Traductor: Xavier González Rovira
Páginas: 568
Publicación: 2000 (2006)
Editorial: Anagrama
ISBN: 9788433974013
Sinopsis: Una historia en gran medida verdadera. Porque incluso el detalle más marginal puede definir a un personaje raro y bellísimo como el de Annemarie Schwarzenbach: escritora, arqueóloga, fotógrafa, periodista y viajera. Una mujer que no cesa de buscar palabras para sus libros, imágenes para sus reportajes, mujeres a las que seducir, hombres a los que hechizar. ¿Quién es realmente Annemarie? ¿La desconcertante criatura de cuerpo efébico de la que uno se enamora con facilidad por su habilidad para ser siempre otra? ¿O la apasionada y autodestructiva amiga de los hijos de Thomas Mann? ¿O la escritora a la deriva en la Europa incendiada por el nazismo?
Buscar una esperanza o renunciar a toda salvación.
Querida Annemarie:
28 días. 28 días sin separarnos. Y casi otros tantos para despedirme de ti. Para dejarte ir a algún lugar de mí, sin mí.
He atravesado tu vida aturdida, conmovida, fusionada contigo y tu búsqueda, como un bucle que se enriza perpetuamente. Me has dolido como duelen los espejos que revientan sin notificación previa, atravesando piel y músculos con sus fragmentos afilados y punzantes, provocando mínimas, profundas y perdurables llagas que son una puerta abierta para que la sangre se desborde por ellas.
Me has dolido como duele la droga: como un torrente de formas, sonidos, colores y ensueños. Ilusiones falsarias que ocultan el veneno y la ponzoña que te carcome la vida con alucinados espejismos que no son hogar.
Me has dolido como hiere la vida. Me has dolido porque me duelo.
Me has dolido porque la esperanza es un tormento, y la he dejado ir (no quiero inmolarme). Porque la búsqueda no tiene fin. Porque nos hemos encontrado en mundos y tiempos paralelos, idénticas, sin llegar a tocarse ni cruzarse jamás. Me has dolido porque te he querido y amado. Porque soy yo y eres tú. Tú, tan amada. Yo, tan nada.
Durante muchos días me fundí en ti, avistamos el horizonte del mar desde faros rodeados de dificultades y precipicios. Te caíste de la bicicleta y yo salté un muro. Tú en coma, yo en un punto y coma. No hay reposo, no hay sosiego. No parar, no dejar de buscar. Huir, huir para que no nos hiera el amor. Qué paradoja, huir de lo que buscamos con desesperación.
Annemarie, tan transparente, tan indefensa, tan perdida, tan amada, tan deseada, tan insegura, tan enamorada. Tan sola. Tan vulnerable. La vida nos persigue como un fantasma en el cogote. En lugar de guaridas encontramos aristas, la vida nos hace prisioneras. El fondo, la forma, qué importa si lo que buscamos no existe. El destino es irrelevante. La prisa estalla, quererlo todo se penaliza.
Lo que no sucede fuera no existe. Lo que transcurre dentro no nos arrima al exterior y el trayecto hasta la realidad puede ser tan distante que brotan abismos inesperados e insalvables. La fantasía nos convierte en extranjeras.
Te estoy contando lo que ya sabes, me has contado lo que ya sé, Annemarie. Intensidad y un alma bella. No hay casa ni morada para alguien así, en búsqueda perpetua. Amamos como los niños, tenaces y obstinados, ingenuos e impetuosos. La tiranía del amor.
Me despido de ti, Annemarie, me despido para poder retenerte y retenerme, te dejo ir para que te quedes, ahora sí, en mí. Sin mí. Como se retiene a quien amas, dándole libertad, siendo libre. Dejándole ir. O, quizás, sea una forma retórica de admitir que seguimos siendo notas desafinadas.
Te abrazo, Annemarie.
Te abrazo, Annemarie.
Como una figura ajena y desorientada, visionaria y espantosamente sola. Que está entre nosotros pero no es de los nuestros.
Ella, tan amada, es una biografía novelada de la fascinante Annemarie Schwarzenbach. No podría haber tenido mejor voz (además de la suya propia) que la de Melania G. Mazzucco, que ha sabido captar la esencia de Annemarie desde el respeto, la admiración, la sensibilidad y la precisión de una mirada fiel, bella y profunda.
Ha sido una lectura especial y muy personal. Escribo sobre ella después de tomar distancia. Durante muchos días este libro ha sido un refugio que me ha costado abandonar. Podéis obviar lo personal, pero cómo lo cuenta y escribe Mazzucco merece muy mucho la pena.
Y sí… el tema de la identidad…
No había compañeros de viaje para quien sueña con atravesar los límites de su cuerpo y de sí mismo, y revelar su propia, su doble y, a la vez, desnuda, estéril y fecunda identidad secreta – es decir, el secreto de identidad de todos.
Hola Ana.
ResponderEliminarA ver, no sé si a estas alturas te sorprenderá, esas inexplicables alianzas que urden los libros entre lectores. No he podido evitar una sonrisa cómplice al leer el nombre de Annemarie Schwarzenbach.
Te cuento; Tengo un exquisito libro de su autoría en mis estantes, “Todos los caminos están abiertos”, son unos textos que ella escribió durante un viaje que hizo con su amiga, la escritora suiza Ella Maillart, recorriendo los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán.
Se subieron a un Ford, lo aprovisionaron con material fotográfico… Y para allá que fueron.
Annemarie escribiría sobre esas vivencias, ese es el libro que tengo… Estaba destinado a leerlo en mi viaje a Perú, el verano pasado, pero al final no fue así, y lo tengo pendiente como lectura cuando empiecen los calores.
No hay que perder de vista a su amiga, Ella Maillart, ella también escribió su libro sobre este viaje, “El camino cruel”. Dos joyas.
Perdonaa que me haya desviado un poco de este libro que nos traes, con tu exquisita forma de contarlo, pero no podía dejar de decirte esto a ti, precisamente a ti.
Apunto el título, todo lo que gire alrededor de estas mujeres es material de altos vuelos.
Un abrazo!!
Hola Paco:
EliminarA estas alturas ya pocas cosas me sorprenden y, a la vez, todo me sorprende. Pero supongo que una forma de leer, de sentir, de vivir, lleva inevitablemente a una búsqueda en los libros que terminan por entrelazar esas urdimbres de coincidencias y complicidades...
Mmmmm... ese libro que tienes... ¿me lo prestarás? :) Tengo el de Maillart, podemos hacer un intercambio, aunque no lo he leído todavía. Me gustará contrastar ese mismo viaje y cómo lo vivieron ambas.
No, no te has desviado tanto, o al menos soy capaz (creo) de seguir tus líneas de conexiones mentales.
Apunta tú, y apunto yo. Y gracias
Un abrazo fuerte
Vaya, qué intenso. Supongo que aunque te haya dolido ha sanado la herida que te dejó la Winterson. En fin, que menuda historia por cómo está contada y hasta donde llega. Apunto para más tarde.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa herida, la de Winterson, sí que la ha sanado. Aunque me ha metido el dedo en otras heridas, pero se lo perdono :) Está muy bien contada, y de esta lectura saco muchas: las que me llevan a más Annemarie (que ya estaba detrás de ella) y las que me llevan a Mazzuco.
EliminarUn abrazo.
Calma, sanarse es innato,como herirse. Aunque sanarse suele tardar más. Ánimo !!
EliminarSanarse es supervivencia, Silk, y la supervivencia es innata ;)
EliminarAbrazo farero.
"Te estoy contando lo que ya sabes, me has contado lo que ya sé". Hay libros que no nos cuentan nada que no sepamos, tan solo nos hacen percatarnos de ello y a veces ni siquiera eso, tan solo lo ponen en palabras de una manera en que nosotros no seríamos capaces. Las palabras justas, precisas, en el orden adecuado: pum, pum, pum, reconstruyendo nuestra imagen en un espejo.
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña, y como ya sabes que me encanta rescatar frases, me quedo con estas tuyas:
"Lo que no sucede fuera no existe. Lo que transcurre dentro no nos arrima al exterior y el trayecto hasta la realidad puede ser tan distante que brotan abismos inesperados e insalvables. La fantasía nos convierte en extranjeras."
Un abrazo.
Claro, Lorena, si en el fondo buscamos eso en los libros: nuestras vivencias, esas que están en la sima de nuestro yo, puestas en palabras. Como si alguien te comprendiera. Rescata todas las frases que quieras, me gusta cómo miras, cómo entresacas frases. Me dice mucho de ti ;) (y de mí)
EliminarUn abrazo.
Hola
ResponderEliminarTE sorprenderá :) pero a Melania le pusé una cruz encima por un asunto en su libro "vita" que no se lo perdono.
Ya ves lo rarito que soy con esas cosas ,)
Pero fue imperdonable...
un abrazo
Como le he comentado a nuestro amigo Paco, ya pocas cosas me sorprenden y, a la vez, todo me sorprende. Me has dejado perpleja con lo de "Vita", lo reconozco, porque hablan mucho y bien de ese libro. Y ahora tendré que leerlo con las antenas puestas, y pensando en qué es lo que no le habrás perdonado. Y "conociéndote", sospecho que ha tenido que ser algo gordo...
EliminarLos "raritos" somos multitud, Wineruda. Tendremos que hacer un club. O algo.
Un abrazo
En su día leí "Vita" de la misma autora y me gustó. Después otras lecturas le fueron adelantando y no he vuelto a leer nada de ella. Esta de la que nos hablas, es una de las que más han sonado, pero no tenía ni idea de lo que trataba. Al saber por tu reseña que trata de la vida de Annemarie Schwarzenbach y deleitarme con el fragmento que transcribes la leeré seguro.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias.
Ufff... es que lo de las lecturas que se adelantan a lecturas es algo que se nos va de las manos ¿verdad? En realidad llegué a este libro más por Annemarie que por Mazzucco, lo cual podría ser un riesgo, porque podría no haberme encontrado con Annemarie, y sin embargo no fue así, y eso es algo que pongo en el lado de "lo ha hecho genial" de Mazzucco.
EliminarUn abrazo (y gracias a ti por comentar, que últimamente yo no comento apenas por otros lados y ya lo siento).
Intenso, muy hermoso. Esa empatía con el personaje del libro me da un poco de envidia, aunque a mí también me pasa, pero creo que no con esa intensidad. He estado leyendo alguna cosa sobre Annemarie S. a raíz de tu post, tendré el libro en cuenta, aunque con la astenia primaveral no estoy para esas intensidades, necesito algo más ácido.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad que es que estoy empática con lo que leo (con algunas cosas de lo que leo, no con todo) porque también busco precisamente eso. Hay libros que parece que me dicen "ahora, ahora". Y, oye, es ahora cuando tengo que leerlos...
EliminarOjito con la astenia primaveral, en cuanto pare de llover, al campo, Gerardo. Que se nos pase la tontería. A leer y a buscar belleza. Y una cosa ¿lo intenso no es a veces ácido...?
Un abrazo
Excelente Ana, no conocía a AnneMarie ni a Melania G. Mazzucco, las apunto a ambas para descubrirlas.
ResponderEliminarMe ha gustado especialmente ese buscar de lo que se huye, tanto si es el amor como uno mismo, cuan cierto es a veces y qué doloroso.
"Qué paradoja, huir de lo que buscamos con desesperación."
Un abrazo
Gracias, Conxita. A Mazzucco hay que seguirla como escritora. A Annemarie como persona... mágica. No sé, alguien especial.
EliminarTengo que decir que no sé si ella realmente buscaba aquello de lo que huía o huía aquello que buscaba. Es mi interpretación. Pero eso sí, buscaba y buscaba y buscaba... Y lo hacía con desesperación. Y eso, lo entiendo bien.
Un abrazo.
Pero cómo gusta este dolor... Y cómo me gusta leerte! Me descubres libro,me descubres autora... Y me seduces de una manera que es imposible resistirse. Con que me guste la mitad de lo que me ha gustado leerte, me conformo.
ResponderEliminarBesotes!!!
:) Sonrío porque hoy pensaba en si se puede hablar de la belleza cuando hablamos del dolor. Pensaba en que hay un dolor puro, íntimo, que tiene algo de belleza. Y que seguramente, poca gente lo entendería. Por eso sonrío ahora al ver que dices "Pero cómo gusta este dolor..." :)
EliminarTe descubro autora y a Annemarie. Gestiónalo como quieras/puedas ;)
Un abrazo
La protagonista parece una de esas mujeres de la literatura que se te agarran con fuerza y no las olvidas nunca... ¡¡Hace de todo!! jajajaja aunque el libro en principio no me llama, tampoco me atrevería a descartarlo. Que no sea de mi género predilecto no significa que no me pueda gustar.
ResponderEliminarAquí tienes una nueva seguidora, espero que también te pases por mi blog y así podamos leernos a partir de ahora.
Un saludo!
La protagonista, persona real, no ficción, se agarra con fuerza. De hecho la buscaba a ella, además ahora me llevo a la escritora, a Mazzuco. El libro tal vez te llame algún día. Yo no sé qué género es mi predilecto pero sé que libros busco ahora.
EliminarNos leemos.
Un abrazo.
Hay libros tan intensos y que disfrutamos tanto, que cuesta mucho soltarlos... Me gustaría leerlo.
ResponderEliminarBesos:)
No sé si decir que lo he disfrutado. Pero es un libro que ya forma parte de mi biografía. Y eso, ya lo convierte en uno de mis libros preferidos :) Si lo lees, ojalá lo disfrutes como yo. Ojalá te acompañe como lo hice conmigo. Y si no es este libro, que sea otro ;)
EliminarUn abrazo.
No conocía a la autora, gracías por presentármela :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Mazzucco ha sido una sorpresa añadida. Yo buscaba a Annemarie. Y la encontré. Solo por eso, ya me quedo también con la autora.
EliminarUn abrazo.
Eres fantástica.
ResponderEliminar¿Sabes? Es curioso. Tenía (tengo) un día de eso que (hay días que...) y de repente vi tu mensaje ("eres fantástica"). Y no voy ahora a detallarlo todo. Pero ha sido fantástico. Vendré de cuando en cuando aquí, a leer este "Eres fantástica". No porque crea que lo sea. Sé que no lo soy, sino no estaría en la situación que estoy. Pero sí porque siempre me quedaré pensando, queriendo saber, quién y cómo es que un día, no un día cualquiera (ninguno lo es), alguien vino aquí y escribió dos palabras: "eres fantástica". Qué pensabas, qué te hizo decirlo. No es una cuestión de ego, es una cuestión de curiosidad, de... constelaciones, yo que sé. No importa. Seguramente ni vayas a leer mi respuesta. Pero ha sido... importante. Ha sido... oxígeno. Mar, incluso. Así que aunque no me leas: gracias.
EliminarUn abrazo.
Mazzucco siempre merece la pena!!!!
ResponderEliminarLeeré más de Mazzucco, porque en realidad a quien buscaba (y encontré) era a Annemarie, pero Mazzucco lo ha contado taaaan bien....
EliminarUn abrazo
Me ha encantado leerte, Ana...me entran ganas de salir corriendo y coger a Annemarie, y leerle lo que se ha novelado de su vida. Hay libros que te dejan sin dejarte. Necesitas de un de un tiempo para salir del libro,...me ha pasado con varios. Incluso los he llegado a echar de menos y he vuelto a leer aquello que me dejaba sin dejarme...
ResponderEliminarUn placer venir por aquí, leerte.
Un abrazo
Mira que os da por salir corriendo, eh... Pero los libros no tienen prisa, siempre esperan. No aprendemos, jajajaj, allá que vamos a ellos como si nos los fueran a robar o a desaparecer de la faz de la tierra... Del libro no he salido, creo que ya no lo haré. Pero si hay algo que adoro es este tipo de libros que se quedan dentro para siempre, y además ya tienes la certeza de que no, que no desaparecen, y puedes volver a ellos...
EliminarUn placer tenerte por aquí y leerte (aquí y en tu blog)
Un abrazo
De esta autora he leído, La larga espera del ángel, su título tiene relación con el amor que le inspira su hija, que unido a su amor por la pintura, definen la vida y la obra de Tintoretto. Además el título tiene que ver con la poesía, que la autora sitúa como un epílogo, de SYLVIA PLATH, "Cuervo negro en tiempo lluvioso":
ResponderEliminarLos milagros acaecen
si queremos llamar milagro a esas espasmódicas
bromas de radiancia. Empieza de nuevo la espera,
la larga espera del ángel,
de ese extraño, aleatorio descenso.
Y me detengo en esta lectura que no es sobre la que escribes porque sé que te gusta la pintura y los poemas de Plath (igual ya la has leído).
Sobre la conexión, que has logrado con la protagonista de la novela de Mazzucco, es estupendo aunque haya por el camino lector tanto dolor. Es tu especial manera de relacionarte con la literatura, es pura verdad. Y eso siempre despertará en mi simpatía y afecto.
Un abrazo!!
Ya me lo has dicho todo, U-topia. Ya sé, cien por cien, qué libro de Mazzucco será el siguiente en leer. Mencionas además poesía, pintura, Plath... esas son demasiadas tentaciones para mí, jajjajaja, que ya sabes que me resisto mal a ellas. Los poemas de Plath sí los he leído, pero el libro de Mazzucco no.
EliminarHay dolores que purgan. Es algo que estoy aprendiendo. Enfrentarse a ellos en realidad fortalece. Y sí, mi relación con los libros desde luego es muy personal. No tengo más que leerme a mí misma para darme cuenta de ello. Que además eso despierte simpatía y afecto es un plus que yo valoro muchísimo...
Un abrazo
Como de costumbre, no me voy de tu blog sin aprender algo interesante, esta vez, conocer a esta escritora y la posibilidad de conocer también su vida. Otra vez, muchas gracias. Abrazos.
ResponderEliminarNo me las des a mí. Yo el libro ya lo conocía y sabía que llegaría a él. Y como siempre, los libros saben llegar justo cuando tienen que hacerlo. Me empujaron (y bien que lo agradezco) y aterrizamos el libro y yo así abrazados :)
EliminarUn abrazo
Cómo no, vengo por aquí y me llevo mi lista de pendientes engordadita =)
ResponderEliminarBesotes
Acabarás no pasando por aquí o poniendo tu lista a dieta :P
EliminarUn abrazo
Y yo, Ana o Annemarie, abrazo tu sensibilidad, cada una de tus palabras...cómo me cuentas, sí, a través de tu forma de contar lo que lees, me identifico en muchos aspectos y es una satisfacción inmensa encontrar a alguien como tú, que lo sepa expresar tan bien. Desde que encontré el blog por casualidad (buscando en google reseñas de "La acabadora"), me acompañan tus palabras, me siento menos sola, más comprendida. Yo también soy otra alma transparente, indefensa, perdida, con muchas ganas de amar, enamorada, demasiado intensa y muy vulnerable.
ResponderEliminarDel blog me llevo tanto, un pedacito de ti que reconozco en mí y ya sabes lo reconfortante que es sentir algo así.
Un abrazo con afecto y admiración.
Jo... Myriam... gracias. Justo hace un par de días alguien me hizo ver que lo que yo buscaba en los libros había gente que lo buscaba en mi blog. Me quedé un poco chocada con eso (sobre todo porque yo no soy escritora ni soy un libro) y ahora tú, en parte, lo confirmas...
EliminarY esa es una responsabilidad muy grande porque si algo emerge de todo este blog no son respuestas, sino preguntas y más preguntas, búsquedas y más búsquedas. La intensidad siempre nos deja vulnerables. Siempre. Es nuestro oxígeno y a la vez nuestra propia horca. Pero así somos y así tenemos que aprender a vivir...
Siempre he dicho que "admiración" es una palabra muy grande y que no puedo ser destinataria de ella. Me quedo, entonces, con tu afecto.
Muchas gracias Myriam.
Un abrazo
Como siempre, uno debe atisbar tus reseñas sabiendo que encontrará pasión en ellas. He tenido hace algún tiempo este libro en mis manos, Ana. Y lo he dejado pasar por no encontrarme listo para encarar semejante historia, que aparecía tan intensa como lo son tus líneas. No obstante, lo apunto para cuando necesite un sacudón en mis lecturas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo llegué a Mazzuco porque quería saber más de annemarie y me quedé maravillada. Qué otras cosas más hay disponibles para leer de annemarie ?
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