Título original: Towards another summer
Traductor: Aleix Montoto
Páginas: 272
Publicación: 1963 (2008)
Editorial: Seix Barral
ISBN: 9788432228407
Sinopsis: La escritora Grace Cleave acepta la invitación de un matrimonio con dos hijos para pasar un fin de semana lejos de Londres, en una casa en el norte de Inglaterra. Mientras lucha por combatir un bloqueo creativo, Grace se siente cada vez más como un pájaro migratorio, y escucha con obsesiva intensidad la llamada de Nueva Zelanda, su tierra natal. Insegura de su capacidad para habitar el mundo, Grace finge ser capaz de ocupar un lugar en la sociedad.
Con estos mimbres, absolutamente irresistibles para mí, me dispuse a leer Hacia el otro verano. Y cuando llevaba página y media tuve que detenerme. Y tuve que hacerlo porque si quería fluir por este libro era necesario adaptar mi mirada, mimetizarme con el pensamiento de la protagonista, porque Frame no edifica su estilo literario desde una arquitectura tradicional, no hay una disposición reconocible cuando se plasma el pensamiento en palabras, ni siquiera su patrón de reflexiones es el habitual. Las frases y conexiones de pensamiento de Frame son líquidas, aéreas, vaporosas, poéticas, volátiles… Frame es un ave migratoria. Tengo que ser su pensamiento, sus sensaciones, sus imágenes, sus metáforas, sus emociones. Tengo que ser, yo también, ave migratoria. Ya lo he sido antes. Y eso supone renunciar a mis propias barreras. Quedarme indefensa. ¿Quién dijo miedo? Migremos. Volemos. Ir y luego regresar con cada palabra, con cada línea, con cada página.
Y lo que vino fue un auténtico goce. Si al principio pensaba que Frame me quería expulsar de las páginas, en cuanto me crecieron las alas y me convertí en pájaro migratorio el libro resulto ser una sinfonía, una canción de cuna que te protege y tranquiliza a la vez. Así me sentí en esta lectura, acogida.
Curioso, porque en realidad de lo que habla Frame es de la extrañeza, de las personas que buscan refugio en la soledad porque no saben cómo comportarse con los demás, qué decir, qué hacer, cómo ser. Personas para las que cada frase que le dirigen desencadena indecisiones, dudas, temores, y hasta bloqueo. Códigos distintos que conviven en un mismo mundo y que hay que descifrar para que no queden al margen. Pero no lo hacemos, intentar descifrar ese código. La minoría es la que tiene que hacer el esfuerzo de adaptarse, siempre (no es lo que yo pienso, es la realidad).
Lo que hizo (entre otras razones) que me sintiera en un espacio confortable, que disfrutara tanto de Hacia otro verano es cómo emite Frame. Emitir en el sentido de arrojar, echar hacia fuera. Y eso hace Frame, echar hacia fuera sus pensamientos, arrojarlos. Puede parecer que en esa expulsión hay cierta violencia, cierta rabia, y sin embargo lo que hay es una cadencia especial, un vuelo sostenido, un espectáculo lleno de metáforas, descripciones, sensaciones…
Tener una conciencia profunda de una misma, de los funcionamientos internos que nos mueven y a la vez nos paralizan. Sentir de forma tan abrumadora cómo te rompes y haces añicos. Y ser capaz de plasmarlo como lo hace Frame. Grande.
Entremezclados con el fin de semana, acuden, migrando, recuerdos de la infancia de Grace, de una Nueva Zelanda lejana que la reclama. Es en estos recuerdos donde especialmente Frame despliega un léxico fuera de lo común, dispersa metáforas, juegos de palabras, descripciones, humor y una sensibilidad que me ha cautivado. Y que seguramente no se lo ha puesto nada fácil a la magnífica traducción realizada por Aleix Montoto.
Algo especial tiene este libro. No habla de algo cómodo. Su prosa no es de lectura fácil o relajada (en muchas ocasiones tienes que volver atrás, releer, pero lo haces complaciéndote de leer así, como en pliegues, hacia adelante y hacia atrás). Es tan íntimo que sientes que te estás asomando, sin permiso, al alma de Janet Frame. Tu propia timidez (identidad) se reconoce en algunos pasajes de la lectura. Y sin embargo terminas el libro y querrías seguir en él. Quizás sea porque ahora es en los libros, en ciertos libros, donde encuentro acomodo y refugio.
Leer a Frame ha sido un desafío, un desafío de los que merece la pena y el riesgo. Un libro para enmarcar.
(©AnaBlasfuemia)
Traductor: Aleix Montoto
Páginas: 272
Publicación: 1963 (2008)
Editorial: Seix Barral
ISBN: 9788432228407
Sinopsis: La escritora Grace Cleave acepta la invitación de un matrimonio con dos hijos para pasar un fin de semana lejos de Londres, en una casa en el norte de Inglaterra. Mientras lucha por combatir un bloqueo creativo, Grace se siente cada vez más como un pájaro migratorio, y escucha con obsesiva intensidad la llamada de Nueva Zelanda, su tierra natal. Insegura de su capacidad para habitar el mundo, Grace finge ser capaz de ocupar un lugar en la sociedad.
Durante mucho tiempo había notado que no era humana, y sin embargo, era incapaz de sentirse cercana a una especie alternativa; ahora había hallado la solución: era un pájaro migratorio.Lo que sabía de Janet Frame: una infancia dramática, un diagnóstico erróneo de esquizofrenia, una timidez aterradora, una lectora voraz, un extraño intento de suicidio (¡con aspirinas!). Internada en varios psiquiátricos se libró de una lobotomía (qué salvajada) gracias a que su primer libro de relatos (“The Lagoon and Other Stories”) recibió un premio y el neurocirujano decidió, en un milagroso ataque de sensatez, cancelar la operación. Candidata en varias ocasiones al premio nobel de Literatura, la directora Jane Campion llevó a las pantallas Un ángel en mi mesa, una adaptación de la autobiografía de Janet Frame (y que es la única novela, junto con Hacia otro verano, traducida al castellano). De Hacia otro verano, escrito en 1963, sabía que Janet Frame prohibió que se editara en vida porque consideraba que era demasiado personal y no sería hasta el 2007 que viera la luz. Falleció de leucemia en el 2004.
Con estos mimbres, absolutamente irresistibles para mí, me dispuse a leer Hacia el otro verano. Y cuando llevaba página y media tuve que detenerme. Y tuve que hacerlo porque si quería fluir por este libro era necesario adaptar mi mirada, mimetizarme con el pensamiento de la protagonista, porque Frame no edifica su estilo literario desde una arquitectura tradicional, no hay una disposición reconocible cuando se plasma el pensamiento en palabras, ni siquiera su patrón de reflexiones es el habitual. Las frases y conexiones de pensamiento de Frame son líquidas, aéreas, vaporosas, poéticas, volátiles… Frame es un ave migratoria. Tengo que ser su pensamiento, sus sensaciones, sus imágenes, sus metáforas, sus emociones. Tengo que ser, yo también, ave migratoria. Ya lo he sido antes. Y eso supone renunciar a mis propias barreras. Quedarme indefensa. ¿Quién dijo miedo? Migremos. Volemos. Ir y luego regresar con cada palabra, con cada línea, con cada página.
Nada era sencillo, conocido, seguro, creíble, identificable. Los límites no eran posibles cuando nada tenía fin, las formas eran circulares y no había principio alguno.La escritura de Frame es innovadora, creativa, mágica, muy potente. Modifica mi forma de leer, me exige. Y me gusta. Salvo ese dubitativo inicio (por mi parte, no por la suya) y una vez que acepto los pasadizos y los desvíos que me ofrece, leer a Frame es una delicia extraordinaria. Cuando llevo leídas tan solo cuatro páginas, cuatro, tengo que volver a detenerme porque me he llenado de imágenes, de sensaciones, de una prosa incomparable, guapa, compleja y exquisita. Estoy tan despojada de todo, que con esas cuatro páginas quise detenerme y paladear cada impresión, cada huella agitada, cada presentimiento percibido, como si fuera un regalo. Y lo hice consciente de querer recrearme en algo que está aún por venir.
Y lo que vino fue un auténtico goce. Si al principio pensaba que Frame me quería expulsar de las páginas, en cuanto me crecieron las alas y me convertí en pájaro migratorio el libro resulto ser una sinfonía, una canción de cuna que te protege y tranquiliza a la vez. Así me sentí en esta lectura, acogida.
Curioso, porque en realidad de lo que habla Frame es de la extrañeza, de las personas que buscan refugio en la soledad porque no saben cómo comportarse con los demás, qué decir, qué hacer, cómo ser. Personas para las que cada frase que le dirigen desencadena indecisiones, dudas, temores, y hasta bloqueo. Códigos distintos que conviven en un mismo mundo y que hay que descifrar para que no queden al margen. Pero no lo hacemos, intentar descifrar ese código. La minoría es la que tiene que hacer el esfuerzo de adaptarse, siempre (no es lo que yo pienso, es la realidad).
Lo que hizo (entre otras razones) que me sintiera en un espacio confortable, que disfrutara tanto de Hacia otro verano es cómo emite Frame. Emitir en el sentido de arrojar, echar hacia fuera. Y eso hace Frame, echar hacia fuera sus pensamientos, arrojarlos. Puede parecer que en esa expulsión hay cierta violencia, cierta rabia, y sin embargo lo que hay es una cadencia especial, un vuelo sostenido, un espectáculo lleno de metáforas, descripciones, sensaciones…
No quiero habitar el mundo humano bajo premisas falsas. Es un alivio haber descubierto mi identidad después de la confusión al respecto durante tantos años. ¿Por qué la gente habría de tener miedo si confío en ellos? Pero la gente siempre tendrá miedo y celos de aquellos que finalmente descubren su identidad; es algo que les lleva a considerar la suya, a recluirla, a mimarla, temerosos de que alguien la tome prestada o interfiera en ella, y cuando están enfrascados en el acto de protegerla sufren una conmoción al descubrir que su identidad no existe, que se trata de algo que han soñado y que nunca han llegado a conocer.Identidad. He aquí el eje, la esencia (una vez más). El epicentro de todo. Identidad. Determinar cuál es tu propia identidad, comprobar que no encaja, luchar por mantenerla o construirte un disfraz. Pero ¿es posible disfrazar tu auténtica identidad? ¿y si te atrapa el disfraz en lugar de liberarte? No encajas. Entonces, o te disfrazas, o te aíslas. El disfraz, la máscara, es algo que no se plantea la protagonista de Hacia otro verano. Intenta conectar, pertenecer, y cada intento es un sufrimiento, un esfuerzo. Elige entonces, una y otra vez, la soledad. Porque cada conversación, cada situación social, es una lucha agotadora. Un fin de semana conviviendo con un matrimonio y sus hijos. Esa es la situación por la que tiene que pasar Grace Cleave. Cómo nos traslada esa situación Janet Frame, cómo desnuda su mente, ese “lugar privado”, es realmente impresionante. Una preciosidad.
Tener una conciencia profunda de una misma, de los funcionamientos internos que nos mueven y a la vez nos paralizan. Sentir de forma tan abrumadora cómo te rompes y haces añicos. Y ser capaz de plasmarlo como lo hace Frame. Grande.
Entremezclados con el fin de semana, acuden, migrando, recuerdos de la infancia de Grace, de una Nueva Zelanda lejana que la reclama. Es en estos recuerdos donde especialmente Frame despliega un léxico fuera de lo común, dispersa metáforas, juegos de palabras, descripciones, humor y una sensibilidad que me ha cautivado. Y que seguramente no se lo ha puesto nada fácil a la magnífica traducción realizada por Aleix Montoto.
