domingo, 5 de noviembre de 2023

La edad del desconsuelo (Jane Smiley)


"La confusión es visión perfecta y misterio absoluto al mismo tiempo. La confusión es ver sin saber"

Si tuviera que definir esta lectura con una imagen, sería la de un río: agua transcurriendo por un cauce. Sus aguas fluyen calmas pero implacables, aguas que inexorablemente llegarán a algún lago, mar u océano. El agua es cristalina y en su deambular por el cauce no necesita pensar: sigue su curso. Si observo ese río con detenimiento puedo observar su fondo y percatarme de sus piedras, lodos, algas, arena. Hoy en día, desafortunadamente, también podemos ver alguna lata de cerveza o plásticos cuya presencia empezamos a normalizar. El cauce del río puede descender o aumentar en función de lluvias y del deshielo.

Sigo observando este río que es "Los años del desconsuelo" y observo que de su interior surge de vez en cuando una burbuja. No me pregunto qué la causa, tal vez algún animal, o el río ha liberado una burbuja que había atrapado en alguna cascada o tal vez una burbuja de metano. A veces el agua se estanca. O se enturbia.

Cuando termino de observar el río soy consciente de que lo que he observado es algo natural, algo que transcurre sin pensarse. La cotidianidad de un río. Recojo mis bartulos y voy en busca de otro paisaje pensando en cuántas veces observaré las mismas cosas viendo cada vez algo distinto.

De lo cotidiano habla Smiley. Y lo hace con un lenguaje también cotidiano, cercano, divertido y fresco como una lechuga recién arrancada de la tierra. Un matrimonio bien posicionado económica, social y laboralmente. Tienen tres hijas. La vida les va niquelada, trabajan (ambos son dentistas), tienen dos casas, sus coches, sus hijas son maravillosas. Todo sobre ruedas. Hasta que llega la edad del desconsuelo.

Smiley sitúa la edad del desconsuelo en torno a los 35 años, puede ser antes pero raramente después de esa edad. Me remito a la RAE para definir la palabra desconsuelo: "Angustia y aflicción por falta de consuelo". ¿Por qué elige Smiley los 35 años? Yo qué sé, porque era la edad que más o menos tenía ella cuando escribió el libro, porque en algún punto lo tenía que situar... Y porque es la edad que tiene el narrador, Dave: 35 años. Me parece un acierto que la voz narrativa sea la de un hombre, esposo y padre, para narrar "La edad del desconsuelo", aunque yo lo habría titulado "La edad de la confusión"

Qué pretende narrar Smiley ya es algo que se me escapa ligeramente. Sí, la edad del desconsuelo, ese momento en el que sientes que todo se tambalea, que lo que creías tener son momentos que se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Lo tienes todo y de repente tomas conciencia de la fragilidad de aquello que crees poseer. Y al tomar conciencia de esa fragilidad, todo se va al garete, de repente hay que reconfigurar, reiniciar, resetear, hacer algo. Hacer algo a veces es no hacer nada. El miedo puede ser más poderoso que el desconsuelo.

Dave, nuestro hombre a punto de descubrir el desconsuelo, es un hombre sin complicaciones, acepta la vida tal y como le viene. Es un hombre emocional, sensible, pero mantiene esas emociones y esa sensibilidad en el umbral del raciocinio. Todo bajo control, no es muy hablador y prefiere moverse en la superficie, donde es más eficaz y todo es más manejable. Un día su mujer, Dana, dice (así, al aire): "nunca más volveré a ser feliz". Tal vez a ella le haya llegado el desconsuelo un poco antes que a su marido; no lo sabemos realmente, porque a ella no la llegamos a conocer más que a través de Dave. En cualquier caso, a partir de ese momento concreto y de una gripe feroz que afecta a toda la familia, Dave conoce el desconsuelo. Lo hace en silencio. No parece que la comunicación verbal sea muy eficaz ni fluida en este matrimonio. Qué raro, ¿no?

Dave sospecha que su mujer está con otro hombre. Pero no le dice nada. No le habla de sus sospechas por miedo a que se confirmen. Él sólo quiere que ella le quiera. Y no voy a contar más de la ¿trama?. Y si le pongo interrogaciones a la palabra "trama" es porque la trama en cuestión es un día a día durante un período de tiempo en la vida de ese matrimonio. Ir al trabajo, ocuparse de las niñas, la casa, la lavadora, ver la tele, hacer la compra. Visto desde fuera y sin una voz como la de Dave que nos va contando no sólo qué hace, sino también qué piensa o cómo se siente, lo que veríamos sería algo terriblemente aburrido, anodino y normal. Lo cotidiano, como el río y su agua fluyendo. El desconsuelo surge así, como quien no quiere la cosa, sin nada excepcional que no ocurra millones de veces al día: hijos que enferman, la relación que se tambalea abrumada por la falta de pasión (carcomida y debilitada por el día a día). La vida que va pasando.

¿Qué me gustó de esta lectura? Sin duda su agilidad narrativa, realista y divertida. Te lees el libro de una sentada, aunque en algún momento parece no avanzar. Me agradó el peso que los silencios tienen en nuestro día a día y que mostrara los miedos que hay detrás de esos silencios.

¿Qué no me gustó? que en ese intento de equilibrar entre lo cotidiano, lo doméstico y su abrumadora superficialidad y el profundizar en el amor, el desamor y el desconsuelo, la balanza se me ha quedado algo descompensada, quizás porque me transmitió que para salvar ese desconsuelo es necesario empequeñecernos y renunciar. Ya no es amor, serán los cuidados y la compañía la protección ante el desconsuelo.

Tan realista Smiley que ese propio realismo no le permite ahondar en las causas y consecuencias de la aflicción, como si el peso del realismo trivializara el eje de "La edad del desconsuelo". O tal vez sea la ambivalencia que sentimos ante lo seguro, lo rutinario: esa sensación de vida gris y a la vez el permitirnos captar la importancia de esos espacios seguros que conforman nuestro día a día. Me han faltado mimbres que expliquen más profundamente el desconsuelo de Dave. Me ha gustado Smiley y su escritura realista y segura, confiada y eficiente (no tanto la historia). Repetiré.

".- Bueno, ya cantarás otras cosas. -Debí sonar irritado cuando mi intención era darle ánimos.
.- No quiero cantar otras cosas. -Sonó malhumorada cuando seguramente intentaba ser trágica."

Este diálogo describe muy bien las distorsiones de la comunicación, lo que realmente decimos vs lo que queríamos decir, lo que interpreta el receptor, las intenciones detrás de lo que se dice, el peso de silencio vs lo que decimos, lo que hacemos basándonos en lo que creemos no por lo que el otro dice, sino por lo que calla o por la interpretación que hacemos de la intención de lo que dijo...

Todo muy cotidiano y complejo. Así somos.

2 comentarios:

  1. Hola Ana. Leí ese libro hace unos años y guardo buen recuerdo de él. Luego leí "Un amor cualquiera" que ya no me gustó tanto. En cambio "Le mejor voluntad" me encantó. Preciosa la reseña.

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    1. He visto un poco de todo. Hay gente para quien este libro es el mejor de la autora y otras personas que tienen otros como preferidos. A mí me ha gustado pero con la sensación de necesitar algo más. Seguiré leyendo algún libro suyo. Gracias.

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