Traductor: Andrés Bosch
Páginas: 192
Publicación: 1966 (1998)
Editorial: Anagrama
Sinopsis: Cuenta la historia de Antoinette Cosway, la primera señora de Rochester (el enigmático personaje de la novela Jane Eyre de Charlotte Brontë), la esposa loca que vivió encerrada en la buhardilla de Thornfield Hall y se suicidó en el incendio que ella misma provocara. Pero Antoinette Cosway no es de ninguna manera una mera continuación del personaje esbozado por Charlotte Brontë, ni Ancho mar de los Sargazos un pastiche ingenioso de Jane Eyre. Y es así cómo la decadente heredera antillana se convierte, gracias a la impecable escritura y la imaginación de Jean Rhys, en uno de los personajes femeninos más desgarrados y fascinantes de la literatura del siglo XX.
Los nombres son importantes.
Sin duda, los nombres son importantes. Y el nombre de Jean Rhys está unido a su indudable capacidad como escritora, pero también al alcoholismo, la fragilidad y el desarraigo. Y, de la misma forma, su nombre está unido a este talentoso libro Ancho mar de los Sargazos, una genialidad compleja y férreamente construida.
Si hay libros que además de la lectura precisen de cierta información previa, sin duda Ancho mar de los Sargazos es uno de ellos. Conocido es el reto que se propuso Rhys: coger uno de los personajes de Jane Eyre y darle una biografía, un contenido que en Jane Eyre no nos era desvelado. Concretamente Antoinette Cosway (Bertha Mason en Jane Eyre), la misteriosa primera esposa que Rochester mantenía encerrada hasta que ella misma provocara un incendio en el que falleció. ¿Quién era esa mujer? ¿por qué estaba encerrada? ¿qué había producido su locura?... Tranquilidad, Rhys nos lo va a contar.
Por eso, ante ti, a menudo me pregunto quién soy, cuál es mi tierra, a qué mundo pertenezco y por qué nací.
Rhys sabe bien de lo que habla, puesto que esas mismas preguntas se las debió de hacer ella misma muchas veces. Nacida en la isla antillana de Dominica, hija de un médico galés y de una criolla de origen escocés, a los 16 años se trasladaría a Inglaterra. Muchos elementos autobiográficos están en la base de Ancho mar de los Sargazos. De hecho, la voluptuosidad, la superstición y espiritualidad caribeña se entremezclan con la imperturbabilidad y la flema británica, elementos con los que Rhys jugará especialmente, dando al libro una forma británica y un fondo caribeño.
Estoy a salvo. Hay este rincón que forma la puerta del dormitorio, y están los muebles amigos. Hay el árbol de la vida en el jardín, y el muro con musgo verde. Hay la barrera de los acantilados y las altas montañas. Y la barrera del mar. Estoy a salvo. A salvo de desconocidos.
A salvo, a salvo ¿quién está a salvo? Y menos aún del pasado. Antoinette busca en su pasado, en esa naturaleza caribeña, mágica y asfixiante, en los sentimientos y comportamientos de los negros emancipados, en el recuerdo de su madre, en las vívidas supersticiones de una época y lugar… El resultado de sumergirse en el pasado no puede ser más demoledor.
Ancho mar de los Sargazos es un libro con muchas capas. Capas psicológicas y literarias. Dividido en tres partes, la primera con la voz de la propia Antoinette, la segunda la de Rochester, para devolverle finalmente la voz a la propia Antoinette (renombrada como Bertha, despojada de su propia nombre), ya encerrada en Thornfield Hall. Sin embargo ese recurso de la primera persona está muy medido, comedido incluso, para que las pasiones no desborden, una curiosa primera persona que en muchos casos parece una tercera, externa y ajena, especialmente en el caso del frío Rochester.
Y si las duras hojas de la vegetación me producían cortes en las piernas y en los brazos pensaba: “Es mejor que la gente”. Hormigas negras u hormigas rojas, altos hormigueros de hormiga blancas, lluvia que me calaba. Una vez vi una serpiente. Todo mejor que la gente.
¡Cómo se me atragantó Rochester! aun siendo consciente de su propio desconcierto ante el derrumbe de Antoinette y la extrañeza de sentirse en un país que no comprende y le desborda. Y constreñido por su propia educación victoriana, donde las emociones no se dan paso a sí mismas.
