«Las preguntas del tipo “¿Quién soy realmente?” o “¿Qué hago exactamente?” siempre han sido un freno tanto para la existencia como para la actividad»
Es curioso esto de los libros. A veces pienso que mientras esperan pacientemente en las estanterías, nos escuchan. Y un día nos dicen “tengo algo que decirte”. Pueden hacerlo porque nos han escuchado previamente. Y entonces te dicen lo que necesitas escuchar y no sabías que tenías que hacerlo, te dicen lo que sabías pero has olvidado o lo que creías saber pero no sabías, te dan una nueva perspectiva sobre aquello en lo que estás ofuscada, abren una válvula inesperada en la que viertes lo que te desbordaba, encauzándolo.
Siempre digo de mí que no tengo personalidad, algo que repito con ligereza, más como una espada que enarbolo contra mí misma que como una creencia con fundamento. Así que el tema de la identidad tiene callo en mí, una nubosidad central densa sobre la que giro de forma habitual esperando que se desate la tormenta.
Y entonces llega Clément Rosset y hace zasca, zasca, zasca y me deja noqueada. Un libro pequeño, apenas 100 páginas, que ha sido una bomba de relojería que me ha puesto algunas cosas en su sitio. ¿Que ya lo sabía? Sí. Es notorio: cuando tenemos una crisis personal la primera grieta es social. Es lo social el agujero negro que nos perturba. Además, si todo es una percepción ¿no soy yo misma otra percepción percibiéndose a sí misma? Tanto buscarme a mí misma y si resulta que me encuentro… ¿luego qué?
En definitiva, este estudio sobre la identidad, escrito de forma muy accesible y amena, es una bomba explosiva maravillosa que ha puesto mi identidad en su lugar, me ha abofeteado amablemente, me ha quitado (auto)presión, ha normalizado mi falta de originalidad y la ausencia de una clara identidad personal.
Lo tremendo es que Rosset no me convence del todo en sus argumentos pero me deleita en su manera de exponerlos y me sitúa en otros criterios, abre la panorámica y enriquece la perspectiva. Y, como no tengo personalidad, ha conseguido darme luz y aliviarme.
Lo complejo siempre, siempre, siempre, siempre, hay que hacerlo sencillo. Simple.
Yo también pienso que nos escuchan y hasta se enfadan cuando no los elegimos 😅 el libro se viene conmigo.
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