lunes, 22 de junio de 2020

Hopper (Mark Strand)


Los cuadros de Hopper […] sugieren el tono, pero no el contenido. La implicación, pero no la evidencia. Son profundamente sugerentes

Situarse ante un cuadro siempre es una experiencia solitaria, como situarse ante una ventana abierta al misterio a través de la cual rebuscas en la memoria y en los sentidos. Ver, mirar, siempre es algo complejo.

Hopper y Strand. Imposible pasar de largo por esta propuesta. Los cuadros de Hopper a través de la mirada del poeta Strand. Necesito esa belleza. La necesito ahora. Esa belleza inmutable de los cuadros en la que todo queda detenido. Aquí. Ahora.

Tienen los cuadros de Hopper un halo de espera que, contemplados ahora, parecen reflejar este período de confinamiento del que estamos empezando a salir. Sus juegos de luces y sombras, de exteriores e interiores, la peculiar geometría, la disposición de elementos, provocan una sensación de inquietud que probablemente tenga mucho que ver con que, de alguna manera, las escenas que contemplamos nos impulsan a situarnos en algún lugar de aquello que observamos: o estamos dentro o estamos fuera. Y además debemos precisar ese espacio físico y narrativo concreto del dentro o fuera en el que nos ubicamos.

Los personajes de los cuadros de Hopper miran dentro de sí o hacia el infinito (que es también una manera de mirar dentro de una misma). Y en este libro contemplas esas miradas a través de la mirada de Strand y sientes que el distanciamiento tan presente en las obras de Hopper se hace menos solitario de su mano, más compartido.

Coger cualquier cuadro de Hopper y ahí estaréis. Como dijo en marzo el escritor Michael Tisserand: Todos somos pinturas de Hopper ahora”. Y Strand ayuda con sus palabras haciendo lo mismo que Hopper con sus cuadros, “dándole forma a la privacidad, otorgándole un espacio donde pueda ser atestiguada sin ser violada”, con un texto muy limpio, puro y respetuoso. Dos narrativas potentísimas (Strand y Hopper, Hopper y Strand).

El aislamiento puede florecer en compañía de otro

5 comentarios:

  1. Me gusta muchísimo Hopper. Sus cuadros transmiten una sensación de soledad que me atrae enormemente. Aunque haya varios personajes, aunque sean familia o compartan la barra o la mesa en un bar, siempre están solos, no comparten nada más que el espacio. Dan una placentera sensación de silencio, de paz, de situación propicia para sacar un libro. Tal vez es de Strand y empezar a leer, a leerse.
    No sabía de este libro.
    Un beso.

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    1. Esa sensación de soledad, de introspección, es justo lo que ha convertido a Hopper en el pintor del confinamiento. Si no conocías este libro me alegra que lo hayas descubierto porque te va a encantar ;)

      Un abrazo

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  2. Hopper, Hombre y camello, Sobre nada...Strand, poeta de reflexiones, pero ¿Es su intención reflexionar poema a poema, o es nuestra reflexión sobre sus poemas, lo que busca? O tal vez es todo en él tan surrealista que la reflexión no existe en realidad...no se, el caso es que está obra es sublime, y eso es real 😉💋

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    1. Toda reflexión es una invitación a reflexionar, intencionadamente o no. Menuda combinación ¿verdad?, Hopper y Strand, una maravilla a la que volver.

      Un abrazo

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  3. He leido este libro tan ameno y como bien dices, muy del tiempo que vivimos. Adentrarnos en ese aqui y ahora de las pinturas de Hopper, que siempre me han generado curiosidad y tambien cierta inquietud. Qué sucede a continuación? A ver...
    Abrazo.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer