jueves, 3 de octubre de 2019

Cuaderno de faros (Jazmina Barrera)


No se puede pensar el faro sin el mar. Porque son uno, pero a la vez lo contrario. El mar se expande hacia el horizonte, el faro apunta en dirección al cielo

Tendría cuatro o cinco años. Tal vez fueran seis. Caminaba por una suave pendiente con mi familia, otros adultos, otros niños, un rumor de voces y risas. Caminaba descolgada del resto porque lo hacía mirando al mar. Nunca he querido mirar a otro lugar. Todo era azul, la mar, el cielo, hasta el sol era azul.

De repente la voz de mi padre me hizo mirar al frente (¿qué otra voz podría ser?). Y ahí estaba: el faro de Cabo San Agustín. Mi primer faro. Me quedé detenida. Suspendida entre mar y faro. Todo lo demás desapareció en una niebla clara. ¿Qué era “aquello”? ¿Una espada atravesando el mar?, ¿un amante de la mar? Sentí amor sobre amor, el hogar de lo que ya amaba (el mar).

No recuerdo haber llegado al faro. Mi memoria se quedó ahí detenida: el mar, la voz de mi padre, el faro. El éxtasis.

Mi padre me explicó qué era “aquello”. Y quise vivir en un faro, con el mundo en mi espalda y el mar en la mirada. Mi padre decidió, muchos años después, que fuéramos a vivir cerca del mar. Cuando todo estaba listo, Átropos decidió usar su tijera en esa hebra. No alcancé el mar ni los faros. Se alejaron, introduciéndose en mi alma como una aguja en la vena. Desde la distancia, mar y faros son un cartílago que me mantienen unida conmigo misma.

Hace tres años quise hacer una ruta farera. Al segundo faro, al borde de un acantilado que había tirado fuertemente de mí, al lado de un faro que me rescató del oleaje, mi rodilla se partió. Fin de la ruta farera.

Aprendí que a los faros y al mar, al igual que a los libros, no los eliges. Te eligen ellos a ti. Hasta que por fin un día eres tú quien elige dónde estar, cómo y con quién (o sin quién). Y suele ser donde, como y con quien también te ha elegido a ti.

Algún día...

Jazmina ha escrito un delicioso cuaderno de viajes por algunos faros y sus historias, anécdotas y paisajes, con un recorrido tambien por los faros más conocidos en la literatura. Me encantó saber del Sylvia Beach Hotel (qué preciosa idea). Me hubiera gustado tanto que este libro contuviera ilustraciones...

7 comentarios:

  1. Que bonita colección de faros...
    No sé si algún día lo leeré pero en este tipo de libros estoy de acuerdo contigo, debería tener ilustraciones o fotos...
    Saludos.

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  2. Me encantan los faros, los encuentro tan enigmáticos...lástima que no haya ilustraciones.
    Aún así me gusta.
    Hay un libro de relatos de Anamaría Trillo sobre faros que también está muy bien, luego miro en la estantería y te digo el título exacto.

    Besitos 💋💋💋

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  3. "Y quise vivir en un faro, con el mundo en mi espalda y el mar en la mirada." Esta frase no me puede gustar más.

    Tengo que decir que mientras leía la entrada, imaginaba un libro con ilustraciones... Una pena, pero aún así parece un libro precioso.

    Besos!

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  4. El libro no me lo llevo, no es un tipo de lectura que me atraiga especialmente pero tus faros son muy chulos.
    Besos

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  5. Si el libro se parece a lo que reflejan tus palabras... tiene que ser una delicia, tanto como leerte.
    Un abrazo, Ana.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer