domingo, 22 de octubre de 2023

Dime una adivinanza (Tillie Olsen)


"Además, ¿cuándo queda tiempo para recordar, cribar, sopesar, estimar o hacer balance? En cuanto empiece, alguien me interrumpirá y tendré que volver a recogerlo todo una y otra vez. O si no, quedaré sepultada por todo lo que hice o no hice, lo que debería haber sido y lo que no pudo evitarse"

"Aquí estoy, planchando" es el primer relato de los cuatro que componen "Dime una adivinanza". Una mujer planchando, un acto tan doméstico (y que personalmente aborrezco y evito todo lo que puedo). Parecería que planchar es placentero, relajante, un movimiento hacia delante, hacia atrás, repetido, desarrugando la ropa. Visualmente los movimientos repetitivos, que incluso asemejan un balanceo con la plancha en la mano, pueden parecer sencillos, banales. Pero el cuerpo y el movimiento suele ir acompañado de un interior activo, una mente que piensa, reflexiona. Esa es la acción, el leitmotiv de "Aquí estoy, planchando". Planchando y de paso cavilando, repasando la relación de una madre con su hija, sopesando lo vivido.

"Aquí estoy, planchando", es un relato poderoso, poderosísimo (quizás eso lastre un poco el resto de relatos). Tal vez por ser el único de los cuatro relatos que usa la primera persona, lo que nos aproxima más a la historia y la hace más cercana, pero resulta ser el más contundente para expresar lo que entiendo es la columna vertebral de los cuatro relatos: la precariedad (también maternidad, familia, desigualdad...)

¿Qué pasaría si existiera universalmente la igualdad de oportunidades? Para todo el mundo. ¿Qué pasaría si el acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, al mundo laboral..., fuera exactamente IGUAL para todos? Para todo el mundo, insisto. Igualdad de oportunidades. No nos lo muestra Tillie Olsen, qué sucedería si esto fuera así. Nos muestra justo lo contrario: lo que es la vida para quienes no pueden acceder a sus propias posibilidades porque su entorno es la penuria y es la desigualdad por ser mujer o por tener un color diferente al blanco inmaculado o eres madre, o pobre o todo lo anterior a la vez o la vida decide por ti a qué puedes acceder o aspirar.

No conseguir aquello que soñamos es de las situaciones más frustrantes a los que nos enfrentamos. Cierto que suele ser más habitual de lo que solemos reconocer. La vida suele parecerse poco a aquello que creíamos iba a ser. Reajustamos expectativas, sueños y deseos constantemente. Con suerte conseguimos estar en paz con lo que tenemos y somos. La injusticia no está ahí, en haber soñado de más. La injusticia está en que no se te den oportunidades para conseguir aquello que soñabas. Porque ya lo sabemos, eso de perseguir tus sueños, si lo sueñas lo consigues y bla bla bla, es un invento peligroso que nos intentan colar continuamente para que si fracasamos sea nuestra responsabilidad y no de la falta de oportunidades. 

Hay sueños básicos: tener una familia, cierta solvencia económica, estabilidad laboral, una vivienda, una educación, salud... etc. ¿Quién no sueña con eso? Soñar con lo que debiera de ser un derecho universal. Pero ¿y las oportunidades y la igualdad de posibilidades para conseguirlo? No partimos todos desde el mismo lugar, ni a veces tenemos al alcance de nuestra mano lo más básico para conseguir tener una vida digna. Ni todo el mundo parte con la misma posibilidad ni oportunidad.

La mujer que plancha en el primer relato no tiene nombre, es todas las mujeres, generaciones de mujeres "infinitas, valerosas, incorruptibles" (como las define la propia Tillie en su dedicatoria final). Aplaudí este relato hasta enrojecer la palma de las manos. Y si bien es cierto que, como he comentado, este primer relato vibrante, enorme, lastra el resto de relatos (aunque en el último, que da título al libro, vuelve a alzar vuelo), he admirado la perspectiva de Olsen. Perspectiva de mujer, sin duda, tan necesaria de voces que han sido (son) silenciadas y menospreciadas, o se manipula su voz (que no sé que es peor). El flujo de conciencia de la mujer que plancha es la conciencia de todas.

Olsen lo tenía claro: "La visibilidad conforma la realidad". Visibilicemos.

1 comentario:

  1. Gracias, Rocío. Pues este libro hace como un par de años (creo) se vio bastante por redes. Ya contarás ;)

    ResponderEliminar

En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer