Traductor: Laura Salas Rodríguez
Páginas: 88
Publicación: 2011 (2012)
Editorial: Periférica
Categoría: Biografías y Memorias
ISBN: 9788492865598
Sinopsis: Corre el año 1946.
La guerra ha terminado y la joven norteamericana narradora de esta novela ha
perdido en ella a sus padres. También, de muerte natural, ha perdido a su tío
Marcel, un extraordinario personaje que la educó en el amor a los libros. En el
pequeño pueblo francés donde pasó los veranos de su infancia, la protagonista
deberá ocuparse de poner en marcha una nueva biblioteca tras salir del
hospital, ya que las tropas alemanas han destruido la anterior. Tendrá así
oportunidad de pensar en el valor de la lectura y en la compañía que le han
proporcionado los libros en los peores momentos, e incluso a la hora de tomar
una u otra decisión… Sus recomendaciones a los vecinos del pueblo la harán
formar parte fundamental de esa comunidad. Los escritores Marcel Proust, Daniel
Defoe, Paul Valéry… y sus obras son tan importantes en esta novela como los
personajes de carne y hueso con los que se relaciona cada día la joven
protagonista, muchos de ellos convocados bajo la sombra protectora del tío
Marcel. Pero no es ésta sólo una estampa más o menos evocadora y llena de
encanto de una época y de unos autores atemporales: la verdadera vida se cuela
en cada página y asistimos así a una hermosísima y cruda búsqueda de la
felicidad, del amor y de, por qué no decirlo, la supervivencia. A una historia
en primera persona que es también la historia de una época: de la Segunda
Guerra Mundial y la ocupación alemana de Francia al conflictivo nacimiento del
estado de Israel.
Un libro pequeño en páginas,
pero grande en literatura. Un libro para amantes de la literatura, que no es lo
mismo que amantes de la lectura. En esta pequeña joya (hay párrafos realmente hermosos y los dedicados a su tío son especialmente potentes) nos encontramos una prosa de
gran calidad con numerosas referencias a grandes escritores y sus obras, así
como citas de los mismas. La trama es una excusa para deleitarse en la
escritura poética de esta autora y para que ella se deleite compartiendo su pasión: los grandes autores de la literatura y sus obras.
Probablemente hay argumentos
más que suficientes para haber hecho una o varias novelas más extensas, pero en
realidad este libro puede considerarse un capítulo de las memorias de Mary Ann Clark Bremer. La autora comenzó a escribir sus obras en los años 70 y decidió
hacerlo así en forma de novelas breves constituyendo cada una un período de su
vida. Este libro es la primera entrega de esas memorias.
Su obra ha estado muy dispersa
y el uso de seudónimos ha contribuido a esa dispersión. Ahora la editorial
Periférica ha comenzado a publicar estas novelas (ya está disponible Cuando acabe el invierno) que pueden considerarse una
auténtica reliquia que hay que saborear como el caviar o un buen vino: en pequeñas dosis. Mary Ann Clark Bremer amaba los libros y esa pasión la
refleja en su escritura y nos contagia porque también somos amantes de ese oscuro objeto del deseo: los libros.
Cuando terminas el libro, que
se lee de un tirón, te quedas con el desconcierto de haber leído algo bello,
pero a la vez tan breve que es como arena que se te escapa entre los dedos,
disfrutando de la sensación y conmocionada por la fugacidad del momento.
(©AnaBlasfuemia)
(©AnaBlasfuemia)
Mary Ann Clark Bremer |
guau, no lo conocía, va a mi lista de cabeza, me ha encantado la reseña!!!! Un besote!!
ResponderEliminarMeg, de vez en cuando tenemos que poner reseñas de lecturas que no nos gustan nada, porque sino la lista va a ser demasiado laaaaarga :D Un beso.
ResponderEliminarA mí este libro me dejó un poco frío. Estaba escrito con clase, sí, pero no me transmitió lo que esperaba. Belleza un tanto vacía, quizá.
