lunes, 30 de julio de 2018

Vidas minúsculas (Pierre Michon)

Título original: Vies minuscules
Traductora: Flora Botton-Burlá
Páginas: 206
Publicación: 1984 (2016)
Editorial: Anagrama
Sinopsis: A través de sus ocho capítulos Michon es la figura del biógrafo biografiado, o de una autobiografía hecha a base de la reconstrucción de las vidas ajenas: vidas minúsculas de sus abuelos, sus compañeros de clase en un internado de la provincia francesa, de aquel niño huérfano que, como un «Rimbaud fracasado», se va a África en busca de una fortuna quimérica.

Entremos en la génesis de mis pretensiones.
Cuando comenté Un soplo de vida, de Clarice Lispector, decía que qué hacía yo comentando ese libro, que Lispector era de otra galaxia. Pues bien, cerca de esa galaxia, quizás en la misma, pero lejanos a nuestra Vía Láctea, está también Pierre Michon. Quizás ambos estén en el Objeto de Hoag, por atípicos, densos y fascinantes.

Voy primero a explicar la estructura de este libro. Y luego intentaré, que en intento se quedará, contar las hechuras de Vidas minúsculas.

Puede parecer que Michon se esconde detrás de las palabras, pero sin embargo es mucho más claro de lo que parece. Que luego juegue, cree, invente, regocije, en y con las palabras es otro tema. Pero sin embargo es muy transparente en sus pretensiones. Que estamos hechos (o deshechos) de historias es una realidad. Pero no todas las historias son nuestras, no todas nos pertenecen. Están también las historias de otros, de aquellos que en algún momento se cruzaron en nuestras vidas.
Pero, al hablar de él, hablo de mí.
Y así se construye (y deconstruye) Michon: contándose a partir de otras vidas. De ocho concretamente (una por capítulo). No hablamos de una autobiografía estrictamente; tal vez, como he leído, se trate de una biografía biografiada… Aaaah, ya aquí vemos que estamos hablando de algo excepcional, distinto. ¿Un experimento? No. A Michon le ha costado mucho encontrar su voz. De hecho esta es la historia de cómo Michon no encontraba su Verbo. Y así, este su primer libro, lo publicó a los 39 años. Que, bien pensado, no sé si es demasiado pronto o tarde para un primer libro. Sobre todo si el primero es un libro tan extraordinario como Vidas minúsculas.

A mí este Vidas minúsculas me ha seducido y me ha tenido rendida de principio a fin. Lo he disfrutado casi de forma sexual, sintiendo las metáforas y las embestidas líricas de Michon como vaivenes de placer que retienen el orgasmo sin alejarme nunca de él. 

Si para Michon la belleza está justo en el instante creativo, en ese estallido en el que todo encaja y se ajusta, bien podría ser Vidas minúsculas la búsqueda de ese intervalo fugaz en el que un autor consigue la Gracia de la Escritura y un frenético intento por poseerla.
El desierto que yo era, hubiera querido poblarlo con palabras, tejer un velo de escritura para ocultar las órbitas vacías de mi rostro.
Las minúsculas vidas (a mí me sobrecogió especialmente la del tío Foucault) de las que habla Michon en realidad no son ínfimas, como ninguna vida lo es: todas ellas son mayúsculas, enormes en su humildad e incluso en su pobreza. Michon intenta que ellos sean imperecederos al ser contados, en un fiero enfrentamiento contra la fugacidad de las personas, lo efímero de nuestra existencia, lo endeble de nuestra pertenencia. Qué mejor forma de homenajearlas que hacerlas eternas a través de lo Escrito.

En realidad todas esas biografías, las ocho (las nueve, si contamos que la suma de las ocho da como resultado una novena: la del propio Michon) son biografías de ausencias. Me resquebraja esa realidad: que las ausencias nos construyan más que las presencias.
…que las palabras son vastas, que son dudosas.
Cuando estaba en plena lectura de Vidas minúsculas, le comenté a una buena amiga que Michon me estaba salvando los días y el vocabulario. Si bien lo primero es una dramatización muy característica en mí, lo segundo es textual: todo el vocabulario que parece no existir, todas las palabras que parecen faltar las tiene Michon: palabras telúricas, lumínicas, celestes, arcaicas, tornasoladas, danzarinas, sensuales… Michon es sonoridad, sinfonía, sensorialidad, pero también laceración, talento, agudeza, conocimiento y precisión.

Con una forma de escribir tal y como estoy describiendo (o eso intento), bien podría pensarse que a Michon se le puede ir el hilo de lo que pretende contar (y cómo pretende hacerlo), que de repente pueda faltar un eslabón que mantenga unida toda la estructura, que vaya a caer en lo afectado y rimbombante. Pero no, Michon no pierde de vista el recorrido y mantiene al (extenuado, embriagado) lector en él.

Si se animan a leer estas Vidas minúsculas sepan que se van a encontrar con algo así, de continuo (y he escogido un fragmento al azar):
Cierto es que el mundo nos violenta. ¿Pero qué violencias no ha sufrido? Los helechos misericordiosos ocultan la tierra enferma; en ella crecen un trigo pobre, historias bobaliconas, familias con fisuras; del viento surge el sol, como un gigante, como un loco. Luego se apaga, como se apagó la familia de los Prelucher; así se dice, cuando el nombre deja de aparearse con los vivos. Sólo lo pronuncian todavía bocas sin lengua. ¿Quién miente con obstinación en el viento?
Leer a Michon es no respirar, no cabe hueco para ello, sus extensas descripciones, su torrente léxico, su sonora, vibrante y profunda escritura, su paisaje de palabras e imágenes deja sin aliento. Antes decía que había disfrutado de esta lectura casi de forma sexual, y bien sabemos todos que cuando el orgasmo estalla, contenemos la respiración para inmovilizar y retener ese momento en el tiempo. 

