Traductor: Miguel Ros Gonzaléz
Páginas: 272
Publicación: 2011 (2017)
Editorial: Impedimenta
Sinopsis: Esposas sin maridos. Madres y hermanas. Mujeres que se debaten entre la vocación artística y las exigencias familiares. Científicas que han decidido dejar de teñirse el pelo y de ir por la vida disculpándose por cada paso que dan. Amor no consumado, vanidad y soledad. El poderoso universo ficcional de Margaret Drabble se concentra en estos cuentos que abarcan cuatro décadas de producción literaria. Una madre trabajadora que puede con todo y acaba sus enloquecidos días con una sonrisa. Una prestigiosa investigadora que acaba de recibir el Nobel por el descubrimiento del «gen de la vanidad». Una mujer que suspira aliviada cuando muere su esposo, y una romántica empedernida que busca el amor en los trenes.
Podéis empezar a leer las primeras páginas AQUÍ.
No sé qué decirle, parece tan frágil que una sola palabra podría herirla.
Margaret Drabble se cruza de nuevo en mi camino por obra y gracia del Club de Lectura organizado por la librería-café La Madriguera y porque se puede contar constantemente con la bella gente del equipo editorial de Impedimenta. A la cita acudió, sonriente, apasionada y siempre con un libro bajo el brazo que encaja en algún hueco de mis estanterías, Pilar Adón, que sigue debiéndome un tiempo sin reloj… cuando lo tenga para ella misma. Como es habitual, nos contagió su pasión y sus conocimientos y nos contó interesantes historias sobre la trastienda de las editoriales y, más concretamente, historias y detalles no siempre conocidos por el lector sobre el libro que era objeto de debate. Un lujo siempre contar con Pilar o cualquiera de las interesantes, amables y entusiastas personas de Impedimenta.
Así que otra vez con Drabble entre manos, en esta ocasión con un libro que reúne todos sus relatos. Ordenados cronológicamente, hay que decir que esa cronología no se corresponde al momento en que los escribe, sino a cuando son publicados. En cualquier caso, se puede apreciar la evolución de Drabble como escritora, pero también como persona que no es ajena a lo que le rodea, a lo que le sucede, a quien es, a sus intereses y a lo que quiere contar. De hecho, las mujeres de los primeros relatos son jóvenes e inquietas, y las protagonistas de los últimos relatos son mujeres que en cierta manera maduran y encuentran la paz a través de la reconciliación consigo mismas.
Estaba cautivado por los primeros cinco minutos del amor, ese intervalo breve, indefinido y trepidante que llega antes de la cotidianidad, el cariño, la desilusión, la podredumbre y el declive.
Porque la sinopsis y el título me lo indican, comienzo a leer pensando que es un libro de mujeres, así que me sorprende que en el primer relato (y en alguno más) la voz protagonista que escucho sea… la de un hombre. Pero, y he aquí la magia de Drabble, cuando termino el libro sé que he leído, de principio a fin, un libro sobre mujeres. Mujeres que sueñan, mujeres que temen, mujeres que aman, mujeres que no aman, mujeres que sonríen, mujeres que observan, mujeres que buscan, mujeres que deciden, mujeres solas, mujeres que callan, mujeres que no se callan, mujeres cansadas, mujeres que luchan, mujeres que trabajan más que nunca a partir de la emancipación (laboral) de la mujer (o sea, antes trabajabas en casa. Ahora trabajas en casa y fuera de ella, a eso se reduce, en la mayoría de los casos, la liberación e independencia de la mujer hoy en día: a trabajar el doble).
Cuando leí La niña de oro puro, la sensación que predominaba era la de un libro sólido, inteligente. Brillante. Con Un día en la vida de una mujer sonriente he podido apreciar y discernir más nítidamente qué era lo que me gustaba de esta autora.
Técnicamente Drabble es impecable: en cada relato va al grano desde el primer párrafo, crea una atmósfera, unos personajes y, en pocos trazos, una historia que contar, una razón para que tú quieras seguir leyendo. Y todo ello, con un lenguaje nada pretencioso ni artificioso y un fondo de ironía muy atractivo. Las formas, en este caso, se basan en una estructura sencilla, minimalista casi, un lenguaje directo y nada sofisticado ni lírico pero que se conecta de tal manera que muestra de una forma ingeniosa y profunda esos recovecos del interior del ser humano que son invisibles para los demás y que, sin embargo, mueven nuestra conducta y nuestras decisiones.
Hacen falta dos personas para separarse, al igual que hacen falta dos personas para amar.Hay muchos lectores que no se sienten atraídos por los libros de relatos. Las razones son variadas y muchas de ellas tienen que ver con la sensación de que en un relato las historias se quedan incompletas o que no les satisfacen los finales o que prefieren una historia con un principio, un desarrollo y un final cerrado. Y yo siempre he pensado que eso solo sucede si se cuenta la vida de una persona desde que nace hasta que muere porque (siempre lo he dicho) las personas somos muchas historias y todas se pueden contar (o no), cada una de ellas puede ser un libro. Y sin embargo, las historias no tienen final, siempre continúan. Por eso, me gustan los libros que cuentan varias historias en una, o también los relatos, que nos muestran una mirada en la vida de una persona en un momento puntual, en unas circunstancias concretas, en una situación que, no por efímera, impide contar toda la vida de una persona o incluso de una sociedad… o de la humanidad entera. Historias que se cuentan a partir de lo cotidiano, del día a día, porque un instante puede ser una historia que contar.
Ella sabía que la poesía de la inspiración era, hasta cierto punto, la poesía de la ignorancia, y sacar conexiones entre determinados símbolos, una locura destructiva.
Las historias que nos cuenta Drabble tienen esas características. Por ejemplo, y sin ir más lejos, en el relato que da título al libro, Un día en la vida de una mujer sonriente, asistimos al día de una mujer (sonriente)... y en ese día, se muestra toda la existencia de esa mujer. Cómo señaló Pilar Adón ¿os recuerda a algo?... Efectivamente, a La señora Dalloway, de Virgina Woolf. Y Drabble lo hace no en un libro, sino en un relato de poco más de 30 páginas.
Y así con todas las historias. Pocas páginas, una historia que contar. Y, he aquí otra vez la inteligencia y habilidad de la autora, son historias completas. Cerradas. Cada historia tiene su propia personalidad. Lo que no impide que dejen margen al lector para poner su parte para interpretar lo que acaba de leer. Sutil, inteligente y no al alcance de cualquiera.
Porque el lenguaje directo, llano y transparente de Drabble no le impide, ni mucho menos, mostrar lo implícito, lo invisible. Pone palabras ahí donde no siempre las tenemos. Mostrar desde lo cotidiano aquello en lo que podemos reconocernos: inquietudes, temores, certezas, dudas… los mimbres con los que nos construimos cada día sin casi no ser conscientes de ello.
Termino, pero no quiero hacerlo sin compartir una interesante curiosidad que, de no ser precisamente porque contábamos con el privilegio de tener a Pilar Adón, se nos habría pasado por alto. El relato La viuda alegre habla de "una mujer que suspira aliviada cuando muere su esposo”. Podríamos pensar, por aquello de lo autobiográfico que, de forma más o menos evidente, puede haber en todos los relatos que ese relato en concreto puede tener que ver con el divorcio del primer marido de Drabble ¿no? Pero si de repente Pilar Adón te hace observar el detalle de que la fecha del relato coincide con el fallecimiento de la madre de Drabble, entonces la lectura cobra otra dimensión ¿verdad?
Y eso me fascina de los libros: que quien los escribe está detrás, dentro de ellos, atravesándolos.
Todos los relatos me han parecido interesantes, atractivos, admirables. Pero hay uno que, de forma extraña, me ha impacto más: Los regalos de la guerra. Y ahora me queda a mí, la lectora, esclarecer(me) las razones de ese impacto. La magia de los libros.
Quienes olvidan, olvidan, le diría él más adelante, quienes no olvidan, volverán a encontrarse.
Pues sí, Ana, es un lujazo tener guías de lectura como Pilar Adón, personas que saben señalar bien los detalles para enriquecernos la lectura. Mientras te leía pensaba que me apetece este libro, más que el anterior que reseñaste de la autora. Me lo llevo, que a mí sí que me gustan los relatos. Gracias. Bss
ResponderEliminarUn lujo, Mónica, me siento muy afortunada de poder contar con ellos siempre que se les pide. Pero es que son muy generosos con todo el mundo, en su pasión y en compartirla. Creo que el libro te gustará, es de tu estilo, y sabrás apreciar lo buena escritora que es Drabble.
EliminarUn abrazo
¡Hola Ana!
ResponderEliminarSi que me apetece leer este libro, la verdad, soy fan fan de los relatos, así que me lo llevo anotado.
Un besito.
Yolanda.
Venga, si tú quieres leerlo TODO :D Fuera coñas, es un muy buen libro de relatos.
EliminarAbrazo
Una autora a la que recuerdo con cariño. Hace muchos años leí The Millstone y me dejó totalmente noqueada. No he vuelto a leer nada de la autora pero este libro podría ser un buen reencuentro con ella. Besos
ResponderEliminarYo tengo pendiente ese libro, de hecho es el primero que conocí suyo, pero se fueron adelantando otros... Espero que tengas un feliz reencuentro ;)
EliminarUn abrazo
Yo también me lo apunto. Últimamente solo leo a autoras y lecturas que giran en torno a mujeres, me intera especialmente cuando se habla de emancipación en todos sus aspectos. Creo que es un buen primer libro que leer de esta autora.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues estamos en las mismas, María. Yo leo básicamente a mujeres escritoras y tengo que obligarme a leer a algún hombre... A mí me interesa la mirada de las mujeres pero porque, principalmente, me encuentro más en ellas. Salvo honrosas excepciones, como Spanbauer.
EliminarUn abrazo
Cuando vi a Hopper en la foto pensé que ya me habías liado. Pero no, al menos no con todo el libro. No me importaría leer alguno y conocer a la autora, pero todos juntos igual empachan. Habrá que probar.
ResponderEliminarY que sepas que me da mucha envidia que tengas a los de Impedimenta tan cerca y te cuenten esos secretos.
Abrazos
jajajja... nada que ver con Hopper, pero es que se me antojaron dos imágenes que congeniaban bien... No sé si te empacharías, pero cuando lo tengas a mano en la biblioteca échale un vistazo. No creo que te disguste.
EliminarSé que soy afortunada, pero los de Impedimenta siempre van donde se les solicita, aunque reconozco de mi debilidad por Pilar Adón, de sobra conocida.
Un abrazo
Ya solamente por el hecho de ser un libro sobre mujeres se ha encendido la lucecita de mi curiosidad. Entre eso y que leer las publicaciones de impedimenta son casi siempre un acierto seguro, pues se me han puesto los dientes largos.
ResponderEliminarQué bueno es sentir un libro tan de cerca, vivirlo, respirarlo, conectar el alma y la mente a lo que nos cuentan.
Un abrazo!
Son miradas de mujeres, incluso cuando la voz narrativa sea la de un hombre. Y, cierto, los libros de Impedimenta son tan atractivos ya desde su envoltura...
EliminarUn abrazo
Te digo como Norah. Es una envidia que tengas a los de Impedimenta tan cerquita para guiarte en las lecturas. Y desde luego este libro me lo llevo. Me gustan los relatos, como ya sabes, y me gustan las historias de mujeres. Apuntadísimo me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Siempre están disponibles, pero también es verdad que Madrid está cerquita y eso ayuda. Creo que te gustará este libro, ya contarás.
EliminarUn abrazo
Para mí los relatos son como ventanas que nos abren para dejarnos ser testigos de una escena. Se acaba la escena y se cierra la ventana. Allá cada cual con lo que haga con lo presenciado. Hace tiempo que dejó de importarme en qué momento se cierra la ventana; si la historia queda más o menos cerrada. No siempre fue así, lo reconozco.
ResponderEliminarMe lo apunto. No sé muy bien si porque me lo recomiendas tú o porque mencionas a Pilar Adón, que también me la recomendaste tú, y como casualmente hace bien poco que he estado leyendo relatos suyos a saber qué extrañas conexiones estarán haciendo mis neuronas. El caso es que queda apuntado.
Un abrazo
Yo también pienso que los relatos es donde realmente se ve la talla del escritor. Y en cuanto a las ventanas... las prefiero abiertas. Siempre me han gustado los relatos, el poder leerlos a ratitos, encontrar varias historias en un mismo libro, buscar las conexiones entre los distintos relatos, hay un aspecto lúdico en este tipo de libros...
EliminarTus neuronas son sabias, hazles caso :)
Un abrazo
Señalas: "Ahora trabajas en casa y fuera de ella, a eso se reduce, en la mayoría de los casos, la liberación e independencia de la mujer hoy en día: a trabajar el doble". Es cierto, pero igual tenemos que trabajar el doble para tener autonomía, esa habitación propia de la que hablaba Virginia Woolf, ya que trabajar fuera de casa nos proporciona un salario y una autonomía económica con el que iniciar el camino de la emancipación.
ResponderEliminarYo soy de las que no suelo elegir relatos, sin embargo ahora mismo estoy impactada por el libro de relatos de Mircea Cartarescu que acabo de leer, así que es posible que lea estos relatos de Margaret Drabble.
Un fuerte abrazo.
Claro, la dependencia de una estabilidad económica... la necesidad de ese colchón... Sobre eso gira el próximo libro que mencionaré por aquí (aunque no lo diré de forma tan explícita)
EliminarPues bienvenido Cartarescu (yo leí El ruletista y tengo que leer más de él) si te engancha a los relatos. Yo soy asidua lectora de ese género.
Un abrazo, fuerte.
hola! esta editorial tiene gratas sorpresas, aunque a nosotras nos es dificil de hallar, tu reseña es perfecta e impecable, ana! muchisimas gracias por compartirla con todos nosotros! te llevamos al muro y alli quedas. abrazobuhos.
ResponderEliminarEs una editorial de calidad y muy buen gusto. Muy detallista, sin descuidar lo esencial de un libro. Gracias, búhos :)
EliminarUn abrazo
Me ha encantado esta entrada. Otro título (bellísimo) que anotar. Por lo que trasmites acerca del libro y por el encuentro en la librería con la editorial Impedimenta, en la voz de Pilar Adón. Soy una lectora habitual de relatos, para mí son como un muestrario de la capacidad del autor/a, como si desplegaran su abanico de creatividad. Me ha hecho ilusión leer qeu Pilar dirigió el club de lectura. De hecho, El mes más cruel de Adón me acompañó en una escapada que hice a Londres y resultó ser un buen compañero de viaje.
ResponderEliminarGracias :) El título es interesante, y el relato al que corresponde el título es una maravilla muy jugosa. Los relatos muestran las capacidades del escritor. En verdad es más difícil contar una buena historia en un relato que en una novela, o así pienso yo. Contar con Pilar fue un lujo, como es un lujo poder conversar con ella, nos hemos especializado en hablar muchísimo en poco tiempo, jajajjaja, cosas del estrés y el relojo. ¿Has leído Las efímeras? Una genialidad de libro.
EliminarUn abrazo
Pues esta vez me has descubierto un título que no me sonaba de nada. Lo echaré un ojo porque me parece que puede ser una opción muy interesante para mi
ResponderEliminarBesos
Impedimenta presenta unas ediciones muy logradas, el formato tiene una presencia de lo más atractiva, hacen del libro un objeto visual de lo más deseable, pues quieres tenerlos en tus manos y empezar a leer.
ResponderEliminarAdemás has podido cambiar impresiones con una escritora reconocida, Pilar Adón, una experiencia enriquecedora, sin duda.
Me atraen los libros de relatos, de hecho han sido mis últimas adquisiciones (pocas, ya tengo mucho por leer en casa), una recopilación de cuentos de Perrault, otra de Edgar Allan Poe, y otra antología que compré en una librería de viejo, “Relatos de novelistas españolas 1939-1969”. (que ya he “picoteado” por aquí y por allá).
Precisamente mencionas de esta lectura; “los últimos relatos son mujeres que en cierta manera maduran y encuentran la paz a través de la reconciliación consigo mismas.”
Da la casualidad que el último libro leído (aparecerá muy pronto en mi blog), “Dos damas muy serias”, de la genial Jane Bowles, trata de eso mismo, dos mujeres que se salen del camino impuesto para andar el propio, el que les dicta su impulso vital.
Tú lo has dicho, la magia de los libros… Pasen y vean, lean, sientan, toquen, huelan, rían, lloren, o…
Un abrazo, Ana.
Hola Ana
ResponderEliminarYo no sabría vivir sin libros de relatos, necesito leer cuentos, relatos, historias cortas, escupitajos de dos letras, besos de tres lineas, amores de una línea, o de dos, creo que el relato es el arte de escribir en estado puro, si es bueno claro... Pero eso es evidente. Y curiosamente la mayoría o muchos de mis escritores de cuentos favoritos son mujeres , el primer cuento que me apasionó (me hizo clic o clac o boom o yoquésé en la cabeza hace muchos años; y es uno de Carson Mccullers (Madame Zylensky y el rey de Finlandia-si lo quieres lo tengo por ahí_ sé que no es el mejor, ni el más sabio, ni conseguido pero es una pequeña maravilla), y está Lydia Davis, y Flannery O'cónnor, Jhumpa Lahiri, Amy hempel, mi querida Grace Paley, Deborah Eisemberg, Alice Munro, Natalie SArraute, Lorrie Moore...en fin, esas son unas pocas pero son parte de la caja donde guardo lo que me ha maravillado en la literatura...Miraré Si Maragret está a su altura..
gracias cuídate
un abrazo
Este libro está ya hace tiempo en mi libreta de posibles. No puedo ahora permitírmelo, porque este mes he rebasado con creces, la cuenta de libros. ¡¡Qué suerte poder disfrutar de una tertulia de este precioso libro y de Pilar Adón!!
ResponderEliminarLos relatos suelo dejarlos para espacios cortos de la vida. Soy más de novelas y ensayos, pero este libro, hace tiempo que me ronda. Y que creo necesitar, especialmente, para el lugar donde dedico mi tiempo de trabajo.
Dejaré la libreta abierta, por la página donde aparece Drabble si un alma me la quiere regalar ;)
Un beso y buen día de lecturas
Gracias a ti tengo La niña de oro puro, esperando en algún rincón. No soy de los que lee relatos, pero si realmente son tan buenos como tú señalas, lo apuntaré.
ResponderEliminarEl universo femenino no se agota en roles; siempre hay posibilidad de expansión y concreción. Lo considero mucho más rico que el masculino. Y seguramente Drabble repasará esa riqueza con sus relatos.
Gracias por descubrírnoslo, Ana.
Un fuerte abrazo.
Tu reseña me ha atrapado y he caído en este libro de relatos y conocer ésta escritora.
ResponderEliminarGracias por lo que nos aportas en cada reseña.
Un abrazo