En casa de mi madre, al lado de una falsa chimenea, hay un reloj de péndulo. Y es curioso, porque a nadie de mi familia nos gustan los relojes ni los despertadores, pero en nuestras casas siempre hay varios, silenciosos y tímidos pero efectivos.
Este reloj de péndulo es especial. Era EL RELOJ, el único válido, el que nos daba la hora y marcaba nuestros tiempos. Mi padre se encargaba cada noche de darle cuerda y revisarlo con pulcritud. Recuerdo con nitidez inmisericorde el sonido al marcar las horas, sonaba como una campana, de ahí vendrá mi fijación por ellas (las campanas). Ecos auditivos de otros tiempos y lugares.
Este reloj era nuestra referencia, si se retrasaba todos llegábamos tarde a nuestras citas. Si se adelantaba, éramos los primeros en llegar. Siempre nos sobraba el tiempo cuando se adelantaba el reloj de péndulo. Y siempre sabíamos qué hacer con el tiempo que nos sobraba. Y buenas excusas cuando nos faltaba.
Pero un día el reloj se paró. Ya nadie le dio cuerda. Hace muchos años, demasiados, que marca siempre la misma hora, las 5:52 h. Al principio parecía que el tiempo había dejado de existir, que en nuestro mundo sólo había las cinco horas cincuenta y dos minutos de la mañana o de la noche. Una especie de tiempo sin tiempo, un segundo durando una eternidad o una eternidad condensada en un segundo, dependiendo del cuerpo de cada cual. Pero siempre esa hora bruja: 5:52. Dos veces al día el reloj marcaba con acierto la hora. Y así un día y otro, un año y otro, una vida y otra.
A veces, cuando mis emociones se arriman a los extremos, desde la distancia que dan los kilómetros y el tiempo, soy capaz de visualizar el reloj con todos los detalles, veo en mi mente la esfera de cristal, el péndulo, las agujas del reloj marcando una y otra vez la misma hora, oigo las campanas a las horas en punto, el sonido al darle cuerda. Y entonces la magia hace lo suyo y el tiempo se detiene.
Un tiempo sin tiempo, mi vida por ese reloj. Si decidiera cambiar los relojes por pájaros de cristal quizás volaría por la vida en intensos e infinitos círculos o en ágiles zig-zag fuera del tiempo y el espacio.
Deshacer la trama del tiempo es una buena apuesta: no luchar contra él, sino confundirlo, ignorarlo, como innoble que es.
La libertad puede tener muchas caras, pero estoy segura de que no tiene la cara de un reloj, ni siquiera la cara de un reloj de péndulo, ni su voz es el inapelable tic-tac que tanto me fatiga y fatiga mi memoria.
Si el tiempo es un invento, inventemos ahora el destiempo, el a-tiempo, el tiempo sin tiempo. Un tiempo vacío, para el que se va, para el que vuelve, para el que se queda, para el que olvida y para el que recuerda. Un tiempo con amnesia para que la sangre desemboque en el océano, entre el abandono y el encuentro, un mordisco a la memoria.
Un tiempo sin tiempo para remontar la vida y, desnuda, llegar a la cumbre y abrazar la luz mansa al encontrar unas raíces en el cielo abierto. Y desplegar las alas y volar, privada de experiencias y recuerdos.
Acaso la vida tenga a bien hacer que mis alas tracen un vuelo hasta el manantial de un tiempo sin tiempo mientras la esperanza me alcanza. O tal vez la vida era esto, el transcurrir del tiempo, una tregua sin descanso entre un tic y un tac.
Si alguien me regala un tiempo sin tiempo le querré todo el tiempo. Lo que viene siendo… un siempre.
Acaso la vida.
(©AnaBlasfuemia)
Acaso la vida.
