sábado, 23 de septiembre de 2023

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (Tatiana Țîbuleac)

"Una decisión estúpida es producto de otra decisión estúpida [...] Un sopapo perdonado acarreará un puñetazo y una mentira admitida se transformará en un cementerio de verdad"

Hace días que terminé de leer este libro y desde entonces lo estoy rumiando, remasticando, dejando que se rehaga y que se reinicie una y otra vez el trayecto que va desde el estómago a la boca y vuelta a empezar. Hoy me he sentado con una idea, algo que comentar después de tantas vueltas que le he dado al poso que me ha dejado esta lectura, pero me temo que se me ha olvidado cuando he mirado por la ventana y he visto a las hojas de los árboles revolotear como si fueran golondrinas y he pensado que el verano parece querer irse desde hace muchos días, o tal vez sea el otoño el que quería llegar apresurado, cambiar los tonos y colores, reestablecer un clima respirable, invitar al paseo.

Como se me ha olvidado lo que quería decir cuando terminé la lectura (mi idea inicial se fue revoloteando con las hojas), diré lo que me pasó cuando la inicié: que el libro me dio una bofetada con la mano abierta en la primera frase ("Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás"). Una bofetada de esas que te hace dar tumbos hacia atrás, te hace retroceder, alejarte, casi huir. No lo hice, seguí leyendo. Y seguí recibiendo bofetadas. Tanta rabia, tanta violencia, tanta furia, tanto odio.

Durante muchas páginas Aleksy regurgita y vomita alternativamente todo el odio hacia su madre. Comprendo, conozco y reconozco la rabia y la ira. Pero el odio es un sentimiento que me desborda, que se me escurre cuando intento entenderlo, quizás porque tiendo a intentar discernir lo que hay detrás de todo aquello que produce rechazo. Siempre he querido entender el origen del dolor, de quien lo siente pero también de quien lo provoca.

Las frustraciones de Aleksy están ahí, nítidas: los sempiternos problemas de comunicación, la mirada que deseas recibir y no llega, el trastorno mental, la muerte de una hermana, el abandono, las carencias, el ninguneo. Las entiendo. Pero no consigo ver a su madre como un ser malvado, digna de un odio tan exacerbado y furibundo.

Sé las razones que me impiden ver a la madre de Aleksy como un ser detestable porque conozco el camino y sé dónde está la auténtica maldad y la perversión pero creo que tampoco es lo que pretendía Tîbuleac, que pone toda su fuerza narrativa (que es mucha) en algo más constructivo: mientras su madre se marchita y sus ojos verdes ocupan todo su cuerpo, Aleksy va deshaciendo su odio y transformándolo en absolución. Sus deseos de matar a su madre se convierten en reconciliación. La tormenta inicial, desatada y agotadora, se aposenta en una quietud balsámica, fruto de esa paz interior que sólo puede proporcionar el perdón. Se me ocurre, así a bote pronto, que para perdonar al otro primero tienes que perdonarte a ti misma. O al menos tienen que ir a la par, de la mano, acompañándose ambos perdones, sin pisarse.

"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" es la historia de una transformación que Tîbuleac nos invita a recorrer con mano firme y segura y con un lenguaje poderoso, enérgico e hipnótico. Ese arco que se traza desde el odio al perdón tiene mucho de búsqueda (¡de necesidad!), de encontrar tu propia identidad, de abandonar la culpa, de esa forzosa introspección en la que el dedo deja de señalar al otro y/o a uno mismo y buscas un nuevo lenguaje, reaprendes a nombrar las cosas como un niño que busca y encuentra sus primeras palabras. Y cuando detectas por fin las palabras idóneas, tan nuevas y tan alejadas de las que utilizabas y te herían como cuchillos afilados en las córneas, se produce el reajuste, el equilibrio. La transformación se ha completado entre campos de maíz, girasoles, amapolas, palomitas, hamacas, mercadillos y caracoles. 

"Si la muerte tuviera en cuenta la opinión de los demás moriría mucha más gente adecuada"

 

4 comentarios:

  1. Leí este libro hace unos tres años y me encantó. Muy buena reseña, Ana.

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    1. Es muy buen libro. No sé cómo será el resto de novelas que escriba, pero este es espectacular

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  2. De esta autora leí más tarde "El jardín de vídrio" que no me gustó tanto, aunque para mi mereció la pena.

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    1. Creo que esta era su primera novela (anteriormente había publicado un libro de relatos). Me imagino que empezar con una novela de este calibre pone el listón muy alto. Tengo demasiados libros por leer y menos tiempo del que quisiera, porque me enredo en muchas cosas, pero no descarto leer más de esta autora.

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En este blog NO se hacen críticas literarias ni mucho menos reseñas. Cuento y me cuento a partir de lo que leo. Soy una lectora subjetiva. Mi opinión no convierte un libro en buen o mal libro, únicamente en un libro que me ha gustado o no. Gracias por comentar o, simplemente, leer