miércoles, 22 de julio de 2020

Da dolor (Pilar Adón)



Lector que asumes estos versos
has de saber que su autora es una bestia innoble
que no puede callarse. Que escribe
sobre entrañas y personas decentes,
y despierta cada día dentro de una cabeza
derramada en chirrido.
Que entrega
y delata a los que más quiere,
sin borrar nada, perder nada,
midiendo el valor de una vida
por los libros leídos,
los libros escritos.
Su nula dignidad
y su poca ética

Llego a este poemario despacio. Antes, lo mantuve cerca y lejos a la vez. Sé que lo importante no requiere premura, sino paciencia, espera y un tiempo sensible, casi compasivo. Sé, también, que Pilar se encripta en sus novelas y se desarropa en su poesía.

Es una poesía eufónica la de Pilar, con una musicalidad trabajada y pulida. Y eso, cuando en lo que lees hay entrañas volcadas en versos, me habla de corrientes profundas y abisales del alma, corrientes en las que las palabras se convierten en una circulación termohalina personal y universal, una íntima cinta transportadora de dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro.

Atravesada por la literatura, consciente de sus raíces (literarias y personales), generosa y consciente de su propio rizoma (en su acepción botánica y filosófica), cede siempre espacio para mencionar algunos de los filamentos que componen su fibra, en esta ocasión a Dickinson, Sand, Hamsum, Anne Carson, Flannery O’Connor, Thoreau, Plath… aportando así, además, una guía literaria.

Lo espiritual que veo en ti, querida Pilar, no es miedo ni pena, sino todos los sinónimos posibles de humanidad: piedad, caridad, afabilidad, sensibilidad, consideración… También naturaleza, ética, honestidad. Una honestidad tan brutal que tu antiguo y titánico empeño (pedir perdón) se adhiere a ti como una segunda piel.

No dar con una respuesta racional
y a la vez compasiva:
he ahí la peor tortura

Me inventé el verbo “espejear” para expresar esta emoción de leer a otros sabiendo que lo leído y lo sentido, lo leído y lo que soy, conectan entre sí como moléculas diatómicas, un ecosistema natural que fluye sin necesidad de añadidos ni explicaciones. Cuando leo a Pilar, espejeo.

No, Pilar, tu acción no es la inacción. Tu acción es la poesía. No te disculpes por ello. Me atrevo a decir, incluso, que no te disculpes por nada.

“Da dolor” es una conmoción que cobija.

AHORA QUE NO ME PREOCUPA mi soledad
porque me absorbe la de ella.

La soledad que
                        yo
                        genero en ella

2 comentarios:

  1. Ana del alma mía, cómo me llena leerte e identificar lo que te ha sucedido con la poesía de Pilar con lo que me ha pasado al conocer a una persona en uno de los peores momentos de mi vida (por la enfermedad terminal de un familiar muy próximo) que me hace sentir todos esos sinónimos de humanidad y aspirar a eso es tanto, Ana. Me emociona porque, a pesar del dolor, sufrimiento del momento, en él, sentimos cobijo, seguridad, paz. Uno de esos ángeles que se dedican a los imprescindibles Cuidados Paliativos pero que no olvidan a los familiares.
    Mi alma te abraza, Ana y me reconforta saber que eres, estás, avanzas. GRACIAS!
    Begoña

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    1. Querida Begoña: últimamente hasta me da un poco susto que alguien comente en este blog. Este espacio es cada vez más para mí como un lugar en el que estoy a solas conmigo misma.

      Sí, es verdad, siempre hay una luz que encuentra la brecha por la que entrar aún en medio de un dolor que sentimos a veces como inhumano. Es una forma de recordarnos que existe la bondad.

      Gracias por ese abrazo, te mando otro abrazo reconfortante y enorme.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer