, Offill...!) Y por alguna lectura había que empezar el tórrido verano. Leído. Y esto escribí al terminar la última página:
Lo cierto es que no tengo muy claro qué pienso de este libro. Estoy a caballo entre la decepción y el agrado. A decir verdad lo que estoy es muy al borde de ser injusta con esta lectura, porque sé que en el fondo lo que llevo leído últimamente no ayuda a que reme a favor de viento con Jenny Offill y su Departamento de especulaciones. Las buenas lecturas hacen que a veces no aprecie otras que podría valorar más y mejor… si no hubiera leído bien antes. Es una extraña sensación. Y me la ha producido este libro. Así que supongo que eso es un mérito.
Porque el caso es que es una buena lectura. Tiene un ritmo muy bueno, y no porque haya precisamente acción, salvo la acción de una mente pensando y sintiendo. Que para mí eso puede tener más acción que una persecución en coche, descubrir a un asesino en serie, luchar en la batalla de los Termopilas, perseguir mafiosos o desembarcar en Normandía. Menudo Waterloo puede ser una mente pensando (y penando). El ritmo bueno es por el tempo que utiliza Offill muy hábilmente: párrafos cortos, capítulos cortos. Como profesora de escritura que es conoce bien las técnicas narrativas y ha sabido jugar con ellas.
Otro punto a favor: hay humor en estas páginas, un humor ácido, irónico. Humor, al fin y al cabo. Muchas veces la ironía es el disfraz que adquiere el humor para que el dolor emerja y se relativice.
Acabo de comentar que se lee bien, ágil, casi de una sentada. Una cosa y la contraria pueden ser positivas. Hay libros que puedo tardar una eternidad en leer (me pasó con Ella tan amada y también con Un soplo de vida, por ejemplo) porque no quiero irme de ellos, o porque cada párrafo trae consigo una reflexión, un pararse a pensar, retener y amasar sensaciones… Otros, como en este caso, se leen con ritmo ligero. A veces algo puede hacerte parar a pensar o a decir “cierto, esto es así”, pero no alcanza para que me detenga conmocionada, emocionada, agitada…
Si tengo que ser crudamente sincera, la verdad es que mi sensación es que he estado leyendo una mezcla del Instagram de Offill, Google y los documentales de la 2. Algo que, sin duda, da mucha cercanía a la lectura, dota de un fácil reconocimiento a muchas de las líneas de pensamiento de la protagonista. Te identificas como quien se identifica con la rutina del día a día. Pero no me atravesó, si acaso ligeros pinchazos.
Hay lecturas que son de entretenimiento fútil, incluso pueden tener cierta calidad literaria, aunque no es lo habitual, ni lo pretenden. Otras lecturas tienen un calado mucho más profundo: están escritas con la delicadeza de quien hace florituras melódicas con las palabras y dotan su composición de descripciones, reflexiones y emociones que son punzadas en el alma, turban, interrogan, aportan, atraviesan. Te hacen crecer y casi hasta tocar las palmas según transitas entre párrafo y párrafo. Departamento de especulaciones se queda a caballo entre ambos tipos de lectura. Podría decir que se queda en tierra de nadie, pero en realidad le otorgo el valor de ser de esos libros que sirven de tránsito entre una forma de leer y otra.
Hola. Creo que no voy a este departamento. Esa sensación que te quedó de cierta decepción no me gusta nada. Ese no saber en realidad qué pensar. Por otro lado lo que me podría gustar es el toque de humor.
ResponderEliminarPor cierto, el otro día Agniezska reseñó una novela de un faro, me acordé de ti, el titulo era La luz entre los océanos.
Abrazos.
Hay a quien le ha gustado. A mí, que venía de, por ejemplo, Lispector pues como que se me quedó un poco blandengue pero bienintencionado. Es curioso.
EliminarBuscaré la reseña de Agniezska, he estado (estoy todavía, en realidad) desconectada.
Un abrazo, Norah
Bienvenida otra vez a esta labor de compartir lo leído. Encantada de poder seguirte de nuevo.
ResponderEliminarLas primeras páginas que enlazas de esta novela me han resultado muy atractivas. Igual me animo con ella. La forma de escribir, lo intimista que parece, el que ahonde en las relaciones de pareja y en su evolución con los años y la rutina y el hecho de estar ambientada en Nueva York, me han atrapado.
Un beso.
Gracias Rosa.
EliminarLo que te ha interesado a ti es justo lo que me interesó a mí previamente, y la forma de contarlo. Pero no cuajó. Se me quedó corto. Espero que tú lo disfrutes más.
Un abrazo
Esta vez creo que no me voy a animar, no me tienta demasiado y esa mezcla comparativa que comentas no me motiva a darle una oportunidad
ResponderEliminarBesos
No siempre una lectura fácil implica buena lectura. No es mal libro, pero tengo muy claro que si no lo hubiera leído no me habría perdido nada...
EliminarUn abrazo.
Hola de nuevo.
ResponderEliminarNo creo que me lo lleve, porque tengo tantos por leer tantas cosas por hacer, peliculas por ver y paisajes y personas que disfrutar que no tengo tiempo...
Lo que sí me llevo es la alegría de leerte.
Un abrazo de re-bienvenida.
Hola elvirar. Aprovecho para darte las gracias... ;)
EliminarNo me duele nada que te pierdas dsta lectura. No se merece el tiempo que puedes dedicarle a todo eso que te rodea y que sé que disfrutarás más y mejor.
Un abrazo
No creo que sea de esos libros que vaya a buscar, otra cosa es que se cruce en mi camino. Pero por lo menos ha servido para leerte a ti, y eso si ha valido la pena.
ResponderEliminarUn abrazo
Con tanto libro ahí fuera... seguro que tienes en mente varios por los que saldrías a buscarlos ;)
EliminarGracias por la parte que me toca, que ya tiene su mérito tener la paciencia de leerme.
Un abrazo
Me parece que en esta ocasión lo dejo pasar, que si en parte te ha decepcionado... Y con tanto por leer... Sí, mejor lo dejo pasar esta vez.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues eso: mucho por leer. De todas formas si lo terminé es que tan mal no está, jajaja ;)
EliminarUn abrazo
Lo leí hace unos meses y entiendo esas sensaciones encontradas que tienes. A mí en términos generales me gustó, aunque en algunos momentos de su lectura no sé si hubiese dicho lo mismo.
ResponderEliminarAbrazo!
A ver... no está mal, pero me deja fría. Se lee, pero lo terminans y dices "bueno, leído". Es como un querer y no poder, yo que sé :)
EliminarUn abrazo
Volvemos después de la desconexión estival; ya es hora de abrir las ventanas y dejar pasar la luz por esa rendija que comentas. No he oído hablar del tal Offil, pero a mi también me ha pasado que ciertos libros han quedado deslucidos por las lecturas precedentes. Aún así pincharé en el link que has puesto con las primeras páginas, por echarle un vistacillo. Saludos.
ResponderEliminarDel blog nunca me voy, sólo me quedo en él a veces en silencio. Es mi mejor escondite y mi mejor refugio ;) En el caso de este libro, es cierto que lecturas anteriores tenían el listón muy alto. Pero aún así sé que las sensaciones hubieran sido parecidas. Está bien, pero ahora mismo no es el tipo de lectura que me vaya a dejar con la boca abierta.
EliminarUn abrazo
Lo tengo a mano, Ana. Lo cierto es que lo compré debido a su brevedad y a una recomendación bloguera. No parece ser de los que dejan huella, aunque aporta entretenimiento. Veré si lo intercalo con otras lecturas.
ResponderEliminarGracias por recordarnos el título.
Un abrazo fuerte!
A mí no me ha dejado huella, Marcelo. Pero quizás sí la haga en ti. Quién sabe, esto de los libros y las lecturas es un universo cósmico...
EliminarUn abrazo
Hola Ana y bienvenida de tu desconexión aunque aún no sea plena.
ResponderEliminarA mi me parece que hay momentos en que se necesita ese compartir con una misma, buscarse, encontrarse o perderse, lo que importa es estar con una misma, recobrando las fuerzas y las ganas. Y en eso los libros, como en casi todo, nos acompañan y a veces nos distraen y otras nos descubren.
Sobre la propuesta que nos traes, a mi lo que comentas: ese diálogo intimista, ese devenir del tiempo en una pareja y el cómo se cuenta y por dónde les lleva la vida, me parece interesante, otra cosa es que tenga tiempo de leerlo, pero si se cruza supongo que sí lo haré. De momento, leo ese link que nos has puesto.
Saludos
No está cerrada la desconexión, Conxita. Sigo necesitando el aislamiento. No contaminarme. Y es verdad que los libros, en esta situación, son la mejor compañía posible. Tantas veces durante este tiempo miro las estanterías y pienso "ahí están. Tengo que leerlos". Y eso ha sido, es, como un salvavidas en medio del oceano.
EliminarLo que comentas es lo que me atrajo a mí de este libro (además de la insistencia para que lo leyera). Pero luego no encontré lo que esperaba y la decepción fue cogiendo forma, pese a la facilidad que ofrece para ser leído.
Un abrazo
Pues vaya... No te veo muy entusiasmada y eso no me entusiasma a mí tampoco: me parece que este libro no es lo que necesito en este momento. Me alegro de no llevarme nada nuevo al saco de esta casa, ¡y mira que eso es raro! 1beso!
ResponderEliminarNo, muy entusiasmada no terminé, jajaja. Pero últimamente mi entusiasmo se vende caro, el condenado ;)
EliminarUn abrazo
Hola Ana.
ResponderEliminarHay libros de prácticas y hay libros de relleno de horas y libros puente y libros olvidables, porque parafraseando a algún escritor portugués: "hay en mi sangre más olvidos que glóbulos " :)
Cuando vi este libro me llamó la atención. Por lo que dices, parece indicado para una lectura rápida o de descanso después de un libro intenso.
ResponderEliminarMe alegro de tu vuelta.
Un beso