Algo especial tiene este libro. No habla de algo cómodo. Su prosa no es de lectura fácil o relajada (en muchas ocasiones tienes que volver atrás, releer, pero lo haces complaciéndote de leer así, como en pliegues, hacia adelante y hacia atrás). Es tan íntimo que sientes que te estás asomando, sin permiso, al alma de Janet Frame. Tu propia timidez (identidad) se reconoce en algunos pasajes de la lectura. Y sin embargo terminas el libro y querrías seguir en él. Quizás sea porque ahora es en los libros, en ciertos libros, donde encuentro acomodo y refugio.
Encontré mi lugar cuando tenía tres años. Es un recuerdo tan profundo en mi memoria que siempre y nunca cambia... Miré arriba y abajo, a un lado y a otro, y no había nadie. Este es mi lugar, pensé, mientras permanecía de pie, escuchando. El viento gemía en los cables del telégrafo, el polvo blanco se arremolinaba en el camino y yo seguía en mi lugar sintiéndome más y más sola porque los setos de tojo y sus flores eran míos, el camino polvoriento era mío, y también el viento y los gemidos que hacía en los cables del telégrafo. No puedo describir la sensación de soledad que sentí cuando supe que me encontraba en mi lugar; todavía era pronto para ser consciente de la carga que supone la posesión, poseer algo que no se puede regalar o a lo que no se puede renunciar, que se tiene que guardar para siempre.Nunca, jamás, ni nadie había descrito tan bien y tan preciso lo que se agitó en mí, siendo una mocosa, la primera vez que vi un faro y sentí que los faros eran mi lugar.
Leer a Frame ha sido un desafío, un desafío de los que merece la pena y el riesgo. Un libro para enmarcar.
(©AnaBlasfuemia)
Este tipo de novelas que plantean tales desafíos al lector me llaman mucho la atención. Además, parece que la autora tiene un estilo único.
ResponderEliminarBesos:)
Sin duda, Sara, el estilo de Janet Frame es absolutamente personal y único. No es una lectura fácil, pero a mí me ha encantado, la verdad.
EliminarUn abrazo
Una escritora, una llamada migratoria, una lectura exigente, metáforas, estilo propio... Pues con estos ingredientes a mí me has convencido, me la llevo. Bss
ResponderEliminarCon esos ingredientes y con unos cuantos más, yo me he pegado un banquete de esos que no olvidaré ;)
EliminarUn abrazo
"En realidad de lo que habla Frame es de la extrañeza, de las personas que buscan refugio en la soledad porque no saben cómo comportarse con los demás, qué decir, qué hacer, cómo ser". Suficiente argumento para convencerme, junto con las cuestiones relativas a su vida personal que desgranas al principio. Valoro que un escritor nos haga partícipes, con esa intensidad, de sus pensamientos más íntimos. Por cierto, ¿has cambiado la cabecera, no? Me gusta.
ResponderEliminarSaludos!
Ya ves que en vida no quería precisamente Janet Frame compartir esa intimidad, por eso prohibió que se publicara este libro. De hecho su vida fue muy solitaria. No solo conoces sus pensamientos más íntimos, es cómo nos hace partícipes de ello, cómo transmite.
EliminarSí, he cambiado de cabecera. Más personal, sin duda, aunque las imágenes que he tenido de cabecera siempre reflejaban algo de mí, esta foto además de hacerlo también es "marca de la casa" :)
Un abrazo
Hola Ana
ResponderEliminarTengo ese libro desde hace mucho amontonado en la zona acotada, con carteles “por leer” así como el de “rostros en el agua”, Leyendo como describes su tipo de escritura, lo cambiaré a los acotados con los carteles “lectura inminente, cuidado”. Porque me gustan los escritores que acompañan sus pensamientos con formas diferentes de plasmarlos, no es que haya que rechazar una lectura simple, como hablamos hace poco -sea de profunda explicación o sea de puro divertimento- pero es que adoro a los escritores diferentes, que ponen toda su sangre y toda su médula y todos sus sesos en la escritura, no pretenden que nadie adore sus palabras solo quieren que sean sus palabras, esas que han brotado de todos esos materiales y que cristalizan en la mente y son repujadas en las hojas en blanco como mensajes en botellas que quizás alguien las encuentre o quizás no, pero poco importa.
