“Un viejo tópico asocia huida a cobardía. Y sin embargo es todo lo contrario: huir es, en la mayoría de los casos, un acto de valor. No se trata de huir de los deberes y responsabilidades, naturalmente, sino huir de una circunstancia vital que resulta hostil. Porque la felicidad es un deber […] Hay que dar a las realidades dolorosas su espacio propio, pero su espacio justo. Agotado ese espacio, hay que tener la valentía de huir”
Soy una escapista profesional. Primero busqué y como no encontré ni comprendí, empecé a huir. Y no paré de perpetrar huidas hasta el día de hoy, que me encuentro inmersa en la última huida, esa que supone encontrarme conmigo misma, mis raíces, mi identidad. He encontrado mi lugar en el mundo y voy a huir hacia él.
No, huir no es de cobardes. Hay que huir de lo que nos perjudica, hacerlo desde la reflexión y desde la libertad de elección. ¿Qué nos perjudica y qué es un entorno hostil? Todo es una realidad personal que nuestra mente crea a partir de la realidad física. Es mi percepción del entorno lo que le convierte en hostil o acogedor. Dicho esto, cada cual tiene su mochila y se acomoda en su trinchera dispuesto a combatir, conseguir la paz, conquistar un espacio o ir en búsqueda de otro.
Nadie va a huir hacia terreno minado, en principio se huye hacia el sosiego. Pero no hay una brújula que nos indique dónde están los oasis de paz, el mar crepuscular, el racimo de luz o el cielo azul.
He huido desde la rebeldía, desde el rechazo, la rabia, el dolor, la vergüenza, el miedo… Mis huidas han sido prepositivas: he huido a, hasta, sin, hacia, desde, con, para, por, tras… Identificar mis huidas asociándolas a todas y cada una de las preposiciones me ha ayudado a descifrarme y preparar el equipaje para mi gran evasión: la última (en realidad la penúltima, la última no la decidiré yo)
“Manual de escapologia” me ha hecho sentirme cómplice de mí misma. He sonreído mientras reconocía cuántas de las 30 huidas planteadas por Pau he practicado de una forma u otra. Todo está inventado ya y me complace reconocerme en las acciones, pensamientos y sentimientos de la humanidad desde que es “sapiens”.
Es la hora de mi (pen)última huida.
Yo huyo con la cabeza alta, evadirme no siempre me funciona 😏
ResponderEliminarQuiero ser escapolóloga profesional.
Besitos 💋💋💋
Llegué a tu blog buscando información de "La campana de cristal" y me da mucho gusto ver que todavía hay personas que disfrutan de escribir en su blog. Sin duda aquí tendrás un lector frecuente.
ResponderEliminarRecibe un abrazo fuerte y espero que tengas felices fiestas ;)