(©AnaBlasfuemia)
El tiempo, implacable... Ya lo dice pablo milanés.Muy bonita tu entrada . Un beso
ResponderEliminarEl tiempo, el implacable, el que pasó, siempre una huella triste nos dejó... Ahora no va a haber forma de quitarme la canción de la cabeza :)
EliminarUn abrazo Kabu
Nadie te va a regalar un tiempo sin tiempo, cuando hay alguien dispuesto el tiempo siempre se quedará corto..
ResponderEliminarQuizás la vida, como bien dices.
Cúidate
Cuando haya alguien será porque me ha regalado tiempo sin tiempo :P Me dará igual entonces que sea corto o largo, será... now. Quizás la vida... quizás...
EliminarYa lo hago. Un abrazo Susana
Poético, literario, bello. Abrazos.
ResponderEliminarJo... Me quedo con los abrazos mejor y te doy otro ;)
EliminarAna no se si alguien te regalará algún día un tiempo sin tiempo. Pero créeme con cada entrada, tú nos regalas algo parecido. Un mundo entero, una historia que nos hace abandonar toda realidad. Para mi no existen relojes cuando leo, cuando te leo. Un abrazo.
ResponderEliminarQué bonito Marie... No sé qué decir... ¿gracias?, que me leas así me emociona y, sí, también en este momento se detiene el tiempo, en la emoción y en el agradecimiento.
EliminarUn abrazo
Has tocado un tema que da mucho de sí, el tiempo. Muy evocador el texto. Precioso. Besos.
ResponderEliminarSe necesita muuuuucho tiempo para hablar del tiempo, y no hablo del climatológico, tema recurrente donde los haya... El tiempo, presente o ausente, siempre es evocador. ¡Tiempo es lo que tenemos!. Gracias Marisa.
EliminarUn abrazo
Ay, el tiempo. Me produce sentimientos muy encontrados, como a todos, supongo, por ahora no nos llevamos muy bien. Me ha encantado tu entrada, preciosa.
ResponderEliminarBesos.
Cuántos ay hay al lado del tiempo! :D Según corra a favor o en contra así nos sentimos. Pero correr, siempre corre, de eso no hay duda. Vuela y no necesita ni alas. Gracias.
EliminarUn abrazo
Nosotros también tenemos un reloj de péndulo, al que le hemos quitado el sonido porque sonaba siempre en lo mejor de la peli. jejejej. Muy buena entrada. Besos.
ResponderEliminarMe has hecho sonreír... ¿y cuando la peli era de miedo, eh? ¡Vaya sustos! ¿verdad? ;) Gracias.
EliminarUn abrazo
Hola.
ResponderEliminarYo no se si el tiempo sin tiempo te lo podría regalar, pero mi amistad si que la tienes. Preciosa entrada, como siempre.
Un besote
La amistad siempre es un regalo, Marina. Gracias.
EliminarUn abrazo
También en mi casa había un reloj de péndulo, también mi padre le daba cuerda, es un reloj que hemos conservado en la familia (lo tiene mi hermano en su casa). El lema que estaba escrito en su esfera era “Tempus fugit”, el tiempo que corre, que a veces vuela, que a veces se hace lento ante nuestra impaciencia... Actualmente, para mí, el tiempo no existe, vivimos en un eterno presente. Esto que ahora te estoy escribiendo es mi tiempo, mi presente y cuando tú lo leas, será también el presente, para ti.
ResponderEliminarCon la emoción que me ha producido tu relato, te mando un abrazo.
Se ve que fueron moda en su momento, los relojes de péndulo. Y tradición que fuera el hombre quien le diera cuerda. Tempus fugit, eso es (tuve un tiempo ese lema en el estado de mi whatsapp). En realidad el tiempo siempre es el mismo, somos nosotros quienes lo queremos detener o acelerar. A conveniencia. Para mí también el momento es el ahora, pero para todo lo que me rodea... no. Tu presente y mi presente coinciden aquí, eso me gusta también de mi propio blog :) Y el tiempo que dedicas, tú y quien por aquí asoma, a leer y comentar (o no) lo que escribo siempre es un tiempo que agradezco y valoro. Mucho.
