(68)
“Mitad.
Qué de lo partido debe
conformarla.
El daño es
decidir, no poder
decidir así partida. Mitad.”
La mitad no es una medida,
es la forma de habitar el daño
No duele el desgarro
sino tener que moverse como si no existiera.
¿Decidir desde la costura?
Caminar así es avanzar
ladeando el cuerpo, inclinada,
como si la mitad que falta
pesara más que la que queda.
Te parten, y luego te piden que elijas.
(72)
“Atlántida la pérdida hacia dentro
se habita no se habita se
lleva siempre por delante lo que fuimos
en ella cabe nadar cabe
la explicación mayor pero el misterio
del amor y el desamor, que se adquiere”
La pérdida tiene un idioma
que te arrastra como una fuerte marea.
A veces creemos saber algo
solo porque estamos dentro.
Pero dentro no es saber,
es flotar entre restos
y tener la boca llena de agua
cuando aún creemos que hablamos.
(92)
“Persiste, extrañeza
hasta que vuelva a inventar mi lugar”
Eres tú, extrañeza, la que no se retira.
Sabes que ya no puedo volver,
y que tampoco me has dejado ir.
Estoy a salvo de la costumbre.
Cuando vuelva a inventar mi lugar
tal vez ya no duela tener que llamarlo mío
(6)
“Del camino no me asusta la forma
me asusta que sea el mismo que emprendí.
Como nuestros cuerpos van por delante sé
que de verdad es un camino.
Tú lo haces por acompañarnos,
para mí existe como existen tu mano
y esta distancia por recorrer”
No me asusta el trayecto
sino el bucle.
Pero si tu mano sostiene,
si caminas a mi lado,
como si supieras que sin ti
el camino se borraría.
Entonces, volvería a existir.
Gracias, Julieta Valero.
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