Lo que Rhys nos propone a los lectores es que nos adentremos a conocer la desintegración psicológica y la locura de aquella mujer en el ático que conocimos en Jane Eyre. Conocer cómo una mujer del siglo XIX postcolonial vive la represión social y especialmente la represión y manipulación del egoísta Rochester. Rochester, que no la ama, pero que se casa con ella por su dote, en un curioso paralelismo de la relación del imperio británico con sus colonias en la época victoriana.
No tengo duda alguna sobre la calidad literaria de Ancho mar de los Sargazos, aunque en ocasiones el exceso de sutileza y simbolismos de Rhys me ha dejado lagunas y la forma está tan controlada que a veces me hacía desear más riesgo, más descontrol, pero hay que rendirse a la evidencia, Ancho mar de los Sargazos es de los libros que pasa el juez más implacable: el paso del tiempo.
P.D.: Sospecho que Ancho mar de los Sargazos es una especie de venganza de Rhys hacia Rochester, pero también hacia Brontë (Rhys estaba convencida de que Brontë tenía algo contra las Antillas, o al menos contra los criollos).
No digas nada y quizás sea verdad.
Mi opinión sobre la novela es más o menos la misma que la tuya. La historia me gustó pero también se me atragantó Rochester (no podría haber sido de otra manera)
ResponderEliminarBesos!
Tampoco es que tuviera muchas simpatías previas a Rochester, pero aquí se me hizo infumable :/
EliminarUn abrazo
Pues no hace mucho que me enteré de quién era la protagonista de este libro de título tan familiar y oído.
ResponderEliminarMe gusta lo que cuentas pero me parece lectura que hay que coger con ganas y convencida. Y me gusta el caracter vengativo que se destila. Por cierto que no entiendo que a mucha gente le guste Rochester.
Un abrazo
Es un ejercicio arriesgado (e interesante) el de Rhys. Yo tampoco entiendo que Rochester guste, ya no digo en este libro, sino en el de Brontë. Aquí es para darle de tortas...
EliminarUn abrazo
He leído la novela en más de una ocasión. Me encanta. Siempre pensé que Jane Eyre estaba sobre valorada. Rhys me convenció de que Rochester era un huevo al que no hay que tenerle lástima.
ResponderEliminarTampoco soy muy fan de Jane Eyre. Quiero decir. Vale, es un clásico. Pasé por él. Y seguí. Un pánfilo, el Rochester ;)
EliminarUn abrazo
Pues si tus sospechas son ciertas parece que en este caso de la venganza ha salido algo realmente bueno.
ResponderEliminarMe resulta interesante el paralelismo que haces entre la historia que cuenta esta novela y su contexto histórico. Y por supuesto que no le digo que no a zambullirme en una historia de locura. Vamos, que estoy ya desando dejar escapar a Antoinette y que me cuente su historia.
Un abrazo
Rhys es una escritora muy interesante, de eso no tengo duda, aunque con un estilo que a mí me suele costar más. Este es el más conocido de sus libros, pero tengo la sensación que a mí me va a gustar más en otros.
EliminarUn abrazo
Cómo cambia con esta novela nuestra forma de ver a Rochester. Sí es cierto que tanto simbolismo desconcierta y hace, en ocasiones, perder el hilo. Pero es una gran novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
No simpatizaba previamente con Rochester, así que aquí ya fue para darle bofetadas. Es una gran novela, pero con una narrativa que a mí me suele dejar algo fría, aunque valore su tremenda calidad.
EliminarUn abrazo
Este libro lo leí hace muchos años y recuerdo que me sorprendió y me gustó mucho. De hecho, no tenía ni idea de lo que trataba y lo fui descubriendo al leerlo y reconocer los personajes.
ResponderEliminarRochester creo que ya se me había atragantado en "Jane Eyre". Eso de que tuviera a la mujer encerrada y olvidada en el ático...
Un beso.
Pues no sé cómo será la experiencia de leerlo sin tener información previa, supongo que da más margen a la sorpresa, pero que la valoración final no cambia mucho. Y como estoy comentando... es que a mí Rochester nunca me cayó bien :)
EliminarUn abrazo.
Oooohhh uno de mis eternos pendientes, lo acabas de rescatar del olvido =)
ResponderEliminarBesotes
Eso pasa con las listas de pendientes tan eternas: que hay libros que se te olvidan y luego alguien te lo recuerda y lo vuelves a poner en el punto de mira y... No tenemos remedio :D
EliminarUn abrazo
No he leído ninguno de ambos. ¿Por dónde sugieres comenzar?, ¿éste o Jean Eyre?
ResponderEliminarSoy todo ojos.
Un abrazo.