EliminarTe me emocionas mucho últimamente ;)
Un abrazo
Hija de mi corazón que bonito escribes. Y cuánta profundidad en tu acertada reflexión. Un tiempo sin tiempo. Un limbo extraño y en algunos momentos tan deseable...Miles de besos de esperanza para mi contadora de historias.
ResponderEliminarMuacsss
Mami! :) Y como toda madre, exagera las virtudes de su hija ;) Un limbo... no es un limbo lo que quiero, más bien es donde estoy... Recojo la esperanza y los besos, me gusta contar(te) historias.
EliminarUn abrazo
Me gustan mucho los relojes antiguos, tengo uno de cuco que no tiene tiempo, va a destiempo, ya no le cuento las horas y que vaya como quiera. Porque bastante miramos ya el reloj ;)
ResponderEliminarUn beso
Uy, lo que busqué yo un reloj de cuco para mi madre. Vi muchos en Münich, pero qué precios.... Yo no miro mucho el reloj, no uso, miro el sol :)
EliminarUn abrazo
Ya me gustaría regalarte un tiempo sin tiempo. Y que tú me correspondieras con un regalo parecido. Pero, por ahora, lo único que sé es que tempus fugit. Gracias por esta bonita reflexión que nos has regalado hoy.
ResponderEliminarbesos
:) Voy a despedazar al tempus fugit. No sé cómo ni cuándo, pero lo haré. Gracias a ti Agnieszka (durante un momento, me lo has regalado).
EliminarUn abrazo
Me acabas de hacer recordar el reloj que marcaba el tiempo en mi casa cuando era chiquitita... Lo veo, con todos sus detalles, hasta soy capaz de escuchar el sonido de las agujas, que me hacían dormir de noche, y el sonido de la campana... El reloj en que nos fijábamos para no llegar tarde al colegio...
ResponderEliminarY también me has recordado un poema de Benedetti:
Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo...
Besotes!!!
Me alegro de haber rescatado un recuerdo en ti. Gracias por traerme a Benedetti, siempre bienvenido. Yo preciso tiempo... sin tiempo.
EliminarUn abrazo
Los relojes son muy literarios ¿verdad? y el tiempo ni digamos, siempre que sale este tema recuerdo las Instrucciones para dar cuerda a un reloj de Cortázar, más razón que un santo, no sé si de esto le tengo manía a los de pulsera y no uso, solo de forma puntual y para no llegar tarde :) No tengo tiempo sin tiempo, ni se traducir las cosas al siempre (tampoco me gusta la medida en según que cosas) pero si tengo algo claro y es que lo que valga que dure, aunque sea en el recuerdo. Gracias por compartir los tuyos.
ResponderEliminarBesos
Yo le tengo manía a los relojes, y al tic tac, y al tiempo. Creo que me estoy volviendo maniática :) La edad... Yo también he recordado a Cortázar cuando escribía esto, él tenía (tiene, nos lo ha dejado muchas instrucciones que me han sido muy útiles.
EliminarNo me gustan los términos absolutos (siempre, nunca, etc...) excepto cuando son de verdad. Se usan muy alegremente, yo miedo mucho mis siempres, mis jamáses y demás. Pero cuando los he utilizado, han sido. Son.
Lo que vale debería durar, sólo dura lo que es verdad.
Un abrazo
Lo siento, no tengo el tiempo sin tiempo y creo que es inapelable hasta que algún físico nos descubra como pasearlo hacia atrás. He aprendido a convivir a su lado sin fijarme en él.
ResponderEliminarUn beso.
No lo sientas, si has aprendido a convivir con él ;)
EliminarUn abrazo
Ana, leyendo como sigo leyendo el tomo tres de En busca del tiempo perdido, comprenderás que ando dándole vueltas a la importancia del tiempo y de cómo al pasar desaparece y solo lo reencontramos casualmente al invadirnos un olor, un sabor (quién no recuerda la magdalena de Proust) o un tic tac de un reloj como el que está parado en casa de tu madre.
ResponderEliminarMe encantan tus reflexiones y me hacen, a su vez, pensar en ti y en esa capacidad de emocionar que tienes.
Abrazos!!
U-topía y sus lecturas titánicas :) Comprendo que le des vueltas al tiempo con esa lectura (y a más cosas, seguro). El tiempo se desliza y se rescata y nos rescata o nos da una patada en el trasero. Él manda.
EliminarGracias... (por pensar en mí). Soy altamente emocionable, supongo que sin querer termino por salpicar ;)
Un abrazo
Uf Ana. Actualmente odio el tiempo, me recuerda todo el tiempo que somos finitos y que aunque dejara de existir, su aura negra nos seguiría acompañando para dar por ganada la partida con su campanada final. Creo que no tengo el día y el tiempo no lo acabo de encajar. No pretendo la inmortalidad, pero tampoco que el destino decida el periodo de tiempo para cada uno como una ruleta rusa macabra. Ya lo sé, es ir contra natura y tendré que aceptarlo, aunque ahora me duela y no esté dispuesta a ello.
ResponderEliminarSiempre eres inspiradora.
Un besote.
Odio es una palabra muy fuerte. A mi me cuesta mucho odiar, aunque tenga motivos. Contra el tiempo se puede luchar, lo sé. Por eso quiero un tiempo sin tiempo, para partirlo en dos, zassss.... No hablo de inmortalidad, la inmortalidad es pasajera (parece una contradicción pero no lo es). Yo la he vivido.
EliminarGracias (por lo de inspiradora, nunca me lo habían dicho) :D
Un abrazo
Preciosa entrada. Yo también querría lo mismo que tú, para disfrutar más de los que ya no están y de los que tenemos cerca pero a veces no vemos realmente.
ResponderEliminarBesinos!
Gracias Ginger, todos tenemos nuestras cuitas con el tiempo, lo que se lleva, lo que nos trae... Para algo se inventó la paciencia ;)
EliminarUn abrazo
Muy bonita entrada. Yo también sueño con que un día el tiempo se pare! ;)
ResponderEliminarBesos
Gracias Lunilla. Tenemos que convertir los sueños en realidad ;)
EliminarUn abrazo
Ay el tiempo, ese que a veces pasa tan rápido y, en otras ocasiones, parece no llegar. Un tiempo sin tiempo... te confieso que no sé qué haría con él. Preciosa entrada, Ana.
ResponderEliminarBesos.
Con un tiempo sin tiempo no tendrías que hacer nada con él (con el tiempo), sino con la vida :P
EliminarUn abrazo (y gracias)
¡Qué buena idea! Yo pensaba que el tiempo estaba ahí y era imposible librarse de él. Pero podemos hacerle el vacío, darle la espalda, silbar un poquito y hacer como que no lo vemos. ¿Tú crees que así desaparecerá?
ResponderEliminarDe todas formas hay relojes bonitos, esos podemos dejarlos aunque sea de adorno. En mi caso recuerdo dos, uno en casa de cada una de mis abuelas, uno más moderno y otro más clásico, y ambos cantaban a su manera el paso de las horas. Hace mucho que no oigo esos relojes... cómo pasa el tiempo.
Me ha gustado tu juego con el tiempo y con las palabras.
¡Un beso!
Podemos darle la espalda, ignorarlo, no dejar que nos marque las horas ni los pasos. No sé si desaparecerá, seguirá ahí, pero viviremos como si no existiera. Como si no hubiera un mañana. Sí que hay relojes bonitos, este verano me harté de verlos por Suecia y Dinamarca, qué bonitos relojes vi...
EliminarGracias Caminante. Un abrazo.
A quien no le gustaría vivir sin tiempo, que levante la mano, yo la primera; además en mi casa tampoco somos amigos de los relojes, sobretodo, enemigos de los despertadores.
ResponderEliminarDe verdad, da gusto leerte. Por favor que alguien le traiga un tiempo sin tiempo a esta chica!
... de fondo me resuena Pablo Milanes...
El tiempo nos ata. Y los despertadores son lo peor... :) Gracias, y sí, por favor ¿que alguien me traiga tiempo sin tiempo! ;)
EliminarUn abrazo
Pfffff , me tocas el alma con cierta telepatía, comunión de momentos reflexivos, compartimos hasta un punto tan específico la costumbre de querer confundirse o fundirse con el tiempo, poco a poco, sin que se dé cuenta, dominarlo, atarlo con un lazo al cuello y domesticarlo, hacer que de una vez deje de ser impasible y se rebele, que se manifieste, asumir el control y luego mirarlo a la cara y deshacer las horas, los minutos, los segundos, con la yema de los dedos. En eso me entretengo, jamás llevaré un reloj en la muñeca. El presi emocionado. Besos
ResponderEliminarQuerido Yossi, no sé, tengo la sensación de que estamos muy parejos en el momento que estamos viviendo. Vamos a tener que hablar tú y yo, contarnos. No voy a añadir nada más, me has dejado un comentario precioso. No hay reloj en la muñeca por aquí tampoco.
EliminarTe me emocionas mucho últimamente. Te abrazo.
Muy bonitos pensamientos sobre el tiempo. ¿Cómo parece que se nos escapa? Pero como bien dices, Jorge Bucay parece que también, el reloj tiene razón dos veces al día. Incluso "perdiendo el tiempo" nos encontramos con él. Aún así, ser conscientes de no estar dormidos en él, es lo que nos queda. No podemos aprisionarnos...dejar pasar y vivir es lo que nos toca. Lo único que tenemos es el presente, lo demás se ha ido o no fue.
ResponderEliminarDisfruta mucho del tiempo que tienes, Ana...de cada momento...incluso los difíciles, esos son los que tienen la llave para abrir otros momentos de la vida...y de ellos, de como los vivamos, dependerán otros momentos...otros tiempos.
¡¡Un abrazo grande!!!
Ay María, que me da rabia coincidir con Bucay (no simpatizo...) ;) Vivir es lo que nos toca, y no es tarea pequeña. Ser conscientes del presente, y el presente dura... un chasquido de dedos.
EliminarEn eso estoy, buscando la llave, o viendo qué puerta se abre o se abrirá con el manojo de llaves que me voy haciendo. Tiempo es lo que tengo y resulta que no lo quiero, o más bien no quiero que marque mis pasos.
Lo que sea, será. Un abrazo.
Lo siento, pero hay un cuento de Bucay que habla de lo mismo. A mí tampoco me hace mucha gracia...pero reconozco que algunas historias suyas (o que él se ha apropiado como suyas) ayudan a muchas personas.
EliminarMe gusta eso que dices del manojo de llaves que te estas haciendo. Espero que encuentres la llame que abre esa puerta o quizá, hay más escondidas, como en la película de El Laberinto, y solo hay que saber mirar para encontrarla.
Te deseo todo lo mejor, y que disfrutes de ese tiempo que tienes,...sin sentir que hay un tic tac tras de él.
Un abrazo muy grande
Bucay toca muchos palos :) Es verdad, no le quitemos mérito, hay gente a la que le ayudará lo que Bucay escribe. Incluso hay gente que lee a Belén Esteban...
EliminarTengo un llavero muy grande, el problema es luego encontrar qué llave abre qué puerta... No dejaré de buscar, María, nunca lo hago.
