jueves, 22 de junio de 2023

El sentido de un final (Julian Barnes)



Hay acumulación. Hay responsabilidad. Y, más allá de ellas, hay desasosiego. Un gran desasosiego

Es mi primer Barnes, ¡a estas alturas!, es lo que da de sí la vida lectora en el inmenso espacio nada infinitesimal de la literatura. Y tengo sensaciones contradictoras. La certeza: Barnes es un hábil narrador. Muy bueno, excelente incluso, cercano, reflexivo. Con una formalidad cuidada, elaborada. Pero algo (impreciso) me dice que puedo y debo esperar más de él.

La espina dorsal de “El sentido de un final” son los recuerdos. El narrador no nos engaña: deja claro que los recuerdos no son fiables, que aquello que recuerdas no necesariamente es lo que ha acontecido, sino cómo lo has vivido. Recuerdas las impresiones, la lectura que hiciste de lo sucedido. La vida no es literatura pero los recuerdos tal vez lo sean. Cuando los recuerdos son heridas, las restañas. O, mejor dicho: si lo que sucedió es una herida, serán los recuerdos quienes la restañen y taponen la hemorragia y para ello, si es necesario, traicionas la realidad para que parezca que el pasado no condiciona nuestro presente. Mientes, te mientes, y el recuerdo se convierte en mentira.

Pero la verdad es muy tozuda. A la verdad no le importa el tiempo, no tiene prisa, no tiene que rendir cuentas consigo misma. Al fin y al cabo solo queremos estar a salvo, tranquilos, que no nos molesten. Un poco de placidez, que más da si no lo queremos llamar cobardía.

Hay cierta pedantería en los personajes de “El sentido de un final” y también en el narrador. Pedantería suavizada por la escritura cercana de Barnes. No es que sea condescendiente con su narrador, él es el instrumento que utiliza el propio autor y no va a ponerse trampas a sí mismo. Pero quizás pueda ponerlas a los lectores, por supuesto. Porque, pese a que nos avisa de la poca fiabilidad del narrador, lo cierto es que es la única voz que se nos ofrece. Todo lo demás son trucos de magia de Barnes, demasiado explícito (para mí gusto), marcando un camino al lector al que apenas deja opciones de ir por los márgenes.  Barnes quiere contar una historia, no abrir posibilidades. La cuenta bien, muy bien, pero a mí me gusta tener la posibilidad de elegir el sentido de un final.

8 comentarios:

  1. Me gusta tu reseña. Me lo apunto.

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    1. Apunta lo que quieras, estás en tu casa (y creo que sólo estamos tú y yo) :)

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  2. Ya se irá apuntando gente. Yo es que te tengo de página de inicio y entonces fue más fácil encontrarte.

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    1. No me preocupa que se apunte gente (de preocuparme, habría reabierto Instagram). Me gusta la esencia de los inicios de este blog: algo para mí, un rincón tranquilo e íntimo, aunque admite visitas calmas de lectores ;)

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  3. Por cierto, ya no encuentro "tus prefes" que es realmente la que tenía en el inicio, así que siempre me da error.

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  4. Quité la sección de mis prefes porque muchas veces se me olvidaba actualizarla y, por otro lado, muchas veces mi última lectura se convertía en mi "prefe" del momento :D

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  5. Oye, pues me ha gustado el libro. Lo que quería ser y lo que realmente es. No me esperaba el final. Lo terminé pero no dejo de darle vueltas. Un gustazo.

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    1. ¡Pues claro que te ha gustado! Es un buen libro y Barnes un buen narrador. A mí me gustó, pero las expectativas no se vieron satisfecha, quizás porque siempre me pone nerviosa cuando me obligan a seguir un camino y me doy cuenta de ello. Pero es un buen libro, insisto. Y Barnes aparecerá por aquí más veces, sin duda.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer