Título original: Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann är författaren
Traductor: Sofía Pascual Pape
Páginas: 416
Publicación: 2010 (2012)
Editorial: Salamandra
Categoría: Narrativa
ISBN: 9788498384161
Sinopsis: Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de ésta se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica. Sin embargo, esta vez, en su enésima aventura, cuando creía que con su jubilación había llegado la tranquilidad, está a punto de poner todo el país patas arriba.
Un titulo muy atractivo y una portada que echa para atrás. Y la misma contradicción que me producía título y portada se mantuvo en la lectura: el pasado de Allan Karlsson en ocasiones me echaba para atrás, por repetitivo en el nudo y desenlace de las distintas aventuras que vive, mientras que la historia que se desarrollaba en el presente me seducía bastante más al principio, pero también el interés duró poco.
La estructura del libro, alternando episodios de la (larga) vida del protagonista con la aventura que vive en el presente se me hizo molesta a ratos. Las historias situadas en el pasado me parecieron muy iguales unas a otras, aunque (excepto el protagonista principal y, ocasionalmente, algún protagonista secundario) cambiaran los personajes, el momento histórico y la localización. La historia situada en el presente es predecible y pretende ser tan rocambolesca que el propio autor acaba teniendo apuros para desenredar todo lo que ha montado para llevar a los protagonistas al final que quiere llevarles. No daba para tantas páginas y algunos de los compañeros de viaje del protagonista, una vez integrados en la “pandilla” y conocida su historia, son prácticamente prescindibles.
Al principio el libro es más interesante, pero cuando la reiteración estructural en las tramas del pasado se me hacen evidentes y los recursos son una y otra vez los mismos, la lectura dejó de ser fluida y los cambios del presente al pasado y del pasado al presente me suponían más una interrupción que un recurso positivo.
¿Es creíble la historia? Respondo con otra pregunta ¿es creíble El Quijote o La biblia?. Los datos históricos no concuerdan (ni otros: ¡¡¡paella andaluza!!). No, no es creíble y la documentación es inexistente, pero carece de importancia porque es un libro que intenta ser absurdo y surrealista. Pretende ser una comedia de ficción y no un libro de historia.
¿Es divertido el libro? Tiene momentos divertidos, pero otras veces parece estar contando el mismo chiste una y otra vez. Y claro, acaba por no tener gracia. Hablamos de un humor sencillo y construido con recursos muy básicos. La crítica a determinados personajes y acontecimientos históricos y a la sociedad sueca no es especialmente mordaz ni inteligente y se queda en superficial.
También he tenido problemas con los personajes, no acabo de conocerlos bien ni de sentirme próxima a ellos. Me parecen simpáticos por lo que dicen, pero no por lo que son (porque tampoco llego a saber cómo son). En definitiva: una novela original, simpática, pero que se hace reiterativa y pesada de leer según transcurre el libro. Claramente va de mas a menos, pierde originalidad y atractivo. Le sobran páginas y al autor le faltan recursos literarios y técnica para sostener las más de cuatrocientas páginas de la novela. Pueden hacer una divertida película, pero el libro no pasará a la historia.
Una curiosidad: “Al fin y al cabo” es una expresión que se repite en 46 páginas. Pero es que la expresión “Sin embargo” se repite nada menos que ¡¡¡172 veces!!!. Esto explica en parte porque mi lectura iba a trancas y barrancas. No sé si habrá más expresiones repetidas hasta aproximarse a lo literariamente abusivo, únicamente me fijé en estas dos porque no me pasó desapercibido. Pero el hecho de que me fijara en este detalle dice bastante del libro en sí (es lo que tiene el libro electrónico, que te facilita contabilizar estos datos que en papel no me hubiera parado a contar aunque hubiera observado que se repiten..)
No sabía si comentarte esta entrada o la de "Una lectora nada común", porque tenía que hablar de ambos libros a la vez. Pero como veo que esta no tiene comentarios, te comento aquí.
ResponderEliminarYo estoy en el club de lectura de mi localidad, y hace unos meses comentamos "El abuelo que saltó por la ventana y se largó". No me gustó en absoluto, en gran parte por lo que tú comentas: muchos personajes parecen extras y no se profundiza en ellos le sobran páginas a la novela, se hace pesada... Además, para ser un libro de humor, en pocos momentos me ha llegado a hacer gracia, y aclaro que el hecho de que la historia no sea creíble a mí tampoco me importó, el libro es de un tipo de humor absurdo, no es ese el problema. De hecho ya vi de qué palo iría el humor al principio del libro, y también creí que el libro prometía mucho. Después ya vi que no.
Tampoco me acabó de gustar la neutralidad política del protagonista, y no porque yo le pida que se posicione políticamente, que en absoluto es esa mi intención, sino simplemente porque esa neutralidad me ha acabado apareciendo antipática e incluso superficial por la forma en la que el autor la ha llevado.
En el club de lectura, hace unos años, también leímos "Una lectora nada común", de Alan Bennet. ¿Resultado? Tampoco me acabo de matar... pero hay una diferencia que en la tertulia expuse: "Una lectora nada común" no me pareció en absoluto un mal libro, simplemente fue cosa mía que no llegué a conectar (sospecho que con pocos libros de humor llego a conectar, es cosa mía), pero la obra en sí me pareció digna, e incluso el final me encantó. Tampoco le sobraba ni una coma. En cambio "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" siento que fue una pérdida de tiempo ( aunque también vaya cabezonería tengo yo, la de terminarme los libros si o sí). Me temo que en mi caso el libro me ha parecido más "chof" que a ti.
Un abrazo!
Esta entrada es de cuando no entraba en el blog ni el tato :) A mí este libro la verdad que me sentí un poco bicho raro cuando lo leí porque todo el mundo estaba encantado con él. Me parecía entrar en un bucle al leerlo, repitiendo el mismo esquema una y otra vez, le sobran páginas, pero es que podría haber seguido así todo el tiempo que hubiera querido el autor hasta escribir mil páginas. Al principio tiene cosas originales, pero luego entre que por un lado no las desarrolla bien, sino que las cierra y vuelta a empezar de nuevo , y luego esos personajes desaprovechados... Dicen que el segundo libro que ha sacado ahora está mejor. Puede ser una lectura de las de verano, para comprobar si sigue tirando de los mismos trucos.
EliminarUna lectora nada común no es que sea la joya de la corona, pero me resultó un libro muy agradable, con ese transfondo sobre los libros y sus efectos, bien escrito y dejó muy buen poso en mí.
A mi también me cuesta un mundo dejar los libros a medias. Afortunadamente selecciono mucho y no es muy frecuente.
Un abrazo y gracias por tus comentarios (voy a "buscarte" en los otros)
Vengo a cotillear después de leer el comentario que me has dejado en mi reseña. No la había leído entre la avalancha de opiniones tan positivas que al final me hicieron leerlo. Veo que coincidimos en muchos puntos y las principales razones por las que no nos ha gustado el libro. El humor es algo muy personal y es muy díficil conseguir una buena obra de este género. Te diré que a carcajadas me reí con La conjura de los necios y poco más que recuerde. Totalmente desproporcionado el éxito de la novela.
ResponderEliminarEs que es de los comentarios que puse al principio, cuando nadie se pasaba por aquí :) Y sí, hemos coincidido mucho, y eso que cuando yo lo leí eran todas críticas positivas y estaba muy de moda. La conjura de los necios es harina de otro costal, de hecho es un libro que perdurará, pero este...
EliminarHola Ana, para mi es un libro diferente y no me refiero a un “experimento” literario, ni un libro de esos que solo pueden entender cuatro, y a mí me descartan. No hay claves complejas. No es un libro difícil de clasificar, con un poco de novela negra, pero con muchos más de comedia, aunque eso sí, un comedia disparatada poblada de personajes imposibles pero la mar de divertidos, empezando por su protagonista, esto si, es verdad que le sobran muchaspáginas
ResponderEliminarEs un personaje único, diferente, divertido, gracias al cual haremos un recorrido a la historia mundial del siglo XX. Y es que este abuelo, del que iremos conociendo su vida a lo largo de las páginas del libro, no es un abuelo cualquiera, que fue dinamitero en la guerra civil española y trabajó para la CIA en China. Y con toda su aparente inocencia, es un peligro constante.
Es un argumento totalmente disparatado, pura sátira, puro cuento, puro disparate, todo sentido del humor. Un humor ácido, con muchos toques de humor negro.
A veces me da la impresión de que esta novela guarda un cierto parecido a una película roadmovie. Aunque ese sea un término cinematográfico, podría ser aplicable también a esas otras novelas que transcurren en la carretera, en un viaje que en muchos casos no tiene un destino propio y que nos permite ir conociendo a los personajes a través de su convivencia en el viaje. Me quedo no obstante con este elefante, impensable en un lugar como Suecia.
El parecido es más que notorio con Dulce envenenadora, también de Arno Paasilinna, en que una dulce anciana es perseguida por un grupo de gamberros a los que uno a uno irá eliminando. Si juntásemos a la abuela de Paasilinna con el abuelo de Jonasson, no iba a quedar viva ninguna pandilla de gamberros sobre la faz de la tierra.
Un hombre que no quiere saber nada de la política ni de la religión, temas la mar de aburridos y que carecen de cualquier sentido. Y no será porque no le gusta la conversación, que cuando le dan suelta parece que va a ser imposible pararle, sobre todo si la conversación va acompañada de una buena comida y de un buen aguardiente.
Lo cierto es que temas de conversación no le faltan a este dinamitero autodidacta, que ha recorrido medio mundo codeándose por una u otra razón (todas absurdas e imposibles) con personajes como Franco, Truman, Stalinn, Mao, Churchill, o King Il Sung, en un repaso al lado oculto de la historia del siglo XX que no tiene desperdicio.
En muchos momentos la veía tan divertida que no dudaba en calificarla como un libro con tres estrellas. Sin embargo, he optado por bajarle un tanto la calificación porque además me pareció (repito) que algo de ella era repetitivo.
Pero pese a ello, la recomiendo a todos aquellos que busquen una lectura diferente, bastante divertida y disparatada. A fin de cuentas, no todos los días puedes encontrarte con un héroe centenario.
Perdón por la extensión.
Un abrazo, Ana.
Nunca te disculpes por extenderte en los comentarios, Josep. Me encantan los comentarios largos, sin clichés :)
EliminarEl libro tiene un argumento disparatado, pero no es eso lo que no me convenció. Es que el disparate hay que mantenerlo y a mí se me hizo repetitivo, a pesar de que parte de una idea genial y distinta, y esa estructura repetitiva terminó por hacerse muy pesada para mí. Un bucle que estropea la idea inicial.
Un abrazo