Me alegró saber en su momento que Impedimenta iba a publicar a Staborinets. Una muy interesante autora rusa de ciencia ficción en la editorial que acoge a Stanislaw Lem ¿qué podía salir mal? Que el libro que editara NO fuera de ciencia ficción.
“Tienes que mirar” es demasiado personal y demasiado real. Desparrama tanto dolor, tanto sufrimiento, que una no puede más que quedarse en un rincón y respetar ese dolor, ese duelo que además puedo comprender, abrazar y sentir hasta la médula.
Leer este libro es quedarte tiritando, con un profundo agujero en el corazón y sintiendo latir de nuevo una vieja cicatriz. Hay que ser muy insensible para que no te duela, porque eso forma parte del objetivo del libro, más allá de exorcizar su dolor a través de la escritura, de aliviar el dolor de otras mujeres (el consuelo del dolor compartido) y de denunciar la inhumanidad del sistema sanitario ruso. Compartir el dolor como denuncia, como un gesto para provocar el amotinamiento social que favorezca un cambio en el sistema.
El problema no es nuevo: todo sistema (sanitario, educativo, político, social…) está formado por personas. Y hay personas dentro de ese sistema que fallan: se acomodan, se endiosan, deshumanizan su propio trabajo… Esto es lo más estremecedor: que es un daño causado por personas a otras personas. La falta de empatía dentro del sistema sanitario es aterradora. Pero esa ausencia de empatía tiene unas raíces profundas que aquí no se muestran (dado lo personal y emocional del relato)
Me ha desconcertado este libro, evidente en su denuncia, impreciso en sus objetivos pero muy intenso y humano en sus sentimientos y emociones. Pero siento que podría guillotinarlo si no fuera por el respeto y la comprensión del dolor y la pérdida. Me aboca tan machaconamente al desconsuelo que me deja fuera como lectora para que sólo quede la persona, rota.
Muchas gracias por tu reseña Ana, acabo de pillarlo en la biblioteca. Me sumerjo...
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