“Perdóneme si, habiendo encontrado una voz, hago mal uso de ella. Creo que la vida es muy larga. Si fuese más corta el heroísmo sería posible, pero es larga; sólo podemos ser mártires, y el peor martirio no es el sufrimiento, sino la aniquilación; y la muerte más profunda no es morir, sino sobrevivir a la vida”
Posiblemente haya tantas formas de amor como personas. Es más, la misma persona puede amar de distintas maneras según a quien ame. El amor y sus infinitas variables. Pocas cosas hay tan universales como el amor y, sin embargo, pocas admiten tanta variedad.
El amor puede ser silencio, compasión, entrega, egoísmo, imposición, belleza, superficialidad, sexo, pasión, posesión, sufrimiento, gratitud, caos, alegría, violencia, reconocimiento, soledad, multitud… El amor puede ser insoportable y, a la inversa, puede ayudarnos a soportar. Puede ser una cosa y su contraria. Una ecuación que puede ser injusta. El amor no entiende de reglas ni normas, ni siquiera de números: puedes amar a uno o a una, a dos, a tres, a una misma, a esta, a aquel o a aquella, a todos y a nadie. A la vez, a destiempo, por orden o incluso por desorden. Y todo será amor si es verdad. Quizás esa es la única certeza: si es mentira no es amor. Todo lo demás, cabe.
Charlotte Mew nos muestra en este (muy interesante) libro de relatos algunas de las caras de amor, no todas (¿quién puede escribirlas todas?). Y lo hace con la prosa por excelencia del amor: la poética. Una prosa íntima, equilibrada y elegante para hablarnos de algunas formas de amor que atraviesan épocas y siglos porque siempre conectarán con las emociones de quien alguna vez amó.
Si algo está claro es que el amor, en cualquiera de sus múltiples formas, no es una línea recta. Diría que el amor es hasta irresponsable, además de ciego. Y que el amor, como la vida, puede oscilar entre lo breve y lo longevo pero no alcanzar lo eterno.
"Veo dos puertas; una conduce a ti y la otra más allá de ti, pero cuál es la que señala el dedo divino, eso no lo veo"
Hoy lo empiezo. Tengo "El Gatopardo" atragantado desde abril y lo iba a retomar, peeeero me has tentado con tu preciosa reseña. Ahí voy.
ResponderEliminarComo siempre, espero tu comentario sobre esta lectura. O sobre otras ;) Un abrazo.
EliminarCuántos personajes perdidos y situaciones que no llegan a converger nunca. En cada relato aguantaba la respiración esperando (¿anhelando?) un desenlace que claro, no ocurría como quería, pero que era el que tenía que ser. No sé si me explico algo. Lo disfruté mucho. No conocía a la autora y según leí tuvo una vida muy complicada y un final peor. Me pareció maravillosa. ¡Muchas gracias por la recomendación!
ResponderEliminarTe has explicado muy bien, Teresa. El equilibrio en esta novela no sólo está en la escritura de la autora, sino también en el desarrollo de las historias. Me pasó como a ti, que busqué información de la autora. Mucha enfermedad mental por medio. Gracias a ti por comentar lo que lees por aquí ¡y por hacerme caso en las lecturas que ves por aquí!
EliminarPor cierto, me han prestado "Tokio blues" de Haruki Murakami. No he leído nada de este autor, así que igual me lanzo. Me pasaba un poco como con el de Lucia Berlin, que de tan famoso pues como que no me animaba. A ver qué tal...
ResponderEliminarA Murakami lo leí bastante hace años. Me gustaba su fantasía, como que me acomodaba fácil en su mundo, pero la verdad es que llegó un momento en que ya no me sorprendía, no me resultaba tan refrescante leerlo. Así que hace porrón de años que no leo nada suyo, aunque no descarte volver a leerlo. Creo recordar que no llegué a leer Tokio Blues, pero no estoy segura...
EliminarTerminado "Tokio Blues". Suelen gustarme las historias tristes, pero no he acabado de meterme en ésta... las expectativas eran altas, sin embargo me pareció un poco folletín... Eso sí, es fácil de leer. Supongo que de adolescente lo hubiera disfrutado más. Ahora ni fu ni fa.
ResponderEliminarSí, una de las "virtudes" de Murakami es que entras fácil en su narrativa fluida. Otra cosa es entrar en su mundo. Lo has intentado, que no se diga.
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