“Cada día tengo que llevar a cabo más elecciones acerca de qué es bueno, importante o divertido, y luego tengo que vivir con la pérdida de todas las demás opciones que esas elecciones descartan”
Elijo leer a Foster Wallace como algo supuestamente divertido que volveré a hacer. Tenía curiosidad por saber qué puede dar de sí un crucero de una semana de duración a través de la mirada perspicaz de Foster Wallace, en esa acrobacia mental que hace para constatar lo que le rodea haciendo reales a los demás y con esa meticulosidad impecable e implacable tan suya.
Hay cierta sorprendente amabilidad en la extraordinaria forma en que los libros nos eligen porque ¿qué puede interesarme a mí un crucero de lujo en pleno confinamiento? Poco o nada, pero si quien lo cuenta es Foster Wallace, que es capaz de hacer un pulcro análisis de un folleto de publicidad de un crucero convirtiéndolo en un fino análisis sociológico y una crítica literaria inmaculada, que es un experto en intentar comprender el funcionamiento interno de cualquier cosa que os podáis imaginar, pues entonces la lectura se convierte en una experiencia divertida y estimulante.
No sé si se puede decir de este libro que es un ensayo, lo que sí se puede decir es que, sea lo que sea, es divertido. Pero divertido a la manera de Wallace: irónico, analítico, lúcido. Un observador meticuloso, obsesivo y maniático, con una gran capacidad para transmitir de forma mordaz, profunda y brillante a través de analogías potentes y descripciones muy efectivas (que no efectistas)
Quizás pienses que ciertamente un ensayo sobre un crucero de lujo no sea especialmente atractivo, pero si el filtro es la mente de Foster Wallace entonces estamos hablando de otro nivel. Cualquier cosa supuestamente aburrida (la espera para subirse al barco, la descripción del camarote, el folleto del viaje, la limpieza del propio camarote…) se convierte en un ameno y ocurrente ensayo filosófico y sociológico que no elude el hecho de que hay algo fastidiosamente triste en los cruceros de lujo.
Leer en plena pandemia lo absurda que puede ser la sociedad a través de los ojos de Wallace ha sido muy buena elección.
Absurdo como que yo me haya comprado media docena de pintalabios en plena época de mascarillas. Sociológícamente no sé qué interpretación puede tener, pero psicológicamente más de uno sacaría punta...
ResponderEliminarLo fastidiosamente triste en un crucero de lujo debe ser como lo de que los ricos también lloran.
Besos 💋💋💋
Me he reído muchísimo con tu comentario!
EliminarUn saludo
Jajjajajaj... Que te conste que a todo el mundo, colectiva e individualmente, nos podrían sacar punta y más en estos momentos, tan terribles como absurdos.
EliminarUn abrazo
Hace tiempo que tengo a este autor entre mis pendientes, aunque más bien tengo apuntada "La broma infinita". Yo siempre me tiro hacia la novela.
ResponderEliminarEste crucero de lujo, no obstante, tiene una muy buena pinta.
Un beso.
Quizá "La broma infinita", si no se ha leído nada de DFW es como meterselo en vena. Aunque no es novela, este libro es una aproximación muy buena a la mirada y la ironía de DFW.
EliminarUn abrazo
Apuntado lo tengo desde hace tiempo. A ver si pronto cae. Un beso
ResponderEliminarSi lo tienes, deja que te susurre y sonríele ;)
EliminarAbrazo.
Nunca he leído a Foster Wallace pero me ha llamado la atención el libro que reseñas. ¿Crees que es un buen libro para empezar con él?
ResponderEliminarBesos.
Creo que este es un libro ideal para empezar con él, sí. O "Esto es agua" también.
EliminarUn abrazo