Literatura pura, selvática, estremecedora, culta… No echo de menos respirar cuando la literatura alcanza niveles tan estratosféricos que la fuerza de la gravedad se diluye y te hace flotar en una agradable e intensa deriva. Rendida a Michon hasta las lágrimas, empujadas a mostrarse como un tributo a la belleza.

22 comentarios:

  1. Magnífica reseña y creo que magnífico el contenido de este libro. De todo lo que has hablado y has transmitido se refleja en el fragmento que has escogido.
    Un abrazo

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    1. Todo el libro es como ese fragmento: una oleada lírica y literaria ;)

      Un abrazo

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  2. Pues nada, no me da tiempo ni a dejarte un comentario, porque es que me tengo que ir a hacer con el libro, es que lo quiero ya, tengo que leerlo, así que...😅😅😅

    Un besito y me voy a por él 💋

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  3. No hice la reseña de este libro, pero leída la tuya sería en vano, es mágnifíca, no necesita de más palabras que añadan nada .
    Un abrazo
    gracias
    cuidate

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    1. Pues me habría gustado leer tu reseña... aunque la intuyo ;)

      Un abrazo

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  4. Qué caña. Ahora mismo no me dan las neuronas ni para Lispector, a la que tuve la osadía de reseñar una vez y no creo que se repita. Me cuesta muchísimo leerla y comprenderla pero cuando lo haces es fascinante. Este autor por lo que cuentas va por ese camino y por lo tanto se merecería una oportunidad pero será cuando me vuelva a funcionar la cabeza 100% y me pueda centrar.
    Un abrazo

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    1. Son lecturas de tiempos lentos, yo agradezco los libros que me hacen tomar pausa, que me llevan días, que leo a pocos y me dan mucho. Me recuerdan que leer es eso también: tiempo que ganas. Michon y Lispector son distintos, pero su arquitectura narrativa es compleja y muy, muy, muy rica.

      Un abrazo

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  5. No lo conocía, me parece muy interesante. Me lo apunto =)

    Besotes

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    1. No es un autor muy conocido, no estará en las mesas de bestseller. Pero es literatura.

      Un abrazo

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  6. Lo que la ausencia dice de nosotros ...las palabras rellenan ese hueco ? a riesgo de irme por los cerros de ubeda me parece de lo mas interesante la vida ,la tuya, la mia ,como una secante varada en la vida de otros ...

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    1. Yo creo que ese hueco nunca se rellena. Y claro, somos más vidas que la nuestra, más historias que la nuestra o las nuestras. Menudo calidoscopio estamos hechas :D

      Un abrazo.

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  7. Uf Lispector, una de mis asignaturas pendientes. Por lo que dices este libro va en su línea pero yo prefiero empezar por Clarice, así voy tachando tareas de mi lista. Besos

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    1. No son exactamente lo mismo, pero ambos son complejos y con un gran dominio del lenguaje y con una base cultísima. Volveré a ellos una y otra vez.

      Un abrazo.

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  8. Yo también he llorado emocionada de belleza ante algunos pasajes, algunos finales, algunas imágenes de algunos libros.
    Maravillosa tu reseña que deja vislumbrar una maravillosa obra que ya pongo en la lista de pendientes.
    Un beso.

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    1. Es que la belleza mueve al agradecimiento, a mí me da por llorar pero de alegría, de agradecimiento, de rendición total :)

      Un abrazo.

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  9. Me gusta la idea de contar la propia vida mediante las vidas de otros. Y no le digo que no a alguien atípico y fascinante.
    Un abrazo

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    1. Sí, no solo la idea es original, es un reconocimiento también a lo real: somos más que nosotros mismos. Atípico es, exigente también, pero sobre todo: es maravilla.

      Un abrazo

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  10. ¡Madre mía, Ana! Nos ofreces todo un vuelco en el corazón, con falta de aire incluido. Creo que necesitaría paz mental y espiritual para enfrentarme a este libro... O no, quizás la encuentre al bajarme del looping, ;D. Abrazos.

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    1. No es necesario paz mental y espiritual como espíritu atento y yo diría que incluso literario. Es como disfrutar de un cuadro de esos que sabes que necesitas muchas miradas, muchas veces, para captarlo, pero que disfrutas de cada pincelada porque sabes que estás ante una obra de arte.

      Un abrazo

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  11. A ver quién es capaz de dejar a un lado este libro después de tremenda reseña. Gracias por descubrírmelo!
    Besotes!!!

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  12. Había leído y disfrutado 'El origen del mundo', de Michon. Luego vino Wineruda con 'Señores y sirvientes' y ahora tú, con tu fabulosa descripción de sus letras. Para colmo, el exagerado de Wine me mandó en formato digital TODA la obra de Michon en su poder. ¿Cómo no leerlo después de vuestros comentarios?
    Gracias por tamaña reseña, Ana.
    Un abrazo grande.

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