Yo también te deseo lo mejor. Un abrazo
A mi esto del tiempo siempre me ha llamado la atención. Si busco en mi memoria, los mejores momentos, esos que realmente merecen ser recordados, van unidos a la sensación de fugacidad, de que el tiempo volaba durante ese rato. No quiero que nadie me regale tiempo, lo que quiero es que la vida pase en un parpadeo... por los motivos adecuados. Y cuando toque pararse al reloj... que me quiten lo disfrutado :-)
ResponderEliminarBesos
El tiempo y cómo lo vivimos, a veces lo ignoramos y otras nos azota la cara. El tiempo, en verdad, vuela. Y yo no quiero que pase tan rápida, la verdad, me vendría bien un paréntesis o algo así :)
EliminarUn abrazo
Preciosa entrada y preciosa reflexión.Hoy que es domingo....¡me encantaría detener el tiempo!...viene la larga semana con sus agobios,prisas y preocupaciones.Pero ya es primavera que vendrá cargada de luz.Un regalo leerte.Me ha encantado.Un abrazo
ResponderEliminarGracias. Los domingos son días raros en cuanto al tiempo ¿verdad?, como en medio de no se sabe qué. Eso dicen, que ya es primavera, pero anda por ahí escondida ;)
EliminarUn abrazo
Ains, Ana, me has dejado sin palabras... Qué texto tan bonito... No sé si la lluvia me tiene especialmente sensible o mi caos de tiempo me vuelve vulnerable, pero tu texto lo voy a enmarcar, te lo aseguro. De hecho, con tu permiso, te robo una frase porque necesito compartirla, de lo identificada que me siento. Gracias por tu escrito. 1beso!
ResponderEliminarGracias Tizire :) La lluvia siempre es un poco melancólica, más propensa a los recuerdos. ¡Enmarcarlo!, qué exagerada. ¿Qué frase me robas? :o ;)
EliminarUn abrazo
"Si el tiempo es un invento, inventemos ahora el destiempo, el a-tiempo, el tiempo sin tiempo. Un tiempo vacío, para el que se va, para el que vuelve, para el que se queda, para el que olvida y para el que recuerda. Un tiempo con amnesia para que la sangre desemboque en el océano, entre el abandono y el encuentro, un mordisco a la memoria"
EliminarCompartí esta frase en mi Facebook personal y no veas el éxito que tuvo... Has sabido canalizar muy bien unos pensamientos que a todos se nos pasan por la cabeza! ;)
Oye, pues la frase es larga, eh, si cobrara por letra robada... :P Te fui a fisgonear hasta que me dí cuenta que era en el Facebook personal, así que me quedé con ganas de ver el éxito :)
EliminarCanalizar... esa es la cuestión, vaya que sí.
Un abrazo
Puede parecer una tontería pero llevo desde ayer dándole vueltas al comentario. Sería sencillo hablar simplemente del tiempo, esa dimensión inaprensible, volátil, cambiante y escurridiza. Pero siento que no viene al caso oponer a tu apreciación sobre el tiempo, la mía propia. No en este caso. No es debate el fin, ni el intercambio.
ResponderEliminarLo importante de tu relato no es tanto el qué, como el cómo. No el objeto, sino la senda que trazas con las palabras. el camino seguido por los pensamientos, por los sentimientos para llegar a nosotros y remover nuestros propios sentimientos, nuestras sensaciones en torno al tiempo. Haciendo que nos sintamos identificados y conmovidos. Esa es la grandeza de tu relato. Que nos has hecho pensar y sobre todo sentir. Como toda historia, la tuya de hoy es un regalo.
Reciba mi más entusiasta aplauso y admiración, señora escritora.
Besos
Pues no sé si tontería, pero he estado yo también un rato pensando en eso de que le dieras tantas vueltas al comentario... Puede ser el debate, si se quiere, también es eso el blog, no te creas... Pero también muchas otras cosas. No sé muy bien qué decir sobre lo de que por aquí escribo remueva sensaciones a quien lo lee, no sé cómo sentirme al respecto, me cuesta gestionar eso, la verdad. Supongo que porque al removerme a mí misma tengo luego que "recolocarme". No sé, es complicado. Los que por aquí pasáis... sí que sois un regalo para mí. No te imaginas cuánto.
Eliminar"Escritora" es una palabra que me queda muy grande, te lo digo yo ;)
Un abrazo
Un tiempo sin tiempo... nunca había pensado en esa idea, pero desde luego que tiene miga. ¿Lo que hiciéramos en ese tiempo sin tiempo contaría como parte de nuestra vida o quedaría en otra dimensión de la que luego no podríamos recordar nada? ¿ O se alargaría para siempre el tiempo, llegando a aburrirnos? No sé, tengo que darle más vueltas ... cuándo tenga tiempo :)
ResponderEliminarBesos Ana!
Parece que sí que tiene miga, no pensaba yo que tanta (para los demás, para mí sí sé que sí). Lo que hiciéramos en ese tiempo sin tiempo no contaría respecto al tiempo, sí respecto a nosotras mismas. Algo así.
EliminarUn abrazo
Magnífico escrito!! Me ha encantado.
ResponderEliminarAbrazo!
Gracias Zamarat.
EliminarUn abrazo
En casa de mi abuela también había un reloj como el vuestro que sé paró y nadie volvió a ponerlo en hora. Curiosamente al leerte me ha echo volver atrás en el tiempo y reflexionar, porque todas tus frases invitan a la reflexión.
ResponderEliminar"no luchar contra él, sino confundirlo, ignorarlo, como innoble que es." Verdad.
"Si el tiempo es un invento, inventemos ahora el destiempo, el a-tiempo, el tiempo sin tiempo. Un tiempo vacío, para el que se va, para el que vuelve, para el que se queda, para el que olvida y para el que recuerda" Maravilla
"un mordisco a la memoria." Inevitable
Un beso atemporal sí te puedo ofrecer, si te vale.
Parece que ha habido muchos relojes que han despertado recuerdos. Qué curioso, nunca había pensado en los relojes así, como algo tan evocador para cada uno...
EliminarMe vale Abril, claro que sí (aunque me gustan más los abrazos) ;)
Un abrazo (atemporal también)
Ese ritual de los relojes, de darle cuerda cada noche como hacía tu padre, creo que ya no existe. Pertenece a un tiempo pasado que sin embargo muchas veces se nos hace más real que el futuro e incluso el presente. Pero el tiempo pasa por mucho que anhelemos un tiempo sin tiempo y con él aunque no nos demos cuenta pasa la vida, porque como bien dices la vida es "el transcurrir del tiempo, una tregua sin descanso entre un tic y un tac". Lo de los relojes es algo muy literario (los antiguos, no los de ahora) y especialmente ese sonido de campanas que reivindicas. Y tal vez por tantas referencias literarias ese sonido siempre se me antoja cortando el silencio de noches oscuras y como mensajero de malos presagios. Puede que lo que realmente anuncien es el inexorable paso del tiempo y la vida que se va agotando a cada tañido. Pero no olvidemos que somos nosotros los que tenemos el poder de dar cuerda al reloj, de adelantar o atrasar o incluso pararlo. Somos nosotros los que damos vida a nuestro tiempo y marcamos el ritmo. Y si el tiempo está bien vivido seguro que nos importa un poco menos que siga haciendo tic tac.
ResponderEliminarTe regalo el tiempo de mi comentario (y el de la lectura de tu entrada, a veces el tiempo que dedicamos a leer es tiempo sin tiempo)
Besos!!
No sabes cómo agradezco tu regalo. El tiempo que te dedica una persona siempre es algo que valoro muchísimo. Es tiempo que a mí me da cuerda, como los relojes :)
EliminarEl tiempo pasa. El tiempo cura. Hasta dicen que la verdad es hija del tiempo. Y lo es ;)
De todas formas, es bueno que recordemos que el tiempo pasa, que hay que vivirlo y aprovecharlo. No sólo dejarlo pasar. Vivirlo bien, como tú dices.