Esos son los escritores que, pudiendo ser malos o bueno, inexplicables o inspirados, son los auténticos...
un abrazo
cuídate
Esos libros que tenemos por las estanterias aguardando... y que sabes, antes de leerlos, que son joyas que posees. De esas que nunca robará un ladrón que entre en tu casa :) La forma en la que transmite Frame es totalmente única y eso me suele gustar, aunque a veces tengo la sensación de que hay autores que "fuerzan" demasiado, no sientes que ese intento de tener un estilo personal, diferente, sea fluido ni auténtico. Pero en el caso de Frame lo es absolutamente. No es de lectura fácil, ni comoda. Por eso lo disfruté más :) En este caso (y parece más habitual de lo que se cree) el mensaje en la botella llegó a destino ;)
EliminarUn abrazo (cuidándome estoy)
No me termina de convencer pero gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso
Gracias a ti por comentar, Espe.
EliminarUn abrazo
¿Cuánto sufres cuando lees, no?la verdad es que estas lecturas que tanto conmueven te dejan una sensación al final muy grata también, como que te han despertado la sensibilidad que tenemos que llevar a resguardo muy a menudo. Leí hace mucho el del ángel y no sabía que había peli, además Jane Campion me gusta mucho. Me apunto las dos cosas.
ResponderEliminarUn abrazo
jajajjaja En realidad, Norah, sufro más cuando no leo :P Es verdad que últimamente mis lecturas van todas en la misma dirección. Pero están siendo lecturas que me encantan, así que no me quejo. También hay patinazos, es verdad. Pero ahora es así mi momento, ideal para libros así, que me estrujan las neuronas y algo más.
EliminarYo no he visto la película todavía porque antes quiero leer el otro libro de Frame en el que se basa, pero también me gusta Jane Campion así que estoy segura que no me decepcionará.
Un abrazo
Buff Ana me ha impresionado porque me ha parecido que describe a una persona que sabe que no encaja en ningún lugar, que lo intenta a ratos y otros decide ser como es.
ResponderEliminarMe ha gustado como lo explicas "Determinar cuál es tu propia identidad, comprobar que no encaja, luchar por mantenerla o construirte un disfraz. Pero ¿es posible disfrazar tu auténtica identidad? ¿y si te atrapa el disfraz en lugar de liberarte? No encajas. Entonces, o te disfrazas, o te aíslas."
Me deja con muchas reflexiones ¿uno no puede ser como quiere ser? ¿siempre nos tenemos que disfrazar? ¿la alternativa es aislarnos?
Por lo que comentas, me ha parecido un libro nada fácil, que puede hacerte reflexionar aunque no quieras, que te pregunta por tu propia identidad y te plantea esas dudas de si te disfrazas o te aíslas.
Como siempre tu reseña apasionada, me encanta como lo vives y nos lo cuentas.
Un abrazo
Frame sabía que no encajaba. Como todos los que están "fuera", lo intentó, pero al final la esencia de su propia identidad, el conocimiento profundo de cómo se es y cómo es lo que le rodea, pues la llevó a elegir la soledad. Un camino no fácil, me consta.
EliminarSer una misma, parece mentira, es un camino tórrido y bastante arduo. Hay quien puede apañarse algún disfraz y tirar adelante. Y hay quien no. A mí los disfraces no me han servido. Al final la idiota que hay en mí tenía razón :)
No es un libro fácil de leer, aunque eso va también en el lector. Para mí no tiene desperdicio y ha sido una sorpresa más que agradable.
Un abrazo
Estos desafíos me gustan. Lo que no supone ningún desafío es leerte. Al contrario, cada vez lo disfruto más, aunque mi lista de pendientes no pare de crecer.
ResponderEliminarBesotes!!!
Este libro es un desafío, sin duda, Margari. Pero de los que merecen la pena y el tiempo que le dedicas porque al final recibes mucho.
EliminarUn abrazo.
Igual que lo que comenta Gerardo Vázquez, sólo por ese tema ya me convence cogerlo :)
ResponderEliminarUn abrazo.
A por él! Merece la pena, de verdad, pero sabiendo de antemano que no es un libro relajado ni fácil.
EliminarUn abrazo.
Joder, Ana, ¿cuándo vas a dejar de sacudirnos con esa manera tuya de contar?
ResponderEliminarAbrázote, catadora de libros
Beatriz diciendo tacos... uy uy uy... Que conste que yo no sacudo a nadie, son los libros los que me sacuden a mí ;)
EliminarAbrázote yo a ti también, so cabezota.
Me ha sorprendido mucho la historia de la autora, no tenía ni idea :O
ResponderEliminarHay autores y autoras cuya vida ya es como leer un libro, y sin duda la de Janet Frame merece la pena conocerla, su vida y su obra. Un lujo como escribía esta mujer.
EliminarUn abrazo
Estoy en una etapa un poco perezosa en cuanto a lecturas. Leo mucho, pero sobre otras vidas, otras vivencias, no busco identificarme con lo que leo (en otros momentos de zozobra interior, es muy emocionante cuando los libros hablan de ti o te hablan a ti...). Así que de lo cuentas, me alegro sobre todo del efecto que causan en ti... Ya sabes que me alegro de todo lo bueno que te pueda pasar, aunque te sacuda por dentro.
ResponderEliminarTu reseña, como siempre, muy personal y sentida.
Abrazos.
Estamos en momentos distintos, está claro. Yo busco justamente lo contrario: encontrarme en lo que leo, que hablen de mí y a mí. En cierta forma es por pereza también: me ponen palabras ;) En cualquier caso de este libro me ha llamado muchísimo la atención el "cómo" lo cuenta, la calidad en la forma de escribir de Frame. Y que sea tan absolutamente diferente y personal.
EliminarUn abrazo
Creo comprender qué tiene de llamativo el texto de Frame: se pregunta acerca de cómo ser uno mismo y, fundamentalmente, qué ocurre cuando uno ha perdido la capacidad de adaptarse al medio social o simplemente toma conciencia de que esa habilidad no la ha poseído nunca, o no quiere ejercerla más. Estoy muy lejos?
ResponderEliminarEn ese sentido, comparto tanto la mirada de la autora como de quien la ha leído -solo que no lo narraría tan magníficamente-. Mis reflexiones transitan el mismo carril que el de Conxita.
Gracias por descubrirnos autora y novela. La apunto.
Un fuerte y sentido abrazo para ti, Ana.
Se pregunta, se contesta y se cuenta, Marcelo. No, no estás muy lejos, efectivamente. Nunca lo estás ;)
EliminarUn abrazo, Marcelo.
Sigo con mi etapa cómoda, la verdad es que a veces tengo la impresión de que me quedo en ella para siempre, pero lo cierto es que no estoy para desafíos.
ResponderEliminarBesos.
Esta lectura es un desafío, y como todo desafío, nada cómodo. Quién sabe, quizás algún día...
EliminarUn abrazo.
Creo que este libro necesita su momento adecuado para leerlo. Pero lo encontraré.
ResponderEliminarUna estupenda reseña.
Un abrazo
Ciertamente, Blanca. Es un libro enorme, todo un descubrimiento. Pero soy consciente de que no es un libro de lectura fácil. Que hay que llegar a él con cierta disposición.
EliminarUn abrazo.
No sé si migratorio, pero si hay que convertirse en pájaro para leer este libro creo que parto con ventaja.
ResponderEliminarBueno, bromas aparte, me han fascinado los apuntes biográficos, así que no sé si decantarme por el libro autobiográfico que mencionas o por este otro. Es que creo que me van a gustar lo dos así que la duda será por cuál empezar.
La extrañeza, la soledad, la identidad,... Todos ellos son temas que me interesan. Aunque me da que el auténtico meollo está en cómo lo cuenta (tú ya me entiendes). Ese tener que pararse, ir atrás y releer, el que las primeras páginas ya te hayan taladrado.
Qué más te digo. Que voy preparando maletas y desplegando las alas. O casi mejor viajo libre de equipaje.
Un abrazo.
jajajja, es verdad, Lorena, partes con ventaja :) Este libro también es autobiográfico, Lorena, muchísimo. Por eso no quiso que se publicara en vida. Pero sin duda Janet Frame es una escritora monumental, para mí ha sido formidable descubrirla, pura belleza.
EliminarEs cierto que el meollo está en cómo lo cuenta, pero también en lo que cuenta.
Mejor libre de equipaje, siempre ;)
Un abrazo.
Vaya vida mar tortuosa la de esta autora... Ya sólo por eso me pica la curiosidad leerla. Pero no será ahora, no estoy para estos libros, no de momento
ResponderEliminarBesos
Parece haber alguna conexión entre vidas tortuosas y grandes libros. Que sepan contar así... Hazte con el libro, déjalo en la estantería. Llegará.
EliminarUn abrazo.
Las vivencias personales de la autora son impactantes y supongo que decisivas en su forma de escribir. Me asombra, una vez más, cómo tus lecturas te impactan y cómo nos transmites tus sensaciones haciendo de las reseñas escritos que son pura poesía.
ResponderEliminarMe voy a apuntar esta lectura que tan deliciosamente recomiendas, pero la dejaré para el período estival en el que los días de asueto me permiten más aislamiento ya que suelo leer normalmente en el transporte publico y dada la complejidad de la narrativa no creo que sea el marco ideal para afrontar esta lectura.
Muchas gracias por tan profunda reseña y por mostrarme una autora que desconocía completamente.
Un abrazo.
Sin duda el carácter, la personalidad y las vivencias de Frame marcan mucho el cómo está escrito el libro y lo que cuenta. Yo estoy fácilmente impactable, pero también es porque busco ese tipo de lecturas. Que, curiosamente (o no tanto) me llevan una y otra vez a mujeres escritoras.
EliminarEs un libro para leer con calma, tiempo y sin interrupciones. Concentrada :) Lo has visto bien.
Gracias a ti por comentar.
Un abrazo.
De nuevo, Ana, me sorprendes con una escritora desconocida para mí, y eso es algo que siempre te agradezco, y no porque pretenda hacer una maniquea distinción entre escritoras y escritores, pero si creo en sutiles diferencias sensoriales, tal vez propiciadas por la naturaleza orgánica de unas y otros, y esto se refleja en la forma de sentir y estar en el mundo vertido a la literatura… Algo de eso hay, seguro.
ResponderEliminarAdemás voy a señalar un factor de lo que tú cuentas, con la arrebatadora personalidad que te caracteriza, que para mí es determinante:
“(…) recuerdos de la infancia de Grace, de una Nueva Zelanda lejana que la reclama. Es en estos recuerdos donde especialmente Frame despliega un léxico fuera de lo común, dispersa metáforas, juegos de palabras, descripciones, humor y una sensibilidad que me ha cautivado.”
Es totalmente relevante que Nueva Zelanda inspire a Janet Frame los mejores pasajes del libro, un lugar donde todo es extremo, la belleza, la lejanía a la que parece estar de todo (si exceptuamos Australia), la soledad, la naturaleza… el carácter que eso imprime en la persona es notorio.
Curiosamente, la ciudad natal de la escritora, Dunedin (preciosa, la descubrí en unos documentales de tv, hace tiempo), tiene sus antípodas exactas situadas a 300 kms al norte de Galicia, ya que Dunedin está casi en el extremo sur de la isla.
Me fascina que ese nexo basado en lo lejano de nuestro país y Nueva Zelanda sea, paradójicamente, lo que nos une, pues España está en la antípodas de Nueva Zelanda.
Imagina que si, alguna vez, Janet Frame (o Katherine Mansfield, otra neozelandesa) pensó en el lugar más remoto de la tierra… en cierta manera pensó en nosotros, por ahí, en esos acantilados y faros a los que te sueles escapar, alguna vez habrán llegado los pensamientos de Janet traídos por el viento.
Un abrazo :)
No sé muy bien la razón, si está en esas sutiles diferencias sensoriales que mencionas o qué. Pero aunque intento equilibrar la balanza escritores/escritoras... al final sé perfectamente dónde me encuentro y qué me zarandea. Y son ellas las que me lo cuentan.
EliminarHay paises, lugares, que sin duda nos hacen. Como asturiana que soy de nacimiento y farera de corazón, bien lo sé. Esa conexión entre Dunedin y Galicia... ¡eres la bomba, Paco! A mí me fascinan los paises lejanos, Nueva Zelanda, Australia, África, los paises nórdicos... contrastes... Ahora mismo me perdería en cualquiera de ellos.
Un abrazo
Me gusta la fotografía de tu cabezera :)
ResponderEliminar:) Llevaba tiempo buscando una cabecera hecha por mi, fotografiada vaya. Salió, como casi todo, sin pensar.
EliminarAbrazo.
Creo que este libro está en las antípodas de lo que ahora mismo me apetece leer, que no tiene por qué ser lo que necesito... eso también es verdad.
ResponderEliminarbesos.
jajaja... No siempre leemos lo que necesitamos. Pero en cualquier caso los libros que tienen que llegar, llegan.
EliminarUn abrazo.
Mi opción es el aislamiento, poco me he disfrazado a lo largo de mi vida, no valgo.
ResponderEliminarUna lectura apasionante, de esas vividas casi página a página. La dificultad es, me da la impresión, que si no estableces la conexión, si no te vuelves ave migratoria, puede resultar de ello un desencuentro.
Habrá que recordar las instrucciones mínimas de vuelo y lanzarse.
Un abrazo!!
A mí tampoco me van los disfraces y, a estas alturas, tengo claras mis opciones.
EliminarEs cierto, hay que conectar con el estilo tan absolutamente personal de Frame. Afortunadamente para mí lo hice, conecté. Y fue una delicia absoluta, un disfrute página a página.
Vuela, U-topia ;)
Abrazo.
Uyuyuy... me lo llevo.
ResponderEliminarTiene pinta de que me vaya a gustar. Esta editorial suele acertar con sus títulos (y con mis gustos jejej).
Besotes
Espero que te guste, Shorby. Pero no es un libro que recomiende alegremente, es especial, no tiene desperdicio, pero no es una lectura fácil.
EliminarUn abrazo.
Nada más por esa parte final de la reseña me lo llevo a buen recaudo: no es un libro que elegiría de buenas a primeras, pero me has convencido con tus letras hechiceras... 1beso!
ResponderEliminarOjalá que el libro te hechice como hizo conmigo, Tizire.
EliminarUn abrazo.
También yo pertenezco a los faros ...
ResponderEliminarMe ha encantado descubrir este libro y descubrir la historia de esta escritora.
bsos!
:) Ay, los faros... Ahora mismo necesito de ellos, estar a su lado...
EliminarEspero que te encante también la lectura ;)
Un abrazo
Tengo un grave problema cuando te leo... Y es que... Me entran ganas "locas y desesperadas" de comprarme el libro recomendado ;). Gracias por las sugerencias que realizas. De verdad, gracias por invitar a la lectura y a las palabras con tanta pasión ;)
ResponderEliminarjajajaj ¡¡ojalá todos tus problemas sean así!! Me alegro que te tiente con mis lecturas, y espero que las disfrutes tanto como yo (las que disfruto, que hay otras que como que no). No concibo leer sin pasión.
EliminarUn abrazo.