domingo, 3 de septiembre de 2023

Antología literaria para regresar a la infancia (VV. AA.)

 


“No soy un loco por solidaridad con los miles de nosotros que, para construir lo posible, también han sacrificado esa verdad que sería una locura”

Antología literaria para regresar a la infanciano sólo nos regresa a la infancia, a algunas infancias, sino a la literatura del siglo XX y a muchos de sus mejores autores. La mayoría de las antologías suelen pecar de lo mismo: una selección de relatos o textos de temática común, dos o tres autores relevantes, universales y que sirven de anzuelo, junto a otros prácticamente desconocidos o de menor relevancia. Habitualmente el resultado suele ser bastante desigual y terminas por darte cuenta de que te has comido mucha paja y que lo realmente jugoso ocupaba poco espacio y no ha saciado tu apetito.

No es el caso. Repito: no es el caso. Es que vean la portada y el listado de autores. En mi caso únicamente me resultaban desconocidos tres: Miguel Torga, Amadou Hapáté Bá y Ernest Martínez Ferrando. De Andréi Platónov no había leído nada todavía y, oigan, qué descubrimiento, que tremendo, tremendísimo sus dos relatos (especialmente “Semión”)

Los niños que fuimos nunca se van, pero se quedan atrapados en el recuerdo manteniendo su pureza y regresamos a ellos para pedirles perdón por no haber conservado la esencia de la infancia. Crecer es perder esa esencia, intentar recuperarla es un destino, mantenerse fiel a esa alegría incorruptible pese a entornos devastadores, la curiosidad, la lógica sencilla, el descubrimiento, el disfrute de lo efímero, el hoy sin mañana, la fantasía sin límites, la inocencia, el alma incontaminada. Pero también la incomprensión, la maldad sin disfraces, el descubrimiento del dolor, el abandono, el hambre, la violencia, el rechazo y el miedo.

Una antología de gran altura, con apenas bajos, y en la que sobrevuela la inefable Clarice Lispector sobre un cielo plagado de relatos de gran calidad, una selección muy representativa del enorme nivel de los autores seleccionados. Mis dieses para esta antología que he disfrutado como la niña que fui y aún conservo: sin medida ni cortapisas. Como si no hubiera mañana y sin miedo a las heridas ni a los charcos ni a las manchas.

2 comentarios:

  1. Hola, apreciada Ana. Me alegra mucho saber de ti.
    Sí, la nómina de autores impresiona.
    Hará año y pico leí un librito de relatos de Miguel Torga; “Rúa” (en Alfaguara, por ejemplo), si tienes oportunidad léelo; personajes atravesados por la desesperanza y el infortunio en el devenir cotidiano de sus vidas, ese podría ser el nexo de casi todos los relatos. El último me fascinó, por original y extraño; “Pensión Central”.
    La escritura de Torga me pareció melancólica, como la saudade, de una belleza sombría que me sedujo al momento (no en vano era poeta), y es esa prosa la que suaviza, atenúa, lo ingrato de estas existencias. Miraré al tal Andréi Platónov (no sabía de él), me intrigas.
    Yo sigo buscando charcos tras la lluvia…
    Cuídate.

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    1. Querido Paco, un gusto saber de ti y de tus libros imposibles de encontrar :D Lo digo por el de Miguel Torga, del que únicamente he podido localizar una parte de sus diarios (miraré en la biblioteca). En verdad hace tiempo que pienso que, más allá de Pessoa, hay una literatura portuguesa fascinante (a mí Lobo Antunes me tiene atrapadita)

      Ojalá podamos seguir metiéndonos en muchos charcos, Paco.

      Un abrazo

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer