domingo, 15 de octubre de 2023

Peces de colores y hormigón (Maartje Wortel)


"Éste es el comienzo. (De momento puedo decirte que el comienzo es lo que más dura, es el impulso inicial. El final es un punto. Sólo un punto. Pero si miras con detenimiento, verás que ese punto es una abertura, un minúsculo agujero por el que puedes pasar. Tras él, un nuevo y largo comienzo te está esperando. Si quieres, esto no acaba nunca.)"

Es la tercera vez que leo este libro. Las dos anteriores fui incapaz de escribir nada sobre su lectura. No entendía la razón: este libro es una puñetera maravilla (para mí, siempre para mí, porque de eso va esto: de lo que leo y cómo me encuentro o desencuentro en las lecturas). Pero no conseguía decir nada de él ni saber la razón de ese bloqueo. A la tercera fue la vencida: ya he entendido.

Hay libros que se vinculan con momentos de tu vida y quedan unidos a ella con naturalidad porque te encuentras en ellos. Y me cuesta encontrarme fuera de mí misma. Sólo lo he conseguido con los libros, la música, el cine, el arte, la naturaleza. Con las personas, algunas, he creído encontrarme. Pero no. No totalmente.

"A veces creía haber encontrado a alguien, durante un tiempo hablamos el mismo idioma, pero al final sólo quedaban peces de colores y hormigón, que suena muy bien pero habría que ver cómo termina algo así."

Me he encontrado en "Peces de colores y hormigón", como en su momento lo hice en "La niña del faro", de Jeanette Winterson, con el que tiene mucho en común: los aforismos y metáforas, las historias, la (des)estructura narrativa, la magia, el sentimiento, la emoción del asombro, del reconocimiento, los comienzos y finales.

Vibrar leyendo como vibran los anillos de la siringe de los pájaros para lograr su canto, vibrar como el canto de un colibrí. Y yo respondo como las plantas al sonido de sus polinizadores: menos gasto energético y más producción de azúcar. Azúcar saludable. Puro néctar.

Hay libros que están vivos, muy vivos. Respiran. Si prestas atención, si escuchas, si te dejas llevar, eres capaz de escuchar su respiración, puede que incluso te parezca que contienes el aliento para sentir esa inspiración y espiración. En realidad no es que hayas dejado de respirar, es que has acoplado tu respiración a la suya, a la del libro, respiras al unísono. Corres el maravilloso peligro de sufrir contagio emocional con lo que estás leyendo, con las palabras que penetran en ti, compartiendo la emoción que desprenden en una sincronía. Tantos libros, tantas lecturas. Y coincidir.

No me pidáis que dé una forma concreta a esta lectura y a este libro. Lo concreto puede ser muy eficaz en determinadas situaciones pero dejarte llevar por aquello que no tiene forma definida ni reglas es una manera de comprender(se) y reconocer(se). Y es la mía.

"Hay una gran diferencia entre querer realmente algo y creerlo. Me refiero a creer que lo quieres. Si sólo crees que lo quieres, el deseo acaba en el mismo momento en que sientes que lo tienes. Cuando quieres algo de verdad, el deseo comienza en el momento en que sientes que lo tienes."

3 comentarios:

  1. Voy a leerlo. A parte de tu maravillosa reseña, el hecho de que lo compares con "La niña del faro" hace que ni lo dude. Ya te contaré. ¡Muchas gracias!

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  2. Se lee rápido porque es muy cortito. ¿De qué va? pues no sabría decir. Momentos distintos. Es precioso pero no sé por qué. Un poema sin versos. Creo que peor que tú las primera veces que lo leíste. Menos mal que tengo tu reseña. Lo releeré.

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    1. Pues lo has descrito perfectamente. Y mucho más breve que yo :D También te digo que cada vez que lo releí lo disfruté más.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer