Título original: Aquarium
Traductor: Luis Morillo Fort
Páginas: 224
Publicación: 2015 (2016)
Editorial: Penguin Random House
Sinopsis: A sus doce años, Caitlin vive junto a su madre, Sherri, en una casa de protección oicial de un barrio suburbial de Seattle. Después del colegio, Caitlin espera cada día en el acuario de la ciudad a que Sherri la recoja. El acuario es un universo apasionante y reluciente de criaturas marinas y un refugio donde Caitlin alimenta su imaginación y deposita todas sus esperanzas. Pero la rutina de estas tardes frente a los tanques de peces se rompe el día en que un adorable anciano entabla conversación con ella y, poco a poco, el desconocido se va ganando su confianza. El día en que Sherri averigua de la existencia de este nuevo amigo, el frágil mundo que ha logrado construir junto a su hija a lo largo de los años se hace añicos.
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¿Qué sentido tienen los caballitos de mar?Fue por la portada. No pude evitar recordar otra y también una pregunta (¿Te gusta la portada de La niña del faro?). Me palpitó el caballito de mar que tengo tatuado en la yugular y cuando quise darme cuenta ya lo tenía en la mano.
¿Vann? No había leído nada de él, aunque conozco su vida, su drama personal, que intenta purgar a través de la escritura. Dicen que este libro es algo diferente a lo que ha escrito hasta ahora. No me importa. No he leído nada suyo, insisto, así que este será el Vann que vaya a conocer.
El precio de esconderse. Basta con aguantar un minuto la respiración para comprobar en qué se convierte un minuto.Y claro, ya estoy en conflicto. Tengo que separar las dos lecturas simultáneas que hice de este libro. Una, la de lectora, sin más. Una lectora últimamente quisquillosa y exigente, es verdad. Y otra, la del mensaje que este libro tenía para mí, justo en los días que lo leí y que me produjo un tremendo desasosiego por la coincidencia con ciertas circunstancias y cómo me rozaban a mí. Así que de esta última lectura no puedo/quiero hablar. Y la persona con la que podría hablarlo no es posible porque ya hace mucho que no me sabe leer, si es que alguna vez lo hizo.
Así que vamos a quedarnos con las sensaciones de la lectora quisquillosa y exigente. ¿Y qué sensaciones son esas? Confusas, bastante confusas. Contradictorias incluso. Caitlin es el personaje que sostiene totalmente Acuario. Todos los demás se tambalean. El abuelo, Steve… no me resultan creíbles, están como “puestos” ahí para justificar una historia, son excusas necesarias pero están tan… forzados, que me desmontan toda la historia.
Con los padres todo es posible. Los padres son dioses. Nos crean y nos destruyen. Modifican el mundo a su antojo, a su imagen y semejanza, y ese es el mundo que nosotros conocemos después. El único. No nos es posible ver cómo podría haber sido de otro mundo.¿Y Sherri? Pues no sé qué pensar. Es como si habitaran dos Sherri dentro de ella, la Sherri hija y la Sherri madre. He sido muy comprensiva con ella. Con la Sherri madre. Muchísimo. No me quedaba otra. Soy muy comprensiva con las múltiples personalidades. Pero aun así, me ha parecido excesiva.
Creo que el problema con esta lectura ha sido ese, que muchas situaciones me han parecido forzadas, impuestas por la propia necesidad de Vann de mostrar lo dañinas y violentas que pueden ser las relaciones familiares y, a la vez, por la no menos necesidad de darle una resolución amable. Un final feliz. Que ya sabemos que no existen, y por eso desafina.
¿Qué debemos por lo que vino antes que nosotros, las generaciones previas. […] No podemos penetrar en ese mundo fantasma para efectuar el pago, ese es el problema.Sí me ha gustado, y mucho, el planteamiento de las herencias familiares. Y no me refiero a las económicas, que ya sabemos que de por si son fuente de conflicto y el detonante que visibiliza la fragilidad de los lazos familiares. Me refiero a otras herencias: las emocionales, la de los fantasmas y traumas vividos por las generaciones que te preceden, mucho menos perceptibles pero no por ello menos dañinos. Se heredan, se imponen, condicionan. Machacan. No las has vivido tú, pero las padeces. La forma que utiliza Vann es clara: sabe que vivimos en un mundo cruel y no nos va a ocultar la violencia. Ni siquiera la agresividad (física y emocional) que habita dentro de las familias. La que anida dentro de cada uno de nosotros como una víbora agazapada. No evita la bofetada, la provoca hasta descerrajarte la cara. ¿Se puede perdonar a tu propia familia?
Creo saber el momento que quieres oír, porque tomé una especie de decisión. Hubo un cambio, por decirlo así. Pero no puedo empezar desde el principio. Nunca he sabido hacerlo. Tengo que empezar por el final e ir retrocediendo y la cosa no termina nunca porque no puedes retroceder toda la vida.Tal vez para Vann el sentido que tienen los caballitos de mar sea una pregunta sin respuesta. Pero para mí los caballitos de mar no solo tienen todo el sentido, mi propio sentido, es que además creo firmemente que más que una pregunta son en sí mismos una respuesta. Y con esta discrepancia, no menor, nos hemos topado. Y no voy a temporizar ni transigir en nada que tenga que ver con los caballitos de mar.
Las erratas (varias) del libro tampoco ayudaron mucho, y para muestra un botón, tal cual, o sea, sic (pág. 42):
Aquí tienes diez dólares el puesto de comida ambulante, cuando te entre hambre.Malditas portadas…
(©AnaBlasfuemia)
¡Hola Ana! pues no conocía esta novela, y me ha parecido muy interesante lo que nos has contado de ella; las herencias, aquello que marca a una familia, una estirpe, una generación, y no solo económicamente que solo destruyen, si no la que crea bagaje emocional.
ResponderEliminarLo anoto, esperando tener un hueco un día de estos.
Un beso.
Yolanda ❤ ❤ ❤
El tema de la familia es muy recurrente en Vann... con lo que le ha tocado, no me extraña que necesite sacar sus demonios con la escritura... Pero la verdad es que no me ha entusiasmado mucho, esperaba más de este autor.
EliminarUn abrazo
Pues lo tuve un tiempo en el punto de mira pero alguna reseña con opinión similar a la tuya me hizo descartarlo,aunque no al autor al que quiero conocer, elegiré otro de sus libros.
ResponderEliminarUn beso
Yo también tendré que probar con otro de sus libros, Inés, porque este me ha decepcionado, y seguro que tiene algo mejor.
EliminarUn abrazo
Pues es verdad que la portada llama mucho, pero no sé yo si la historia terminará de convencerme a mí también...
ResponderEliminarTal vez pruebe con otra novela del autor.
Besos!
Tengo debilidad por los caballitos de mar, y esa debilidad me traicionó :/ La historia no me convenció, demasiado forzada, aunque sí me gustó lo que pretende contar.
EliminarUn abrazo
Pues sí, la portada se parece pero por lo visto, no hay más parecidos. No me convence nada lo que cuentas, de este autor intenté leer uno y me pareció un aburrimiento su estilo de esos de ir nombrando cosas sin contar nada. Aquí parece que al menos hay una trama pero lo de las trampas de escritor para que el personaje haga lo que él quiere no me mola nada. Lo dejo pasar sin miedo.
ResponderEliminarAbrazos
Y hasta ahí las coincidencias, Norah... Creo que leeré alguno más de Vann, más que nada porque los tengo por casa, pero desde luego creo que tardaré un tiempo laaaaargo en hacerlo :) Trama hay, pero tan tan tan forzada que... ploff.
EliminarUn abrazo
No conocía ni novela ni autor, pero creo que, tras tus objeciones, no me animaré con él. Tengo tanto en la lista que también me estoy volviendo "quisquillosa y exigente".
ResponderEliminarGracias por tu reseña en la que tanto de ti entregas. Como en el resto, por otra parte.
Un beso.
No puedo animar ni desanimar en realidad porque los gustos lectores de cada cual son personales e intransferibles. Se dejó leer, y poco más.
EliminarUn abrazo
Es curioso el momento justo en el que nos llegan a veces determinados libros. De David Vann sólo he leído 'Sukkwan Island'. Le tenía muchas ganas pero no me llegó como esperaba que lo hiciese. Tiempo después me apunté otro título suyo: 'Goat Mountain'. No suelo repetir con estos autores que son un sí pero no o un no pero sí, pero tanto el argumento como una reseña que leí sobre él me llamaron mucho la atención y me dije que por qué no darle una segunda oportunidad. Ahí se quedó, sin embargo, olvidado en mi lista de pendientes. Y tan olvidado porque eres tú la que ha sacado para mí del olvido el nombre de este autor. La verdad que tu reseña en plan una de cal, una de arena, no me anima mucho a repetir con él, aunque reconozco que la lectura 'Goat Mountain' sigue pareciéndome tentadora. De todas formas, dado que tengo en el punto de mira unas cuantas lecturas más que apetecibles, creo que, aunque no lo descarto, mi reencuentro con David Vann va a tener que seguir esperando.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí, a mí hay algunos libros que me persiguen, jajajaj. Pues se ve que Vann está sobrevalorado, o (más bien) que es para otro tipo de lectores, Lorena, a mí desde luego entusiasmo cero, aunque volveré a probar. Yo intento repetir autores, pero básicamente los que me gustan, claro, con otros repito porque o tengo libros en casa o por si es que no he sabido leerlo bien. Quién sabe.
EliminarUn abrazo
Un nuevo autor y novela desconocidos, pero tengo que reconocer que es una portada de las que me llamaría la atención. No sé por qué los caballitos de mar me parecen unos animales delicados y fascinantes. No me pregunto el motivo me pasa, los delfines me producen una inmensa ternura y tampoco sé el motivo. Todo esto para decir que esa portada me hubiera seducido, pero después de leer tu reseña no lo voy a apuntar en mi interminable lista de pendientes pero gracias por compartirlo.
ResponderEliminarCreo en que esas herencias familiares existen y también en qué a veces pesan en exceso y en que es importante poder dejarlas atrás sin rencores para construir el momento presente.
Un beso
Nada, si está claro que las portadas por sí mismas no son suficientes. Pero también me atraía el autor, que era de los que tenía pendientes. Lo dicho, tendré que probar con otro, pero sin ninguna prisa, después del chasco.
EliminarAins, las herencias familiares...
Un abrazo
Hola preciosa!
ResponderEliminarAunque no comento apenas, sigo.tus pasos, farera. Siento.que no haya sido una gran lectura pese al gancho de su portada. También yo me estoy volviendo quisquillosa... Será la edad, ja ja.
Un fortísimo beso.
Hoooola! Cuanto tiempo... Gracias por seguir mis pasos (aunque no sé si es muy recomendable), si en realidad confío mucho en quienes por aquí pasáis y no comentáis :)
EliminarNo es la edad, en mi caso, lo que me está volviendo quisquillosa. Es la vida :P
Un abrazo grande!
Me había olvidado de Vann :( Leí Sukkwan Island hace cinco años y me gustó, un tema muy duro bien resuelto. Según cuentas no es una novela redonda y hay personajes poco creíbles (quizás una de las cosas que más me molesta en una novela, también me molestan mucho las erratas).
ResponderEliminarUn abrazo!!
A mí creo que también se me olvidará Vann... aunque Sukkwan Island no lo descarto, la verdad. Además tengo un par de libros suyos por casa, así que será inevitable volver a intentarlo. A mí hubo cosas en esta lectura que me patinaron mucho, si por cualquier cosa lo lees, creo que estarás de acuerdo conmigo en las situaciones y personajes forzados. Las erratas... demasiadas para ser una editorial de las grandes...
EliminarUn abrazo
Hola Ana
ResponderEliminarMe ha gustado ese comentario de las dos personas que habéis leído el libro. Lo comprendo y lo comparto, muchas veces aparece esa furiosa sensación de que el libro debe o no debe acabarse ( ya no acabo los libros que no me gustan nada pasadas ciertas páginas) así que nos movemos entre el que quiere darle una oportunidad y el furioso lector que tiene 300 o 400 libros en lista de espera. Así que el compromiso no tiene oportunidad, ni una solución desde ahí, y siempre gana el exigente, que lanza los libros debajo de la cama ( a una caja) y ahí se van amontonando. Comprendo que haya sido tú versión exigente la que haya ganado, creo que es la mejor opción ganadora, porque la otra, lo digo por experiencia , termina reconociendo pasado el impulso de lectura o solo los días, que el libro era... malo, para poco exigentes...jajja
Un abrazo
cuídate
No, Wineruda, si el libro lo leí yo sola. Otra cosa es que pensara en alguien con quien hubiera querido comentar algunas cosas... No me hagas mucho caso, ya sabes la mezcla que hago en mis comentarios de las lecturas, mitad diario personal, mitad lectura comentada...
EliminarEl libro se deja leer, pero no es de los que lees con entusiasmo ni admirada. El libro es para poco exigentes, en verdad.
Un abrazo
Hola Ana
EliminarSí, te entendí, pero no me he explicado bien, ya sabes como me enrollo ajjaja
Un abrazo
😘 Y me encanta que lo hagas
EliminarAbrazo
Hola, Ana. Cuánto tiempo. Me parece muy fuerte que un libro de una editorial importante (y por tanto con posibles) esté lleno de erratas, si hubieran puesto esfuerzo no solo en la portada...La historia no está mal, pero no me convence. Supongo que la decepción es igual o más contagiosa que el entusiasmo. Tengo mucho pendiente, así que por otro lado es un alivio no engrosar más la lista.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Gerardo! Lo de las erratas es algo que me irrita mucho cuando son varias, y más aún cuando es de una gran editorial. Y además con erratas como la que pongo que es que no tiene ni pies ni cabeza y que lo único que me transmite es... dejadez. Tira de lo pendiente con la conciencia tranquila, que aquí ibas a perder el tiempo ;)
EliminarUn abrazo
Qué malo es eso de las erratas; a mí me pone de tan mal humor que ni siendo gloria bendita el argumento, se me pasa la rabieta. Además, en este caso, sospecho que te has llevado un buen chasco. Yo estoy algo cansada de las historias sobre familias dañinas, la verdad. Haberlas haylas, sin duda, pero prefiero siempre las otras, las que ayudan y apoyan y salvan. Bueno, ahora a por otro que te cure las heridas, ;D. Abrazos.
ResponderEliminarA mí también me pone de mal humor, Marisa. Algunas son tan dañinas a la vista que me parecen hasta una falta de respeto al lector. Y si para encima la historia no lo vale, pues acabáramos...
EliminarUn abrazo
Sólo he leído, por recomendación, `Sukkwan Island´, de Vann, y me ha alcanzado. No me va mucho su prosa y su enfoque familiar.
ResponderEliminarLas tapas son engañosas, Ana; lo mismo ocurre con las etiquetas de otros productos.
Paso esta vez.
Un gran abrazo.
De David Vann el que más me gustó, sin duda, fue el primero: Sukkwann Island. Quizá porque surge de una vivencia real.. El resto los he seguido y me han gustado. Aquí mejora. Pero como el primero...
ResponderEliminarCuado leía esta novela, tenia la sensación de borrachera que tienes dentro del agua, esa niña fascinada por por los peces que pasan más desapercibidos, que los observa para descubrir comportamientos con los que protegerse, el acuario como refugio ante la eclosión que ya se intuye de la vida adulta, con sus “tiburones” al acecho.
ResponderEliminarUna vez descubierta la identidad del “amigo”, vemos el dolor de la madre, la emoción associada al recuerdo de abandono, de traición, de rabia y de soledad. Dura, la vivencia de la madre de Caitlin, cuyas emociones reprimidas ahora ella vuelca en su hija, a pesar de sus buenos intentos de protegerla, de cuidarla. La historia no por conocida es menos tremenda. No me he sentido muy cómoda con el estilo, amén de las erratas, pero la historia es lo suficientemente potente para leerla hasta el final, aunque sin mucho entuasiasmo ni mucha emoción.