La mente humana es fascinante: compleja, impredecible, versátil, opaca. Personal. El orden y el caos. Fluida y en constante cambio, elige, deshecha, combina. Intento desencriptar la abigarrada maraña de la mente, comprender a los demás, a mí. Recurro a los recursos que tengo: la introspección, la escucha, la empatía y la lectura.
Todo tiene un nombre, una etiqueta, un diagnóstico. No me interesan nombres, etiquetas ni diagnósticos, quiero saber qué nos hace sentir, pensar y actuar como lo hacemos. No puedo mirar siempre hacia el mismo lugar y desde el mismo lugar. Busco en los laterales, en el filo de los acantilados, en la raíz bajo tierra. En minorías, incomprendidos, marginales y apartados. ¿Cómo entender lo incomprensible si solo miramos lo que podemos discernir en nosotros mismos?
Por eso he leído “Estrictamente bipolar” y porque este trastorno no me es ajeno (que no propio, matizo). Una persona con trastorno bipolar no es solo una persona ora maniaca ora depresiva. Primero es persona, ESA persona y no otra, pero es mucho más que ese pasar de la euforia a la depresión, un péndulo emocional e incontrolable. Y Darian Leader amplía esa alternancia básica: los comportamientos extremos de las personas bipolares son “maneras de purificar los extremos: el gris debe separarse en blanco y negro”. No se trata tanto de un vaivén como de “un esfuerzo por mantener separados dos polos”. La bipolaridad como un sistema de pensamiento. Hay que escucharles.
Leader acusa a la psiquiatría y sus continuas subdivisiones diagnósticas; a los cambios culturales que primero ensalzan la depresión (una melancolía romántica) y luego aúpan la creatividad y energía propias de la manía; a las empresas farmacéuticas (con la boca pequeña).
Planteamientos interesantes y provocadores los de Leader, si bien le ha faltado firmeza (o le ha sobrado miedo) y no termina de ofrecer una teoría sólida y coherente. ¿Es nuestra sociedad capitalista y consumista la que está “construyendo” personas bipolares? No tengo una respuesta corta, más bien tengo muchas preguntas que solo puedo resolver con los recursos que tengo: introspección, empatía, escucha y libros.
La bipolaridad cada día está más presente en nuestras vidas, dejando a parte el trastorno, creo que todos tenemos dos caras, lo que somos y lo que hemos (han) creado.
ResponderEliminarBesos 💋💋💋
Quizás ese frivolizar con el término "bipolar" cuando hablamos de la fluctuación de emociones y sentimientos habituales, es sobre lo que advierte Leader: no ayuda a las personas que padecen el trastorno, como cuando se confunde la tristeza o la melancolía con un trastorno como la depresión. No soy amiga de etiquetar, pero hay espacios que tienen que estar muy delimitados y claros y palabras y conceptos que no se deben usar con ligereza.
EliminarUn abrazo
Hola, es lo mismo que el anterior ¿Ángel o demonio? De los dos. Besos.
ResponderEliminarCreo que no te he entendido :(
ResponderEliminarCada época tiene su, dijéramos, "diagnóstico" desde el punto de vista psiquiátrico. En un tiempo estuvo muy de moda diagnosticar como "Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad" cualquier conducta un poco fuera de lo normal. Hace unos años hay mucho asperger, así diagnosticados de forma frívola. Y ahora la bipolaridad. En fin, ya sabes que estos temas me interesan mucho, y me lo anoto... pero la diferencia es dificil de asimilar, aunque seamos todos muy "tolerantes" en lo teórico.
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