domingo, 27 de agosto de 2023

Desconcierto (Richard Powers)


"Curemos lo dañado"

No lo hago intencionadamente, o al menos no lo hago de una forma consciente, pero últimamente (desde hace tiempo ya) muchas de mis lecturas giran en torno a la naturaleza, a cómo (mal)tratamos nuestra "casa" (nuestro planeta) y las consecuencias del trato tan vejatoria al que sometemos a la tierra, a la naturaleza, al mar, al clima. Los libros son bastantes más listos que yo, así que por algo será esta casualidad nada casual. Digamos que hay una sincronía innata entre los libros que me dicen "ahora" y esta lectora obstinada en leer pese al calor, las mil cosas que hacer (a veces sin moverme de una baldosa) y la falta de tiempo.

Tenemos a Theo, astrobiólogo y viudo, que busca formas de vida en el cosmos, el espacio exterior, mientras cría a su hijo Robin. Robin es un niño de 9 años con Síndrome de Asperger, además de varias letras del abecedario: TOC, TDAH... Muchas letras que básicamente suponen la manifestación del desconcierto que padece Robin y que le lleva en ocasiones a descontrolados ataques de ira.

Si hay algo que valoro en las personas con Síndrome de Asperger (mal llamado ahora "TEA") es que son inmunes al aborregamiento y la mansedumbre: tienen criterio propio, ajeno a la influencia social, su lógica es única y distinta a la habitual. Que no los entendamos no quiere decir que su lógica no sea coherente, habitualmente lo es de una forma que es muy difícil de desmontar. Su mente es neurodivergente, no se ajusta a lo normativo. Si no estamos preparados para entender estas mentes ingeniosas (y aprender de ellas), estamos preparados para pocas cosas.

Theo no quiere que su hijo esté sometido de por vida a la medicación, así que le somete a un tratamiento experimental de neurofeedback para que pueda controlar sus emociones: sesiones de entrenamiento con patrones grabados del cerebro de su madre fallecida. Se abren dos tramas (que son muchas más): la relación padre-hijo y la búsqueda de Theo de formas de vida en el espacio exterior, así como su preocupación por el medio ambiente, la astronomía, el cambio climático...

Theo busca en otros planetas, Robin busca en este. El desconcierto de Robin viene de su necesidad de encajar o, mejor dicho, de CONECTAR. Ese paso a la empatía que le proporciona el tratamiento de neurofeedback a la interconexión entre personas le abre la puerta a algo muy grande, un destino colosal del que formamos parte pero que va más allá de cada uno de nosotros, pero al que podemos contribuir, desde esa empatía, para que el mundo sea un lugar mejor. Porque no somos la finalidad, el propósito está más allá de nosotros (curar lo dañado, liberar al ser humano del sufrimiento) porque "todo el mundo está dentro de todo el mundo".

Robin es absolutamente necesario para lo que Powers nos quiere plantear, pero a veces sientes que la voz de Theo se impone cuando quieres seguir a Robin, a su sintonía con lo que le rodea, a su fascinación por nuestro planeta. Los esfuerzos de Theo por ayudar a su hijo conmueven, aunque a veces estés en desacuerdo con él. Resulta difícil conocer el mundo, ya ni te cuento el universo, cuando cada mente en sí misma es un mundo del que apenas atisbamos una pequeña parte. Una mente que muchas veces nos negamos a conocer porque caminar sobre su superficie nos parece más seguro. Pero no es más seguro, sólo es más cómodo.

No cabe duda de que la lectura de "Desconcierto" provoca reflexiones que son necesarias hacer, tanto desde un plano intelectual como moral. También es verdad que es una lectura irregular (o al menos lo ha sido para mí), quizá por esa bifurcación de tramas que no terminan de unirse, sin que haya una bisagra que las reúna y que diversos planteamientos te sacan del ritmo lector, de la fluidez, como una montaña rusa en la que parece que a veces los vagones se separan de sus raíles y se colocan en otros diferentes.

No obstante, he disfrutado de la lectura y me tomo la tarea de coger todas esas ideas dispersas (pero necesarias) para reflexionar sobre ellas, a mi manera: dejando que reposen en mí como una semilla que conoce dónde está plantada y qué recorrido tiene que hacer para crecer. Dejando que la interconexión se produzca porque sé cómo hacerlo.

"¿Cómo vamos a conocer a los extraterrestres si ni siquiera conocemos a los pájaros?"


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