domingo, 2 de junio de 2019

La salvación por las palabras (Iris Murdoch)


Porque lo que elegimos, y los motivos que tenemos para elegirlo, revelan qué valores tenemos
¿Cuál es el gran arte, ese arte pleno de lucidez y que carece de fingimiento y pretensión? Murdoch no tiene dudas: la literatura, porque “las palabras son la textura y la materia últimas del ser moral que somos”.
Me fascinan las mentes inteligentes, rescatan e insuflan oxígeno a mi curiosidad, mi rebeldía sin causa, mi capacidad de aprender, de asombrarme y emocionarme, pero sobre todo me ofrecen esperanza. ¿Qué esperanza nos ofrece Murdoch?: la del arte, la de las palabras, la de la literatura. Consciente de que el arte es clarividencia y que los dictadores y opresores lo temen Murdoch aboga por el arte, el bien, la literatura y la belleza como salvación.

Preguntarnos sobre qué es el arte implica ir a lo concreto y para Murdoch la respuesta es clara: el arte debe comprometer tanto nuestra moral como nuestro intelecto y la esencia del arte y la moral no es otra que el amor. Y vuelve a inquirirnos ¿qué es el amor?: “El amor es caer en la cuenta, no sin dificultad, de que algo ajeno a uno mismo es real” o sea, el reconocimiento y el respeto de esa otredad. Dadle vueltas a la cita, se lo merece.
No voy a decir que sea una lectura fácil, es filosofía erudita, pero en eso reside (también) su atractivo: vuelves hacia atrás, relees, buscas las conexiones, la comprensión, retrocedes, avanzas. Pese a la densidad intelectual de alguno de los textos, no me cabe duda de que son necesarias más mentes sensatas y lúcidas en el siglo XXI como las de Murdoch y rescatar el centro de su moral: el desinterés (“unselfing”), la necesidad de salir de nuestro propio ego, ver a las otras personas y tenerlas en cuenta. Si Murdoch levantara la cabeza se entristecería al comprobar que el siglo XXI es el siglo del… selfie.
Libertad es conocer, comprender y respetar cosas totalmente ajenas a nosotros mismos

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