ResponderEliminarPor cierto, ¿conocéos esta página, SOPA DE LIBROS, donde se puede votar y reseñar lecturas?
http://www.sopadelibros.com/index.php
A mí me gusta mucho.
Gil, yo al principio también tenía esa impresión, hasta que me enteré (porque lo leí sin tener información) que formaba parte de sus memorias y que éstas habían sido publicadas por entregas. Como libro aislado queda más esa sensación, pero como parte de unas memorias ya me daba otro enfoque. En parte esa sensación de frialdad supongo que viene por la parte en que se enamora, que ocupa poco espacio.
EliminarNo conocía la página, gracias por la información. A mis favoritos que va ;). Un saludo.
Una reseña preciosa, y una autora que a partir de ahora tendré en cuenta, porque con estas referencias es imposible obviarla.
ResponderEliminarBesos
Estoy deseando seguir leyendo cosas de esta autora, porque estoy segura que acabará apareciendo la calidez que Gil echa en falta. Besos
EliminarMe encantó su brevedad. Te deja con ganas de más y eso es una virtud. Además es un maravilloso homenaje a autores que adoro como Defoe o Proust. Un beso.
ResponderEliminarVisit: http://juanmailloporfintienelapalabra.blogspot.com.es/
Es verdad, Juan, en este caso la brevedad es un cebo, el arte de condensar pasión y belleza para dejarte con ganas de más... Un saludo.
ResponderEliminarNo tenía ninguna referencia de esta autora, la he conocido a través de su blog, y el libro me ha dejado una impresión de estremecedora belleza, que a mi no me ha parecido en absoluto vacía y si llena de una vitalidad admirable. La literatura como medicina casi curativa, el amor que desprende no solo a los autores a los que hace referencia sino también al libro como objeto físico en si" Arañadas tapas de un verde ajado, como de un terciopelo muchas veces expuesto a la luz.
ResponderEliminarTapas del color del tabaco. Y del de los corales de las islas Filipinas.
Tapas del color de la luz del atardecer en Nueva Inglaterra —mis otros veranos—.
Tapas con olor a cobalto, a moho dulce, a gusanos de seda, a madreselva, a coñac, a tierra mojada.
Tapas estampadas con dos líneas en oro desvaído, en azul prusia, en blanco sucio de nieve.
Los libros de tapas de cartón forradas con telas y los libros de tapas flexibles para los días de tren o playa.
Libros en miniatura (los poemas de Verlaine) y libros gigantescos (algunas novelas de Balzac).
Libros que podrían sujetar un edificio entero (por lo que dicen y cómo lo dicen).
Ningún libro malo entre tantos libros.". No he visto nunca una descripción más hermosa. En fin en esas 88 páginas la autora ha sabido condensar lo que muchas personas sentimos hacía la literatura, amor, acostumbrado a leer libros al peso, si no tienen más de 400 páginas ya no es un libro respetable, éste me ha parecido que ni le sobra ni le falta ninguna. Y si como dice forma parte de su autobiografía repartida en varias novelas no deje de indicar en su blog algunas otras de la autora. Gracias por dármela a conocer
Gracias durruti por tu comentario, hermoso también :D. Es curioso, pero te has quedado también con un párrafo del libro que, de haber reproducido yo alguno, hubiera sido justamente ese... Ccn esa frase final tan rotunda: "Ningún libro malo entre tantos libros". No añado más a lo que tú comentas porque lo comparto absolutamente. Bueno, sí, añado algo: la editorial Periferica ya tiene en el horno el segundo "librito" de las memorias de esta autora: "Cuando acabe el invierno".
EliminarEso sí, te tengo que pedir un favor... ¡¡¡tutéame!! ;) Un saludo.
La verdad que se lee de corrido porque e smuy breve, pero no me ha tocado ninguna fibra, lo veo un libro que pretende ser poético, que pretende ser bello, pero al que le noto todo el artificio.
ResponderEliminarAbrazo.
Así entre tú y yo, es un libro que me emocionó más al leerlo, pero que no ha resistido tanto el paso del tiempo. Pero no me disgustó leerlo.
EliminarUn abrazo