Gracies ;) Un abrazo
Tus líneas disparan la mar de reflexiones y evocaciones. En principio, un tío tenía uno de esos relojes; no se qué habrá hecho mi primo con él al morir su padre. El mío, me envió uno mucho más moderno como regalo de bodas, con un mecanismo a batería, que jamás funcionó y terminé por deshacerme de él. En otro orden, me recuerdas a Dalí y sus famosos relojes de camembert.
ResponderEliminarPor otra parte, no puedo despegar el tiempo del espacio, según me lo ha enseñado el tío Albert -Einstein- y tantos otros estudiosos de la relatividad. Al menos, dejo que el tiempo se expanda infinitamente a través de las horas que empleo en la literatura, una manera perfecta de no perder el tiempo.
Un beso grande, Ana.
Más que mis líneas parece que relojes y tiempo traen reflexiones y evocaciones. Recuerdos. Me encantan los relojes de Dalí (me encanta Dalí, en general). El tiempo nunca se pierde, se desperdicia a veces, pero perderlo exactamente creo que no, porque al final hasta ese tiempo desperdiciado te enseña algo...
EliminarUn abrazo Marcelo
Muy bonita la entrada. Yo tengo un problema con el tiempo...siempre me resulta demasiado corto.
ResponderEliminarUn beso!
Todos tenemos problemas con el tiempo, por corto, por largo, por pesado, por incansable... :)
EliminarUn abrazo
La hora bruja a partir de la cual ya nadie más dio cuerda a reloj. Qué triste... o liberador.
ResponderEliminarUn abrazo,
Sonia
Triste en principio. Con el tiempo (curiosamente), liberador. Y es que el tiempo es magia, en el fondo...
EliminarUn abrazo
Preciosa entrada. Te confieso que yo también lo ando buscando, un tiempo sin tiempo, y eso que dicen que el tiempo todo lo cura. ¿Será verdad?
ResponderEliminarBesos
Dicen y es verdad, curar no sé si cura, hay cosas que nunca al cien por cien, las cicatrices quedan. Pero sana, sí...
EliminarUn abrazo
No suelo coincidir contigo en gustos literarios pero cada vez que te da por escribir me sorprendes con tus palabras.
ResponderEliminarGracias Isa. Es cierto que no coincidimos en lecturas, por eso te agradezco más que tengas la paciencia de pasarte por aquí.
EliminarUn abrazo
Los recuerdos están ahí nos persiguen siempre, pero yo sé como huir de ellos. Repliégalos, dosifícalos. No dejes que te empapen. Cuando recuerdes algo emotivo dale un enfoque alegre y cuéntaselo a alguien que ames. Así se entremezclan con el presente y dejan de ser sombras. No puedo regalarte tiempo pero sí libertad. Un abrazo.
ResponderEliminarAunque no sé si quiero huir de los recuerdos o dejarlos que fluyan, sin más, aunque no que me empapen, seguiré tu receta (en parte ya lo hago) para dosificarlos y que no dejen cicatrices.
EliminarLibertad es un regalo maravilloso, Mere. Muchas gracias por la receta, la libertad y por todo.
Un abrazo
No te queda grande escritora, en absoluto. Leería cualquier cosa que escribieses, hasta un currículum o una invitación a una fiesta, con la seguridad de que me iba a conmover. Es lo que hay.
ResponderEliminarUn abrazo grandón
Me queda muy holgado el traje de escritora, te lo aseguro. Entre el currículum y la invitación a una fiesta prefiero que leyeras esto último. Que sé que las fiestas te conmueven :) Gracias por leer y leerme.
EliminarRecojo el abrazo grandón y te mando otro